miércoles, 21 de enero de 2015

Problemas de estrés en docentes de secundaria



La profesión docente como la mayoría de las actividades sociales y humanas genera cierto grado de estrés, el estrés es una reacción de diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada, por lo que ser docente en secundaria mantiene un nivel considerable de factor estresante mermando la salud física y mental.

El estrés al ser una respuesta natural y mecanismo de defensa frente a altos índices de exigencias, por ejemplo laborales, puede desencadenar patologías que trastornen la calidad de vida de los seres humanos, tanto a nivel físico como psicológico.

Los informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2002 sobre la necesidad de calidad de vida en el trabajo han puesto en evidencia la relevancia del estrés laboral como un problema de salud pública, donde las profesiones con relación social (docencia y salud), generan mayor nivel de estrés laboral debido a la interacción con individuos de culturas y contextos diferentes.

“Sabemos que 50 por ciento de las muestras tienen una relación directa con conductas humanas, y aun así dedicamos poco tiempo a hacer investigación y a poner en práctica programas relacionados con ellas,” afirma Satcher, quien es Secretario de Salud de Estados Unidos. Los médicos y los psicólogos coinciden en que el manejo del estrés es una parte esencial de los programas para prevenir la enfermedad y promover la salud.

Para Extremera “la docencia perjudica seriamente la salud, la enseñanza es una profesión que puede llegar a padecer altos niveles de estrés, incluso por encima de otras profesiones”. El exceso de demandas y exigencias no sólo académicas o burocráticas sino también emocionales junto con limitados recursos personales o materiales para afrontarlos puede producir este estado psicológico negativo en el docente por lo que es un verdadero conflicto para las personas que interactúan con el profesorado.

Se considera que la aparición del estrés laboral dentro del contexto educativo se debe a factores múltiples, incluyéndose aspectos a nivel organizacional como por ejemplo conflictos con compañeros, escasez de recursos materiales, espaciales o personales, falta de reconocimiento social del docente, ambigüedad y conflicto de rol, presiones de tiempo, atención a la diversidad, entre otros. A nivel interpersonal, la falta de motivación de los estudiantes, conductas destructivas, padres poco comprensivos o colaboradores. De forma personal cuando hay expectativas laborales no cumplidas, autoestima dañada o introversión, todos estos factores pueden aumentar el estrés laboral en docentes de secundaria.

Oblitas sostiene lo siguiente: “A nivel mundial uno de cada cuatro individuos sufre de algún problema grave de estrés, mientras se estima que en las ciudades 50% de las personas tienen algún problema de salud mental de este tipo. El asunto es grave porque el estrés es un importante generador de patologías”. Por lo anterior, la actividad docente entra como candidata para presentar altos índices de estrés.

Por consiguiente, el problema del estrés está presente en todos los medios y ambientes, uno de los ámbitos más afectados es el laboral. Se presume que 70% de los trabajadores admiten sufrir algún tipo de estrés excesivo Oblitas .

Argumentando el factor estrés en secundaria, Jiménez refiere que “uno de cada cinco docentes sufre el síndrome del “profesor quemado” y 39% de ellos muestra indicadores clínicos de estrés grave”, “el informe Cisneros IX concluye que casi la mitad de los docentes están expuestos a algún riesgo psicosocial, sobre todo estrés, al síndrome del “profesor quemado” y mobbing, basándose en entrevistas con 2,200 profesores de Educación Infantil, Primaria y Secundaria de 237 centros de enseñanza pública de la Comunidad de Madrid”.

Extremera ha encontrado un patrón bastante constante hallándose una mayor prevalencia de síntomas de Burnout entre los docentes de secundaria que los de primaria o infantil, los docentes de secundaria suelen informar menores niveles percibidos de realización personal y mayor distanciamiento emocional o despersonalización que sus colegas de primaria.

Se considera que el estrés psicológico influye en demasía en la actividad del profesorado e influye en la enfermedad física cuando la persona experimenta estrés en el organismo, por lo que los profesionales docentes tienen niveles de sintomatología que los confirma como trabajadores de alto riesgo no sólo para experimentar manifestaciones físicas, sino también psicológicas y sociales.

De acuerdo con Extremera, los docentes informan con frecuencia dolores físicos de espalda y cuello, problemas de voz, dolores de cabeza, resfriados y gripes, pérdida o exceso de apetito y problemas de sueño; entre los de tipo psicológico señalan síntomas tales como sensación de poco tiempo para uno mismo, un estado de apresuramiento continuo, sentimiento de cansancio mental, dificultades de memoria y concentración e irritabilidad fácil, siendo informados en menor frecuencia los síntomas sociales.

