En las últimas
décadas, se ha desarrollado un gran interés por el estudio del estrés y los
factores psicosociales relacionados con el trabajo y la repercusión de éstos
sobre la salud de los trabajadores. Sobre el punto, debemos señalar que el
interés por la productividad y la eficiencia, no siempre han sido acompañados
de condiciones laborales dignas y adecuadas, recursos suficientes para llevarlo
a cabo y un diseño de tareas y puestos que tengan en cuenta las características
de las personas, sus necesidades, habilidades e intereses. La falta de atención
a estos aspectos pueden generar consecuencias sobre las personas (estrés,
insatisfacción), o sobre la empresa (ausentismo, conflictividad, disminución de
la calidad del trabajo y la productividad, etc.).
Dentro de las
enfermedades asociadas al estrés laboral, el síndrome de "Burnout",
también llamado "síndrome de estar quemado", "síndrome de la
quemazón", "síndrome del estrés laboral asistencial" o
"síndrome del desgaste profesional", es cada vez más conocido y
lamentablemente más extendido, y suele afectar principalmente a personas cuyas
tareas laborales tienen un componente central de ayuda a los demás y de gran
intervención social como los médicos, enfermeros, odontólogos y demás profesionales
de la salud, así como a docentes, trabajadores sociales, deportistas, policías,
entre otros.
El síndrome del
"Burnout", puede considerarse como el mal del fin de siglo, al punto
que se calcula que alrededor de dos tercios de todas las enfermedades están
relacionadas con el estrés laboral, y aunque no se trata de una relación de
causa-efecto, el estrés laboral es un factor importante que interacciona con
otras variables biológicas, psicológicas y sociales, dando lugar a numerosas
enfermedades físicas y mentales. Inclusive, existen referencias que nos
informan que el estrés laboral es un problema grave que está vinculado con el
origen del 50% de las bajas laborales en la Unión Europea.
El síndrome del
"Burnout", mal invisible que afecta y repercute en la calidad de
vida, es considerado como la fase avanzada del estrés profesional y se produce
cuando se desequilibran las expectativas en el ámbito profesional y la realidad
del trabajo diario, produciéndose desmotivación, desinterés, malestar interno e
insatisfacción laboral en el sujeto que lo padece, el cual infiere
"tensión" al interactuar y al tratar reiteradamente con otras
personas.
A diferencia de un
estrés puro, el "Burnout" siempre está asociado a sentimientos de desvalorización
y fracaso, se manifiesta bajo unos
síntomas específicos, siendo los más habituales:
A.
Psicosomáticos:
Cansancio, fatiga crónica, frecuentes dolores de cabeza, malestar general,
problemas de sueño, contracturas y algias óseo musculares, ulceras y otros
desórdenes gastrointestinales, perdida de peso, taquicardia, hipertensi6n, etc.
B.
Conductuales: Mala
comunicación, ausentismo laboral, abuso de drogas (café, tabaco, alcohol,
fármacos, etc.), incapacidad para vivir de forma relajada, superficialidad en
el contacto con los demás, aumento de conductas violentas, trastornos en más o
en menos del apetito y la ingesta, distanciamiento afectivo de los clientes y
compañeros.
C.
Emocionales:
Distanciamiento afectivo como forma de protección del yo, aburrimiento y
actitud cínica, impaciencia e irritabilidad, sentimiento de omnipotencia,
desorientación, incapacidad de concentración, disminución de la memoria
inmediata, baja tolerancia a la frustración, sentimientos depresivos,
sentimientos de vació, agotamiento, fracaso, impotencia, baja autoestima y
pobre realización personal.
D.
Laborales: Detrimento
en la capacidad de trabajo, detrimento en la calidad de los servicios que se
presta a los clientes, aumento de interacciones hostiles, comunicaciones
deficientes, frecuentes conflictos interpersonales en el ámbito del trabajo y
dentro de la propia familia.
Las evidencias que
afectan al individuo en el inicio de la aparición de la enfermedad, se
reconocen en varias etapas y son:
1. Exceso de trabajo.
2. Sobreesfuerzo que lleva a estados de
ansiedad y fatiga.3. Desmoralización y pérdida de la ilusión.
4. Pérdida de vocación, decepción de los valores hacia los superiores.
Herbert J.
