martes, 28 de febrero de 2012

Síntomas del estrés y del síndrome de «burnout»

Muchas veces nos sentimos estresados, pero específicamente ¿Cuáles son los síntomas? Puede suceder que esas características se conviertan en estables, permanentes, y eventualmente podemos caer en el “burnout”, en este caso ¿Cuáles son sus evidencias? En los siguientes párrafos se describen esas situaciones.



Cuando se valoran las demandas del entorno como indiferentes, es decir, que no conllevan implicaciones para la persona y/o no tienen interés para ella, la reacción emocional que se produce es neutra, por lo tanto no sentiríamos estrés.

Si se valora una condición estimular como favorable para lograr o mantener el bienestar personal, y/o cuando consideramos que disponemos de los recursos necesarios para afrontar con éxito una amenaza o desafío, podríamos decir que sentimos estrés positivo. Selye habla asimismo de estrés positivo (eustress) cuando el desafío o estresor es controlable, predecible o incluso buscado por la persona. La persona se sentirá y aparecerá ante otros como:
- Eufórica, estimulada, emocionada, divertida.
- Amable, comprensiva, sociable, amistosa, cariñosa, feliz.
- Tranquila, controlada y confiada.
- Creativa, efectiva y eficiente.
- Con un razonamiento claro y racional, decidida.
- Ocupada, vivaz, productiva, alegre y siempre sonriente» [Loocker & Gregson].

Finalmente, cuando se valora las condiciones estimulares como desfavorables para lograr o mantener el bienestar personal, y/o consideramos que no somos capaces de afrontar satisfactoriamente la demanda, nos encontraríamos con el estrés negativo. Selye señala que sentimos estrés negativo cuando el estresor no es controlable o predecible por la persona. La persona mostrará los siguientes síntomas:

• Síntomas Físicos:
- Sensación de ahogo, de tener un nudo en la garganta, respiración poco profunda y rápida.
- Atención a los latidos del corazón, palpitaciones.
- Tener la boca seca, el estómago revuelto, indigestión, náuseas.
- Diarrea, estreñimiento, flatulencia.
- Tensión muscular, preferentemente en las mandíbulas, rechinar de dientes, puños cerrados, espalda encorvada, dolor y molestias musculares generales, calambres.
- Inquietud, hiperactividad, comerse las uñas, tamborilear con los dedos, dar golpecitos con el pie, temblor en las manos.
- Cansancio, fatiga, actitud letárgica, sentirse exhausto, dificultad para conciliar el sueño, mareos, dolores de cabeza, estar enfermo con frecuencia.
- Sudoración, especialmente en las palmas de la mano y en el labio superior, sofocos.
- Manos y pies fríos.
- Frecuentes deseos de orinar.
- Comer demasiado, pérdida de apetito, aumento de consumo de cigarrillos.
- Mayor ingestión de alcohol, pérdida de interés en el sexo.

• Síntomas Mentales:
- Angustia, preocupación, tristeza, lágrimas, desilusión, sentimientos de desamparo y desesperanza, histerismo, introversión, sensación de incapacidad para enfrentarse a las cosas, ansiedad, depresión.
- Impaciencia, irritación, enfado, hostilidad, agresividad.
- Frustración, aburrimiento, reacciones inapropiadas, culpabilidad, dejadez, inseguridad, vulnerabilidad.
- Pérdida de interés por la apariencia externa, por la salud, por la dieta y por el sexo, baja autoestima, pérdida de interés por los demás.
- Conducta polifásica (hacer muchas cosas a la vez), precipitación.
- Incapacidad para terminar una tarea antes de comenzar una nueva.
- Dificultad para pensar con claridad, para concentrarse y tomar decisiones, olvidos, falta de creatividad, irracionalidad, aplazamiento de una decisión, dificultad para empezar una cosa.
- Proclive a cometer fallos tontos y a tener accidentes.
- Tener mucho que hacer y no saber por donde comenzar, con lo cual se termina por no hacer nada o se va de tarea en tarea sin completar ninguna.
- Hipercrítico, inflexible, comportamiento no razonable, susceptibilidad, falta de productividad y baja eficacia» [Loocker & Gregson].

