Hay conciencia generalizada que el oficio de enseñar se convierte en un factor de riesgo del burnout ¿Cuáles pueden ser las razones? ¿Cuál es el nivel de afectados por el síndrome? ¿Qué factores pueden considerarse estresantes? ¿Qué estrategias de afrontamiento se emplean?
En las últimas décadas existe un notable consenso entre teóricos e
investigadores acerca de que el "oficio de enseñar", fundamentalmente
en los niveles de enseñanza secundaria, se convierte en un factor de riesgo del burnout. La evidencia
documentada en distintos estudios acerca de la creciente incidencia y
prevalencia de este fenómeno en este colectivo, los elevados costes que
conlleva (laborales, sanitarios, sociales) y la urgente necesidad de diseñar
propuestas preventivas y de intervención con garantías de eficacia, han sido
los principales argumentos esgrimidos para reivindicar mayores esfuerzos desde
la investigación.
Desde esa siempre obligada mirada retrospectiva que nos acerque al status quo de la cuestión cabe señalar que, si lo
comparamos con épocas pretéritas, el mundo que rodea a los docentes de
enseñanza secundaria ha sufrido una profunda transformación. La literatura
previa se hace eco de algunas casuísticas que ejemplifican la dimensión menos
amable del cambio: los ánimos están ahora más exaltados, existe mayor
percepción del profesor de falta de apoyo desde distintos sectores (políticos,
legisladores, padres…), han aumentado las críticas y el cuestionamiento de su labor,
mayor dejación de las responsabilidades en la educación de los hijos por parte
de algunas familias, mayor diversidad cultural de los alumnos, devaluación de
la imagen del docente al que se responsabiliza (cual chivo expiatorio) de los
males del sistema educativo, disminución de la motivación del alumno para
estudiar, cambios en los contenidos curriculares, demanda de renovaciones
metodológicas, reformas y más reformas, cambios en las relaciones
profesor-alumno (aumento de la percepción de riesgo por parte del docente de
agresiones verbales de los alumnos, por ejemplo), incremento de la
conflictividad en las aulas y fuera de ellas, aumento de la edad de
escolarización obligatoria (en ocasiones, los docentes se convierten en
"vigilantes" de la permanencia en las aulas de algunos alumnos que se
sienten retenidos contra su voluntad), sobrecarga laboral-múltiples tareas
(docentes, administrativas, tutoriales, actividades extraescolares, claustros,
reuniones, tareas de coordinación, vigilancia de recreos...), etc.
En suma, son muchos los profesores que apuntan que en la actualidad las
demandas son excesivas: buen enseñante, pedagogo y psicólogo eficaz, capacidad
para integrar la diversidad, eficaz solucionador de situaciones potencialmente
conflictivas, habilidad para compaginar distintos roles contradictorios
(compañero y evaluador del alumno). El resultado es que algunos profesores
(afortunadamente no todos) han entrado en un camino de difícil retorno: su
proyecto ilusionante al iniciar la carrera docente se ha visto cercenado por la
realidad del día-a-día en las aulas, su sentido profesoral roza la sin-razón en
un sistema aquejado (en ocasiones) por el menosprecio del saber, su tribulación
cotidiana se encuentra desvalida ante las críticas de otros sectores (alumnos,
padres, administración)… En fin, algunos profesores se han instalado en una
fase de desencanto, de cansancio emocional, de acusada percepción de juicio
social contra su labor, manifestando, a la postre, su malestar laboral.