Freudenberger, psicoanalista alemán residente en Norteamérica y que trabajaba
en una clínica neoyorquina, fue el que introdujo, desde una perspectiva
clínica, el termino "Burnout" en la literatura científica para hacer
referencia a un conjunto de manifestaciones anómalas características de las
personas que trabajan en profesiones de ayuda a los demás. Definió el síndrome
como "un conjunto de síntomas médico-biológicos y psicosociales
inespecíficos, que se desarrollan en la actividad laboral, como resultado de
una demanda excesiva de energía".
Para él, se trata de
"una sensación de fracaso y una experiencia agotada que resulta de una
sobrecarga por exigencias de energía, recursos personales o fuerza espiritual
del trabajador". Como podemos apreciar, la definición que nos brinda se refiere
a un estado emocional que se encuentra al final de un proceso. Para dicho
autor, este proceso que acaba en el "Burnout" se debe a una elevada
implicaci6n del trabajador en su profesión, la "adicción al trabajo".
En concreto, se
refirió a los profesionales denominados de "ayuda" cuya actividad va
dirigida a otras personas, con las que mantienen fuerte y sostenido contacto
directo. Sus primeras observaciones fueron los efectos que en poco mas o menos
de un año sufrían muchos de los voluntarios: Una progresiva pérdida de energía
que llevaba al agotamiento, ansiedad inespecífica y, en algunos casos, cuadros
de tipo depresivo, en un marco de pérdida de la motivación e interés con que
abordaron su trabajo, e incluso manifestando intolerancia, resentimiento y agresividad
con los pacientes.
A partir de esa
fecha, el síndrome del "Burnout" ha generado infinidad de trabajos,
especialmente en el ámbito organizacional. Casas & Hilari, informa que
algunos artículos realizados en 1990 citan más de 2500 referencias sobre
"Burnout" entre sus primeros estudios, en 1974 y 1989. Ello se debe a
la importancia que merece el tema para el mundo empresarial, donde los costes
debido al "burnout" pueden suponerse elevados, a pesar de poseer
escasos estudios que evalúen concienzudamente las repercusiones del síndrome en
las organizaciones.
Por otra parte, se
han desarrollado diversos intentos para alcanzar una delimitación te6rica del
constructo (concepto, expresividad, factores implicados en su desarrollo, etc).
Algunos autores explican el síndrome como consecuencia del fallo en las
estrategias de afrontamiento al estrés laboral. En tal sentido, Edelwich y
Brodsky, sostienen que el síndrome de desgaste profesional sería: "como una pérdida progresiva del idealismo,
energía y motivos vividos por la gente en las profesiones de ayuda, como
resultado de las condiciones de trabajo".
Estos mismos autores
proponen cuatro fases por las que supuestamente pasaría una persona en un
proceso de desgaste profesional: entusiasmo;
estancamiento; frustración y apatía.
Otras propuestas,
por aclarar el concepto, intentan una clasificación del síndrome en dos
categorías diferenciadas: "el Burnout activo", que se demuestra por
una manifestación del desgaste a través de conductas asertivas, con muestras de
irritabilidad y hostilidad; y el "Burnout pasivo", que viene
caracterizado por las conductas de retirada y la apatía. A estas alturas
debemos tener presente, según Guerrero Barona, que el "Burnout", es
un término anglosajón cuya traducción mas próxima y coloquial es "estar
quemado", desgastado, exhausto y perder la ilusión por el trabajo.
En virtud a lo
mencionado anteriormente, la aproximación más fructífera ha sido la realizada
por Maslach y Jackson, quienes desde una perspectiva psicosocial subrayan la
dimensión emocional del "burnout" como forma de respuesta al estrés.
En este sentido, el "burnout" es concebido como una respuesta
inadecuada ante el estrés, cuya expresión fundamental consiste en un síndrome
tridimensional que tiene tres dimensiones características: Un agotamiento
físico y/o psicológico, una actitud fría y despersonalizada en el trato con los
demás, y un sentimiento de inadecuación ante las tareas que se deben realizar.
Debemos recordar que
el término "estrés" proviene de la física y la arquitectura, y se
refiere a la fuerza que se aplica a un objeto, que puede deformarlo o romperlo.
En la psicología, el
estrés suele hacer referencia a situaciones que implican demandas fuertes para
el individuo y que pueden agotar sus recursos de afrontamiento. El término fue
importado para la psicología por el fisiólogo canadiense Selye, y desde allí ha
sido entendido como: Respuesta-estímulo-interacción. En la actualidad, este
último se acepta como el más completo.
El concepto de
estrés guarda relación entonces con un desequilibrio entre las demandas del
ambiente (extresores externos o internos), y los recursos disponibles del
sujeto.
