lunes, 29 de abril de 2013

Liderazgo y Estrés Docente

El “estrés malo” en la docencia lleva a diversas consecuencias perjudiciales, entre ellas, la desaparición del liderazgo pedagógico ¿En qué consiste este liderazgo? ¿Qué podemos hacer? El Dr. Hue se refiere a este tema, en el marco del programa de pensamiento emocional.



El liderazgo es la competencia que más contribuye al bienestar docente. Se puede definir el liderazgo como la función de dinamización de un grupo o de una organización para generar su propio crecimiento en función de una misión o proyecto compartido (Pareja). El liderazgo es la competencia por excelencia del profesorado. Maestros y profesores son líderes de sus alumnos y esto se consigue a través de la autoridad. Hoy, en nuestras aulas se habla de falta de autoridad e incluso, algunas Comunidades Autónomas han promulgado leyes sobre la autoridad del profesorado. Ahora bien, es preciso que distingamos entre autoridad y poder, entre auctoritas y potestas. La potestas, es el poder del profesorado emana de su nombramiento y se expresa mayoritariamente a través de las notas, mientras que la auctoritas, la autoridad, la ascendencia sobre los alumnos se consigue a partir de la confianza que podamos darles y esta confianza nace de un conjunto de competencias emocionales, nos dice el método de pensamiento emocional y para ello, nos propone un conjunto de ejercicios que nos ayuden a desarrollarlas.

a) La capacidad para mantener relaciones. Los profesores debemos ser sociables, tenemos que saber cómo entablar relaciones, pero sobre todo, tendremos que saber mantenerlas. Muchas veces encontramos fácil hacer nuevas relaciones, sin embargo, ya no es tan fácil mantenerlas.

b) La capacidad para conocer y organizar grupos. Tanto dentro del aula, veremos, pero también fuera de ella (Hernández). El liderazgo no es algo exclusivo del ámbito docente. Es más, veremos cómo los docentes que seamos capaces de organizar grupos fuera del aula tenemos una mejor competencia dentro de ella. Para desarrollar esta competencia el método de pensamiento emocional nos propone una técnica original derivada del sociograma de Moreno. Se trata del sociograma emocional que se basa en la intuición, en la mera observación por parte del profesor que traslada las relaciones apreciadas a un dibujo igual que aquél que utiliza el sociograma clásico.

c) La capacidad para resolver conflictos. Los líderes docentes tenemos que formarnos también en desarrollar nuestra capacidad para resolver conflictos. En tal sentido, este método propone una serie de ejercicios que nos ayudan a analizar qué es un conflicto, por qué surgen los conflictos, cuáles son sus consecuencias, cuáles sus agentes, cuáles sus implicaciones ambientales, cómo presentar alternativas de resolución y cómo conseguir que las personas enfrentadas puedan resolver sus diferencias con las consiguientes compensaciones y reparaciones.

d) La capacidad para establecer una adecuada convivencia en clase. La convivencia es fruto del hecho de compartir objetivos, objetos, valores, normas en el justo medio que consiga el máximo beneficio para aquellos que conviven. En tal sentido cabe hablar de la capacidad del profesorado para fomentar una disciplina democrática (Mc. Court), surgida de la razón y no de una emoción partidista, fruto en la mayor parte de los casos del convenio de normas establecido entre el profesor y los alumnos. Una fórmula que propone el método de pensamiento emocional es el denominado tutor afectivo (Cabrera y otros) que puede coincidir con el tutor de clase de Primaria o Secundaria, pero preferiblemente será aquel profesor o profesora que a lo largo de la permanencia de alumno en el centro actúe sobre él como un coach. Esta fórmula es especialmente útil con alumnos con conductas disruptivas (Uruñuela).

e) La capacidad para la mediación. Cada día más en el ámbito judicial y el educativo se utiliza la mediación como sistema de resolución de conflictos en los centros y en la mejora de la convivencia. Los docentes debemos formarnos en técnicas de mediación a sabiendas de que la mediación más que una técnica es una cualidad otorgada por las personas en conflicto desde la confianza. Esto es que no sólo es importante nuestra formación en técnicas de mediación, sino en conseguir el liderazgo en el centro para que las partes en conflicto acudan a nosotros como mediadores en sus litigios.