Siguiendo a Álvarez y Fernández los síntomas generales del estrés negativo se podrían complementar en el caso de los profesionales de la educación aquejados de «burnout», con los expuestos a continuación:
• «Psicosomáticos:
- Fatiga crónica, dolores de cabeza frecuente, problemas de sueño, úlceras u otros desórdenes gastrointestinales, pérdida de peso, hipertensión, asma, dolores musculares (espalda y cuello) y en las mujeres, pérdida de ciclos menstruales.

• Conductuales:
- Absentismo laboral, abuso de drogas, aumento de la conducta violenta, comportamientos de alto riesgo (conducción suicida, juegos de azar peligrosos).

• Emocionales:
- Distanciamiento afectivo, irritabilidad, recelos, incapacidad para concentrarse, baja autoestima y deseos de abandonar el trabajo, ideas suicidas.

Defensivos:
-   Negación de las emociones, atención selectiva, ironía, racionalización, desplazamiento de afectos» [Álvarez & Fernández].


Extraído de
La Formación en Estrés
para la Prevención del Síndrome de «Burnout» en el Currículo de Formación Inicial de los Maestros
Óscar Anadón Revuelta
Estudiante de la Licenciatura en Psicopedagogía en la Facultad de Educación de Zaragoza, bajo la dirección de los profesores José Emilio Palomero Pescador y María del Pilar Teruel Melero.



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domingo, 19 de febrero de 2012

Relación entre estrés y síndrome de «burnout»

¿Es lo mismo “estrés” y “síndrome de burnout”? ¿Uno es consecuencia del otro? ¿Existe un “estrés bueno”? ¿Qué los origina? El siguiente artículo establece las diferencias entre los conceptos.



El estrés fue definido, en primer lugar, por Hans Selye, un estudiante de segundo de Medicina de la Universidad de Praga, en 1926. Selye se preguntaba por qué pacientes que sufrían de las más diversas enfermedades tenían en común tantos signos y síntomas: pérdida de apetito, reducción de la fuerza muscular, carencia de iniciativa… Así: «Si un hombre sufre una grave pérdida de sangre, una enfermedad infecciosa o un cáncer avanzado, pierde su apetito, su fuerza muscular y su ambición de realizar nada; habitualmente, el paciente también pierde peso e incluso su expresión facial denota que está enfermo»

Selye buscaba un diagnóstico diferencial para este síndrome que aparecía ante diferentes situaciones e independientemente del trastorno que sufrían los pacientes, llegando a definirlo como estrés, aunque en un principio lo denominó como el síndrome de sólo estar enfermo.

Según García, para Selye el estrés es la respuesta inespecífica del organismo ante cualquier exigencia y se produce ante condiciones tanto positivas como negativas. Es decir, se trataría de un proceso en origen adaptativo, que pone en marcha una serie de mecanismos de emergencia necesarios para la supervivencia y sólo bajo determinadas condiciones sus consecuencias se vuelven negativas.

En la actualidad el estrés se podría conceptuar del siguiente modo: “Proceso psicológico que se origina ante una exigencia al organismo, frente a la cual éste no tiene recursos para dar una respuesta adecuada, activando un mecanismo de emergencia consistente en una activación psicofisiológica que permite recoger más y mejor información, procesarla e interpretarla más rápida y eficientemente, y así permitir al organismo actuar de una manera adecuada a la demanda”. El tipo de estrés que experimentemos dependerá de nuestra valoración ya que: «El balance entre cómo vemos la demanda y la percepción de la propia capacidad para hacerle frente es lo que determinará que sintamos estrés positivo o negativo o que no tengamos estrés» [Loocker & Gregson].

El «burnout» fue descrito por el psiquiatra Herbert Freudenberger en 1974. Durante su trabajo en Nueva York, en una clínica de toxicómanos, observó que un gran número de asistentes voluntarios sufrían una progresiva pérdida de energía, desmotivación para el trabajo, así como síntomas de ansiedad y depresión. Estos voluntarios se volvían menos sensibles, poco comprensivos e incluso agresivos hacia sus pacientes, con un trato distanciado y despreciativo, llegando a culpar a los pacientes de los propios problemas que padecían. Freudenberguer utilizó el término de burnout para describir sus observaciones, que anteriormente ya era empleado para referirse a los efectos del consumo crónico de sustancias tóxicas de abuso.

