Estrategias de
prevención e intervención
Generalmente, los trabajos de investigación que han estudiado el
burnout se han centrado en su descripción, en la delimitación de las variables
facilitadoras, en la descripción de las consecuencias del síndrome o bien en el
análisis estadístico de los instrumentos de medida del mismo.
Alvarez y Fernández clasifican en dos categorías los distintos
estudios revisados en su trabajo sobre la prevención y el tratamiento del
burnout: la prevención primaria, que engloba aquellos estudios que aportan
propuestas sobre aspectos que han demostrado experimentalmente ser relevantes
para prevenir el síndrome, y la secundaria, que engloba estudios que comparan
técnicas de intervención.
Otros autores han concluido que la forma más eficaz de enfocar la
prevención y el tratamiento del burnout se orienta hacia la intervención tanto
a nivel individual o personal como social y organizacional.
Estrategias individuales
Los profesores pueden afrontar la situación y sus consecuencias
poniendo en práctica ciertas habilidades y estrategias útiles. De hecho,
constituye un planteamiento preventivo y de tratamiento el fomentar y promover
la obtención de algunas estrategias que aumenten la capacidad de adaptación del
individuo a las fuentes de estrés laboral. La capacidad de adaptación y el
afrontamiento constituyen una función de múltiples factores personales.
Lazarus y Folkman han divulgado el uso de las estrategias de coping
y los esfuerzos tanto conductuales como cognitivos que realiza el individuo
para dominar, reducir o tolerar las exigencias creadas por las transacciones
estresantes. Afirman que las respuestas de afrontamiento pueden ser
adaptativas, al reducir el estrés y promover estados de salud a largo plazo, o
de inadaptación, en cuyo caso aunque pueden reducir el estrés a corto plazo pueden
tener consecuencias graves a largo plazo. En esta misma línea, Labrador y
Sandín han puesto de manifiesto que la tensión se puede controlar bien sea
modificando directamente la activación fisiológica inicial y su mantenimiento,
o modificando los efectos que los pensamientos, las situaciones o las conductas
tienen sobre ella.
En la bibliografía revisada hemos encontrado algunas clasificaciones de
estrategias individuales para la prevención y el tratamiento del estrés laboral
y el burnout, y algunas comparaciones entre los beneficios de cada una de
ellas. En este sentido, Ivancevich y Matteson hacen una clara distinción entre
los entrenamientos dirigidos a la adquisición de estrategias instrumentales
para afrontar el estrés y aquellos encaminados a la adquisición de destrezas
para el manejo de las emociones. Entre los primeros, destacan por su
efectividad el entrenamiento en solución de problemas y el entrenamiento en
asertividad y en manejo eficaz del tiempo.
Buendía y Ramos han diferenciado entre las actividades dirigidas a la
adquisición de estrategias de carácter paliativo y las dirigidas a la
adquisición de estrategias instrumentales, mientras que Gil-Monte y Peiró han
señalado que el empleo de estrategias centradas en el problema previene el
desarrollo del síndrome y que las estrategias de evitación-escape, centradas en
la emoción, facilitan su aparición. Nosotros hemos optado por clasificar las
estrategias individuales en técnicas fisiológicas, conductuales y cognitivas.
Técnicas
fisiológicas
Están orientadas a reducir la activación fisiológica y el malestar
emocional y físico provocado por las fuentes de estrés laboral. Entre otras,
destacan las técnicas para la relajación física, el control de la respiración y
el biofeeback.
En cuanto a las técnicas de control de respiración, Labrador explica
que las situaciones estresantes provocan respiración rápida y superficial, lo
que implica un aumento de la tensión general del organismo. Estas técnicas
consisten en facilitar al individuo el aprendizaje de una forma apropiada de
respirar para que en situaciones de estrés pueda controlar su respiración de
forma automática lo que le permitirá una adecuada oxigenación del organismo.
Técnicas
conductuales
El fin de estas técnicas es conseguir que la persona domine un
conjunto de habilidades y competencias que le faciliten el afrontamiento de los
problemas laborales. Entre ellas se encuentran el entrenamiento asertivo, el
entrenamiento en habilidades sociales, las técnicas de solución de problemas y
las técnicas de autocontrol.
Otros autores han destacado como medida general para prevenir el
burnout el evitar una excesiva ingerencia en el trabajo y con los usuarios hacia
los que se dirigen sus servicios. En esta línea, se ha recomendado tomar
pequeños descansos durante el trabajo, aumentar las actividades reforzantes y
buscar opciones de carácter positivo, como disfrutar de las actividades
preferidas en los ratos de ocio.
También se ha señalado que algunos recursos como el dinero, el tener
acceso a la información, a los servicios sociales y a los programas de
entrenamiento, van a facilitar el manejo y la resolución de una situación
laboral estresante.
Peiró opina que una dieta equilibrada, no fumar ni beber en exceso y
no consumir excitantes ni fármacos psicoactivos son factores que mejoran el
estado de salud y el sistema inmunológico, al mismo tiempo que modulan la
respuesta de estrés laboral. De la misma manera, propone que el ejercicio físico
aumenta la resistencia ante los efectos de dicho estrés.
Técnicas
cognitivas
El abordaje cognitivo busca mejorar la percepción, la interpretación
y la evaluación de los problemas laborales y de los recursos personales que
realiza el individuo. Entre las técnicas cognitivas más empleadas destacan la
desensibilización sistemática, la detención del pensamiento, la inoculación de
estrés, la reestructuración cognitiva, el control de pensamientos irracionales,
la eliminación de actitudes disfuncionales y la terapia racional emotiva.
