lunes, 2 de junio de 2014

Indicadores de los trastornos emocionales en la docencia


El Malestar Docente, que puede llegar a ser interpretado como “Síndrome de Burnout” tiene diversos efectos, algunos de ellos están relacionados con trastornos emocionales ¿Qué características pueden reunir estos trastornos? ¿Qué indicadores podemos considerar?

Varios autores de la Fundación Belén, comentan que. Hay muchos términos para describir problemas emocionales, mentales o del comportamiento. En la actualidad, éstos están calificados de "problemas emocionales" ("emotional disturbance"). De acuerdo a las regulaciones del Acta para la Educación de Individuos con Discapacidades ("Individuals with Disabilities Education Act," o IDEA), los problemas emocionales se definen como "una condición que exhibe una o más de las siguientes características a través de un largo período de tiempo y hasta cierto grado, lo cual afecta desfavorablemente el rendimiento educacional del niño:

·      Una incapacidad de aprender, que no puede explicarse mediante factores intelectuales, sensoriales, o de la salud;
·      Una incapacidad de formar o mantener relaciones interpersonales con los compañeros y profesores;
·      Comportamiento o sentimientos inapropiados, bajo circunstancias normales;
·      Un estado general de descontento o depresión; o
·      Una tendencia a desarrollar síntomas físicos o temores asociados con los problemas personales o colegiales.

Los indicadores de los trastornos emocionales que hemos tomado en cuenta para la investigación son; Ira, Tristeza y Apatía.

- La Ira.
En la Enciclopedia Libre WIKIPEDIA se define a la ira como, una emoción que se expresa con el resentimiento, furia o irritabilidad. Los efectos físicos de la ira incluyen aumento del ritmo cardíaco, presión sanguínea y niveles de adrenalina y noradrenalina. Algunos ven la ira como parte de la respuesta cerebral de atacar o huir de una amenaza o daño percibidos. La ira se vuelve el sentimiento predominante en el comportamiento, cognitivamente, y fisiológicamente cuando una persona hace la decisión consciente de tomar acción para detener inmediatamente el comportamiento amenazante de otra fuerza externa. La ira puede tener muchas consecuencias físicas y mentales.

Las expresiones externas de la ira se pueden encontrar en la expresión facial, lenguaje corporal, respuestas fisiológicas, y en momentos, en actos públicos de agresión. Humanos y animales no- humanos por ejemplo hacen fuertes sonidos, intentan verse físicamente más, mostrar los dientes, y mirarse fijamente. La ira es un patrón de comportamiento diseñado para advertir a agresores para que paren su comportamiento amenazante. Rara vez ocurre un altercado físico sin una previa expresión de ira de por lo menos uno de los participantes. Mientras la mayoría de los que experimentan ira explican su despertar como un resultado de "lo que les ha pasado a ellos," los psicólogos apuntan que una persona irritable puede fácilmente estar equivocada porque la ira causa una pérdida en la capacidad de auto-monitorearse y en la observación objetiva.

Psicólogos antiguos ven la ira como una emoción primordial, natural, y madura experimentada por todos los humanos en ocasiones, y como algo que tiene valor funcional para sobrevivir. La ira puede movilizar recursos psicológicos para una acción correctiva. La ira incontrolada puede, sin embargo, afectar negativamente personal o socialmente la calidad de vida. Mientras muchos filósofos y escritores han advertido sobre los ataques de ira espontáneos y descontrolados, ha habido desacuerdo sobre el valor intrínseco de la ira. El lidiar con la ira ha sido tratado en los escritos de los más tempranos escritores hasta los tiempos modernos. Los psicólogos modernos, en contraste a los más tempranos, han también señalado los posibles efectos dañinos de la supresión de la ira. Manifestaciones de ira pueden ser usadas como una estrategia de manipulación mental para influenciar socialmente.

La página de la Vida define a la Ira así. Todos hemos experimentado la ira alguna vez. ¡Incluso algunos disfrutamos con ella! La ira es un obstáculo al crecimiento espiritual y puede adoptar muchas formas: gritos, violencia, respuestas cortantes y tonos hirientes, fumar, comprar, comer en exceso, dejar de comer, beber, drogarse, entre otras muchas cosas.

¿De dónde procede toda nuestra ira? Si examinamos esta poderosa emoción, hallaremos que gran parte de nuestra ira realmente procede del miedo a no poder controlar el resultado de una determinada situación o las acciones de los demás. Surge de nuestra no aceptación de una situación dada o de la manera en que una persona está actuando, que es diferente de la manera en que nosotros actuaríamos. No entendemos por qué los demás no hacen las cosas a nuestra manera. A veces, la ira proporciona a la persona enojada una sensación que la hace sentirse viva. El corazón se acelera y la respiración se hace más rápida. La ira parece crear energía. Yo solía disfrutar de mi ira porque me hacía sentir como si mis nervios estuviesen calientes y listos para entrar en acción.
¡Había excitación en el aire! Pero me di cuenta de que, además de la ira, existían formas más productivas de sentirse vivo, y que las consecuencias de querer sentir más ira, en lugar de menos, me perjudicaban, mental o físicamente.


