martes, 14 de enero de 2020

El estrés laboral docente: una dificultad más



En la actualidad, la figura del docente ha adquirido un protagonismo involuntario en los medios de comunicación. Desafortunadamente, este privilegio va asociado a noticias que desvelan los aspectos negativos que inciden en su situación profesional. Es muy frecuente, leer la prensa y encontrar casos de agresiones a profesores por parte de alumnos y padres así como ver el telediario y que nos recuerden el alto índice de bajas laborales, que se producen entre los integrantes de este conjunto de trabajadores, como resultado de las circunstancias que rodean a esta profesión.

Para ejemplificar lo anteriormente citado, haré mención de la información publicada el día 23 del pasado mes de octubre en el Diario Digital de Información Sanitaria Azprensa. Según esta noticia, los estudios realizados por FETE-UGT indican que el 23% de los docentes estará de baja por una enfermedad de carácter psicosocial durante este curso escolar.

Realizada esta breve introducción procederé a establecer una aproximación teórica que delimite el estrés laboral docente.


¿Qué es el estrés laboral docente?

Según Kyriacou y Sutcliffe (1978), el estrés del profesor se define como aquella experiencia de emociones negativas y desagradables, tales como enfado, frustración, ansiedad, depresión y nerviosismo, que resultan de algún aspecto de su trabajo y que van acompañadas de cambios fisiológicos y bioquímicos (Muchinsky, 2000).

Toda situación de estrés laboral puede estar generada por:

- Una respuesta ante las presiones o tensiones a las que se ve sometido el profesional.
- Un estímulo que alerta de situaciones indeseadas.
- Un desequilibrio entre las exigencias del puesto de trabajo y las capacidades individuales.

Causas del estrés

Los agentes estresores han sido estudiados por numerosos autores entre los que destacan los estudios realizados por Boot y Cox (1990), Kyriacou (1990) y McCormick y Solman (1992) entre otros. Sin embargo, destacaré el trabajo de Jenkins y Calhoun (1991) quienes realizan una interesante agrupación de causas empleando las siguientes categorías:

1. Sobrecarga laboral.
2. Falta de control sobre las actividades y los resultados.
3. Insuficientes satisfacciones en el trabajo.
4. Conflictos de rol.
5. Cambios rápidos e imprevistos.
6. Conflictos interpersonales.
7. Expectativas irreales.
8. Sentimientos de inadecuación.

Conviene mencionar que los orígenes del estrés docente son variados y tienden a cambiar de unos contextos laborales a otros, por lo que no se pueden establecer referencias de categorización cerradas. Sin embargo, es preciso destacar que algunas de estas causas tienen un mayor grado de incidencia que otras.

¿Qué síntomas denotan su padecimiento?

El estrés genera un grado de afectación distinto en cada individuo por lo que existen diversidad de respuestas ante él. Siguiendo a Kyriacou (2003) destacamos los siguientes:




Se debe resaltar que el padecimiento de estrés laboral de forma continuada durante espacios temporales prolongados puede llegar a crear un estado de extenuación o agotamiento que se ha definido como "burnout” o síndrome del quemado.

¿Cómo podemos superarlo?

Siguiendo a Matteson e Ivancevich (1987) y a Romano (1988) nos aproximaremos a las técnicas principales de superación del estrés:

1. Práctica de Ejercicio Físico. La actividad física contribuye a reducir la ansiedad.
2. Técnicas de Relajación. Pueden desarrollarse en el propio lugar de trabajo.
3. Biofeedback o control voluntario de las funciones corporales.
4. Técnicas Cognitivas que eliminen la distorsión cognitiva que provoca el estrés.

Acciones de Prevención

Las acciones preventivas eficaces pueden evitar la generación de estrés entre el profesorado. Este hecho contribuye a la mejora de la situación laboral de los profesionales y reduce el número de incapacidades temporales que sufren los profesores motivadas por esta circunstancia.

Algunas recomendaciones que pueden contribuir a la prevención del estrés docente son las siguientes:

- Establecer una buena distribución del tiempo que se dispone para realizar las tareas pendientes. Para ello, es necesario establecer prioridades, planificar y tener compromiso de actuación.
- Llevar a cabo una correcta organización de las tareas a realizar y anticiparse a los posibles problemas o dificultades que puedan surgir.
- Realizar actividad física diaria y preocuparse por cuidar los hábitos posturales.
- Fortalecer el autoconcepto y potenciar las actitudes positivas.
- Promover unas buenas relaciones con el equipo docente y fomentar la asertividad.
- Recibir incentivos y reconocimientos por parte de la Administración.
- Fomentar las políticas de salud laboral y de prevención de riesgos para el profesorado.

En este sentido cabe mencionar, la publicación realizada el día 9 de octubre de 2006 del primer Plan de Salud Laboral y Prevención de Riesgos Laborales del personal docente de los centros públicos dependientes de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía que beneficiará a 91.097 maestros y profesores y que tendrá una inversión total de 3.65 millones de euros en esta Comunidad Autónoma.

Consideraciones finales

Los profesionales de la educación deben afrontar y adaptarse a los cambios que acontecen en nuestra sociedad y en la gran mayoría de las ocasiones suelen ser los primeros en padecer la fragmentación de determinados paradigmas que habían sido considerados adecuados y rentables. Esta permanente adaptabilidad es, en mi opinión, el origen de todos los agentes que desencadenan el estrés laboral docente junto a la falta de respuestas eficaces de la administración para minimizar y prevenir este fenómeno.

Algunos de estos ámbitos de modificación son:

La nueva estructuración social. El personal docente sufre una fuerte pérdida de reconocimiento social en gran medida fomentada por la desvirtuación de la cultura y por la incapacidad de promocionar su nuevo rol de facilitador de aprendizajes frente al clásico de transmisor de contenidos en clara decadencia frente los avances de la tecnología.

El cambio de rol de la familia tradicional. Se ha producido una progresiva delegación de la responsabilidad educativa de las familias a los centros de enseñanza unida a una escasa implicación de los padres en las actividades de los centros debido a su escasez de tiempo. Asimismo, la figura del docente es, en ocasiones, menospreciada, infravalorada y desautorizada por los padres.

Las reformas llevadas a cabo por la administración educativa. Las continuas reformas de las leyes de educación han generado cierta incertidumbre fomentada por la ausencia de consenso y la limitada participación de los expertos.

Las nuevas características del alumnado. Los alumnos demuestran una falta de motivación importante. Esta situación se ve agravada por los frecuentes casos de indisciplina, falta de respeto e incluso acciones violentas entre iguales y dirigidas hacia los profesores. La llegada masiva de alumnos inmigrantes a las aulas de los centros públicos, también genera dificultades de comunicación a las que el docente debe hacer frente.

En última instancia, me gustaría incluir algunas recomendaciones finales para contribuir a la prevención y tratamiento del estrés del profesorado destacando la importancia de llevar a cabo acciones tales como: solicitar ayuda profesional cuando se requiera, pedir información acerca de la repercusión de los cambios acontecidos o que puedan producirse, expresar las quejas de forma objetiva y dirigirlas a los responsables educativos y fijar metas realistas para evitar la creación de falsas expectativas.




Autor Javier Sánchez Mendías. Psicopedagogo

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