lunes, 20 de diciembre de 2010

La desvalorización social del oficio repercute en la salud docente

Existe una alta valoración de los maestros sobre la importancia social de su trabajo, que no condice con la impresión social del mismo". Esta es una de las conclusiones de una investigación realizada por docentes de distintas escuelas rosarinas. El trabajo sostiene que esta contradicción repercute en la salud de los educadores.

El estudio fue realizado por participantes del curso de la Facultad de Medicina de la UNR en salud y trabajo para delegados y promotores comunitarios, que indagó mediante encuestas a docentes de distintas escuelas y niveles del sistema educativo sobre los factores que provocan lo que se conoce como "malestar docente". La naturalización de las deficientes condiciones laborales y la carga doméstica que se suma a la tarea pedagógica son también temas que aborda la investigación.


"Tenemos la ventaja de que contamos con una ley de comités mixtos —conformada por Estado y los gremios— que si bien aún no entró en vigencia, esperamos que en cualquier momento nos convoquen para sentarnos a discutir varias de estas problemáticas", apunta Laura Bianchini, maestra de primaria y secundaria, que participó de la investigación junto con Marcela Ríos, Alejandrina Lovatto, María Alejandra Bustamante, Blanca Lesce, Sandra Espinosa, María Fernanda Rebechi, Isabel Della Longa, María Teresa Solé y Linda Torres. El estudio fue publicado en la revista "Condiciones de trabajo y salud laboral", de la Secretaría de Asuntos Sociales de Amsafé Rosario.


La desvalorización social que sienten de su trabajo los docentes es uno de los puntos que los afecta en los diferentes niveles de la enseñanza. "Si uno mira la historia de la docencia, antes el maestro ocupaba un lugar en la sociedad que ahora se encuentra un poco confuso", comenta Bianchini, para quien la desvalorización se da sobre todo dentro del propio sistema educativo: "En lo salarial esta clarito, eso marca realmente el lugar en el que nos colocan como trabajadores, pero también como formadores de individuos dentro de una sociedad". Enseguida agrega que como una consecuencia de los límites salariales, aparecen las dificultades de los maestros para acceder a los bienes culturales.



Naturalización

Fernanda Rebechi, también docente de nivel primario y medio en escuelas de la ciudad, anota dentro de las situaciones que generan malestar docente la naturalización de aquellos hechos que hacen mella en las condiciones de trabajo. "Nos acostumbramos a ir a trabajar enfermos, a enseñar con techos precarios, instalaciones eléctricas peligrosas y a hacernos cargo de un montón de cosas que en realidad deberían pasar por otro lado", dice.


Otra de las causas sobre las que llama la atención y que hacen a este malestar es la multifunción laboral. Es que a la tarea estrictamente docente se le agrega la carga doméstica que ejercen las maestras: "La mayoría en el gremio docente somos mujeres, madres y en muchos casos sostén de hogar".


Para el secretario de Asuntos Sociales de Amsafé Rosario, Daniel Couselo, "todas estas situaciones provocan una multiplicidad de malestares que llevan a daños fundamentalmente en la salud mental de los maestros". En tren de mencionar posibles vías de prevención desde el espacio gremial, propone introducir en la formación docente espacios de reflexión sobre los derechos y las condiciones de trabajo de los educadores



Fuente

http://www.lacapital.com.ar

martes, 14 de diciembre de 2010

Estrés docente



Estrés docente
EL ESTRÉS DOCENTE
MERCEDES SICILIA MOLINA PSICOPEDAGOGA

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EL ESTRÉS DOCENTE: ¿QUÉ ES? CAUSAS DEL ESTRÉS DOCENTE CONSECUENCIAS REACCIÓN ANTE ESTE TIPO DE ESTRÉS Evaluación Estrategias de intervención



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¿QUÉ ES?: El estrés es un estado personal de excesiva activación física y psicológica, relacionada con el esfuerzo necesario para hacer frente a las demandas de un trabajo o una profesión que, cuando se cronifica, tiene repercusiones negativas para la salud. El estrés docente se relaciona con el esfuerzo para enfrentar las demandas de los centros educativos. Síndrome "Profesor Quemado" Los retos docentes de hoy día se encuentran centrados en dar una respuesta adecuada a la diversidad, conseguir una educación centrada en el alumno y sus necesidades sociales, intentando mantener una buena eficacia docente. En ocasiones, la conjunción de todo estos factores sobrepasan al docente.









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CAUSAS DEL ESTRÉS DOCENTE: En la cotidianeidad, el profesor se ve obligado a mantener la atención del alumno; ha de responder inmediatamente a preguntas, a veces impertinentes, o actitudes agresivas de alumnos; ha de estar alerta y manifestar actitudes dialogantes ante situaciones de conflicto con padres y compañeros; y mantener un nivel adecuado de eficacia docente El estrés docente surge al producirse un desequilibrio entre los objetivos pedagógicos que se pretenden y los recursos, tanto personales, materiales u organizativos, de que dispone. FUENTES DE ESTRÉS: Falta colaboración de las familias Diversidad de necesidades educativas Problemas de disciplina Falta de motivación e interés Falta de reconocimiento social Escasez de recursos Conflictos entre compañeros
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CONSECUENCIAS DEL ESTRÉS DOCENTE: PERFÍL PSICOLÓGICO: Es un proceso que comienza como consecuencia de: -Pérdida de ilusión profesional. Se aumenta el esfuerzo, con lo que su sensación de estrés aumenta. -Aparece irritación, tensión o miedo al aula e incluso a los compañeros y alumnos. -Piensan exageradamente sobre sus limitaciones y tienen miedo a que sean percibidas por sus compañeros Sentirse mal pagado y sobrepasado por el trabajo Sentirse desvinculado del centro donde se trabaja y de los compañeros Incapaz de hacer frente a problemas de indisciplina, a los alumnos con NEE o al trabajo burocrático Sentirse deprimido al acabar la jornada laboral Faltar al trabajo frecuentemente debido a problemas leves de salud
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El malestar comienza como un desconcierto ante el desequilibrio entre las expectativas y la realidad. La mayoría de los docentes activan mecanismos de adaptación y motivación profesional. Pero en los casos en los que el problema persiste se va generando malestar, reaccionando con inhibición e insatisfacción. Se comienza el proceso de “estar quemado” Entre las dolencias, la depresión es la más frecuente. También son muy comunes los dolores musculares y las disfonías. Representa un riesgo general para la salud. Una persona con estrés laboral es más fácil que enferme CONSECUENCIAS Muchos docentes con cierto grado de estrés laboral son capaces de deslindar su vida personal y familiar de su su trabajo, por lo que no llega a afectarles. Pero, si el estrés llega a minar la autoestima, repercutirá en su vida personal de forma negativa.
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REACCIÓN ANTE EL ESTRÉS DOCENTE: Este tipo de estrés se ve como una relación particular entre el propio individuo y su entorno. Se introduce la importancia de la evaluación que hace el sujeto de la situación y enfoque que le da. El papel de las fuentes de presión y las respuestas de tensión en el fenómeno del estrés se define porque las primeras provocan a las segundas, si bien es cierto, que algunas pueden funcionar como desencadenantes de nuevas respuestas. Es lo que viene a denominarse CÍRCULO VICIOSO El estrés, en estas circunstancias, está muy relacionado con aspectos como la forma de AFRONTAR las situaciones laborales que se presentan, las CREENCIAS que mantiene acerca de cómo debe ser la enseñanza, o la propia MOTIVACIÓN para el trabajo que ha de desempeñar como docente.
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EVALUACIÓN: Uno de los primeros pasos para afrontar el problema del estrés laboral es la identificación y evaluación de los factores que lo producen, sugiriendo hacer un diagnóstico de la situación, así como de las alteraciones que se producen en la persona por encontrarse en dicha situación. Desde el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo se ha confeccionado un cuestionario para identificar y valorar los posibles factores desencadenantes del estrés en personal docente. SE TRATA DE: Poder identificar y valorar qué situaciones son las más estresantes. Identificar los estilos de afrontamiento. NTP 574: Estrés en el colectivo docente: metodología para su evaluación. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (España). Escala: fuente de estrés en profesores (E.F.E.P.)


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ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN COMO ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN PARA SUPERAR EL ESTRÉS DOCENTE, SE PUEDEN APUNTAR: ESTRATEGIAS INDIVIDUALES: Son técnicas paliativas para reducir la experiencia emocional del estrés. Técnicas conductuales: enseñan a desconectar del trabajo y separar la vida personal y familiar de la laboral. Se proponen entrenamientos basados en programas de refuerzos, time out, control de contingencias, autorreforzamientos y evitación. Técnicas psicológicas: formación en trabajo en equipo y reconstrucción de pensamiento e ideas de la enseñanza; habilidad asertiva; programas de evitación y afrontamiento ante la depresión. Se pueden coordinar junto a la utilización de músico terapia. Orientación cognitiva: identificación de distorsiones cognitivas y el entrenamiento en inoculación del estrés; entrenamiento en solución de problemas, autocontrol; técnicas de resistencia y habilidades de afrontamiento.
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ESTRATEGIAS GRUPALES: Se centran en la búsqueda de apoyo social (familiar, amigos o compañeros). Los grupos de apoyo, la escucha, el apoyo emocional, influyen, en gran medida, en la prevención y tratamiento de este tipo de estrés. Las estrategias grupales no dejan de ser las mismas técnicas presentadas en el apartado anterior, solo que aplicadas en grupo. De esta forma, se exponen los problemas, intercambiando opiniones, dando la fuerza necesaria para afrontar las situaciones, reconfortando y dando consejos.
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BIBLIOGRAFÍA: -El Estrés Docente: http://www.aidex.es/estrés/panfleto.htm -Entrevista a Jordi Fernández (Vicedecano de la Facultad de Psicología de la Universitat Autónoma de Barcelona): www.educaweb.com -Estrés y burnout en profesores: www.aepc.es -NTP 574. Estrés en el colectivo docente: metodología para su evaluación. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Escala: Fuente de Estrés en Profesores (E.F.E.P.):

sábado, 11 de diciembre de 2010

Preparación para enfrentar el estrés debería formar parte de planes de prevención en el área de salud

“Estrés, estrés, estrés, una palabra que está en boca de todo el mundo, sin embargo, ¿estamos conscientes del impacto para el sistema inmune, y por lo tanto para la salud, de un estrés crónico que se viva con depresión, tristeza, desesperanza y miedo?” Esta es una frase de la Dra. Marianela Castés, fundadora y directora de Creando Salud, una organización venezolana integrada por un equipo transdisciplinario de especialistas en inmunología e inmunología clínica, medicina, psicología, psiquiatría, nutrición y terapia psicocorporal, quienes han venido trabajando juntos desde hace 15 años (inicialmente como Fundasinein) en pro de la divulgación, la docencia e investigación y las metodologías terapéuticas integrativas basadas en la Psiconeuroinmunología (PNI).

