jueves, 27 de octubre de 2011

Malestar docente en nuestras aulas

El siguiente artículo se refiere a una de las fuentes del estrés docente. Si bien está escrito para un contexto en particular, creo que es aplicable a muchos otros. El cambio de roles, la falta de consideración, el fracaso, son estresores que golpean a los docentes ¡Hay que actuar! Y el primer paso debe ser el reconocimiento del mal.


La problemática que padece la escuela (clima escolar, fracaso escolar, falta de autoridad de los docentes…) ha llevado a que una gran parte del profesorado andaluz sea muy crítico con el actual funcionamiento del sistema educativo y demanda, como el que clama en el desierto, cambios que hagan menos difícil y más eficaz su tarea docente. La urgencia de ciertos cambios solicitados a la Administración educativa de medidas como: itinerarios diversificados, rechazo de la promoción automática, más disciplina en las aulas... es inaplazable.

La atención a la diversidad, con las nuevas responsabilidades y dificultades que comporta, "se ha cargado sobre las espaldas del profesorado", sin el más mínimo apoyo de la administración educativa. La democratización de la educación, hecho totalmente legítimo, ha dado lugar a una escuela claramente heterogénea.

En gran medida la identidad profesional del profesorado, como alumnos y como docentes, se ha construido histórica y culturalmente dentro de una escuela fuertemente selectiva, y ahora han cambiado drásticamente las condiciones. El Bachillerato funcionaba con criterios muy exigentes desde un punto de vista intelectual; el trabajo del profesorado consistía fundamentalmente en impartir los conocimientos necesarios para que los alumnos accediesen a la Universidad (preparar clases, impartir los temas, corregir los ejercicios y evaluar los resultados). La comprensividad de la ESO ha cambiado totalmente el panorama. Ahora hay que trabajar con un alumnado que está obligado a permanecer dentro del sistema educativo hasta, por lo menos, los dieciséis años con unos niveles propios de primaria, y al profesorado se le enfrenta a tareas (educación, no sólo docencia, de adolescentes problemáticos, motivación de jóvenes que no quieren permanecer en el sistema educativo, manejo de situaciones de tensión y conflicto, integración educativa ausente de ideas y recursos...) para los que no ha recibido ni recibe ninguna formación ni ayuda. En la actualidad se habla con preocupación desde el ámbito escolar de la figura del "objetor escolar", alumno que se muestra refractario a la institución educativa. Estos alumnos perciben el centro educativo como una prisión en las que se le tortura diariamente. Reaccionan, en el mejor de los casos, con la objeción estudiantil: se niegan a aprender. En la mayoría de los casos dedican con especial empeño a boicotear, a maltratar a los compañeros e, incluso, a hostigar al profesorado llegando a la agresión como muestran muy a diario los medios de comunicación.

Y a cambio, ¿qué siente el profesorado de Secundaria que ha recibido? La reforma del sistema educativo no ha procurado por ningún medio compensación para el profesorado, ni expectativa de promoción interna o externa. Y algo grave sin tener en cuenta sus aportaciones a la solución de la problemática actual. Por el contrario, ha supuesto una rebaja en las condiciones de trabajo e inestabilidad laboral (desplazados, comisiones de servicios arbitrarias, situaciones de expectativa perennes, permanentes bolsas de interinos, contratos cada vez más precarios); ha coincidido además con el estancamiento salarial (congelación salarial). Condiciones de trabajo que no son totalmente inherentes al sistema comprensivo, sino al modo en como éste se ha aplicado por la administración socialista .

La Administración educativa andaluza no ha tomado ninguna medida para solucionar el problema de la desmotivación del profesorado. La solución a esta situación se alcanzará cuando la "atención a la diversidad" no constituya una idea vacua de contenidos y soluciones, tenga un tratamiento suficientemente individualizado para el alumnado y los centros no funcionen como "guarderías indiscriminadas", la aportación de recursos personales y funcionales que esta atención educativa requiere tales como la incorporación de aulas -taller o actividades más manipulativas, programar por distintos niveles, reducir el número de alumnos por aula, revisar la promoción automática, personal especializado (asistentes sociales, educadores de calle, …). Cada alumno debe encontrar su lugar en el sistema educativo. Se deberá, asimismo, reforzar la autoridad y el prestigio social del profesorado. La reivindicación del estatus de autoridad pública está totalmente justificada para el personal docente.

jueves, 20 de octubre de 2011

La falta de reconocimiento 'quema' a los profesores de Secundaria

El síndrome del profesional quemado afecta en primera instancia a Docentes y a los profesionales ligados a la salud, se trata de un mal silencioso y también silenciado. Todo lo que sepamos sobre el es un arma que tenemos ¿Cuáles son las causas que lo producen? El siguiente artículo explica una investigación de un grupo de la Universidad de Zaragoza, que arroja luz sobre el problema.


