¿En qué consiste el “Burnout”? ¿Qué variables
intervienen? ¿A quiénes puede involucrar? ¿Qué sucede con la docencia? ¿A que
se lo atribuye? ¿Qué efectos produce?
Originalmente el “Síndrome de Burnout” fue descrito en 1974 por el
psiquiatra Herbert Freudenberger, como una condición psicológica específica en
el cual las personas sufren de agotamiento emocional, experiencia de pérdida de
realización personal y tendencia a la despersonalización en el trato hacia
otros (Freudenberger, 1974). Entre los más destacados autores en este tema, se
reconoce a la psicóloga Cristina Maslash, que en 1976 acuñó el nombre
“Síndrome de Burnout” en un congreso anual de la American
Psychological Association (A.P.A.), refiriéndose a la situación
de los trabajadores de los servicios humanos que después de años o meses de
servicio terminaban “quemados” (Buzzetti, 2005).
Desde la perspectiva psicosocial el Síndrome de Burnout se conceptualiza
como un proceso en el que intervienen variables cognitivas – aptitudinales
(baja realización personal en el trabajo), variables emocionales
(agotamiento emocional) y variables actitudinales (despersonalización)
(Marrau). Ante el incremento de las exigencias del medio, el Síndrome de
Burnout se presenta como un trastorno de la adaptación ante el estrés laboral
crónico que logra desencadenar síntomas físicos y psicológicos, los que dañan
significativamente la ejecución profesional.
No obstante, el Síndrome de Burnout no está necesariamente restringido a
los profesionales de los servicios humanos. Maslach y Schaufeli señalan que
aunque este síndrome aparece como un proceso específico de estos ámbitos
profesionales, el fenómeno ha sido descrito en otro tipo de profesionales, como
directivos y mandos intermedios de cualquier tipo de organización, entrenadores
y deportistas, e incluso ha sido estudiado fuera del ámbito laboral formal,
como por ejemplo, en amas de casa.
Es común encontrar estudios sobre el Síndrome de Burnout relacionados al
ámbito de la salud, donde se investiga el Burnout en enfermeras, personal de
atención de emergencia, de cuidados intensivos, cuidado de adultos mayores,
personas con enfermedades terminales, etc. También se ha estudiado en
profesiones asociadas a las emergencias, seguridad y policía o carabineros
(Briones, D). Asimismo, ha sido tema para el desarrollo de múltiples tesis o
seminarios de titulación, por parte de egresados de la carrera de psicología,
como es el caso del trabajo titulado “Validación del Maslach Burnout
Inventory (MBI), en dirigentes del colegio de profesores de Chile” (Buzzetti).
Síndrome de Burnot en
docencia
Un ámbito especialmente sensible al desarrollo de este Síndrome es el
ámbito educacional o docente. Son los profesores quienes deben lidiar con los
cambios y las exigencias impuestas tanto por los directivos, padres y alumnos,
en el desarrollo de sus funciones que son de gran importancia social: si el
profesor(a) se encuentra en un precario estado psicológico influirá en la
calidad de enseñanza que imparta a los estudiantes. Es decir, es una profesión
que tiene repercusiones muy directas para la sociedad (Darrigrande, et al).
La prevalencia del Síndrome de Burnout en los profesores chilenos es alta
según el estudio realizado por el Colegio de Profesores A.G., en conjunto con la Universidad Católica. El
origen de éste es atribuido principalmente a la sobrecarga laboral y al hecho
de ser blanco recurrente de agresividad por parte de padres y alumnos. Esto
llevaría a los profesores a mostrarse irritables e intolerantes, lo que además
de deteriorar la relación con los alumnos, se traduciría en ausentismo
reiterado y aumento de licencias médicas.
Como problemas salud asociados a la labor docente, desde hace varios años
la disfonía era el mayor problema para muchos profesores, pero luego fue
superada por las enfermedades psicosomáticas, como principal motivo por el que
los docentes solicitan una licencia médica. Desde los inicios de la docencia,
el maestro pasó del elogio social a los reproches de la sociedad y demandas
crecientes. Esta transformación y sus implicancias impactaron en su cuerpo, el
que fue variando de la enfermedad por disfonía a otras dolencias de índole
psíquico como la depresión, Síndrome de Burnout, irritación e insomnio.
Algunas de las variables psicológicas que se asocian al Síndrome de
Burnout son la autoestima y la autoeficacia. Esta última guarda especial
relevancia con el desarrollo del síndrome. Bandura propone que la autoeficacia
es el conjunto de creencias sobre las propias capacidades para organizar y
ejecutar los cursos de acción requeridos, que producirían determinados logros o
resultados. Así, la autoeficacia puede influir en el desarrollo de los niveles
del Síndrome de Burnout tanto de forma directa como de forma moduladora,
como se estudió en una muestra de profesionales del sector socio-sanitario de
España.
Los efectos del Síndrome de Burnout, según destacados autores se pueden
resumir de la siguiente forma:
Efectos individuales: agotamiento, fatiga crónica, cansancio,
distancia mental, ansiedad depresión, quejas psicosomáticas, incremento del uso
de sustancias tóxicas, generalización o desbordamiento a la vida privada, dudas
respecto a la capacidad para desempeñar el trabajo, etc
Efectos en el trabajo: insatisfacción laboral, falta de compromiso
organizacional e intención de abandonar la organización.
Efectos en la Organización: incremento en la tasa de absentismo y
retiros, disminución del desempeño y falta de calidad en el servicio,
etc.
Extraído de
Síndrome de Burnout y Sintomalogía Depresiva en
Profesores: Relación entre Tipo de Docencia y Género. En Establecimientos
Educacionales Subvencionados de Santiago De Chile
AutoresJosé Luis Darrigrande Osorio y Karyna Durán Figueroa
2 comentarios:
Creo que es necesario profudizar este conocimiento de manera personal y profesional para cuidar la salud emocional, puesto que la vida en esta sociedad es muy compleja que si no la comprendemos entramoss en la incertidumbre de no saber la ruta que debemos recorrer.
gracias por darme la oportinidad de conocer estos temas de gran ayuda.
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