Asimismo, Jiménez indica que el estrés reacciona en el corazón, los pulmones, el sistema nervioso y otros sistemas fisiológicos son obligados a trabajar más. El cuerpo humano no está diseñado para trabajar a gran velocidad y por ende se presenta la patología biológica y psicológica en el maestro de secundaria sin importar los años en servicio o contexto cultural en que se desenvuelve.

Reyes en su investigación “¿Estrés en docentes de secundaria?” con una muestra representativa de 1117 docentes, 104 directivos, 74 escuelas secundarias generales y técnicas del sistema federalizado, a través de una muestra de la región centro, sur, norte y sierra del estado de Chihuahua, México; aplicó un cuestionario con el objetivo de identificar el grado de estrés de los directivos y docentes, dando los siguientes resultados:

Queda manifiesta la coexistencia de fuentes de presión en el trabajo directivo, docente y del personal de apoyo, que por su efecto acumulativo y permanente generan implicaciones en la salud; la sobrecarga del trabajo y la falta de tiempo para solventar las múltiples responsabilidades que se han ido acumulando sobre el profesorado, conlleva la razón fundamental del agotamiento y malestar docente.
Por lo tanto, la existencia del estrés laboral en los profesionales del nivel secundaria está aumentando y podría generar en un futuro padecimientos físicos y psicológicos que afecten la calidad educativa de nuestro país.

Mientras Oblitas indica: El estrés se vive y es manejado de forma diferente por las mujeres y los hombres pero las primeras son quienes más lo padecen. Por lo general, cuando las mujeres se encuentran en situaciones estresantes, no comunican y se atribuyen la culpa de lo sucedido. En ellas, el estrés suele manifestarse por medio de depresión y trastornos en los hábitos alimenticios. Por su parte los hombres tienden a manifestar el estrés ya sea mediante pláticas entre amigos o situaciones externas, con violencia y abuso del alcohol y drogas, siendo uno de los indicadores importantes en el hombre la impotencia sexual.

Por lo que el autor de la presente considera que existe una variabilidad entre el género docente ya que sus efectos secundarios son diferentes, afectando la calidad de vida profesional en medidas distintas.

Asimismo, Piñuel refiere que: Las mujeres, [son] más afectadas que los hombres según el informe, los riesgos laborales de tipo psicosocial afectan más a las mujeres que a los hombres, un 49,1 frente a un 44,8%, respectivamente, y son más frecuentes en los docentes de Bachillerato, donde sufren estos riesgos 53,2 y 55,6% de los docentes, respectivamente. La incidencia de los riesgos psicosociales aumenta con la antigüedad de los profesores, ocasionan en los docentes dolores musculares, fatiga, trastornos del sueño y dolor de cabeza.

Conclusiones
Se considera que el estrés en niveles altos al presentarse tanto en hombres como en mujeres en actividad docente detona dificultades físicas, mentales y sociales por lo que es verdaderamente importante regularlo mediante una inteligencia emocional que permita fortalecer un estado de salud sano para poder desempeñar la profesión adecuadamente.

Se concluye que, a mayor inteligencia emocional en docentes de secundaria, menor estrés laboral y por ende mejor desenvolvimiento laboral y calidad de vida física, psicológica y social.



Autor: Armando Rodríguez Muñiz.
Extraído de
Conexión Revista Académica

martes, 13 de enero de 2015

¿Cómo se manifiesta el Burnout?

¿Cómo se manifiesta el síndrome de burnout? ¿En qué aspectos podemos observarlos? ¿Qué significa el “Agotamiento emocional”, la “despersonalización” y la “reducción de la realización personal”?

Para la construcción del devenir del malestar docente se realizó la búsqueda de información en diversos sitios de la web. Los hallazgos generados de dicha búsqueda muestran que esta problemática ha sido estudiada en el resto del mundo, específicamente en España, Argentina, Chile, Canadá, etc. Países en los cuales la condición psíquica de los docentes pasa a ser considerada un riesgo laboral y por ende es una causa legal de retiro laboral; sin embargo, en nuestro país la investigación resulta incipiente y contradictoria; por un lado, debido a la metodología de abordaje y por otro, a la falta de sistematización de las investigaciones y hallazgos, los cuales quedan a nivel exploratorio y descriptivo. Cabe aclarar que la información encontrada corresponde a los primeros niveles de abordaje en la investigación y en la mayoría son de corte cuantitativo, derivado de la aplicación del Inventario Bournout de Malasch (M.B.I.); en éste se realiza una evaluación tridimensional, pretendiendo diagnosticar el probable surgimiento del Síndrome de Burnout (SB) desde un punto de vista psicosocial, considerando que la manifestación encontrada es resultado de un proceso de readaptación del profesional ante las circunstancias adversas que se le presentan y que termina por evidenciarlo con un mal reajuste en sus reacciones de actividades asumidas. Estas tres áreas de evaluación son: agotamiento emocional, Despersonalización y falta de realización personal.