La poca consideración de padres, alumnos y sociedad, frente al respeto del que gozaban hasta hace unas décadas los docentes, es uno de los principales factores que lleva a los profesores de Secundaria a padecer el síndrome del profesional quemado o burnout
Un estudio de la Universidad de Zaragoza realizado sobre 617 profesionales de 38 Institutos de Educación Secundaria de Aragón revela que, aunque los docentes sufran sobrecarga laboral y un excesivo número de alumnos, estos no son realmente elementos que lleguen a predecir su desgaste o cansancio emocional, gracias a aspectos positivos como el sentimiento de comunidad –especialmente en centros pequeños– que actúa como factor moderador.

Sin embargo, uno de los rasgos comunes al colectivo docente de Secundaria en las tres provincias aragonesas es que la sensación de sentirse quemado guarda mayor relación con la variable 'recompensas', y no en referencia a la cuantía económica percibida, sino a la falta de consideración de alumnos, padres de alumnos o a la pérdida del prestigio registrado hace unas décadas.
Los resultados revelan además que este colectivo docente registra un índice de agresiones físicas, del 4,59%, inferior al 11% detectado en el medio sanitario de Aragón. Sin embargo, la violencia verbal presenta mayores porcentajes, tanto en amenazas (30%) como en insultos (48%), aunque siempre en proporciones inferiores al ámbito de la sanidad aragonesa, cifrado en un 64%.

Estas son algunas de las conclusiones del estudio de investigación “Evaluación de la eficacia de distintos métodos de prevención en profesorado de Secundaria” que lidera el grupo de investigación de Psicología de la Universidad de Zaragoza con el apoyo del
Departamento de Educación del Gobierno de Aragón.

El trabajo, dirigido por Santiago Gascón, profesor del Grado de Psicología del campus de Teruel de la Universidad de Zaragoza, se realiza junto a profesores de Psicología, Psiquiatría y estudiantes de últimos cursos de Psicología, en colaboración con otras universidades europeas.

El estudio se ha desarrollado siguiendo el modelo de Leiter y Maslach, quienes entienden el síndrome del trabajador quemado compuesto por tres factores: cansancio, depersonalización y falta de realización, que pueden predecirse según áreas críticas del mundo laboral (sobrecarga manejable, posibilidad de control, sentimiento de comunidad, justicia, recompensas y valores). El grupo de investigación añadió cuestionarios sobre episodios de violencia y sobre el ajuste/desajuste en la relación docente.

El objetivo de este trabajo no es otro que evaluar los riesgos psicosociales en el profesorado de Secundaria para diseñar y analizar la contribución de distintas estrategias de prevención sobre bienestar, salud y ajuste en la relación docente.
Los profesionales de la educación, especialmente los de Secundaria, constituyen uno de los colectivos con mayor exposición al estrés. El estrés constituye uno de los principales factores de riesgo de padecer trastornos como cardiopatías, dolor crónico, alteraciones gastro-intestinales, etc. y está implicado en la aparición de cuadros de origen laboral, como el síndrome del profesional quemado.

Los principales riesgos psicosociales son sobrecarga de trabajo, exceso de alumnos en el aula, falta de reconocimiento y de apoyo, bajo control, necesidad de estar al día en su formación, trato con alumnos difíciles, desmotivados y agresivos.

Los riesgos laborales en docencia, salvo excepciones (trastornos musculoesqueléticos, dolencias de la voz) se generan principalmente en el área psicosocial. Las incapacidades laborales son en gran parte debidas a estos riesgos. Incluso trastornos dermatológicos, gastrointestinales, entre otros, poseen un alto grado de origen psicosocial.

Para el investigador en Psicología, Santiago Gascón, educar puede ser la más gratificante de las tareas, pero cuando se trabaja con grupos desmotivados, el clima puede enrarecerse por deterioro del respeto, el trabajo puede llegar a convertirse en una fuente de estrés y de patología. Una óptima relación docente/alumno, basada en la confianza y el respeto, es imprescindible para el desarrollo educativo.

Distribución de la muestra del estudio
La evaluación se realizó en 38 centros educativos aragoneses: 29 públicos y 9 concertados. 24 ubicados en áreas urbanas y 14 en rurales. La distribución por provincias fue: 7 centros de Huesca, 9 de Teruel y 22 de Zaragoza. En total participaron 617 profesionales. Solo se tuvieron en cuenta aquellos centros en los que participaron el 60% de los profesores. La media de edad fue de 45,7 años. El 53,2% eran mujeres y un 46,7%, hombres.