Pero el método de pensamiento emocional, además, nos indica dos tipos de liderazgo en los centros educativos, el liderazgo afectivo que tiene que ver con la capacidad para que consigamos desarrollar la madurez emocional del alumnado y el liderazgo pedagógico que nos hace capaces de conseguir que nuestro alumnado consiga el mejor aprendizaje de competencias con el menor esfuerzo.

El liderazgo afectivo viene caracterizado por cualidades como el entusiasmo, la creatividad, la proactividad, la capacidad para fomentar el diálogo, la capacidad para fomentar el trabajo en equipo, la capacidad para fomentar el espíritu crítico, la capacidad para fomentar en el alumnado la toma de decisiones, y por encima de todas, la capacidad para inspirar confianza entre alumnos y alumnas.

El liderazgo pedagógico es aquel que consigue los mejores aprendizajes por parte de los alumnos y requiere otro conjunto de competencias como puedan ser: capacidad para motivar a los alumnos desde una motivación intrínseca, clarificar las funciones de los alumnos, es decir, que siempre tengan claro qué se les pide, capacidad para utilizar el método socrático, esto es, conseguir implicar a alumno en su aprendizaje desde los conocimiento previos que ellos tienen, capacidad para individualizar la enseñanza, el uso de metodologías activas, y el uso frecuente, adecuado y democrático de la evaluación con sus muchas formas y posibilidades.

Dentro del liderazgo pedagógico encontramos también el liderazgo en la organización escolar que requiere de competencias como: la capacidad de ayudar al centro a que encuentre su identidad (Bardisa), la capacidad para implicar en nuevas metodologías de centro como puedan ser las comunidades de aprendizaje y la habilidad para manejar la micropolítica, las líneas de influencia y de poder ejercido por los diferentes integrantes de la comunidad escolar.

Pero, sobre todas estas capacidades, competencias o habilidades la cualidad fundamental para alcanzar el liderazgo es sin duda la integridad.


Extraído de:
Hué, C. (2012). Bienestar docente y pensamiento emocional. Revista Fuentes, 12, 47-68.
Sobre el autor:
Licenciado en Psicología y Pedagogía por la Universidad Complutense de Madrid en 1974 y 1975 respectivamente, y Doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Barcelona en 1994.

viernes, 19 de abril de 2013

Conocimiento de los demás, para evitar el estrés


El “estrés malo” es una amenaza para los docentes ¿Cómo lograr un estado de bienestar? ¿Qué competencias desarrollar? En el marco del método de Inteligencia Emocional, en los siguientes párrafos el Dr. Hue se aboca a la capacidad de conocer a los demás.



El bienestar docente requiere poseer competencias referidas a los demás. El conocimiento de los demás será la primera de ellas y se basa en la denominada inteligencia social que se fundamenta en estudios como los que describe Damasio. Morgado nos dice que “por inteligencia social entendemos la capacidad de un individuo para relacionarse satisfactoriamente con los demás, generando apego y cooperación y evitando conflictos”. Goleman, por su parte, señala que existen dos circuitos o vías que son responsables de la conducta interpersonal: la vía inferior que guarda relación con los aspectos inconscientes, y, por ello, mucho más rápida en las relaciones interpersonales y que tienen su sede en las llamadas neuronas espejo; y la vía superior que tiene relación con los aspectos conscientes de las relaciones interpersonales y que se rige especialmente por la corteza orbitofrontal.

Partiendo de los planteamientos de la inteligencia social el método de pensamiento emocional desarrolla un conjunto de ejercicios para alcanzar el conocimiento de los demás. Para ello, nos propone conocer las características de los alumnos, algo básico para conseguir hacernos con los alumnos. Señalaba Mc. Court la necesidad que tenemos los docentes de aprender las características de todos los alumnos, en especial de aquellos que pueden ser más conflictivos en clase. También es importante el conocimiento de las aptitudes diferenciales de cada uno de ellos, así como de sus diferentes estilos de aprendizaje para lo que el método de pensamiento emocional nos refiere al trabajo elaborado por Alonso que recoge cuatro estilos: activo, reflexivo, pragmático y teórico, aunque su estudio se centra con los alumnos universitarios. Del mismo modo, se hace imprescindible conocer sus intereses centrados fundamentalmente en la relación con los compañeros (Cook), en aprender aquellos aspectos relevantes para su vida personal o profesional (Day), o el deseo de obtener calificaciones positivas, preservar e incrementar su autoestima (Alonso Tapia). O, simplemente la aceptación, la atención y ayuda del profesor.