El Agotamiento Emocional se refiere a un desgaste en el plano físico y psicológico, que presenta una disminución de fuerza afectiva y el aparecimiento de debilidad de estimación, provocando una grave alteración que sufren todos los recursos emocionales que tiene el profesional por hacer frente a las descargas del exterior y que por lo mismo le conlleva al surgimiento de sentimientos negativos hacia sí mismo sobre su aptitud y su relación a los servicios que ofrece.

La Despersonalización es la actitud mecánica, distante, negativa y fría que llega a tener un profesional en el contacto interpersonal, ya sea con los beneficiarios receptores de sus atenciones o con los mismos compañeros de trabajo. Percibe que las demandas laborales son muchas, que las relaciones personales terminan por ser agobiantes debido a sus tareas excesivas.

Finalmente, la Reducción de la Realización Personal se refiere a la aparición de otros tipos de sentimientos negativos que de igual forma son personales, esto es, que existe la presentación en el individuo de autopercepciones de inferioridad, de ciertos complejos, de sentir un encasillamiento de realizaciones y una desaparición de superación profesional dentro del propio ámbito laboral; ello significa que deja de haber o de sentir motivación alguna en su labor y lo imposibilita para así desarrollar de manera efectiva su función o tener una realización de progreso en el trabajo.

La autopercepción del profesional va haciéndose cada vez más devaluativa y le sucede una sensación pesimista en cuanto a su relación de trabajo y a su desempeño; por lo que empieza a mostrarse a disgusto consigo mismo y con su quehacer laboral hace. Por ende, hay la aparición de sentimientos de desaliento o de desilusión que sobrecogen al profesional; de pronto percibe que las metas que se había propuesto no se han realizado de manera cabal o se han dado parcialmente y que las expectativas que tenía respecto a su trabajo no son acordes a la realidad laboral, al contrario, están muy lejanas, por eso mismo, sus aspiraciones van haciéndose cada vez menos; de ahí que se vaya originando en él autopercepciones que van a explicar cierta decadencia en su relación laboral, cuando el profesional nota que su deficiencia va siendo más palmaria empieza a asumir un mecanismo de negación, que se da a través de la aparición de actitudes serviciales y de sobre interés tratando de disimular una funcionalidad excesiva en su ejercicio de trabajo, actitud que no siente sinceramente. Así mismo, surge una disconformidad del plano personal y del ámbito laboral con la función de profesional, dándose el hecho de que existe una discrepancia entre las perspectivas a alcanzar y lo que en realidad ocurre; es decir, el profesional al desempeñar su rol de trabajo se da cuenta de que las condiciones y los logros de realización buscadas son mínimas y las responsabilidades y obligaciones son máximas, dándose entonces por enterado de que todo estas limitaciones son desavenencias para lograr una aptitud, una capacidad, una destreza y una suficiencia laboral que había sido idealizada.



Extraído de:
De la catástrofe silenciosa, al malestar docente
Autores
Susana Martínez Ávila / Janet Serrano Díaz / Reyna Amador Velázquez
Publicado en Rudics Revista Universitaria Digital de Ciencias Sociales
Universidad Autónoma de México

lunes, 5 de enero de 2015

¿Cómo mejorar el problema del burnout docente?


Las autoras afirman “Sin pretender ser ingenuos, es evidente que todo ello tiene un trasfondo político, por un lado .. tener a merced del gobierno la voluntad de la Maestra; y por otro, al seguir las recomendaciones internacionales del Banco Interamericano de Desarrollo, del Organismo para la Cooperación se obtendrán préstamos importantes … mientras eso sucede seguirá siendo el profesor objeto de saña, crítica, desprestigio, violencia y demás situaciones que lo llevan a presentar malestar docente, estrés y bournout, con sus respectivas consecuencias en el aula” Luego dan una respuesta a ¿Cómo superar esta problemática?