Según la química-inmunóloga, “originalmente el estrés fue definido en términos biológicos como la reacción no específica del organismo a cualquier exigencia que se le haga. Es normal y hasta deseable que los mamíferos superiores tengamos un sistema que nos permita dar una respuesta rápida y eficaz ante cualquier alteración del medio ambiente que ponga en peligro la sobrevivencia, lo que se conoce también con el nombre de respuesta de lucha y huída. Sin embargo, hoy en día, las personas están sometidas a otro tipo de estrés que tiene que ver con aspectos emocionales, el cual produce los mismos cambios en el organismo pero con el agravante de que permanecen en el tiempo”, como es el caso del estrés ante un desastre natural.

El estrés emocional cambia la química del cuerpo “Cuando las personas perciben que las circunstancias de la vida han superado su capacidad para enfrentarlas sufre un estrés emocional que afecta al sistema inmune al ser procesado por una vía neuroendocrina, a nivel de la corteza cerebral en el sistema límbico, lo cual activa el eje Hipotálamo-Pituitaria-Adrenal con producción de diversas hormonas, entre ellas la ACTH, la cual estimula en las glándulas suprarrenales la producción de los glucocorticoides, entre ellos el cortisol. Todos los experimentos hechos in vivo o in vitro demuestran que en presencia de cortisol hay supresión de la respuesta inmune”, explica Castés.

Es así como los deprimidos crónicos cursan con altos niveles de esta hormona y se enferman más de enfermedades infecciosas y también de cáncer, como lo demuestran muchos estudios epidemiológicos. Por la vía autonómica, la vía eléctrica, en respuesta a un estrés físico, se producen catecolaminas (adrenalina y noradrenalina). La adrenalina también es un fuerte supresor de la respuesta inmune cuando el estrés es crónico. Este es el tipo de estrés que padecen los ejecutivos, los corredores de bolsa o las personas altamente competitivas.

Estudio de caso: Sistema inmune en desastres naturales “Para entender este aspecto, explica Castés, nos basaremos en los resultados de una investigación pionera realizada por el Dr. George Solomon (1998) en la que se relaciona estrés, emociones y respuesta inmune. El estudio consistió en la evaluación psicológica, emocional e inmunológica de 68 personas afectadas por el terremoto de Los Angeles, en 1994. La evaluación comenzó a los 11 días de ocurrido el terremoto y culminó 4 meses después. En dicho estudio se evaluó el trastorno objetivo de la vida de las personas en término de pérdidas concretas causadas por el terremoto, como por ejemplo: la pérdida de un familiar, de la vivienda, o del vehículo, la destrucción del colegio de los niños, o la del sitio de trabajo, entre otros. También se evaluó la reacción emocional frente al terremoto (alexitimia) que no es otra cosa que un déficit en el procesamiento de las emociones. Finalmente se realizó una evaluación de la capacidad de la respuesta inmune en función del tiempo.

Los individuos fueron ubicados en diversos grupos según el tipo de respuesta obtenida. Así, el grupo conformado por individuos que habían tenido un alto trastorno de la vida diaria medido por la prueba especificada anteriormente, fue comparado con el de aquellos que habían tenido poca o ninguna pérdida. También se pudieron diferenciar otros dos grupos: los que experimentaron una alta respuesta emocional (distrés) y aquellos que tenían un bajo disturbio emocional. En estos diversos grupos se midió su capacidad de afrontamiento inmunológico frente al terremoto.

El primer grupo, integrado por personas con bajo distrés y bajo trastorno de la vida constituye el grupo control normal. En estas personas la respuesta inmunológica es normal o ligeramente elevada, lo cual sirve de línea de base para compararla con los otros tres grupos. En el segundo grupo caracterizado, por personas con alto distrés y bajo trastorno de la vida, se observa una disminución de la respuesta inmune. A este grupo pertenecen las personas que se preocupan por todo y aunque en este caso el terremoto no las haya afectado materialmente, aún así tienden a magnificar las situaciones, lo cual cursa con una disminución de la respuesta inmune. En el tercer grupo, compuesto por personas con bajo distrés y un alto trastorno de la vida, en un principio pudiéramos pensar que debiera observarse una respuesta inmune elevada o por lo menos normal; sin embargo, se observó todo lo contrario puesto que es el grupo que tiene la respuesta inmune más baja. A este grupo pertenecen las personas que tienen dificultad para expresar sus emociones, que son auto-controladas, estoicas, o que simplemente niegan las circunstancias que están viviendo. Finalmente el cuarto grupo, integrado por individuos que están en alto distrés porque efectivamente tuvieron un alto trastorno de la vida por causa del sismo, paradójicamente, mostró una respuesta inmune normal, similar al grupo control. En este caso las personas están expresando una respuesta emocional elevada, acorde a las pérdidas que tuvieron que enfrentar como consecuencia del terremoto.

La conclusión más importante de este trabajo es que se debe expresar la emoción adecuada a las circunstancias que se están viviendo. Si usted tiene un distrés emocional porque algo serio le está ocurriendo en la vida, el sistema inmune lo entiende y colabora para que no se enferme, activando su respuesta. Así que cuando alguien le diga, tienes que tener pensamiento positivo y no puedes estar triste, porque sino el sistema inmune se te deprime, no le crea. Exprese sus emociones sanamente, es decir, experimentando lo que siente de acuerdo a las circunstancias que está viviendo.

Qué hacer en momentos de crisis. “En general en Venezuela tenemos poca cultura en el área de prevención, que es el escenario ideal a manejar: que todos aprendiéramos desde niños a conocer el sistema inmune, cómo protegerlo y activarlo. En Creando Salud hemos desarrollado herramientas de imaginación guiada (varios CD´s de diferentes temas y “Guardianes del cuerpo”, un video especial para niños , jóvenes y educadores) que están a disposición del público por un precio muy módico. También trabajamos contantemente la divulgación y formación de PNI mediante nuestros talleres (el último del año es el próximo sábado 10 de diciembre). En cuanto a una crisis que se presente de improviso lo indicado es solicitar asistencia psicológica y apoyo psicosocial, áreas en las que también contamos con un buen grupo de especialistas y en la que trabajamos en alianza con otras ONG y sociedades médicas, como la Sociedad Venezolana de Psiconeuroinmunlogía”, informa Castés.




Autora Esperanza Castillo Ocando
Fuente
http://www.enoriente.com

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Stress docente conclusiones

CONCLUSIONES FINALES

Todas estas estrategias y consejos pueden ayudar a controlar las posibles consecuencias negativas que el estrés causa en la salud del profesorado.

Consejos últimos para mejorar como personas y poder afrontar los distintos estímulos que puedan alterar nuestra salud:


Ser positivo no dejando actuar el afrontamiento negativo ante las dificultades.

Ser objetivo no distorsionando los problemas a los que hay que enfrentarse en la vida cotidiana.

Quererse a sí mismo valorando todo lo positivo que tiene cada uno.

Asumir los problemas, estudiar las posibles soluciones y asumir las responsabilidades.


No exigirse el máximo, recordando las propias  capacidades y no pedirse  por encima de ellas.


Ponerse metas alcanzables y razonables, aunque esto no implica querer superarse en todo momento.


No tener miedo al fracaso, ya que el que emprende una acción no siempre triunfa, pero es necesario intentarlo. Si se fracasa, hay que analizar las causas e intentar evitarlas en la siguiente ocasión.


Aceptarse físicamente, y buscar los puntos fuertes de cada uno, porque toda persona es única-



No dejar las cosas para mañana, hay que tener fuerza de voluntad ante el desanimo.


Dar importancia a las pequeñas cosas, la vida no está hecha de grande gestas, sino de pequeños acontecimientos que deben se importantes para las personas.


Buscar apoyos en los momentos de desanimo o de dificultad. Siempre hay alguien a tu alrededor dispuesto a ayudar aunque en algunos momentos se piense que se está solo.


Aprovechar las oportunidades que se presenta en la vida en cualquier momento.


Vivir el presente, y no estar siempre mirando el pasado y el futuro. Cada momento de la vida es digno de ser vivido.


No compararse con los demás, porque siempre habrá cualidades o defectos que son superiores en los otros, y esto no implica ser mejores o peores a ellos. Toda persona, por el hecho de ser persona, es digna de respeto y valoración.


Desarrollar el sentidos del humor, porque en ocasiones los problemas se minimalizan si son observado con mentalidad abierta.


Controlar los sentimientos, porque éstos empañan en ocasiones a la inteligencia y no permiten analizar las situaciones con objetividad.


Planear actividades porque el tener distinta actuaciones planificadas ayudan a no descontrolarse y a actuar sobre seguro.


Interesarse por las personas y las cosas, olvidando por algunos momentos que uno no es  el centro del mundo, sino que alrededor existen otros con distintos problemas y con necesidad de ayuda.


Hacer ejercicios físicos que ayudan a relajarse y a liberar los pensamientos negativos que provocan el estrés.


Tener esperanza porque cualquier situación que parece estresante e insufrible en algunas ocasiones, puede tener solución.