Otro aspecto importante que el método de pensamiento emocional presenta dentro de esta competencia es el desarrollo de la empatía. La empatía, nos dicen (López y otros) es “la capacidad de darse cuenta de lo que las otras personas están sintiendo y compartir estos sentimientos en algún grado”. Nos dice Damasio que las investigaciones más recientes en neurofisiología nos indican que la base de la empatía se encuentra, en zonas concretas de nuestro cerebro. En este sentido, Morgado nos habla de que cuando imitamos las emociones de otras personas se activan las mismas regiones de la corteza cerebral que las procesan. Por tanto, la fuerza de la empatía, veremos, es el motor fundamental del aula y la base una de las bases más sólidas sobre las que se fundamenta el bienestar de los docentes.

Para conseguir esta empatía el método de pensamiento emocional se basa en dos aspectos importantes. El primero de ellos, ya lo hemos considerado, el conocimiento de las características de los alumnos; el segundo será la comunicación total o dialogicidad (Freire).

El aula, el centro educativo son en suma un acto de comunicación. Por este motivo, todos los métodos señalan la importancia de los diferentes elementos que intervienen en la comunicación en el aula. Sin embargo, el método de pensamiento emocional presenta además de los elementos tradicionales el término de la modificación como elemento esencial en la comunicación total que lleva a la empatía.

Se afirma con esta figura que sólo se establece comunicación entre dos personas si como fruto del feedback existe algún tipo de modificación en el emisor, en nuestro caso, en el docente. De no existir modificación alguna, no habría comunicación.

Por otro lado, este método va a desarrollar todo tipo de ejercicios que mejoren tanto la comunicación verbal, como la comunicación no verbal. Respecto de la comunicación verbal este método desarrolla algunos puntos que nos presentan Molinar y Velázquez como son: aprender a escuchar; dar valor a nuestras palabras; utilizar un lenguaje claro y apropiado; usar ejemplos; considerar los sentimientos y emociones; y preocuparse porque la otra persona entienda. Respecto de la comunicación no verbal el método presenta un conjunto de ejercicios destinados a valorar la importancia de cómo nos presentamos en clase delante de los alumnos, a que utilicemos el espejo, la videocámara, la evaluación de nuestros propios compañeros u otros ejercicios.

El método de pensamiento emocional hace una especial incidencia en analizar y modificar nuestro estilo de comunicación haciéndolo cada vez más asertivo. Por otra parte, la comunicación es en opinión de Esteve el mejor vehículo para la autorrealización del profesor y, por ende, para alcanzar el mejor bienestar docente.



Extraído de:
Hué, C. (2012). Bienestar docente y pensamiento emocional. Revista Fuentes, 12, 47-68.
Sobre el autor:
Licenciado en Psicología y Pedagogía por la Universidad Complutense de Madrid en 1974 y 1975 respectivamente, y Doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Barcelona en 1994.

martes, 9 de abril de 2013

Valoración del otro, la afabilidad


En el programa de Pensamiento Emocional, el Dr. Hue se refiere al desarrollo de diversas competencias docentes, que permiten enfrentar eficazmente al “estrés malo”, en este caso el tema se centra en las actitudes hacia los alumnos, para conseguir un efectivo liderazgo. 


La competencia de conocer a los demás es muy importante a la hora de conseguir el liderazgo docente, y, por tanto, el bienestar; sin embargo, además de conocerlos debemos aprender a valorarlos. No olvidemos que la mayor o menor motivación de los alumnos en el aula dependerá del sentimiento de pertenencia de ellos mismos al grupo clase y a su profesor, y que esto depende del sentimiento de sentirse valorados por el profesor y por sus compañeros. Este, por tanto, es el objetivo de esta nueva competencia que hemos denominado genéricamente valoración del otro. Estar atento a las emociones y sentimientos de nuestros alumnos será la mejor forma de valorarlos, de demostrar nuestra estima por ellos. Por esta razón, vamos a ir desgranando un conjunto de subcompetencias que son parte de la competencia que hemos definido como valoración de los demás: afabilidad, confianza y tolerancia y sociabilidad.