Según Maslach y Jackson, el síndrome de «burnout» podría definirse como una reacción al estrés crónico, y por lo tanto negativo, en el trabajo, y se caracterizaría por agotamiento físico y/o emocional (disminución y pérdida de energía, fatiga, etcétera), despersonalización (desarrollo de actitudes negativas y respuestas frías e impersonales hacia los destinatarios del servicio prestado) y baja realización personal (tendencia a evaluar el trabajo propio de forma negativa).

«Burnout» y estrés negativo estarían íntimamente ligados tanto si los contemplamos desde la perspectiva clínica, como si lo hacemos desde la perspectiva psicosocial. En este sentido, Guerrero y Vicente señalan que:
«Desde una perspectiva clínica, estrés y burnout guardan una estrecha vinculación en el sentido de que éste último es el final y la consecuencia de una respuesta de estrés crónica que sobrepasa al profesional, agotando su capacidad de reacción de manera adaptativa. Desde la perspectiva psicosocial se acepta que el burnout es un proceso caracterizado por el desgaste psíquico resultante de estar agotado emocionalmente y de mostrar una actitud negativa hacia las personas con las que se trabaja y hacia el propio rol. Es, en definitiva, uno de los últimos eslabones de la cadena de un estrés crónico laboral».


Extraído de
La Formación en Estrés
para la Prevención del Síndrome de «Burnout» en el Currículo de Formación Inicial de los Maestros
Óscar Anadón Revuelta
Estudiante de la Licenciatura en Psicopedagogía en la Facultad de Educación de Zaragoza, bajo la dirección de los profesores José Emilio Palomero Pescador y María del Pilar Teruel Melero.



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sábado, 11 de febrero de 2012

Estrategias de prevención e intervención del “Burnout”

El estrés docente está instalado, es evidente que cuanto más se lo ignore, peores serán sus efectos ¿Qué se puede hacer? Como se trata de un problema complejo, existen diversos planos de actuación, en este artículo se mencionan estrategias individuales, conductuales, fisiológicas, organizacionales, de intervención social, para la prevención y lucha contra el Burnout.



Estrategias de prevención e intervención
Generalmente, los trabajos de investigación que han estudiado el burnout se han centrado en su descripción, en la delimitación de las variables facilitadoras, en la descripción de las consecuencias del síndrome o bien en el análisis estadístico de los instrumentos de medida del mismo.

Álvarez y Fernández clasifican en dos categorías los distintos estudios revisados en su trabajo sobre la prevención y el tratamiento del burnout: la prevención primaria, que engloba aquellos estudios que aportan propuestas sobre aspectos que han demostrado experimentalmente ser relevantes para prevenir el síndrome, y la secundaria, que engloba estudios que comparan técnicas de intervención.

Otros autores han concluido que la forma mas eficaz de enfocar la prevención y el tratamiento del burnout se orienta hacia la intervención tanto a nivel individual o personal como social y organizacional.

Estrategias individuales
Los profesores pueden afrontar la situación y sus consecuencias poniendo en práctica ciertas habilidades y estrategias útiles. De hecho, constituye un planteamiento preventivo y de tratamiento el fomentar y promover la obtención de algunas estrategias que aumenten la capacidad de adaptación del individuo a las fuentes de estrés laboral. La capacidad de adaptación y el afrontamiento constituyen una función de múltiples factores personales.

En la bibliografía revisada hemos encontrado algunas clasificaciones de estrategias individuales para la prevención y el tratamiento del estrés laboral y el burnout, y algunas comparaciones entre los beneficios de cada una de ellas. En este sentido, Ivancevich y Matteson hacen una clara distinción entre los entrenamientos dirigidos a la adquisición de estrategias instrumentales para afrontar el estrés y aquellos encaminados a la adquisición de destrezas para el manejo de las emociones. Entre los primeros, destacan por su efectividad el entrenamiento en solución de problemas y el entrenamiento en asertividad y en manejo eficaz del tiempo.