Llegados a este punto, y conscientes de que no existen respuestas
simples para problemas complejos, es necesario realizar una investigación que
contribuyera decididamente al conocimiento acumulativo en cuanto a la
naturaleza y el alcance del burnout en
este colectivo docente, sin descuidar la identificación de cuáles son las
variables con mayor capacidad predictiva de este fenómeno. A este respecto, y
siguiendo un diseño longitudinal de cohorte transversal, se evaluaron, a lo
largo de tres años consecutivos, tres muestras representativas de profesores de
enseñanza secundaria de la Comunidad Autónoma de Galicia -conformando la
muestra agregada un total de 3.281 docentes-. Hemos explorado, transversal y
longitudinalmente, múltiples aspectos en relación al burnout: datos de prevalencia en función de
variables biográficas y ocupacionales, principales fuentes de estrés y
agrupación, estrategias de afrontamiento más utilizadas, variables con mayor
capacidad predictiva, etc. Así mismo, y en clara consonancia con la vocación
integradora del estudio (interesaba lo cuantitativo, pero sin descuidar lo
cualitativo), hemos realizado entrevistas en profundidad a 100 profesores
interesándonos en sus experiencias, vidas y opiniones acerca del desempeño
laboral en este ciclo educativo.
Las principales conclusiones del estudio son las siguientes:
·
El 25,7%
de los docentes de la ESO de la Comunidad Autónoma de Galicia presentan altos
niveles de burnout confirmándose, además, una
tendencia ascendente de esta problemática en el periodo temporal analizado.
·
Existen
diferencias significativas en función del sexo tanto en el burnout total, como en cada una de sus
dimensiones. En concreto, las profesoras, cuando se las compara con sus
compañeros varones, informan de mayores niveles de desgaste laboral, siendo
especialmente elevadas sus puntuaciones en cansancio emocional. No obstante,
cabe reseñar que en ambos sexos los niveles de burnout experimentan un incremento
progresivo a lo largo del tiempo.
·
Se ha
constatado la existencia de una relación curvilínea entre la edad y el burnout.
Específicamente, los profesores que se encuentran en etapas intermedias de la
vida (intervalo 40-49 años) informan de mayores niveles de burnout,
diferenciándose a niveles estadísticamente significativos, de aquellos que
están comenzando (menos de 30 años) o terminando su carrera profesional (60
años o más).
·
Por lo
que respecta al ciclo de
docencia, los profesores que imparten clase en el segundo ciclo de la ESO
han manifestado, durante los distintos años evaluados, mayor burnout que los docentes de primer ciclo
(estas diferencias alcanzaban, en todos los años evaluados, la significación
estadística). Además, cabe reseñar que mientras los profesores de segundo ciclo
informaban de mayor cansancio emocional y despersonalización, los docentes de
primer ciclo presentaban mayor logro personal.
·
Los
niveles de burnout se relacionan significativa y
positivamente con la presencia de síntomas en los distintos momentos temporales
analizados. En concreto, a mayor burnout laboral mayor era también la
frecuencia de síntomas físicos (fatiga, dolor de cabeza, problemas de sueño),
emocionales (irritabilidad, hostilidad, depresión, ansiedad) y cognitivos
(dificultad para concentrarse, autoverbalizaciones negativas y excesiva
preocupación).
·
Los estresores que mayor impacto psicológico
percibido tienen en los docentes de secundaria se refieren, en general, a:
falta de apoyo social, cuestiones disciplinarias y conflictos (alumnos, padres,
compañeros, superiores…), pasividad del alumnado y cambios en el sistema
educativo. No obstante, las tareas inherentes al "oficio de enseñar"
(dar las clases, preparar y vigilar los exámenes) y la zona en que está situado
el centro son, de todos los estresores evaluados, aquellos que menor tensión
generan a los docentes.
Ahondando en la cuestión, cabría señalar que:
- La falta de apoyo de las familias en asuntos disciplinarios, las
agresiones verbales por parte de los alumnos, las agresiones entre ellos y el
tener que solventar sus problemas de conducta, constituyen los cuatro pilares
fundamentales de la experiencia de burnout en las distintas
"cohortes" de profesores de la Comunidad Autónoma
Gallega. En definitiva, a juicio de los docentes, el no
contar con las familias en cuestiones de disciplina unido a la conflictividad
en las aulas (y fuera de ellas), son los principales "disparadores"
de su malestar laboral; la actitud pasiva de los alumnos en las clases, la
frustración percibida por el docente al no ver el fruto de su esfuerzo, el
vandalismo en las instalaciones del centro, el que algunas sanciones que se
aplican no sean eficaces y la falta de consenso entre los profesores en asuntos
disciplinarios, se sitúan entre los diez principales estresores.