Extraído de

Cómo afrontar el estrés docente

Autora

Pilar Sanchez
Fuente y trabajo completo en:

http://pisaal.blogia.com/2010/112601-investigacion-sobre-estres-docente.-datos-de-la-investigacion.php


 

lunes, 29 de noviembre de 2010

DEFINICIÓN DE ESTRÉS

La primera vez que se utilizó el concepto estrés, fue en un trabajo realizado en 1.936 por Hans Selye. En él se define el estrés como: "una respuesta no específica del cuerpo a cualquier requerimiento. Se desarrolla como reacción a un estímulo llamado stressor e implica un proceso de adaptación que se manifiesta mediante cambios en los niveles hormonales".
Basándose en esta definición, Esteve pone de manifiesto la dimensión biológica del estrés, es decir, el ser humano como un todo responde orgánicamente, con cambios en el organismo a todo estresor que incide sobre la persona.
Trianes, 2002, en el libro “Estrés en la Infancia” afirma: El concepto de estrés implica al menos cuatro factores:
Presencia de una situación o acontecimiento identificable.
Dicho acontecimiento es capaz de alterar el equilibrio fisiológico y psicológico del organismo.
Este desequilibrio se refleja en un estado de activación marcado por una serie de consecuencias para la persona de tipo neurofisiológico, cognitivo y emocional.
Estos cambios, a su vez, perturban la adaptación de las personas”.
Si se analiza todas estas definiciones el estrés se produce en la persona, que como un todo unitario responde a un estímulo, tanto interior como exterior, pero ese estrés no se mide directamente como el peso o masa, sino que el organismo responde alterando su funcionamiento y esta alteración produce unas síntomas internos y externos que definen el estrés. Por lo tanto, las definiciones dadas sobre ese concepto se podrían agrupar en tres enfoques:
1º estrés como estímulo.
2º estrés como respuesta
3º enfoque interactivo
En primer lugar, se define el Estrés como estímulo o condición ambiental cuando se dedica a identificar las diferentes fuentes de presión que inciden en las personas y al estudio de las respuestas fisiológicas, cognitivas, y conductuales consecuencias de dicha presión. Ejemplo de eso sería el trabajo excesivo, responsabilidad alta en un acontecimiento, etc.
Si se considera como respuesta se define el Estrés como los indicios de tensión, es decir, son las respuestas psicofisiologicas y conductuales las que definirían el estrés .Se refiere a las alteraciones en los sentimientos, emociones, comportamientos
Y por último, el enfoque interactivo trata de integrar las dos posturas anteriores y se define como la interacción del individuo con el medio, es decir, en la valoración que el sujeto hace de la situación. Esta postura es la más aceptada en la actualidad y casi todos los autores actuales siguen este enfoque.
Estos enfoques expuestos anteriormente permiten definir el estrés como una respuesta adaptativa ante un estímulo exterior es decir, como una herramienta del individuo para superar determinadas situaciones, y en sus primeras etapas de desarrollo, una reacción positiva. Así en 1986 Lazarus y Folkman lo consideran como “Una relación particular entre el individuo y el entorno
Todos los seres vivos, incluido los seres humanos, responden bioquímicamente a su ambiente como mecanismo universal de adaptación al medio circundante, y en ocasiones la demanda exterior se percibe como una amenaza o con la sensación de peligro. Los humanos, además de esta respuesta como ser vivo, también responden psicológicamente y en algunas ocasiones no se dispone de recursos por lo que las respuestas de estrés son intentos fallidos del organismo por adaptarse a las condiciones externas del ambiente o tratar de cambiarlo.
Sin embargo, el estrés no es ni bueno ni malo, porque esa respuesta que da la persona es necesaria para mantenerse en alerta, necesaria para muchos individuos en su vida; sólo cuando se dan las condiciones de no poder responder a las exigencias físicas o psicológicas, y se producen alteraciones no deseadas en la persona se habla de estrés en sentido de malestar.
En la revista de Ciencias Sociales, (2003) en el volumen 9, en el artículo : “Estrés en docentes universitarios” de Marhilde Sánchez de Gallardo y Luz Maldonado Ortiz, afirman: “… la consideración del estrés como negativo, cuando se experimenta excesiva cantidad, durante un periodo de tiempo demasiado largo y puede traer consecuencias conductuales (absentismo, rotación, accidentes, abuso de sustancias); cognitivos (toma de decisiones deficientes, falta de concentración, negligencia); fisiológicas (tesión arterial, colesterolemias, cardiopatías).

3. ESTRÉS LABORAL
El estrés laboral, según Mc Grath, es un desequilibrio sustancial (percibido) entre la demanda y la capacidad de respuesta (del individuo) bajo condiciones en las que el fracaso ante esta demanda posee importantes consecuencias (percibidas).
El principal síntoma del estrés laboral es la percepción de estar viviendo una situación que le supera y que no puede controlar. Esta situación puede llegar a impedir realizar correctamente su trabajo.
Norfolk (2000) describe el estrés como un ingrediente inevitable de la vida, similar al hambre o a la sed. Esta afirmación supone que todos tenemos estrés, el problema surge cuando esa tensión producida en el organismo ante un estímulo es negativa y agobia a las personas. Toda persona tiene un nivel de ansiedad que mejora el rendimiento y por encima de ese nivel pueden surgir consecuencias perjudiciales.
Los estudios realizados por Levine (1.975) y presentados por Esteve (1.994), señalan tres etapas en el proceso de manifestación del estrés.
Estas tres etapas, señaladas por estos autores, son:
Fase de alarma como una etapa de incertidumbre y de confusión. En ella se plantea la situación de estresante y el individuo debe movilizar mayor energía para pode afrontar la situación.
Fase de resistencia en la que el organismo pone en marcha mecanismos biológicos para superar la crisis. Si la amenaza es constante, se puede producir la rotura de ese equilibrio que se consigue con los mecanismos puestos por la persona para contrarrestar la crisis.
Fase de agotamiento en la que el organismo ya no puede mantener respuestas adaptativas y puede dar lugar a alteraciones fisiológicas que pueden derivar en importantes daños patológicos.
Si hablamos de mecanismo de afrontamiento de estrés y de respuestas producidas por el individuo, es necesario tener en cuenta la individualidad, ya que cada persona responde de manera distinta ante un mismo estimulo. Por ello, Esteve, en 1.994 afirma que al hablar de estrés hay que considerar la existencia de respuestas individuales. Ivancevich y Mattteson (1995) señalan que los estresores individuales están asociados directamente al papel que se desempeña o a las tareas asignadas en la organización laboral

Efectivamente, el informe "El Estado de la seguridad y la salud ocupacional en la Unión Europea", publicado por la Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo, afirma que casi un tercio de la muestra de los/las trabajadores/as utilizada en el estudio sufre de estrés y que el ámbito dónde son prioritarias medidas urgentes preventivas es el psicosocial, y en particular, el estrés.

¿QUÉ ES EL ESTRÉS LABORAL DOCENTE?
Eloisa Guerrero Barona de la Facultad de Psicología. U.N.E.D. escribe que la primera motivación a la hora de escribir sobre la salud mental del profesorado es instar a las administraciones educativas a que se fomenten y financien investigaciones rigurosas sobre el tema del estrés. Hoy, en el momento actual, los docentes están sometidos a grandes presiones en su trabajo por múltiples causas, y estas tensiones afectan negativamente a este colectivo, convirtiéndose que es una de las causas más frecuentes de las bajas profesionales por enfermedad.
La investigación sobre malestar docente realizada por el profesor de Psiquiatría Seva Diaz (1986) destacó el alto porcentaje de inadaptación del profesorado de Bachiller y universitario, estando más desajustado psicológicamente que la población general. Es cierto, que se producen consecuencias disfuncionales, como tensión muscular en el cuello, dolor de cabeza, irritabilidad, cambios en el estado de animo, agotamiento, ansiedad, falta de motivación en todos los colectivos, pero las estadísticas de los éltimoa años vienen a corroborar la anteriormente expuesto.
En el informe de la OIT (1993) "El trabajo en el Mundo” se reconoce que el estrés y el síndrome de burnout no son fenómenos aislados, sino que ambos se han convertido en un riesgo ocupacional significativo de la profesión docente, que afecta de manera muy particular al profesorado según ilustran los datos que a continuación se detallan:
• En el Reino Unido, el 20% del personal docente padece problemas de ansiedad, depresión y estrés.
• En EE.UU. el 27% de los educadores investigados han padecido problemas crónicos de salud como consecuencia de la enseñanza. El 40% reconoce tomar medicamentos a causa de problemas de salud relacionados con su trabajo.
• En Suecia se llegó a la conclusión de que el 25% de los educadores están sujetos a tensión psicológica, en un grado que puede ser considerado de alto riesgo.
• En nuestro país la investigación sobre la salud de los profesores no se ha abordado como tal ni de manera unitaria.
¿Pero que es el estrés docente? Se han dado múltiples definiciones entre las que vamos a señalar la de Kyriacou y Sutcliffe (1978), el estrés del profesor se define como aquella experiencia de emociones negativas y desagradables, tales como enfado, frustración, ansiedad, depresión y nerviosismo, que resultan de algún aspecto de su trabajo y que van acompañadas de cambios fisiológicos y bioquímicos (Muchinsky, 2000).
Toda situación de estrés laboral puede estar generada por:
- Una respuesta ante las presiones o tensiones a las que se ve sometido el profesional.
- Un estímulo que alerta de situaciones indeseadas.
- Un desequilibrio entre las exigencias del puesto de trabajo y las capacidades individuales.




Extraído de
Cómo afrontar el estrés docente
Autora
Pilar Sanchez
Fuente y trabajo completo en:
http://pisaal.blogia.com/2010/112601-investigacion-sobre-estres-docente.-datos-de-la-investigacion.php

domingo, 28 de noviembre de 2010

SINDROME DE BURNOUT

El síndrome de Burnout, es una de las consecuencias más documentadas hoy día, también llamada, síndrome de "estar quemado/a" (SEQ). Se define el término burnout, término anglosajón cuya traducción más próxima al castellano es desgastado, exhausto, pérdida de ilusión por trabajar, "quemado", en términos coloquiales.

Guerrero, 1997, escribe: "la historia sobre burnout es reciente porque a Europa no llega a estudiarse hasta entrados los años 80, aunque desde entonces han sido múltiples las líneas de investigación surgidas y todas coinciden en afirmar que en el desgaste psíquico están implicados factores que van desde los personales y el contexto organizacional, hasta aquellos relacionados con la formación académica (exceso de contenidos teóricos y escasas actividades prácticas) que estos profesionales reciben en escuelas o centros universitarios".