Buendia y Ramos han diferenciado entre las actividades dirigidas a la adquisición de estrategias de carácter paliativo y las dirigidas a la adquisición de estrategias instrumentales, mientras que Gil-Monte y Peiro han señalado que el empleo de estrategias centradas en el problema previene el desarrollo del síndrome y que las estrategias de evitación-escape, centradas en la emoción, facilitan su aparición. Nosotros hemos optado por clasificar las estrategias individuales en técnicas fisiológicas, conductuales y cognitivas.

Técnicas fisiológicas
Están orientadas a reducir la activación fisiológica y el malestar emocional y físico provocado por las fuentes de estrés laboral. Entre otras, destacan las técnicas para la relajación física, el control de la respiración y el biofeeback.

En cuanto a las técnicas de control de respiración, Labrador explica que las situaciones estresantes provocan respiración rápida y superficial, lo que implica un aumento de la tensión general del organismo. Estas técnicas consisten en facilitar al individuo el aprendizaje de una forma apropiada de respirar para que en situaciones de estrés pueda controlar su respiración de forma automática lo que le permitirá una adecuada oxigenación del organismo.

Técnicas conductuales
El fin de estas técnicas es conseguir que la persona domine un conjunto de habilidades y competencias que le faciliten el afrontamiento de los problemas laborales. Entre ellas se encuentran el entrenamiento asertivo, el entrenamiento en habilidades sociales, las técnicas de solución de problemas y las técnicas de autocontrol.

Otros autores han destacado como medida general para prevenir el burnout el evitar una excesiva ingerencia en el trabajo y con los usuarios hacia los que se dirigen sus servicios. En esta línea, se ha recomendado tomar pequeños descansos durante el trabajo, aumentar las actividades reforzante y buscar opciones de carácter positivo, como disfrutar de las actividades preferidas en los ratos de ocio.

También se ha señalado que algunos recursos como el dinero, el tener acceso a la información, a los servicios sociales y a los programas de entrenamiento, van a facilitar el manejo y la resolución de una situación laboral estresante.

Peiro opina que una dieta equilibrada, no fumar ni beber en exceso y no consumir excitantes ni
fármacos psicoactivos son factores que mejoran el estado de salud y el sistema inmunológico, al mismo tiempo que modulan la respuesta de estrés laboral. De la misma manera, propone que el ejercicio físico aumenta la resistencia ante los efectos de dicho estrés.

Técnicas cognitivas
El abordaje cognitivo busca mejorar la percepción, la interpretación y la evaluación de los problemas laborales y de los recursos personales que realiza el individuo. Entre las técnicas cognitivas mas empleadas destacan la desensibilización sistemática, la detención del
pensamiento, la inoculación de estrés, la reestructuración cognitiva, el control de pensamientos irracionales, la eliminación de actitudes disfuncionales y la terapia racional emotiva.

Calvete y Villa investigaron la influencia de las creencias irracionales en los síntomas de estrés y burnout en una muestra de profesores de enseñanza secundaria. Los resultados revelaron que la asociación entre las creencias irracionales y los síntomas de estrés y de burnout es estadísticamente significativa.

Una investigación llevada a cabo por Rubio con orientadores de institutos de enseñanza secundaria demostró que existen relaciones significativas entre las actitudes disfuncionales y el burnout. En este trabajo hemos constatado que los docentes mas afectados por los máximos niveles de burnout presentan mas actitudes disfuncionales, manifiestan una desajustada necesidad de aprobación de los demás, miedo al fracaso y afán de perfeccionamiento. A partir de estos resultados, hemos propuesto que es indispensable entrenar al sujeto para que identifique el papel que juegan sus propias actitudes en el origen y persistencia de su estrés laboral.

Al revisar los factores causales del burnout, encontramos que el mas citado es la escasa formación recibida en técnicas de autocontrol y en manejo del estrés.

Estrategias de intervención social
Con ellas se busca romper el aislamiento y mejorar los procesos de socialización al potenciar el apoyo social a través de políticas de trabajo cooperativo. Se ha demostrado que el apoyo social amortigua los efectos perniciosos de las fuentes de estrés laboral e incrementa la capacidad del individuo para afrontarlas. Sandin afirma que el apoyo social actúa sobre la salud de forma directa. Asegura que disfrutar de una optima red de apoyo facilita las experiencias individuales de autoestima, afecto positivo y sensación de control, que protegen al individuo de posibles trastornos y que posiblemente mejoren el sistema inmunológico.