Es importante recordar la historia de la educación en México, al menos respecto a política pública, los problemas de reprobación no son nuevos, basta con señalar que hace casi 20 años en México se realizó el primer examen público de conocimientos a maestros y alumnos. Los resultados evidenciaron que ambos habían reprobado; al respecto, Guevara Niebla publicó parte de la investigación con el título “México: un país de reprobados”. La investigación ponía en evidencia un problema que se suscitaba en forma cotidiana sin ruido ni testigos en las aulas: los niños no aprendían lo que debían aprender y los maestros no enseñaban lo que debían enseñar, pero nadie se quejaba ni la educación era materia de preocupación pública. En la actualidad los resultados no han cambiado de manera significativa; sin embargo, la opinión respecto a los resultados de Pisa, Enlace y Talis, se han transformado, siendo seriamente cuestionada a la educación y a los docentes, que a decir de Guevara Niebla hemos pasado de la catástrofe silenciosa al escándalo educativo. Sin pretender ser ingenuos, es evidente que todo ello tiene un trasfondo político, por un lado, golpear al único sindicato más grande de Latinoamérica y con ello tener a merced del gobierno la voluntad de la Maestra; y por otro, al seguir las recomendaciones internacionales del Banco Interamericano de Desarrollo, del Organismo para la Cooperación se obtendrán préstamos importantes y tal vez con ello se podrá invertir en educación para mejorar la calidad educativa; mientras eso sucede seguirá siendo el profesor objeto de saña, crítica, desprestigio, violencia y demás situaciones que lo llevan a presentar malestar docente, estrés y bournout, con sus respectivas consecuencias en el aula.

¿Cómo superar esta problemática? De acuerdo a Guevara Niebla se necesita un cambio estructural; es decir, un cambio que modifique la distribución de poder de decisión entre los actores del sistema educativo que son maestros, alumnos, padres de familia, autoridades educativas y ciudadanía en general […]. La premisa debe ser otorgarle poder al maestro y a la escuela. Hasta hoy el maestro es un operador y la escuela es una suerte de taller en donde se cumplen regulaciones y órdenes que provienen del exterior. Calendarios, horarios, planes, programas, métodos de enseñanza, sistemas de gestión escolar, recursos financieros, plazas, todo esto —y más— se decide fuera de la escuela. El poder se halla concentrado en la SEP y en el SNTE que cogobiernan la educación en todo el territorio nacional24, en la medida que realmente se centre el poder y la autonomía en la escuela será probable disminuir la problemática, siguiendo a Gilberto tenemos un maestro y una escuela despojados de todo poder. ¿Cómo exigirle rendimiento de cuentas a sujetos que no deciden su materia de trabajo? ¿Por qué hacerlos responsables de cosas que ellos no deciden? De hecho, su condición de desposeimiento es lo que explica la falta de motivación que existe entre las masas magisteriales para llevar a cabo las directivas que reciben del centro. La escuela, , debe transformarse, reconvertirse en una entidad con alto grado de autonomía (como lo recomienda, por cierto, la OCDE), lo cual supone desmontar el aparato escolar absolutamente centralizado que hoy tenemos25.

Para cerrar este ensayo cabe señalar que son pocos los estudios que existen en el país con respecto al docente y su salud. Nos queda claro que tanto para el gobierno, el sindicato y la Secretaría de Educación, el SB parece ser un problema poco importante o inexistente. De tal forma que las exigencias cada día son mayores y el docente tiene que hacer frente a ellas capacitándose, pero para estudiar un posgrado, como alternativa de superación profesional, tendrá que buscar horarios que no interfieran con su actividad docente, por lo general, los fines de semana. Lo que conlleva a descuidar los hábitos alimenticios, suprimiendo periodos de descanso y sueño reparador, lo que predispone a un estado de tensión, estrés y cansancio, limitando la actividad social y familiar, así como el buen desempeño en todas sus actividades.

Por último, es importante señalar que el Bournout es una problemática que el docente no ha gestado en su acción pedagógica, son el conjunto de condiciones que lo enferman, además de hacerle sentir culpable por situaciones en las cuales él de manera directa no tiene injerencia, con la culpabilidad asumida y con desesperanza aprendida . Vive un gran sector de la población docente entre incertidumbre, penurias y dolor, enfrenta una responsabilidad que no le corresponde y entonces la catástrofe silenciosa sigue y deviene callada y sórdidamente en malestar docente.




Extraído de:
De la catástrofe silenciosa, al malestar docente
Autores
Susana Martínez Ávila / Janet Serrano Díaz / Reyna Amador Velázquez
Publicado en Rudics Revista Universitaria Digital de Ciencias Sociales
Universidad Autónoma de México

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