Se trata de una respuesta múltiple derivada de un estrés emocional crónico y que cursa con: agotamiento emocional y psicológico, actitud fría y despersonalizada con los demás, y sentimientos de no adecuarse a las tareas a desarrollar. La persona efectivamente siente que no puede ofrecer nada a nivel afectivo, presenta falta de energía y recursos emocionales. Se suele dar entre los trabajadores docentes, y cuando decimos que el profesional está quemado queremos expresar que la situación le ha desbordado, y su capacidad de adaptación ha quedado reducida.
Bardo P. en 1979;  Alvarez y Fernández, en 1991 y Guerrero y Vicente, en 2001 afirman que entre los efectos del burnout se pueden destacar consecuencias tanto desde el punto de vista profesional (impuntualidad, abundancia de interrupciones, evitación del trabajo, absentismo, impuntualidad, falta de compromiso en el trabajo, un anormal deseo de vacaciones, una disminución en la autoestima, así como una incapacidad para tomarse a la escuela en serio, e incluso al abandono de la profesión); y por ende económico, como desde el aspecto humano  Las personas afectadas parecen presentar una mayor vulnerabilidad a padecer accidentes laborales, síntomas médicos (como depresión, hipertensión, alteraciones de tipo gastrointestinal…), pérdida de la voz e incluso abuso de drogas, incluyendo el tabaco. También influye en el rendimiento académico del alumnado.


Kyriacou, en 1987. afirma que aunque el estrés ocupacional no es específico del profesorado, diversos estudios muestran que el burnout es un problema más importante en la profesión docente que en otras profesiones con similares demandas académicas y personales.


El colectivo de la enseñanza constituye uno de los principales afectados por la depresión, la fatiga psíquica, el estrés y otras dolencias psíquicas o derivadas de ellas, como el denominado síndrome del quemado o burnout.


El modelo de burnout más utilizado en los estudios sobre profesores es el modelo trifactorial de Maslach. Maslach y Jackson (1980, 1981, 1985 y 1986). Afirman que el burnout es un síndrome de Agotamiento emocional, Despersonalización y bajo Logro o realización personal en el trabajo.

Cansancio emocional , la sensación de no poder dar más de sí mismo a los demás, manifestándose por la pérdida de energía, el agotamiento físico y/o psicológico y la fatiga.


Despersonalización, actitud especialmente fría y distante hacia los "clientes" que actúa como mecanismo de defensa para protegerse del sentimiento negativo propio del agotamiento emocional, anteriormente comentado. A través de este mecanismo trata de distanciarse de los miembros del equipo de trabajo mostrándose irritable, irónico e incluso utilizando etiquetas despectivas para aludir a los clientes o usuarios. Esta actitud es una forma de aliviar la tensión experimentada restringiendo la intensidad de relación con los demás para adaptarse a la situación.


Sentimiento de inadecuación profesional y personal al puesto de trabajo, que surge en estos profesionales al verificar que las demandas laborales exceden su capacidad para atenderlas de forma efectiva y competente.


 Los principales síntomas del quemado no aparecen de golpe, forman parte del proceso de desgaste laboral; entre ellos destacan la irritabilidad y repentinos cambios de humor, cansancio crónico y falta de energía, percepción desproporcionada de los propios errores e incapacidad para ver los éxitos laborales, ausencias injustificadas al trabajo, insomnio... Estos síntomas forman parte de una larga lista de dolencias que dan lugar al círculo vicioso del estrés laboral.


El profesorado no recibe ninguna formación específica ni ninguna preparación psicológica para enfrentarse a la desmotivación del alumnado y a la falta de recursos para solucionar los problemas de grupo. De ahí que la impotencia para solucionar los conflictos cotidianos cause problemas psicológicos y tensión laboral. Junto a ello, las malas condiciones educativas y la falta de reconocimiento social de la tarea del docente inciden de manera determinante en el bienestar de los profesores.



 



Extraído de

Cómo afrontar el estrés docente

Autora

Pilar Sanchez

Fuente y trabajo completo en:

http://pisaal.blogia.com/2010/112601-investigacion-sobre-estres-docente.-datos-de-la-investigacion.php

 

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Salud Mental: los más afectados son docentes, médicos y policías

Estas tres profesiones asistenciales son las que padecen más enfermedades psicosociales. Las causas son la sobrecarga horaria, las presiones y "los roces" con los compañeros de trabajo. Ésta fue una de las conclusiones de una jornada que realizó el Colegio de Médicos de Santa Fe.

Ester es una docente con muchos años frente al aula y no sabía cómo explicar lo que sentía cada vez que se encontraba con sus alumnos: no tenía la energía para hacer su rutina laboral como todos los días, estaba desmotivada y se mostraba sin interés por algo que antes la estimulaba y daba sentido a su vida.


Las presiones, la sobrecarga de responsabilidades y los roces con sus compañeros de trabajo habían sido suficientes para completar ese panorama. Cuando consultó a su médico, le dijo lo que pensaba: padecía estrés laboral.


La docencia -al igual que el área de seguridad y de la salud- es una de las profesiones que tiene más incidencia en la afectación de la salud mental por cuestiones laborales, según alertó el Dr. Eduardo Goldberg, médico psiquiatra, quien recientemente tuvo a su cargo de la Jornada de Salud Mental Laboral, organizada por el Colegio de Médicos de la provincia. Incluso, aseguró que Santa Fe es la primera ciudad de la provincia con más ausentismo laboral docente por salud mental.


Goldberg explicó que los trabajos asistenciales no son iguales a los de oficina. "Como hay un involucramiento humano no es muy fácil cortar; entonces, el estrés se sostiene y, cuando aumenta, pasa a denominarse distrés. Esto sucede cuando el estímulo es demasiado potente y depende de la vulnerabilidad de la persona. Gesta una patología ocupacional con un trasfondo de estrés, con complicaciones como los trastornos de ansiedad", analizó el especialista, que es auditor del Pami Santa Fe y se desempeñó en las Juntas Evaluatorias de Salud Laboral dependientes del Ministerio de Educación provincial.


Viciado y enfermizo

Tras aclarar que, "antes, en los docentes ganaban más terreno las patologías orgánicas, como las otorrinolaringológicas (disfonías), las cardiopatías o las osteoarticulares", mencionó que en la actualidad la situación ha cambiado y que se advierten en ellos -al igual que en las otras profesiones mencionadas- las denominadas enfermedades psicosociales.


"Parten de un desequilibrio en la comunicación entre los integrantes de una comunidad, cuando se corre del terreno de la salud al de la enfermedad, y se transforma en un ámbito viciado y enfermizo, y empiezan a sufrir tanto el cuerpo como la mente del que está involucrado", planteó.


Al respecto, aseguró que "también puede haber una manifestación de tipo depresiva, con la desmotivación o incapacidad de tener la energía suficiente para enfrentar una determinada rutina laboral. Si había vocación y se perdió, se demuestra en falta de interés. Antes, ese trabajo era el cable a tierra de esa persona y, luego, pierde el sentido, el eje. Es como si al médico le molestara estar con sus pacientes. Se empieza a sentir rechazo por lo que antes atraía".


Goldberg aseguró que el desequilibrio se instala como una situación de estrés sostenido. "Si partimos de que se supone que al trabajo lo hacemos vocacionalmente, porque nos gusta (si no, estamos mal predispuestos), comienza a evidenciarse una desmejoría en la actividad; se pierde placer y gana terreno el dolor, motivo que lleva a analizar por qué se da esto", advirtió.


Ir a las raíces

Por último, el profesional aconsejó que, "si uno llega a este tipo de situación límite, se pueden dar dos alternativas: afrontar la situación o evitarla. Si no hay recursos para solucionarla, no te queda otra solución que correrte y evitar el estímulo por una cuestión de supervivencia (por eso existe la licencia, el alejamiento laboral). Pero esto no soluciona del todo el problema, si no sólo por un tiempo, para refrescar la cabeza; sin embargo, cuando esa persona vuelve a su ámbito laboral, se encuentra con la misma situación o peor".


En este sentido, el especialista planteó que "hay que solucionar la raíz del problema, pero también hacer prevención, acercándose a esas situaciones problemáticas y tratar de entenderlas para ver qué pasa y aportar soluciones. Para eso, hay que organizar un sistema de recursos humanos (desde los jerárquicos hasta los más básicos) que se comprometan a sanear esa institución. Lo ideal sería tener mediadores, por ejemplo".


Una de las conclusiones de Goldberg fue que, para que "los soldados que están en la trinchera (docentes, médicos, policías) se sientan mejor, deben estar dirigidos por "generales’ de calidad, que respondan con responsabilidad ante una determinada situación, sin mirar para otro lado y dejándolos solos. Por eso, las esferas jerárquicas deberían recibir capacitación para saber cómo desarrollar habilidad social y, luego, se deben aplicar recursos de organización, que incluyan cómo disponer de los tiempos de manera de hacer prevención de sobrecarga de trabajo en algunos empleados, sin entrar en el facilismo".


Cable a tierra

"Ante el desequilibrio laboral nos debemos calibrar", recomendó el Dr. Eduardo Goldberg, y propuso algunas actividades: "Si hay mucha tensión, tenemos que distendernos (a través de la relajación o la actividad física); si pasó la tormenta, hay que tratar de gestar en esa persona habilidades para comunicarse, promover las buenas relaciones; en los directivos, se deben promover los incentivos y reconocimientos, de manera de tener la capacidad de reconocer al otro; no significa desembolso monetario, sino saber escucharlo y ponerse en el lugar del otro. También tenemos que tratar de corrernos del pensamiento emocional y que sea más analítico: esto se consigue con psicoterapia".


Y dejó otro consejo: "Fortalecer la autoestima para que esa persona se autorrespete y se haga respetar. Si uno demuestra debilidad o falto de autocariño, el otro lo va a notar y lo va a usar porque es la víctima ideal. Tenemos que tratar de optimizar nuestro tiempo de ocio. Cuando uno está alterado, en situaciones de estrés, todo lo quiere ya y no es así. Hay cosas que se pueden postergar y dar prioridad a las más importantes. Tenemos que dedicarnos más tiempo a nosotros mismos (tanto en lo físico como lo mental, o en darnos nuestros gustos) para poder responder a las necesidades de los otros".


Lo que no tiene que pasar en el trabajo


Alerta. En un ámbito laboral viciado y enfermizo se comienzan a presentar las siguientes manifestaciones.

Desequilibrio. En la comunicación entre los miembros.

Fatiga. Que puede ser física o psíquica.

Estrés ocupacional. Cuando llega a un nivel máximo de intolerancia produce una sintomatología somática y psíquica importante, y produce el síndrome del "burn out" (quemado).