Adler y Matthews han comprobado que el apoyo social se relaciona significativamente con la salud física y psicológica. Señalan que favorece la salud, porque se relaciona negativamente con el comienzo de las enfermedades, o bien porque facilita la recuperación de los pacientes con algún tipo de trastorno.

Se ha propuesto como estrategia útil la creación de dinámicas potentes de apoyo social con el aumento de las reuniones de grupos profesionales para romper el aislamiento laboral. En este sentido, Esteve sugiere actuar prioritariamente respecto al apoyo social que el profesor recibe. Para García el trabajo en equipo y los equipos multidisciplinares contribuyen a disipar las actitudes negativas y a mejorar la comprensión de los problemas.

Estrategias de intervención organizacional
Estamos convencidos de que las acciones especificas de los programas de intervención organizacional se han de dirigir a la modificación de los aspectos disfuncionales en la estructura de la organización, la comunicación, la formación de los profesionales, los procesos de toma de decisiones, el ambiente físico, los turnos, el reparto de tareas, etc. Parkes afirma de manera categórica que es ingenuo e incluso éticamente discutible el someter a los trabajadores a programas de entrenamiento contra el estrés mientras persistan en la empresa las exigencias excesivas o las condiciones de trabajo inapropiadas.

En los profesionales docentes, aumentar la competencia profesional mediante la formación inicial y continua es una estrategia organizacional recomendada habitualmente para la prevención y el tratamiento del estrés laboral y del burnout. Oliver propone que los planes de formación del profesorado se fundamenten en una información realista que incluya tanto los aspectos relacionados con las tareas y funciones que deberán desempeñar los docentes, como lo relativo a sus derechos y obligaciones. Asimismo, deberá incluir orientación referente a la problemática a la que usualmente se verán sometidos e información sobre el síndrome de burnout, su génesis y desarrollo, y las estrategias para su manejo y control.

Mas recientemente, Fernández-Garrido ha puesto de manifiesto que mediante planes de carrera adecuadamente concebidos se reduce el efecto de las fuentes de estrés laboral, además de que dichos planes constituyen un importante factor motivacional. Del mismo modo, las organizaciones han de prestar atención especial a los aspectos relacionados con el tiempo (turnos, tipo de jornada laboral, plazos de realización, etc.). Es recomendable disponer no solo de diversas estrategias para reducir los tiempos de exposición al estrés, como la elección de los turnos de trabajo y los horarios flexibles, sino de una adecuada planificación que evite la percepción de urgencia en el trabajo. GilMonte y Peiro, en cambio, han sugerido como estrategias preventivas la implementación de sistemas de evaluación y retroinformación adecuados.

Aumentar la participación de los trabajadores en la toma de decisiones, darles formación sobre conocimientos y destrezas para el desempeño eficaz de tareas, formarlos para la toma de decisiones, el trabajo en grupo y el desarrollo de habilidades interpersonales, son otras estrategias organizacionales. Resultan especialmente beneficiosos los estilos de dirección participativos, pues aumentan el control sobre el propio trabajo y protegen de los efectos del estrés.

Finalmente, la aparición de conflictos en el ámbito laboral es algo lamentablemente habitual, lo que requiere tanto de la elaboración de planes de actuación que ayuden a reducir dicha aparición como de la creación de procedimientos de arbitraje y de mediación de conflictos.


ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN DEL BURNOUT EN EL ÁMBITO EDUCATIVO
Eloísa Guerrero Barona
Jesús Carlos Rubio Jiménez
Salud Mental, Vol. 28, No. 5, octubre 2005



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viernes, 3 de febrero de 2012

Síndrome de burnout desde la teoría

¿En qué consiste el burnout? ¿Cuáles son sus síntomas? ¿Qué fases atraviesa? Las respuestas a las preguntas, desde el punto de vista de la teoría sigue a continuación.



El síndrome de burnout fue definido por Freudenberger en 1974, quien observó en la mayoría de los voluntarios que trabajaban en su clínica de Nueva York, una sensación de frustración, proveniente del exceso de esfuerzos físicos, psicológicos y emotivos que tuvieron que realizar en un tiempo prolongado.