·
La "estructuración" de las
temáticas que subyacen a esta
problemática en la muestra de docentes, ha permitido identificar, mediante un
análisis factorial, un total de 10 dimensiones que, en su conjunto, explican el
51% de la varianza. El
factor que hemos denominado como "conductas
problemáticas de los alumnos y cuestiones disciplinarias" se confirma como el "tema"
más relevante para los profesores de enseñanza secundaria al explicar el 31,28%
de la varianza total. Así, cuestiones tales como las referidas a problemas de
conducta de los alumnos (ej., "El
que los alumnos intenten "probarte" a cada instante"), la
adopción de pautas de actuación agresivas y vandálicas por parte de los jóvenes
(ej., "Las agresiones
verbales de los alumnos", "El vandalismo en las instalaciones del
centro") y las dificultades para mantener ciertos niveles de
disciplina en el centro educativo (ej., "La
falta de apoyo de algunos familiares en asuntos disciplinarios", "El
que algunas sanciones que se aplican en el centro no sean eficaces")
se confirman como los elementos definitorios de esta temática. La competencia/seguridad
percibida del docente, los aspectos funcionales y relacionales en el centro, la
labor docente, las motivaciones, actitudes y características de los alumnos, la
sobrecarga laboral del docente, los cambios en la enseñanza, la promoción del
docente, las condiciones de trabajo, y los aspectos estructurales del centro
conforman, en este orden, los restantes factores.
·
Desde lo cualitativo, las narrativas de
los profesores de la ESO complementarían las casuísticas que, a su juicio,
contribuyen a la experiencia del burnout. Las más citadas se refieren a
aspectos tales como:
- Los problemas disciplinarios del alumnado y la falta de consenso
entre los distintos sectores implicados en la tarea educativa (familia,
autoridades extra-académicas, colectivo de profesores), constituyen la
principal comunalidad de los relatos.
- La sobrecarga laboral (acentuada por la necesidad de desempeñar
múltiples y diversas tareas administrativas), unida a los continuos y, en
ocasiones, poco afortunados, cambios en política educativa diseñados sin
"escuchar" a los profesores son también elementos
"nucleares" de las narrativas.
·
Con
respecto a las estrategias de
afrontamiento los profesores
que informan de bajos niveles de burnout utilizan fundamentalmente estrategias
de carácter activo centradas en el problema (resolución de problemas y
reestructuración cognitiva); por el contrario, las estrategias pasivas (ej.,
evitación de problemas, autocrítica, retirada social) caracterizan el
"estilo" de enfrentar los problemas de aquellos que declaran estar
"quemados". Parece oportuno reseñar, además, que este patrón se
mantiene a lo largo de los distintos años analizados.
·
Por
último, y en cuanto a la vinculación
y capacidad predictiva de "otras
variables" (personales,
sociales y extralaborales) en el burnout, cabría señalar que:
- La ausencia de apoyo social (de la familia y amigos), un bajo nivel
de optimismo y personalidad resistente, la presencia de un patrón conductual
Tipo A y la ocurrencia de contrariedades cotidianas y acontecimientos vitales,
se asocian con elevados niveles de burnout en los docentes de secundaria
- El burnout es explicado satisfactoriamente por
variables de tipo personal (optimismo, personalidad resistente y patrón de
conducta Tipo A), relacional (apoyo de familia y amigos) y extralaboral
(contrariedades cotidianas). En concreto, la ausencia de apoyo social por parte
de los "colegas", la visión pesimista de la realidad docente y la
presencia de un patrón de conducta Tipo A son, en este orden, los principales predictores
del desgaste laboral de los profesores de secundaria.
·
Cabe
reseñar que cuando se incluyen, además, las variables
del ámbito laboral son las
"conductas y/o actitudes problemáticas de los alumnos", "la
tensión que genera en el docente el manejo de conflictos" y "la falta
de apoyo/consenso en asuntos disciplinarios" los principales
"argumentos" explicativos del burnout;
se constata, así mismo, la existencia de una vinculación diferencial entre los
determinantes laborales y cada una de las dimensiones. Específicamente,
mientras que el estrés derivado de "las conductas y/o actitudes
problemáticas de los alumnos" es el principal predictor del cansancio
emocional del docente, "la falta de apoyo/consenso en asuntos
disciplinarios" es la variable que mejor da cuenta de los sentimientos
fríos y despersonalizados; "la dificultad percibida en el manejo de
conflictos" supone también un importante menoscabo en la realización
personal del profesor.