Hostigamiento o acoso laboral. Ocurre en forma personalizada, cuando una persona de jerarquía abusa de esa posición de poder. Las víctimas, en general, suelen tener una personalidad débil y manipulable


De la redacción de El Litoral

http://www.ellitoral.com

lunes, 15 de noviembre de 2010

EL BURNOUT DE LOS PROFESORES DE ENSEÑANZA SECUNDARIA UNA REALIDAD A EXAMEN

En las últimas décadas existe un notable consenso entre teóricos e investigadores acerca de que el "oficio de enseñar", fundamentalmente en los niveles de enseñanza secundaria, se convierte en un factor de riesgo del burnout. La evidencia documentada en distintos estudios acerca de la creciente incidencia y prevalencia de este fenómeno en este colectivo, los elevados costes que conlleva (laborales, sanitarios, sociales) y la urgente necesidad de diseñar propuestas preventivas y de intervención con garantías de eficacia, han sido los principales argumentos esgrimidos para reivindicar mayores esfuerzos desde la investigación.


Desde esa siempre obligada mirada retrospectiva que nos acerque al status quo de la cuestión cabe señalar que, si lo comparamos con épocas pretéritas, el mundo que rodea a los docentes de enseñanza secundaria ha sufrido una profunda transformación. La literatura previa se hace eco de algunas casuísticas que ejemplifican la dimensión menos amable del cambio: los ánimos están ahora más exaltados, existe mayor percepción del profesor de falta de apoyo desde distintos sectores (políticos, legisladores, padres…), han aumentado las críticas y el cuestionamiento de su labor, mayor dejación de las responsabilidades en la educación de los hijos por parte de algunas familias, mayor diversidad cultural de los alumnos, devaluación de la imagen del docente al que se responsabiliza (cual chivo expiatorio) de los males del sistema educativo, disminución de la motivación del alumno para estudiar, cambios en los contenidos curriculares, demanda de renovaciones metodológicas, reformas y más reformas, cambios en las relaciones profesor-alumno (aumento de la percepción de riesgo por parte del docente de agresiones verbales de los alumnos, por ejemplo), incremento de la conflictividad en las aulas y fuera de ellas, aumento de la edad de escolarización obligatoria (en ocasiones, los docentes se convierten en "vigilantes" de la permanencia en las aulas de algunos alumnos que se sienten retenidos contra su voluntad), sobrecarga laboral-múltiples tareas (docentes, administrativas, tutoriales, actividades extraescolares, claustros, reuniones, tareas de coordinación, vigilancia de recreos...), etc.


En suma, son muchos los profesores que apuntan que en la actualidad las demandas son excesivas: buen enseñante, pedagogo y psicólogo eficaz, capacidad para integrar la diversidad, eficaz solucionador de situaciones potencialmente conflictivas, habilidad para compaginar distintos roles contradictorios (compañero y evaluador del alumno). El resultado es que algunos profesores (afortunadamente no todos) han entrado en un camino de difícil retorno: su proyecto ilusionante al iniciar la carrera docente se ha visto cercenado por la realidad del día-a-día en las aulas, su sentido profesoral roza la sin-razón en un sistema aquejado (en ocasiones) por el menosprecio del saber, su tribulación cotidiana se encuentra desvalida ante las críticas de otros sectores (alumnos, padres, administración)… En fin, algunos profesores se han instalado en una fase de desencanto, de cansancio emocional, de acusada percepción de juicio social contra su labor, manifestando, a la postre, su malestar laboral.


Llegados a este punto, y conscientes de que no existen respuestas simples para problemas complejos, parecía oportuno realizar una investigación que contribuyera decididamente al conocimiento acumulativo en cuanto a la naturaleza y el alcance del burnout en este colectivo docente, sin descuidar la identificación de cuáles son las variables con mayor capacidad predictiva de este fenómeno. A este respecto, y siguiendo un diseño longitudinal de cohorte transversal, se evaluaron, a lo largo de tres años consecutivos, tres muestras representativas de profesores de enseñanza secundaria de la Comunidad Autónoma de Galicia -conformando la muestra agregada un total de 3.281 docentes-. Hemos explorado, transversal y longitudinalmente, múltiples aspectos en relación al burnout: datos de prevalencia en función de variables biográficas y ocupacionales, principales fuentes de estrés y agrupación, estrategias de afrontamiento más utilizadas, variables con mayor capacidad predictiva, etc. Así mismo, y en clara consonancia con la vocación integradora del estudio (interesaba lo cuantitativo, pero sin descuidar lo cualitativo), hemos realizado entrevistas en profundidad a 100 profesores interesándonos en sus experiencias, vidas y opiniones acerca del desempeño laboral en este ciclo educativo.


Las principales conclusiones del estudio son las siguientes:

El 25,7% de los docentes de la ESO de la Comunidad Autónoma de Galicia presentan altos niveles de burnout confirmándose, además, una tendencia ascendente de esta problemática en el periodo temporal analizado.

Existen diferencias significativas en función del sexo tanto en el burnout total, como en cada una de sus dimensiones. En concreto, las profesoras, cuando se las compara con sus compañeros varones, informan de mayores niveles de desgaste laboral, siendo especialmente elevadas sus puntuaciones en cansancio emocional. No obstante, cabe reseñar que en ambos sexos los niveles de burnout experimentan un incremento progresivo a lo largo del tiempo.

Se ha constatado la existencia de una relación curvilínea entre la edad y el burnout. Específicamente, los profesores que se encuentran en etapas intermedias de la vida (intervalo 40-49 años) informan de mayores niveles de burnout, diferenciándose a niveles estadísticamente significativos, de aquellos que están comenzando (menos de 30 años) o terminando su carrera profesional (60 años o más).

Por lo que respecta al ciclo de docencia, los profesores que imparten clase en el segundo ciclo de la ESO han manifestado, durante los distintos años evaluados, mayor burnout que los docentes de primer ciclo (estas diferencias alcanzaban, en todos los años evaluados, la significación estadística). Además, cabe reseñar que mientras los profesores de segundo ciclo informaban de mayor cansancio emocional y despersonalización, los docentes de primer ciclo presentaban mayor logro personal.

Los niveles de burnout se relacionan significativa y positivamente con la presencia de síntomas en los distintos momentos temporales analizados. En concreto, a mayor burnout laboral mayor era también la frecuencia de síntomas físicos (fatiga, dolor de cabeza, problemas de sueño), emocionales (irritabilidad, hostilidad, depresión, ansiedad) y cognitivos (dificultad para concentrarse, autoverbalizaciones negativas y excesiva preocupación).

Los estresores que mayor impacto psicológico percibido tienen en los docentes de secundaria se refieren, en general, a: falta de apoyo social, cuestiones disciplinarias y conflictos (alumnos, padres, compañeros, superiores…), pasividad del alumnado y cambios en el sistema educativo. No obstante, las tareas inherentes al "oficio de enseñar" (dar las clases, preparar y vigilar los exámenes) y la zona en que está situado el centro son, de todos los estresores evaluados, aquellos que menor tensión generan a los docentes.


Ahondando en la cuestión, cabría señalar que:

- La falta de apoyo de las familias en asuntos disciplinarios, las agresiones verbales por parte de los alumnos, las agresiones entre ellos y el tener que solventar sus problemas de conducta, constituyen los cuatro pilares fundamentales de la experiencia de burnout en las distintas "cohortes" de profesores de la Comunidad Autónoma Gallega. En definitiva, a juicio de los docentes, el no contar con las familias en cuestiones de disciplina unido a la conflictividad en las aulas (y fuera de ellas), son los principales "disparadores" de su malestar laboral; la actitud pasiva de los alumnos en las clases, la frustración percibida por el docente al no ver el fruto de su esfuerzo, el vandalismo en las instalaciones del centro, el que algunas sanciones que se aplican no sean eficaces y la falta de consenso entre los profesores en asuntos disciplinarios, se sitúan entre los diez principales estresores.

La "estructuración" de las temáticas que subyacen a esta problemática en la muestra de docentes, ha permitido identificar, mediante un análisis factorial, un total de 10 dimensiones que, en su conjunto, explican el 51% de la varianza. El factor que hemos denominado como "conductas problemáticas de los alumnos y cuestiones disciplinarias" se confirma como el "tema" más relevante para los profesores de enseñanza secundaria al explicar el 31,28% de la varianza total. Así, cuestiones tales como las referidas a problemas de conducta de los alumnos (ej., "El que los alumnos intenten "probarte" a cada instante"), la adopción de pautas de actuación agresivas y vandálicas por parte de los jóvenes (ej., "Las agresiones verbales de los alumnos", "El vandalismo en las instalaciones del centro") y las dificultades para mantener ciertos niveles de disciplina en el centro educativo (ej., "La falta de apoyo de algunos familiares en asuntos disciplinarios", "El que algunas sanciones que se aplican en el centro no sean eficaces") se confirman como los elementos definitorios de esta temática. La competencia/seguridad percibida del docente, los aspectos funcionales y relacionales en el centro, la labor docente, las motivaciones, actitudes y características de los alumnos, la sobrecarga laboral del docente, los cambios en la enseñanza, la promoción del docente, las condiciones de trabajo, y los aspectos estructurales del centro conforman, en este orden, los restantes factores.

Desde lo cualitativo, las narrativas de los profesores de la ESO complementarían las casuísticas que, a su juicio, contribuyen a la experiencia delburnout. Las más citadas se refieren a aspectos tales como:


- Los problemas disciplinarios del alumnado y la falta de consenso entre los distintos sectores implicados en la tarea educativa (familia, autoridades extra-académicas, colectivo de profesores), constituyen la principal comunalidad de los relatos.


- La sobrecarga laboral (acentuada por la necesidad de desempeñar múltiples y diversas tareas administrativas), unida a los continuos y, en ocasiones, poco afortunados, cambios en política educativa diseñados sin "escuchar" a los profesores son también elementos "nucleares" de las narrativas.

Con respecto a las estrategias de afrontamiento los profesores que informan de bajos niveles de burnout utilizan fundamentalmente estrategias de carácter activo centradas en el problema (resolución de problemas y reestructuración cognitiva); por el contrario, las estrategias pasivas (ej., evitación de problemas, autocrítica, retirada social) caracterizan el "estilo" de enfrentar los problemas de aquellos que declaran estar "quemados". Parece oportuno reseñar, además, que este patrón se mantiene a lo largo de los distintos años analizados.