El trabajo señala un grado moderadamente alto de desgaste profesional (normal en cualquier profesión que requiera trato con otras personas), tanto en agotamiento emocional como en despersonalización y bajo en falta de realización profesional. Si bien la primera variable fue explicada por aspectos como sobrecarga y falta de control, las otras dos lo fueron por la ausencia de recompensas (reconocimiento del profesorado) o sentimiento de justicia.

La muestra de docentes mostró diferencias ligeras (pero estadísticamente significativas, comparada con otras profesiones), en la dirección de mayores índices de cansancio y despersonalización y menores en falta de realización por el trabajo. Los docentes mostraron mejores índices en sobrecarga manejable, pero peores en control, recompensas, sentimiento de comunidad, justicia o congruencia de valores. Los episodios de violencia física sufrida fueron poco prevalentes y de escasa gravedad, al igual que las denuncias. En cambio, fueron habituales los insultos, amenazas y reclamaciones.


Fuente
Agencia Sinc


miércoles, 12 de octubre de 2011

Sanitarios y maestros, los más 'quemados'

Es conocido que la docencia genera uno de los mayores índices de estrés laboral. Tal vez sean las expectativas profesionales no cumplidas una de las causas que lo generan, lo cierto que el estrés aumenta su presencia en los sistemas educativos con menor aprendizaje. Como se trata de un mal silencioso, el primer paso para combatirlo es conocerlo, y el siguiente artículo ayuda.


 

El 'burnout' es una patología laboral que cada vez afecta a más personas. Entre sus síntomas destaca la falta de motivaciones, la apatía y la sensación de indiferencia

Disminución de la autoestima, irritabilidad, deterioro de las relaciones con los amigos, la familia y los compañeros de trabajo, incremento del absentismo... Estos son algunos de los síntomas del desgaste profesional o lo que ha dado en llamarse 'síndrome del quemado' ('burnout', en inglés). Traducido al lenguaje común, es lo que popularmente se conoce como 'estar quemado', un sentimiento de hastío por parte del trabajador que le lleva a no sentir interés por el trabajo y a tratar a los clientes y a la propia compañía de forma cínica o indiferente. Para ser más técnicos, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) lo define como «una respuesta al estrés laboral crónico integrada por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el propio rol profesional, así como por la vivencia de encontrarse emocionalmente agotado».

La Agencia Europea para la Salud y la Seguridad en el Trabajo calcula que en torno al 55% de las bajas laborales producidas en la Unión Europea están relacionadas, fundamentalmente, con el estrés laboral, a través del 'síndrome de estar quemado por el trabajo' -denominación preferida por el INSHT-. Su coste económico anual alcanza los 20.000 millones de euros, debido a los gastos en asistencia médica, salarios durante el periodo de baja, indemnizaciones, etcétera.

Características comunes
Aunque los expertos no pueden definir un perfil claro del 'quemado', el sindicato UGT, en su guía especial sobre este síndrome, define algunas características comunes del ambiente en el que proliferan: ámbitos en los que hay «gente que trata con gente», que requieren un alto compromiso laboral pero que frustran las expectativas profesionales y que someten a fuertes presiones, de aislamiento y menosprecio, a sus empleados, provocando su total desmotivación.

Estas características se dan muy a menudo en las profesiones sanitarias o docentes, de ahí que, en muchas ocasiones, se haya hablado de 'síndrome asistencial'. Según un estudio realizado por UGT y financiado por el Ministerio de Trabajo, la sensación de estar emocionalmente agotado -un síntoma que resume el 'síndrome del quemado'- amenaza hasta al 20% de los profesores de secundaria.

En cuanto a los profesionales de la medicina, según las investigadoras de la Universidad de Almería Cristina Ortega Ruiz y Francisca López Ríos, «el personal sanitario se enfrenta frecuentemente a situaciones de vida y muerte».

Su trabajo puede ser física y emocionalmente agotador. El estrés que se deriva de este contexto implica el desarrollo de problemas de conducta como 'burnout' y otros de salud y psicológicos, como ansiedad o depresión.

Sobre todo al principio
UGT considera que el síndrome del 'quemado' se da, sobre todo, en los primeros años de la carrera profesional, «cuando aprendes que tanto las recompensas personales, como las profesionales y económicas, no son ni las prometidas ni las esperadas». Sin embargo, señala que, según varios estudios realizados, el grupo de edad con mayor cansancio emocional fue el de los mayores de 44 años, a quienes también se asocia la falta de realización personal.

En cuanto al sexo, aunque los datos de los diferentes estudios no son concluyentes, la mayor incidencia del estrés laboral se da en las mujeres, «en particular por la doble carga de trabajo que conlleva la práctica profesional y la tarea familiar, podría hacer pensar en que también respecto del síndrome tiene una mayor presencia», señala la guía de UGT.