Todo sujeto hace
constantes esfuerzos cognitivos y conductuales para manejar adecuadamente las
situaciones que se le presentan, por eso no todo el estrés tiene consecuencias
negativas; en todo caso, éstas se producen cuando la situación desborda la
capacidad de control del sujeto. Este resultado se denomina distrés, a
diferencia del estrés positivo o eutrés, que puede ser un buen dinamizador de
la actividad laboral.
Volviendo a la
temática del "burnout", a partir de la aproximación realizada por
Maslach y Jackson; se han desarrollado colaboraciones, en las que se destaca el
carácter episódico de un fenómeno descrito a través de fases, aun cuando dichas
aportaciones discrepan tanto en la relevancia de unos aspectos sobre otros como
en la secuencialidad de la experiencia del "Burnout".
Para Cherniss, el
"burnout" puede ser entendido como una forma de afrontar el éstos,
destacando tal vez como aspecto más sugestivo de su teoría, la combinación
entre características del entorno laboral y variables personales del trabajador
(expectativas, actitudes, etc.), cuya interacción puede generar una sobrecarga
capaz de desarrollar respuestas constitutivas de "burnout" como una
forma de adaptación defensiva.
A partir de la
propuesta anteriormente mencionada, las características personales de quienes desarrollan
profesiones orientadas hacia la ayuda a los demás, pueden explicar en buena medida
su mayor predisposición a terminar "quemados", habida cuenta de su carácter vocacional unido
a una actitud demasiado exigente respecto a la realización de la propia tarea
en la cual puede darse una excesiva implicación emocional.
El
"Burnout", sin embargo, no es patrimonio exclusivo de educadores,
trabajadores sociales o profesionales de la salud, sino que por el contrario
puede ser descrito en todas aquellas "personas que trabajan con
personas".
Algunas profesiones
por sus características y el contexto en que se ejercen, tienen más riesgo de
ser estresantes. La enseñanza es una de ellas, lo cual ha dado lugar a
numerosos estudios sobre los factores implicados y las vías de intervención,
que han identificado las fuentes del estrés más relevantes de los profesores:
(1) Actitudes negativas por parte de los
alumnos.
(2) Problemas de disciplina en el aula.
(3) Malas condiciones de trabajo (número
excesivo de alumnos en las aulas y falta de equipo adecuado).
(4) Presiones temporales y sobrecarga de
trabajo.
(5) Conflictos entre los profesores.
(6) Cambios rápidos en las demandas de currículo
y organización.
Cuando la multitud
de estresores encontrados en la situación de enseñanza continua sin esperanza
de solución, el patrón de reacciones descritas como "Burnout", daña
seriamente la habilidad del profesor para ejecutar su trabajo. Los sentimientos
del docente se vuelven negativos, se desarrolla una actitud de cinismo, se
pierde la implicación con los alumnos, aumentan las enfermedades físicas y
mentales y el absentismo y, en ocasiones el consumo de drogas y el alcohol.
A todo lo
anteriormente señalado, se pueden agregar trastornos depresivos, ansiedad, irritabilidad,
descenso en la autoestima, sentimientos de indefensión, obesidad, consumo de
tabaco, insomnio (consecuencias psicológicas) e hipertensión, úlceras, asma,
trastornos coronarios (consecuencias psicofisiológicas).
Queda claro entonces
que una de las actividades de mayor compromiso profesional en lo que se refiere
a apoyar y ayudar a las personas es la docencia. Sobre el
punto, la docencia experimenta presiones constantes de la sociedad para
intentar corregir problemas sociales de toda índole, por ejemplo, las drogas,
el alcohol, el abuso sexual, entre otros. Inclusive, algunos profesionales
abandonan la docencia, "quemados" o "hastiados" por la
labor diaria para incorporarse en otras actividades laborales.
En virtud a todo lo
señalado, creemos que es de suma urgencia estudiar dicha problemática en los
docentes universitarios de nuestro país, toda vez que en su ejercicio
profesional los profesores están orientados permanentemente al trato directo
con las personas, desarrollando un alto grado de compromiso emocional, que
puede en un momento determinado provocar el denominado estrés laboral.
Extraído de
El Síndrome Del
"Quemado" por Estrés Laboral Asistencial en Grupos de Docentes
UniversitariosCarlos Ramón Ponce Díaz; Mario Santiago Bulnes Bedón; Jaime Ramiro Aliaga Tovar;
María Clotilde Atalaya Pisco; Rosa Elena Huertas Rosales
REVISTA DE INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA - VOL. 8, N.º 2
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