Por último, y en cuanto a la vinculación y capacidad predictiva de "otras variables" (personales, sociales y extralaborales) en el burnout, cabría señalar que:

- La ausencia de apoyo social (de la familia y amigos), un bajo nivel de optimismo y personalidad resistente, la presencia de un patrón conductual Tipo A y la ocurrencia de contrariedades cotidianas y acontecimientos vitales, se asocian con elevados niveles de burnout en los docentes de secundaria

- El burnout es explicado satisfactoriamente por variables de tipo personal (optimismo, personalidad resistente y patrón de conducta Tipo A), relacional (apoyo de familia y amigos) y extralaboral (contrariedades cotidianas). En concreto, la ausencia de apoyo social por parte de los "colegas", la visión pesimista de la realidad docente y la presencia de un patrón de conducta Tipo A son, en este orden, los principales predictores del desgaste laboral de los profesores de secundaria.

Cabe reseñar que cuando se incluyen, además, las variables del ámbito laboral son las "conductas y/o actitudes problemáticas de los alumnos", "la tensión que genera en el docente el manejo de conflictos" y "la falta de apoyo/consenso en asuntos disciplinarios" los principales "argumentos" explicativos del burnout; se constata, así mismo, la existencia de una vinculación diferencial entre los determinantes laborales y cada una de las dimensiones. Específicamente, mientras que el estrés derivado de "las conductas y/o actitudes problemáticas de los alumnos" es el principal predictor del cansancio emocional del docente, "la falta de apoyo/consenso en asuntos disciplinarios" es la variable que mejor da cuenta de los sentimientos fríos y despersonalizados; "la dificultad percibida en el manejo de conflictos" supone también un importante menoscabo en la realización personal del profesor.


Así pues, y a tenor de estas conclusiones, se puede afirmar que si queremos prevenir o intervenir eficazmente en el burnout del colectivo de profesores de la ESO debemos, necesariamente, incidir en variables personales, psicosociales y extralaborales. Específicamente:

1. Potenciar las redes de apoyo social; los compañeros de trabajo deberán constituir un objetivo focal de cualquier actuación, aunque sin descuidar a otras fuentes fundamentales de apoyo (la familia y los amigos). En definitiva, concienciar y fomentar las relaciones afectivamente positivas con los "otros" constituye un buen comienzo de cara a frenar el impacto que el burnout tiene en este colectivo. Algunas propuestas concretas podrían orientarse tanto a mejorar las habilidades interpersonales (entrenamiento y manejo de conflictos), como a potenciar las habilidades de comunicación (entrenamiento en asertividad, por ejemplo).

2. Rediseñar aquellas tareas que "exijan" un comportamiento Tipo A. Se trata de incidir en una adecuada planificación y racionalización de las distintas demandas laborales del docente (la percepción del docente de "que le requieren en varios sitios a la vez" es indicativa del estado de la cuestión). Específicamente, a la existencia de múltiples demandas laborales del docente (dar las clases, preparar las clases, tutorías...) se suman otras (reuniones, cuestiones administrativas-excesivo papeleo, guardias de recreo...) que acentúan la vulnerabilidad al malestar laboral.

3. Incidir en la "satisfacción-bienestar" en el trabajo con la seguridad de que se fortalecerá la creencia de que las cosas "irán bien" (optimismo) y de que se pueden controlar y tienen un "sentido" (personalidad resistente).

4. Entrenar a los docentes que experimentan malestar laboral en distintas técnicas (resolución de problemas, reestructuración cognitiva...) que le posibiliten afrontar con éxito las múltiples contrariedades derivadas de su ejercicio profesional.

En definitiva, pergeñados algunos derroteros por donde creemos que debiera discurrir la actuación sobre el burnout, sólo nos queda esperar que se cumpla nuestro deseo de que el "malestar docente" abandone las aulas.



 



 

Autores:

Universidad de Santiago de Compostela

José Manuel Otero-López, doctor en Psicología y diplomado en Criminología, es Profesor Titular de Psicología de la Personalidad en el Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología de la Universidad de Santiago de Compostela. Cuenta, además, con el Título de Especialista en Psicología Clínica. Sus líneas de investigación se enmarcan tanto en el ámbito de las conductas adictivas (consumo de drogas y adicciones comportamentales) y delincuencia, como en el campo del malestar laboral. Ha sido director de distintos proyectos de investigación sobre el tema del estrés y burnout en los colectivos de profesores y profesionales de la salud.

Mª Carmen Pardiñas Añón, doctora en Medicina, especialista en Medicina Interna y en Medicina del Trabajo. Es Directora del Servicio de Vigilancia de la Salud de la Universidad de Santiago de Compostela. Además de su dilatada experiencia asistencial, posee una amplia trayectoria investigadora en torno al área de la epidemiología y prevención del malestar laboral. Ha participado en numerosos proyectos de investigación dirigidos al estudio de distintas casuísticas relativas a la salud laboral.

Mª José Santiago Mariño, doctora en Psicología, es Profesora Ayudante Doctor en el Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología de la Universidad de Santiago de Compostela. Su línea de investigación se centra en el estudio del malestar laboral en los profesores de universidad y secundaria.

Cristina Castro Bolaño, doctora en Psicología, es Profesora Titular de Psicología de la Personalidad en el Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología de la Universidad de Santiago de Compostela. Su línea de investigación se enmarca en el campo de la Psicología de la Salud. Ha colaborado en tareas docentes y asistenciales en la Unidad de Dolor del Hospital General de Galicia.

Lourdes Mirón Redondo, doctora en Psicología, es Profesora Titular de Psicología Social en el Departamento de Psicología Social, Básica y Metodología de la Universidad de Santiago de Compostela. Su investigación se ha orientado hacia el campo de la conducta desviada y otras problemáticas psicosociales.

Dolores Ponte Fernández, doctora en Psicología, es Profesora Titular de Psicología en el Departamento de Psicología Social y Básica de la Universidad de Santiago de Compostela. Su trabajo de investigación se centra en el análisis de los procesos atencionales y en el vínculo emociones-salud.

Estíbaliz Villardefrancos Pol, licenciada en Psicología, es Becaria de Formación de Profesorado Universitario (FPU). Está adscrita al Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología de la Universidad de Santiago de Compostela. Sus intereses investigadores se sitúan en el área de las adicciones comportamentales y del malestar laboral.


 

domingo, 7 de noviembre de 2010

Estrés en los docentes

Estrés Estrés docente
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Estrés Este concepto surge con Selye Las definiciones se podrían agrupar en tres enfoques: 1º estrés como estímulo 2º estrés como respuesta 3º enfoque interactivo
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Estrés como estímulo Se define como condición ambiental Se dedica a identificar las diferentes fuentes de presión que inciden en las personas Estudio de las respuestas fisiológicas, cognitivas, y conductuales consecuencias de dicha presión
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Estrés como respuesta Se defines el estrés como los indicios de tensión, es decir, son las respuestas psicofisiologicas y conductuales las que definirían el estrés
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El enfoque interactivo Trata de integrar las dos posturas anteriores Se define como la interacción del individuo con el medio, es decir, en la valoración que el sujeto hace de la situación.






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Cómo definir el estrés En opinión de numerosos expertos, el estrés no es un mal en sí mismo. el estrés "es una respuesta adaptativa ante un estímulo exterior". Puesto que queda definida como una herramienta del individuo para superar determinadas situaciones es "a priori" y en sus primeras etapas de desarrollo, una reacción positiva.
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Estrés docente La profesión docente está sometida con frecuencia a una situación de estrés que en ocasiones va más allá, convirtiéndose en crónica, y que muchos investigadores identifican con el "síndrome de Burn-out" o "síndrome del quemado“ Las bajas laborales parecen confirmarlo, aunque no lo especifiquen con ese nombre.
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Estresores del docente Relaciones con el alumnado Relaciones con los padres Relaciones con los compañeros Relaciones con el E. Directivo Contenidos del currículo Organización del trabajo
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Cuando se convierte en enfermedad Manifestaciones: Fisiológicas Cognitivas Conductuales
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Síntomas Perdida de ilusión profesional Aumento del esfuerzo Irritación Tensión o miedo al aula Constantes llamadas a la dirección para imponer disciplina
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Síntomas Cambios de humor Ataques de pánico Obsesión compulsiva por el trabajo Facilidad para llorar Pérdida del apetito Cansancio Llagas Tic nervioso
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Despersonalización Falta de logro y de realización personal en el trabajo. . Síndrome de agotamiento de emociones “Profesor quemado”
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Cómo evitar que el trabajo queme: Que el trabajo sea: Motivador No ser repetitivo Tener reconocimiento
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¿Qué influye en el estrés? Fuentes de presión Respuestas a esa presión Respuestas de afrontamiento Creencias sobre la enseñanza Motivación
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¿Qué influye en el estrés docente? Ansiedad Depresión Problemas de comportamiento del alumnado Responsabilidad Adaptaciones del currículo Desmotivación del profesorado Mal afrontamiento
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Características personales del profesorado ( edad, experiencia, género, personalidad) Masificación Recursos Materiales Escasa promoción ¿Qué influye en el estrés docente?
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Estrategias para reducir el estrés Relajación y control de la respiración Conocimiento de nuestra situación Habilidades personales: comunicación, técnicas asertivas Reestructuración cognitiva e inoculación del estrés Solución de conflictos

sábado, 30 de octubre de 2010

Por el estrés en las aulas los docentes sufren contracturas cervicales

Muchas horas de pie frente al pizarrón, la tensión contenida más los problemas de la vida cotidiana, se concentran en la columna vertebral. Cómo prevenir.


Un "cóctel" explosivo termina detonando en la espalda. Muchas horas de pie frente al pizarrón, tensión contenida y los contratiempos de la vida cotidiana producen contracturas cervicodorsales en los docentes, quienes acuden a tratamientos de fisioterapia para mejorar la situación.

Si bien este tipo de contracturas también se manifiesta en personas que permanecen mucho tiempo en la oficina, frente a la computadora, en los docentes tiene características particulares. En el caso de las mujeres, las que más consultan tienen entre 25 y 45 años, y son maestras y profesoras; en tanto que los hombres que asisten a sesiones de fisioterapia tienen más de 50 años y son docentes universitarios.