El síndrome del burnout es un estrés prolongado que viven quienes trabajan directamente con personas y en donde los esfuerzos hechos no se ven compensados de manera suficiente. Quienes son más propensos a sufrir de esto son los docentes, policías, terapeutas, enfermeras, etc.

Sintomatología
El síntoma principal que sufren las personas que padecen burnout es un sentimiento de impotencia, ya que no existe un deseo de hacer algo por alegría, sino porque se "tiene que hacer'': la persona se siente agotada y sin esperanzas. Algunas personas llegan a sentirse deprimidas y hasta se ausentan varios días del trabajo.

Sintomatología docente
Maslach y Jackson, describen a este síndrome con tres aspectos que se patentizan en el agotamiento, la despersonalizacion y el menor rendimiento laboral. El docente describe varios síntomas, como considerar que tiene muchas exigencias emocionales en sus tratos con los demás, de ahí que una dimensión de este síndrome apunte al agotamiento emocional. También el docente describe tener una disminución de la empatía, culpa y negativismo en las relaciones con los demás, como si de repente fuera otro, de ahí la despersonalización.

Finalmente, el último aspecto de este síndrome se refiere a una valoración negativa sabre lo realizado en el trabajo, en donde prevalecen los sentimientos de incapacidad de automotivarse a la resolución de las tareas laborales con un mínimo de entusiasmo, de ahí que la ultima dimensión apunte a la reducción de la capacidad de rendimiento.

El burnout se hace presente en la docencia con síntomas que narra el profesor como sentimientos de incompetencia, que se producen después de varios años de trabajo áulico. El profesor presenta un desgaste que proviene de un agotamiento constante, que se patentiza en una disminución de la empatía hacia sus alumnos, como distanciamiento, renuncia, cinismo y actitudes negativas.

Teorías
Se puede pensar que este síndrome aparece de forma inesperada y atrapa al docente causándole daño inadvertido. Pero es silencioso, se va gestando en los esfuerzos y desengaños diarios; además este proceso se da en dos períodos, uno leve y otro agudo, que se alternan varias veces entre sí, que se traslapan, se revierten y se reinician, hasta llegar al burnout.

Para Contel Segura y Badía, existen dos fases en el desarrollo del síndrome. La primera fase se puede considerar como leve, inicia con una sensación de angustia, que se va convirtiendo en una sensación de falta de tiempo, dificultades para desconectarse del ámbito laboral; comienzan a manifestarse ideas de culpa al utilizar el tiempo libre; también se dan problemas de concentración en el trabajo, cansancio, irritabilidad; y en casa, dolores de cabeza, insomnio y falta de atención a los deberes del hogar. La segunda fase consiste en el agravamiento de la anterior y, se puede considerar la fase aguda del síndrome, con un descenso en la productividad, en donde invade un intense sentimiento de frustración, bloqueo mental, apatía, pesimismo, suspicacia; hasta volverse una adicción al trabajo, experimentar despersonalización y perdida de interés por alumnos y compañeros.

Con La fase aguda, se comienza a gestar La perdida del entusiasmo en el trabajo; entonces el sujeto se protege de la falta de empeño con actitudes cínicas, menor compromiso y deseos de abandono. Es cuando se comienzan a presentar las primeras actitudes de despersonalización, como menciona Napione Berge, "....frialdad, distanciamiento, cinismo o dureza en el tratamiento de los alumnos... ", lo cual evidencia el inicio del burnout. Cuando aparece por completo el burnout, se observa además depresión, desesperanza o pesimismo general.

Por provenir del desgaste orgánico, los trastornos físicos mas frecuentes son los trastornos cardiovasculares, respiratorios, gastrointestinales, musculares, dermatológicos e inmunológicos.



BURNOUT EN EL COLECTIVO DOCENTE
Investigación en la Universidad EPCA
Luis Felipe A. El Sahili Gonzalez Sharon Kornhauser Lopez
En colaboración con:
Jorge Alonso Lozano, José Refugio Ferro Vázquez y Pascual Rodríguez Sánchez

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