La afabilidad es uno de los sentimientos más valorados por los alumnos. Los profesores afables son aquellos que establecen cercanía. Para conseguir la afabilidad el método de pensamiento emocional propone utilizar un conjunto de acciones como son la sonrisa, la caricia y el piropo, entre otras.

a) La sonrisa. Un profesor sonriente consigue dos cosas. La primera, hacerse con los alumnos, y también, si lo hace en el claustro, con el resto de profesores. La segunda, moviliza recursos fisiológicos personales que promueven en su organismo la generación de neurotrasmisores positivos como pueda ser la dopamina.

b) Las caricias. Evidentemente, las caricias son un recurso extraordinario en la relación íntima entre dos personas que no podemos trasladar, sin más ni más, a las aulas, en especial con alumnos menores de edad. Ahora bien, podemos diferenciar entre las caricias psicológicas y las caricias físicas. En un primer momento, nos vamos a referir a las primeras. La caricia (stroke) fue uno de los conceptos importantes que elaboró Eric Berne. La caricia es, según Berne, la unidad básica de reconocimiento de la otra persona. Esta técnica se utiliza en el Análisis Transaccional y consiste en conseguir una situación, primero de respeto, después de confianza, luego de complicidad, para, finalmente, poder llegar a dirigirse caricias unos a otros. Entre éstas podríamos hablar de las caricias verbales, las caricias realizadas con la mirada, pero sobre todo, podríamos llamar caricia a todos esos sentimientos positivos, de acogida, de encuentro que realizarnos unos y otros a lo largo del día.

c) El piropo. El piropo no es más que una caricia verbal pero que en el método de pensamiento emocional adquiere rango de técnica específica. Todos los profesores hemos comprobado cómo cuando decimos palabras positivas los alumnos reaccionan mejor que sobre la crítica o la descalificación. Incluso las palabras positivas pueden tener mayor efecto que la rectificación pausada, tranquila, cariñosa. El buen profesor encuentra palabras adecuadas todos los días para la mayor parte de los alumnos.

La confianza es el sentimiento clave que indica la verdadera valoración del profesorado hacia los alumnos. La confianza es un sentimiento que supone abandono, entrega por parte de la persona confiada en la que se confía. Pero, esto sólo se consigue cuando la persona que confía se siente segura, siente que es ayudada en su realización personal, se siente comprendida. En este sentido Bain nos decía que “los mejores profesores establecían estándares altos y mostraban una gran confianza en la capacidad de sus estudiantes para alcanzarlos”.

La tolerancia es otra de las capacidades que ayudan al desarrollo de la valoración del otro. La tolerancia supone la falta de prejuicios y entender que todas las personas tienen el mismo valor. El pre-juicio es un juicio previo y, por tanto, algo natural y consustancial al ser humano. Las personas cuando tenemos un total desconocimiento sobre algo nuevo por un proceso de acomodación, como decía Piaget, esa cosa nueva la identificamos con los conocimientos previos más próximos, obteniendo de este modo, una apreciación falsa de la realidad del objeto. Pero, lo mismo pasa con las personas. Cuando viene un nuevo profesor al centro educativo lo juzgamos por referencia a otros profesores parecidos a él. Esto es lo que denominamos prejuicio. Ahora bien, los docentes que desean ser líderes deben huir de los prejuicios y pasar a tener juicios acertados y eso se consigue con una disposición de acogida. De este modo, desde la tolerancia, desde la aceptación de las características diferenciales de todos, es como seremos capaces de pasar del prejuicio al juicio.

La sociabilidad es otro de los elementos de la competencia valoración del otro. La sociabilidad es la actitud favorable a establecer y mantener relación con los demás. La sociabilidad es la capacidad de apertura a los demás, y es una cualidad esencial en los docentes y, por esto, es una capacidad a desarrollar. Este método, a través de ejercicios nos ayuda a establecer relaciones de igualdad que son las relaciones sociales entre dos personas independientes, conscientes, independientes, no autoritarias, tolerantes, colaboradoras.




Extraído de:
Hué, C. (2012). Bienestar docente y pensamiento emocional. Revista Fuentes, 12, 47-68.
Sobre el autor:
Licenciado en Psicología y Pedagogía por la Universidad Complutense de Madrid en 1974 y 1975 respectivamente, y Doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Barcelona en 1994.

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