"Hay pacientes que llegan al instituto con cefaleas, mareos y hasta con taquicardia. En general, las mujeres son las que más consultan, mientras que los hombres que abordan la problemática son profesores de grado", explicó Claudia Mazoratti, licenciada en Kinesiología y Fisioterapia.

A pesar del contexto, estas afecciones no están tipificadas como enfermedades laborales. Así lo explicó el responsable de Salud Laboral de la Obra Social de los Empleados Públicos (OSEP), Alejandro Morcos. "Las contracturas no están contempladas por la ley, es decir, no son consideradas una patología laboral", señaló el funcionario.

El titular de Salud Laboral de la OSEP informó que si bien tienen datos sobre esta temática, no están registrados estadísticamente, aunque reconoció que van en aumento.

El estrés en el aula
Cuando se produce una contractura el músculo pierde su elasticidad y permanece contraído. "Vemos que el estrés es el factor que prevalece en estas situaciones. En el caso de los docentes tienen mucha tensión contenida y permanecen varias horas de pie, todo esto repercute en la columna vertebral", detalló Mazoratti.

Tal es el caso de Fernanda (35), profesora de Biología, que desde hace tres meses va a un instituto de fisioterapia. "Empecé a tener una fuerte contractura en la espalda, a la altura del hombro izquierdo y en la zona de las cervicales. Al principio empecé realizando movimientos de rotación de cabeza, pero después terminé en el médico y me indicó masajes y calor", relató la docente de nivel Medio.

Para Juan Carlos (59), ingeniero agrónomo y docente universitario, la situación es similar. "Hace 25 años que soy profesor y las contracturas en la zona cervical me llevaron al médico. Ahora voy entre dos y tres veces por semana a fisioterapia y trato de caminar para eliminar las tensiones", argumentó el profesor de Luján de Cuyo.

El tratamiento
Según detalló Mazoratti, con los docentes se trabaja para reeducar la postura durante todo el día. "Cuando dan clase y están muchas horas parados se generan las contracturas en la espalda. En consecuencia, se producen trastornos en las piernas y en los brazos, incluso adormecimiento; aquí se trabaja con diferentes técnicas que mejoran la posición", enfatizó.

Incluso hay pacientes que llegan con sequedad en la boca, zumbidos en los oídos, todo como consecuencia de las fuertes contracturas en la espalda. "Se trabaja mucho con masajes, que es lo que solicita el paciente, también con calor", señaló la kinesióloga.

Los profesionales también coinciden en señalar que las contracturas cervicales suelen ser una manifestación psicosomática. La tensión emocional hace que el sujeto sin controlarlo se pare, se mueva y realice todas sus actividades tensionado.

Esto hace que el tono de los músculos aumente, lo que genera que se compriman y disminuya la irrigación sanguínea de la zona. Aquí es cuando aparecen los famosos "nudos" en la espalda, que generan malestar en forma permanente si no se abordan terapéuticamente.


Autora;
Paola Bruno

sábado, 23 de octubre de 2010

Consejos para evitar el estrés y llegar sanos a fin de año

Especialistas de diversas áreas brindaron recomendaciones para mantener la calma y el equilibrio en el día a día

Administrar el tiempo. La organización y previsión nos vuelven menos vulnerables al estrés. Por eso, se recomienda establecer una escala de prioridades sobre obligaciones y aceptar que solo podemos manejar una cosa a la vez. Esto significa encarar proyectos alcanzables y no desmesurados. Los eventos estresantes estarán siempre presentes, pero sólo podremos sobreponernos desarrollando una adecuada estrategia de afrontamiento. Además, hay que apostar a la utilización de los fines de semana en forma sana. Los descansos conviene tomarlos con mayor frecuencia, que no sean una vez al año.

No presionarse y saber pedir ayuda. Empezar a realizar balances del año antes de tiempo o exigirse por todo lo que falta atravesar o cumplir no es aconsejable. Es fundamental aprovechar el día. También es importante aprender a pedir ayuda, ya sea profesional o del entorno. Hablar de lo que nos preocupa resulta muchas veces liberador y permite encontrar soluciones que tal vez no se nos hubiesen ocurrido. Esto también implica poder delegar: no asumir que sólo nosotros podremos hacerlo correctamente nos liberará de la presión de ocuparnos de todo.

Tiempo libre. Hay que aprender a liberarse de los mandatos sociales y aprovechar el tiempo libre como tal, sin ocupar la agenda ni obligarse a realizar actividades en forma permanente que sólo demandan más energía y generan cansancio en lugar de satisfacción. Respetar las motivaciones y realizar actividades que sean de nuestro interés y verdaderamente nos agraden es fundamental. En conclusión, darse tiempo para actividades de distensión en algún momento del día, pasatiempos que relajan y disminuyen el estrés como leer, cantar, cocinar, ir al cine. Realizar un alto de cinco minutos en el día ayuda a tener claridad a la hora de enfrentarse nuevamente con los problemas diarios.

Familia y amigos. El contacto con los afectos también es vital. Hay que intentar aumentar los encuentros con amigos y con la familia, disfrutando de estas pequeñas interrupciones de la rutina. Es sano incorporar cualquier actividad que implique contacto con personas de nuestro círculo íntimo. Pero lo ideal es evitar los lugares masivos.

Hacer actividad física y relajación. Ir al gimnasio es una de las actividades que más ayuda a liberar el estrés. Pero también puede aportar al equilibrio y la relajación tomar clases de yoga y meditación, hacer natación o caminatas. Si es posible realizar alguna de estas actividades a la hora de almuerzo o algún tiempo libre dentro del horario laboral, mucho mejor. Si falta tiempo, es aconsejable al menos hacer algo de gimnasia en casa, con luces tenues, celular y televisor apagados, en un ambiente relajado.


Fuente
http://www.lanacion.com.ar/

miércoles, 13 de octubre de 2010

Estrés la enfermedad que más padecen los docentes


Igual, cada vez son más los que eligen enseñar. En provincia de Buenos Aires, los inscriptos al magisterio aumentaron 21% en los últimos tres años. Pero las visitas al médico relacionadas con trastornos psicosociales pasaron al frente de las consultas.

La docencia se parece cada vez más a una profesión de riesgo: el estrés ahora ocupa el primer lugar entre las enfermedades que padecen los maestros y supera a los trastornos en la voz. Según los últimos relevamientos de dos gremios del sector –uno público y otro privado– más del 30% de las consultas médicas son por problemas “psicosociales”.

No obstante, el número de interesados en acceder a la docencia crece: en la provincia de Buenos Aires los institutos de formación registraron en los últimos tres años un incremento del 21% en la matrícula de futuros maestros y profesores. En 2007 había 59.933 estudiantes y este año los centros que preparan a los educadores tienen 73.630 alumnos. Desde hace dos años, el régimen de formación pasó de un ciclo de tres a cuatro años para acceder a la graduación.

Pero el tránsito por las aulas ya no es fácil. Un informe elaborado por la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB), el gremio que agrupa a más de 60 mil educadores de la provincia, determina que el 32% de las consultas al área de salud docente son por trastornos psicosociales. Atrás quedan los problemas de voz (21%), que históricamente representaban la mayoría de los pedidos de licencia.

El estudio se hizo entre 2008 y 2010 y comprendió 8.300 consultas. El 15% llega a los consultorios con dificultades musculares y óseas; el 14% con afecciones respiratorias y un 11% con enfermedades ginecológicas.

“Las falencias edilicias que ponen en riesgo la integridad de docentes y chicos, el aumento de la violencia en escuelas, la escasa participación de los padres y otras fallas del sistema educativo, agravan de la salud psíquica de los docentes”, explicó Mirta Petrocini, presidente de la FEB Con este diagnóstico coincide Juan Carlos Cuyás, secretario de Sadop, filial Buenos Aires. “La sobrecarga laboral, la presencia del patrón –en el caso de los privados– y la necesidad de tener múltiples ocupaciones generan estrés”, aseguró el dirigente. El Sadop hizo una encuesta entre 1.800 maestros y profesores y detectó que el 67% de los consultados registra fatiga, cansancio, desánimo, mal humor, jaqueca y falta de sueño.

Entre las patologías que se encuadran en el estrés está el “síndrome de Bournout ” o “cabeza quemada”. “Se presenta con síntomas de frustración e impotencia, agotamiento emocional, cansancio físico y psíquico”, aclaró el médico especialista en salud laboral, Daniel Tineo. También entre los causales de estrés aparece el “hostigamiento laboral” o mobbing , relacionado con la presión y la tensión “entre pares y de los superiores jerárquicos.

El relevamiento de FEB también detectó que estas afecciones predominan en trabajadores de entre 40 y 55 años (un 45% de los casos está en esa franja). Son maestros que han pasado más de 15 años frente a alumnos.

“Estas patologías no están reconocidas como enfermedades laborales y por lo tanto no tienen cobertura de las ART”, explicó Petrocini. Por eso, “los maestros tienen que seguir al frente del aula sin los tratamientos adecuados”.

No obstante, en la provincia, todos los años se conceden entre 32.000 y 35.000 licencias por enfermedad, en un sistema que tiene 240 mil docentes



Fuente
www.clarin.com

viernes, 8 de octubre de 2010

Reflexiones sobre el malestar docente


Reflexiones sobre el malestar docente: una propuesta de prevención centrada en la Comunidad de Aprendizaje
Introducción
En general, las instituciones educativas se caracterizan por brindar poco espacio al diálogo, a los vínculos sociales y a la contención de los problemas que afectan a los docentes en el aula. De esta manera, los docentes trabajan en forma exigida, competitiva, saturados, presionados, generando impotencia, indiferencia y reacciones violentas.
El malestar institucional se pone en juego, articulándose con las relaciones de poder. Es aquí donde nos topamos con los distintos contextos institucionales que, desde sus espacios, tanto físicos como simbólicos, van condicionando esta posibilidad de trabajo. Consideramos que la Comunidad de Aprendizaje es una de las alternativas para prevenir y elaborar el Síndrome de burn out y el malestar docente.