Fuente
Elnortedecastilla.es
Autor
Rubén Marquez

lunes, 3 de octubre de 2011

La falta de reconocimiento, principal factor de ‘burnout’ en los profesores de Secundaria

El “burnout” o “síndrome del docente quemado”, es un mal sumamente extendido, y ¿Por qué se produce? La siguiente nota analiza las causas que lo originan y nos permite conocer más sobre esta problemática.


Los profesores de Secundaria también se queman. Y, sobre todo, presentan el síndrome del profesional quemado por la falta de reconocimiento de padres, alumnos y de la sociedad, según un estudio de la Universidad de Zaragoza. Otros factores como la sobrecarga laboral o el excesivo número de estudiantes no son tan relevantes.

El ‘burnout’, o síndrome del profesional quemado, afecta a una buena parte de los trabajadores. Los profesores de Secundaria no son una excepción y también se ven afectados por este síndrome como consecuencia de la falta de reconocimiento tanto de padres como de alumnos y de la sociedad en general frente a otras décadas anteriores en la que estos profesionales gozaban de un mayor prestigio, según el estudio ‘Evaluación de la eficacia de distintos métodos de prevención en profesorado de Secundaria’ realizado por la Universidad de Zaragoza, en colaboración con el Departamento de Educación del Gobierno de Aragón, y del que se hace eco SINC.es. Se ha llevado a cabo entre 617 profesionales de 28 Institutos de Educación Secundaria de Aragón.

El estudio mostró un grado moderadamente alto de desgaste profesional tanto en agotamiento emocional y en despersonalización por la ausencia de recompensas como el reconocimiento del profesorado o sentimiento de justicia, mientras que fue más bajo en la falta de realización personal.

En comparación con otras profesiones, los profesores de Secundaria mostraron mejores índices en sobrecarga manejable, aunque los datos fueron peores en control, recompensas, sentimiento de comunidad, justicia o congruencia de valores.

Los episodios de violencia física fueron de escasa gravedad, aunque sí fueron habituales los insultos, amenazas y reclamaciones. Y es que los profesores de Secundaria, según el estudio, presentan un índice de agresiones físicas del 4,59%, porcentaje que, no obstante, es inferior al 11% que registran otros profesionales en Aragón como los del sector sanitario. [Ver cursos de Psicología Educativa]

La violencia verbal igualmente afecta a los profesores de Secundaria de la mano de amenazas e insultos con porcentajes del 30% y del 40%, respectivamente, aunque se sigue estando por debajo del ámbito sanitario, que se sitúa en este caso en el 64%.

Otros factores como la sobrecarga laboral o el excesivo número de alumnos no son relevantes para el desgaste o cansancio emocional de estos profesionales, ya que se ven compensados con otros aspectos positivos como el sentimiento de comunidad, que sobre todo se siente en los centros más pequeños, y que actúa como un factor moderador.

Las conclusiones del estudio servirán para establecer medidas de prevención para este colectivo en materia de bienestar, salud y ajuste en la relación docente, ya que en la actualidad es uno de los más expuestos al estrés, siendo este elemento uno de los factores implicados en la aparición de cuadros de origen laboral como el ‘burnout’, además de tener una relación directa con otros trastornos como las cardiopatías, el dolor crónico o las alteraciones gastrointestinales.

Los principales riesgos laborales en el área de la docencia se producen, sobre todo, en el área psicosocial, ya que algunos trastornos como los dermatológicos o gastrointestinales pueden tener origen psicosocial.

El estudio ha sido realizado conforme al modelo de Leiter y Maslach, que consideran que el ‘burnout’ se compone de tres factores entre los que se hallan el cansancio, despersonalización y falta de realización, que pueden predecirse según áreas críticas del mundo laboral como sobrecarga manejable, sentimiento de comunidad, recompensas o valores, entre otros. El grupo de investigación de la Universidad de Zaragoza añadió al estudio cuestionarios sobre violencia y el ajuste-desajuste en la relación docente.

El trabajo, dirigido por Santiago Gascón, profesor del Grado de Psicología del campus de Teruel de la Universidad de Zaragoza, ha sido realizado junto a profesores de Psicología, Psiquiatría y estudiantes de últimos cursos de Psicología, en colaboración con otras universidades europeas.

De los 38 centros que formaron parte del estudio, 29 fueron públicos y 9 privados. Además, 24 estaban ubicados en zonas urbanas y 14 en rurales. Por provincias, 7 centros eran de Huesca, mientras que 9 se correspondían con Teruel y 22 con Zaragoza. La media de edad de los profesores de Secundaria objeto del estudio fue de 45,7 años. Del total de los 617 profesionales, el 53,2% eran mujeres y el 46,7% hombres.


Fuente
Aprendemás.com
Eva Sereno - Redacción Aprendemas
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