Muy frecuentemente culpamos a los demás y a las circunstancias de nuestra ira. ¿Cuántas veces ha dicho usted: "¡Me sacas de quicio!"? En realidad, no es la otra persona quien le ha sacado de quicio, sino usted mismo. Posiblemente porque sintió que la manera en que aquella persona estaba actuando no era la manera en que usted habría actuado. Para usted, esa persona estaba equivocada. Este pensamiento confunde mucho porque es sumamente sutil y por lo general pasa inadvertido y nuestra mente consciente no lo detecta. Un ejemplo típico de cómo nuestra ira se puede basar en el deseo de control puede verse en una frase como ésta, no tan infrecuente: "No puedo creer que ella hiciese eso. Me pone a cien. Yo en su lugar hubiera." (http://www.proyectopv.org/1- verdad/ira.htm)

-Tristeza
En la Enciclopedia Libre WIKIPEDIA, La tristeza es una de las emociones básicas (no natales) del ser humano, junto con el miedo, la ira, el asco, la alegría y la sorpresa. Estado afectivo provocado por un decaimiento de la moral. Es la expresión del dolor afectivo mediante el llanto, el rostro abatido, la falta de apetito, etc. A menudo nos sentimos tristes cuando nuestras expectativas no se ven cumplidas o cuando las circunstancias de la vida son más dolorosas que alegres.

La tristeza puede ser un síntoma de la depresión, que se caracteriza, entre otras cosas (abatimiento general de la persona, descenso de la autoestima y sentimientos de pesimismo, desesperanza y desamparo), por una tristeza profunda y crónica. En psiquiatría se habla de tristeza patológica cuando hay una alteración de la afectividad en que se produce un descenso del estado de ánimo, que puede incluir también pesimismo, desesperanza y disminución de la motivación. La tendencia alternativa entre las emociones de alegría y de tristeza es la labilidad emocional. Los síntomas de la tristeza son: llorar, nervios, rencor y decaimiento moralmente

- La Apatía
En la Enciclopedia Libre WIKIPEDIA se define a la apatía así. La apatía es la falta de emoción, motivación o entusiasmo. Es un término psicológico para un estado de indiferencia, en el que un individuo no responde a aspectos de la vida emocional, social o física.

La apatía clínica se considera depresión en el nivel más moderado y se diagnostica como trastorno de identidad disociativa en cosas que no se consideran importantes.

Se sabe que ciertas sustancias químicas causan síntomas asociados con o desencadenantes de la apatía.

Puede ser una manifestación de la enfermedad de Wernicke. (Enfermedad por deficiente nutrición celular que afecta al sistema nervioso central y al sistema metabólico)

La apatía (del concepto latino apathía) hace referencia a la desidia, el desgano, la indiferencia y la falta de fuerza. Se trata, en otras palabras, del estado de ánimo impasible que se refleja en la ausencia de ganas o entusiasmo.


Algunos ejemplos donde aparece el término pueden ser: “El boxeador mostró una apatía alarmante sobre el ring”, “Ese disco fue la banda de sonido perfecta para retratar la apatía de la época”, “Deja la apatía y anímate a bailar con nosotros”.

La apatía como patología es un término acuñado por la psicología y se trata de un trastorno afectivo que causa indiferencia frente a los acontecimientos, las personas o el medio que rodea al sujeto enfermo. El cual, lo manifiesta a través de una reacción vana frente a los estímulos que le llegan de afuera, o incluso los que nacen de su interior.


Cuando la apatía sólo aparece en casos específicos (dirigida hacia un individuo, una tarea o un contexto), suele tratarse de una respuesta frente al estrés. Tampoco hay que olvidar que, en ocasiones, la apatía no tiene nada de patológico y es, simplemente, desinterés por aquello que una persona piensa que no es relevante o interesante.

Cuando la apatía es diagnosticada de forma clínica, no tiene que ver con el tedio o la pereza. Sin embargo, a nivel coloquial, suele establecerse un vínculo entre estas nociones. Por eso un hombre puede decirle a su hijo expresiones como “Olvídate de la apatía y ponte a trabajar”.

Jerry Edelwich y Archie Brodsky (1980) definen el burnout “como una pérdida progresiva del idealismo, energía y motivos vividos por la gente en las profesiones de ayuda, como resultado de las condiciones de trabajo”.

Etapa de apatía. Es la fase central del síndrome burnout. La frustración de las expectativas lleva al individuo a la paralización de sus actividades, desarrollando apatía y falta de interés. Empiezan a surgir los problemas emocionales, conductuales y físicos.

Una de las respuestas comunes en esta fase es la tentativa de retirada de la situación frustrante. Se evita el contacto con los compañeros, hay faltas al trabajo y en muchas ocasiones se da el abandono de éste y en los casos más extremos de profesión. Estos comportamientos empiezan a volverse constantes abriendo el camino para la última etapa de burnout, la del distanciamiento.



Extraído de:
“EL SÍNDROME DE BURNOUT EN LOS PROFESORES DE EDUCACIÓN FÍSICA DE LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS URBANAS DEL CANTÓN CAYAMBE”.
Trabajo de grado, previo a la obtención del Título de Licenciatura en la Especialidad de Educación Física.
AUTORES:
Cárdenas Delgado Alex Oswaldo
Colcha Robalino Wilson Hernán
DIRECTOR:
Msc: Dr. Manuel Chiriboga.

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