Entre malestares y desencantos
El ámbito educativo y los docentes que allí circulan sostienen una queja inacabable y eterna, que solo conduce a otra queja sin poder albergar una nueva mirada, una nueva propuesta, algo del orden del placer. Se perfila la figura de un profesor/a “aguantador”, es el docente que “aguanta”, aguanta las presiones de la dirección, de la burocracia, del poco reconocimiento social y económico. No se queja con quien corresponde o para lograr algo, porque sabe que el cambio implica esfuerzo, y el cansancio de la rutina diaria, gana. No construyen nada nuevo, repiten modelos de manera estereotipada sin proponerse una alternativa colectiva distinta. Aguanta y no se forma, sino que se conforma, el camino fácil es callarse porque así las excesivas horas de clase que tiene quedarán aseguradas para el próximo año, en el largo camino hacia la jubilación.

Reflexiones Sobre El Malestar Docente



Estas características llevan a que el malestar docente desarrolle un conjunto de signos patológicos. El Síndrome de burn out es “una respuesta a un estrés emocional crónico cuyo rasgo principal son agotamiento físico y psicológico, actitud fría y despersonalizada en relación con los demás y un sentimiento de inadecuación a las tareas a realizar”
1.El síndrome de “estar quemado” es “el resultante de un prolongado estrés laboral que afecta a personas cuya profesión implica una relación con otros, en la cual la ayuda y el apoyo ante los problemas del otro es el eje central del trabajo”
2. Genera síntomas a nivel psicológico y a la vez se asocia con elementos laborales como tensión e insatisfacción. Este síndrome se puede visualizar en los/as docentes insertos en ámbitos educativos, en su trabajo solitario e individual, sin lograr reconocer que estos síntomas provienen del propio ámbito laboral.
Al tener en cuenta que cada docente pasó por muchos años en el sistema educativo, en situaciones poco salugénicas, con relaciones autoritarias, con poco espacio al diálogo, sin lugar a espacios democráticos, con docentes saturados e instituciones estalladas, no será llamativo que en sus propias prácticas tiendan a reproducir estas mismas formas patogénicas.
El abordaje desde Comunidades de Aprendizaje permite identificar aspectos repetitivos y patrones adquiridos en el proceso de la propia formación y trabajar entonces colectivamente en la modificación de prácticas poco saludables. Aprender y enseñar en comunidades En la época de las individualidades, pensar un trabajo en comunidad parece algo disparatado y hasta imposible.
En el sistema educativo los docentes no trabajan en equipos ni se vinculan en redes institucionales, por lo que tampoco será esperable que los estudiantes aprehendan modelos individualistas con poco énfasis en los beneficios de pertenecer a una comunidad y de formar equipos de trabajo.
La Comunidad de aprendizaje es un dispositivo pedagógico en el cual todos, docentes y estudiantes, son protagonistas y el centro no es el docente sino la propia comunidad. Este dispositivo promueve el lazo social, la participación en redes, el trabajo en equipo y el sentido de pertenencia, preservando la salud mental de todos sus integrantes. Es una construcción compartida de los saberes, donde la responsabilidad también es compartida. El profesor es un facilitador del aprendizaje, todas las experiencias y conocimientos son socializados. Esto no significa un pensamiento homogéneo, todo lo contrario, es importante que todos preserven su singularidad, para ganar objetividad y enriquecer lo adquirido. Luego de identificar los recursos de cada miembro, sea docente o estudiante, estos se ponen en juego para la construcción de un proyecto educativo, alentando a un pensamiento crítico permanente. Tomar la perspectiva de Comunidad de Aprendizaje implica facilitar el conocimiento entre los miembros promoviendo altos niveles de diálogo, de interacción y comunicación entre los participantes; promover las respuestas y toma de decisiones desde la comunidad misma, generar espacios de participación, respetando la riqueza de la diversidad de aportes; tener una actitud de apertura al cambio; que el docente pueda correrse del lugar de supuesto saber, asumir roles distintos a los acostumbrados; enfatizar el aprendizaje autónomo y autorregulado en la adquisición de habilidades y estrategias metacognitivas y en aprender a aprender. Asimismo implica utilizar recursos externos para el aprendizaje y establecimientos de vínculos con otras aulas y con la comunidad, y utilizar sistemáticamente estrategias y procedimientos diseñados con el fin de que todos los participantes puedan compartir los aprendizajes.
Dentro de una Comunidad de Aprendizaje, al compartir las experiencias docentes, se promueve también una revisión de las construcciones de la función docente, promoviendo una revisión sobre la autobiografía escolar. Generar espacios de reflexión e intercambio permanente sobre la práctica, compartiendo las experiencias con otros docentes, hace que no nos sintamos solos, que podamos buscar salidas colectivas y que podamos nutrirnos de las reflexiones de los demás, retroalimentando luego nuestra propia práctica. Pensar abordajes educativos desde la perspectiva que otorga la Comunidad de aprendizaje permite restaurar el lazo social de contención y preservar la salud mental, instalando al sujeto en lugar de la potencia, la creación, la innovación, el fortalecimiento.
Multiplicando experiencias Como estudiantes del Profesorado en enseñanza Media y Superior en Psicología, nos formamos bajo un dispositivo de Comunidad de Aprendizaje, conformando una comunidad donde nuestras docentes prevenían el malestar y donde nosotros como estudiantes dejamos de reproducir lo incorporado en tantos años de pertenecer al sistema educativo. A su vez, quienes trabajábamos como docentes intentamos pensar en comunidades, luego extendiendo el dispositivo a los distintos ámbitos en los que nos desempeñamos al egresar del profesorado. Esto ha propiciado muy valiosas experiencias de encuentro y aprendizaje con distintos grupos tanto para los estudiantes como para los docentes, mayormente construyendo comunidad con grupos de estudiantes. En este marco también se hace fundamental el contenido que trabajamos, las distintas posibilidades de despliegue de contenidos vinculados a la Psicología que permite el desarrollo de competencias y un intercambio enriquecedor en la medida en que impulsamos esta estrategia de Comunidad de Aprendizaje.
Esto no es sin obstáculos, implica un tiempo, una dedicación, proyectos compartidos, aceptar los tiempos de las otras personas y estar con la mente abierta a las propuestas y formas de trabajar de los otros. No diremos que es fácil sostener una comunidad, cada uno tenemos nuestros tiempos y ánimos. Muchas complicaciones surgen, pero ya no estamos solos, si alguien cae, otro esta ahí para sostenerlo, y si alguien llega “hasta ahí”, otro toma la posta. Se logra la tramitación de la incertidumbre, la queja, el malestar, propio de la caída de las instituciones, abriendo la posibilidad de dar lugar a una nueva mirada y por lo tanto la consideración de nuevas estrategias de abordaje. También, debemos reconocer, que en algunos casos esto no fue viable. Es aquí donde nos topamos con los distintos contextos institucionales que, desde sus espacios, tanto físicos como simbólicos, han determinado esta posibilidad.
El malestar institucional se pone en juego, articulándose con las relaciones de poder. Muchos docentes optan por estancarse en la queja y repetir estilos ineficaces, antes que arriesgarse con algo nuevo, porque en la comunidad todos somos interpelados en nuestro deseo, en nuestras carencias. Sin embargo, la propuesta de comunidad de aprendizaje no aspira a la crítica vacía, sino a que todos, a través del ensayo y error, podamos aprender.
En los espacios en donde este modelo no pudo darse, se vieron trabas no solo institucionales sino también de los propios estudiantes. Muchos se sienten extrañados cuando se les adjudica un rol protagónico, hay mucha inercia, mucho conformismo. Incluso los cuerpos parecen estarlo, sometidos, amoldados con la forma pasiva de simplemente “atestiguar” una clase. Ya lo dijo Foucault, el cuerpo es el lugar en donde se vinculan las prácticas sociales más significativas y locales con la organización en gran escala del poder.
Por eso si se les pide que se muevan, que participen, que se escuche, no entienden, se preocupan, se asustan. Los discursos determinan las distintas realidades y si reflexionamos en la biografía escolar de todos los que estamos en las aulas (docentes-estudiantes) se verán estos estereotipos que se han repetido de generación en generación y han moldeado nuestras conductas. A través del discurso se le ha adjudicado un lugar mínimo a la participación del alumno, debiendo ser pasivos y obedientes. Todos sentados mirando al frente, la hoja con fecha y titulo, las mayúsculas con rojo y los puntos con verde… Sin embargo hemos insistido, y en muchos espacios el modelo dio sus frutos. Y en los espacios en donde las hegemonías no nos dejaron aprender y enseñar en comunidades, los docentes pudimos de a poco generar confianza con los estudiantes, mostrarles que pueden ser protagonistas, que entre todos se logran cosas mas valiosas y duraderas, y así, en pequeños detalles, provocando mínimos cambios, logramos instalarnos en las grietas y continuar por el camino de la utopía, creyendo en la posibilidad de que buscar mejores realidades es posible. Compartiendo reflexiones para seguir multiplicando
Cada experiencia nos modifica en nuestra función, cada vez somos otros. Compartimos y no estamos solos. Pero todavía cuesta mucho sostener las comunidades creadas y aún más generar nuevas. Las trabas institucionales pesan y se hacen sentir, generando temores, miedos a expresarse libremente, a confiar en los demás, a incluir a los estudiantes, a tomarlos como pares, a darles protagonismo y a educarlos en espacios autónomos, que promulguen pensar en diversidades, en alternativas, en formas críticas, problematizadoras y superadoras.
Aquí estamos compartiendo nuestras experiencias, nuestra propuesta de trabajar en Comunidad de Aprendizaje, de prevenir el malestar docente, de evitar desarrollar el Síndrome de burn out, dejando la queja, las angustias, frustraciones y desencantos. Todos y cada uno de nosotros en tanto docentes –y de los demás integrantes de la comunidad- podrá empezar a buscar salidas colectivas, apoyándonos en el resto, armando y rearmando grupos que incorporen la voz de los estudiantes, que propicien los encuentros, que nos enriquezcan en las diferencias, en los intercambios, en los obstáculos que podemos superar y aprender y seguir adelante, y volver a problematizar y volver a encontrarnos con nuevas realidades y a seguir buscando opciones en el diálogo y en las relaciones entabladas porque cada uno –docente o estudiante- cuenta con la Comunidad de Aprendizaje.

Área: Psicología Educacional Área temática: Prevención
Autoras: Petit, Lucrecia; Selva Sena; Brusoni, Julia; Maccarone, Alejandra; Marciano, María Natividad; García, María Inés; Díaz Fernández, Patricia
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