Calvete y Villa investigaron la influencia de las creencias
irracionales en los síntomas de estrés y burnout en una muestra de profesores
de enseñanza secundaria. Los resultados revelaron que la asociación entre las
creencias irracionales y los síntomas de estrés y de burnout es
estadísticamente significativa.
Una investigación llevada a cabo por Rubio con orientadores de
institutos de enseñanza secundaria demostró que existen relaciones
significativas entre las actitudes disfuncionales y el burnout. En este trabajo
hemos constatado que los docentes más afectados por los máximos niveles
presentan más actitudes disfuncionales, manifiestan una desajustada necesidad
de aprobación de los demás, miedo al fracaso y afán de perfeccionamiento. A
partir de estos resultados, hemos propuesto que es indispensable entrenar al
sujeto para que identifique el papel que juegan sus propias actitudes en el
origen y persistencia de su estrés laboral.
Al revisar los factores causales del burnout, encontramos que el más
citado es la escasa formación recibida en técnicas de autocontrol y en manejo
del estrés.
Estrategias de
intervención social
Con ellas se busca romper el aislamiento y mejorar los procesos de
socialización al potenciar el apoyo social a través de políticas de trabajo cooperativo.
Se ha demostrado que el apoyo social amortigua los efectos perniciosos de las
fuentes de estrés laboral e incrementa la capacidad del individuo para
afrontarlas. Sandín afirma que el apoyo social actúa sobre la salud de forma
directa. Asegura que disfrutar de una óptima red de apoyo facilita las
experiencias individuales de autoestima, afecto positivo y sensación de
control, que protegen al individuo de posibles trastornos y que posiblemente mejoren
el sistema inmunológico.
Adler y Matthews han comprobado que el apoyo social se relaciona
significativamente con la salud física y psicológica. Señalan que favorece la
salud, porque se relaciona negativamente con el comienzo de las enfermedades, o
bien porque facilita la recuperación de los pacientes con algún tipo de
trastorno.
Se ha propuesto como estrategia útil la creación de dinámicas
potentes de apoyo social con el aumento de las reuniones de grupos
profesionales para romper el aislamiento laboral. En este sentido, Esteve sugiere actuar prioritariamente respecto al
apoyo social que el profesor recibe. Para García el trabajo en equipo y los equipos
multidisciplinares contribuyen a disipar las actitudes negativas y a mejorar la
comprensión de los problemas.
Estrategias de
intervención organizacional
Estamos convencidos de que las acciones específicas de los programas de
intervención organizacional se han de dirigir a la modificación de los aspectos
disfuncionales en la estructura de la organización, la comunicación, la
formación de los profesionales, los procesos de toma de decisiones, el ambiente
físico, los turnos, el reparto de tareas, etc. Parkes afirma de manera
categórica que es ingenuo e incluso éticamente discutible el someter a los
trabajadores a programas de entrenamiento contra el estrés mientras persistan
en la empresa las exigencias excesivas o las condiciones de trabajo
inapropiadas.
En los profesionales docentes, aumentar la competencia profesional
mediante la formación inicial y continua es una estrategia organizacional
recomendada habitualmente para la prevención y el tratamiento del estrés
laboral y del burnout. Oliver propone que los planes de formación del
profesorado se fundamenten en una información realista que incluya tanto los
aspectos relacionados con las tareas y funciones que deberán desempeñar los
docentes, como lo relativo a sus derechos y obligaciones. Asimismo, deberá
incluir orientación referente a la problemática a la que usualmente se verán
sometidos e información sobre el síndrome de burnout, su génesis y desarrollo,
y las estrategias para su manejo y control.
Más recientemente, Fernández-Garrido ha puesto de manifiesto que
mediante planes de carrera adecuadamente concebidos se reduce el efecto de las
fuentes de estrés laboral, además de que dichos planes constituyen un
importante factor motivacional. Del mismo modo, las organizaciones han de
prestar atención especial a los aspectos relacionados con el tiempo (turnos,
tipo de jornada laboral, plazos de realización, etc.). Es recomendable disponer
no sólo de diversas estrategias para reducir los tiempos de exposición al
estrés, como la elección de los turnos de trabajo y los horarios flexibles,
sino de una adecuada planificación que evite la percepción de urgencia en el
trabajo. GilMonte y Peiró, en cambio, han sugerido como estrategias preventivas
la implementación de sistemas de evaluación y retroinformación adecuados.
Aumentar la participación de los trabajadores en la toma de
decisiones, darles formación sobre conocimientos y destrezas para el desempeño
eficaz de tareas, formarlos para la toma de decisiones, el trabajo en grupo y
el desarrollo de habilidades interpersonales, son otras estrategias
organizacionales. Resultan especialmente beneficiosos los estilos de dirección
participativos, pues aumentan el control sobre el propio trabajo y protegen de
los efectos del estrés.
Finalmente, la aparición de conflictos en el ámbito laboral es algo
lamentablemente habitual, lo que requiere tanto de la elaboración de planes de
actuación que ayuden a reducir dicha aparición como de la creación de
procedimientos de arbitraje y de mediación de conflictos.
Extraído de
Eloísa Guerrero Barona, Departamento de Psicología y Sociología de
Jesús Carlos Rubio Jiménez
Instituto de Enseñanza Secundaria San Pedro de Alcántara.
Salud Mental, Vol. 28, No. 5, octubre 2005
No hay comentarios:
Publicar un comentario