jueves, 22 de marzo de 2012

Consecuencias del estrés docente

¿Qué sucede cuando en un ámbito, como el docente, perdemos el control del estrés? ¿Qué consecuencias caen sobre el individuo? ¿Y sobre las instituciones? Este es un problema con varias aristas, se deben tomar decisiones en el plano individual y en el político.



Los profesores y las profesoras, en general, tienden a implicarse tanto en su trabajo y se sienten tan moralmente comprometidos en la enseñanza, que cuando se les presiona o perciben que tienen que actuar de manera contraria a sus valores y sentido de la identidad profesional, se muestran estresados, con sentimientos de culpa y pérdida de autoestima. En consecuencia, tienden a ignorar sus propias necesidades, a cuidarse poco, pues consideran que las posibles satisfacciones de la enseñanza dependen de atender y sacrificarse más por las necesidades de otros que por las de ellos mismos.


Consecuencias sobre el individuo
Consideradas desde la perspectiva individual, las consecuencias del estrés, asociadas al síndrome de Burnout en docentes, producen un deterioro en la salud de los profesionales y en sus relaciones interpersonales, tanto dentro como fuera del ámbito laboral. A su vez, también producen una repercusión negativa en la calidad de la docencia. Las principales manifestaciones se centran en la presencia de sentimientos de desgaste, tensión, irascibilidad, nerviosismo, fatiga extrema. Las principales consecuencias del malestar docente sobre la personalidad de los profesores y las profesoras, centradas en su dimensión individual, de acuerdo con Esteve, recorren una amplia escala, que pueden variar tanto en su manifestación como en su intensidad, y se agrupan en:

1.        Sentimientos de desconcierto e insatisfacción ante los problemas reales de la práctica cotidiana de la enseñanza.
2.         Peticiones de traslado o cambio como forma de huir de situaciones conflictivas.
3.        Desarrollo de esquemas de inhibición como forma de cortar la implicación personal con el trabajo que se realiza.
4.        Deseo, implícito o manifiesto de abandonar la docencia.
5.        Ausentismo laboral, como mecanismo para cortar la tensión acumulada.
6.        Agotamiento como consecuencia de la tensión acumulada.
7.        Estrés.
8.        Ansiedad.
9.        Depresiones.
10.      Autoculpabilización ante el rendimiento de los educandos.
11.      Ansiedad como estado permanente.

Así pues, ante las presiones de las diversas fuentes de tensión presentes en la enseñanza, potenciadas por la aceleración del cambio social, los profesores y las profesoras ponen en juego diversos mecanismos de defensa, como son los esquemas de inhibición y rutina, o el ausentismo laboral, que presentan el aspecto negativo de bajar la calidad de la educación, pero que sirven para aliviar, momentáneamente, la tensión del profesional.

Consecuencias sobre la organización
Tales conductas disruptivas tienen repercusiones no solo en el trabajador, sino también en la institución educativa, tal y como se indicó antes. Lo cierto es que cuando los trabajadores de un centro escolar comienzan a padecer los síntomas del síndrome de Burnout, las consecuencias para la institución pueden ser realmente importantes. Las conductas y las actitudes laborales alteradas que presentan los sujetos quemados, así como el deterioro en la salud física y psíquica, van a incidir directamente en el funcionamiento y rendimiento de la institución y esto se reflejará en el empeoramiento de la atención del estudiantado. Junto a todo lo citado, el disconfort subjetivo que siente la persona afectada conlleva situaciones de conflicto con el profesorado, demandas de traslado y, ocasionalmente, cese o separaciones de la práctica profesional. Las graves repercusiones individuales que produce el Burnout afectan las organizaciones educativas, sobre todo influyen en la deshumanización y en la calidad de la enseñanza.



Extraído de
Los profesionales de secundaria, como factores de riesgo en el síndrome de Burnout
Giselle León León
División de Educología Centro de Investigación y Docencia en Educación Universidad Nacional Heredia, Costa Rica
Revista Electrónica Educare Vol. XV, N° 1, [177-191], ISSN: 1409-42-58, Enero-Junio, 2011



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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, buen día. Tengo toda la experiencia mas desagradable a causa del estrés. Al punto limite de no poder salir (surmenage. ;uy difícil de comentar a quien lo lo padezca. comparto facebook "ataque de pánico" y entérate de los muchos docentes que tenemos problemas siquiatricos. Personalmente desde el 2009 hasta hoy sigo con terapias y medicación. No lo dejes pasar y reconócete cuando tengas estos síntomas. Saludo

DANIEL MARTINEZ ZAMPA dijo...

Interesante la nota. Uno de los temas que me interesa es cómo influye el clima institucional y el malestar que generan los conflictos cuando no tienen canales adecuados de gestión en el estrés docente. Me parece importante "mirar" la convivencia en lo cotidiano e impulsar procesos de prevención, gestión y resolución de conflictos como una de las líneas para prevenir el estrés.
DANIEL MARTINEZ ZAMPA
www.todosobremediacion.com.ar

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