Así pues, y a tenor de estas conclusiones, se puede afirmar que si
queremos prevenir o intervenir eficazmente en el burnout del colectivo de profesores de la ESO
debemos, necesariamente, incidir en variables personales, psicosociales y
extralaborales. Específicamente:
1.
Potenciar
las redes de apoyo social;
los compañeros de trabajo deberán constituir un objetivo focal de cualquier
actuación, aunque sin descuidar a otras fuentes fundamentales de apoyo (la
familia y los amigos). En definitiva, concienciar y fomentar las relaciones
afectivamente positivas con los "otros" constituye un buen comienzo
de cara a frenar el impacto que el burnout tiene en este colectivo. Algunas
propuestas concretas podrían orientarse tanto a mejorar las habilidades
interpersonales (entrenamiento y manejo de conflictos), como a potenciar las
habilidades de comunicación (entrenamiento en asertividad, por ejemplo).
2.
Rediseñar
aquellas tareas que "exijan" un comportamiento Tipo A. Se trata de incidir en una adecuada
planificación y racionalización de las distintas demandas laborales del docente
(la percepción del docente de "que le requieren en varios sitios a la
vez" es indicativa del estado de la cuestión). Específicamente, a la
existencia de múltiples demandas laborales del docente (dar las clases,
preparar las clases, tutorías...) se suman otras (reuniones, cuestiones
administrativas-excesivo papeleo, guardias de recreo...) que acentúan la
vulnerabilidad al malestar laboral.
3.
Incidir
en la "satisfacción-bienestar" en el trabajo con la seguridad de que se fortalecerá la
creencia de que las cosas "irán bien" (optimismo) y de que se pueden
controlar y tienen un "sentido" (personalidad resistente).
4.
Entrenar
a los docentes que experimentan malestar laboral en distintas técnicas (resolución de problemas, reestructuración
cognitiva...) que le posibiliten afrontar con éxito las múltiples
contrariedades derivadas de su ejercicio profesional.
En definitiva, pergeñados algunos derroteros por donde creemos que
debiera discurrir la actuación sobre el burnout,
sólo nos queda esperar que se cumpla nuestro deseo de que el "malestar
docente" abandone las aulas.
Autores:
Universidad de Santiago de Compostela
José Manuel Otero-López, doctor en Psicología y diplomado en
Criminología, es Profesor Titular de Psicología de la Personalidad en el
Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología de la Universidad de
Santiago de Compostela. Cuenta, además, con el Título de Especialista en
Psicología Clínica. Sus líneas de investigación se enmarcan tanto en el ámbito
de las conductas adictivas (consumo de drogas y adicciones comportamentales) y
delincuencia, como en el campo del malestar laboral. Ha sido director de
distintos proyectos de investigación sobre el tema del estrés y burnout en los
colectivos de profesores y profesionales de la salud.
Mª Carmen Pardiñas Añón,
doctora en Medicina, especialista en Medicina Interna y en Medicina
del Trabajo. Es Directora del Servicio de Vigilancia de la Salud de la
Universidad de Santiago de Compostela. Además de su dilatada experiencia
asistencial, posee una amplia trayectoria investigadora en torno al área de la
epidemiología y prevención del malestar laboral. Ha participado en numerosos
proyectos de investigación dirigidos al estudio de distintas casuísticas
relativas a la salud laboral.
Mª José Santiago Mariño,
doctora en Psicología, es Profesora Ayudante Doctor en el Departamento de
Psicología Clínica y Psicobiología de la Universidad de Santiago de Compostela.
Su línea de investigación se centra en el estudio del malestar laboral en los
profesores de universidad y secundaria.
Cristina
Castro
Bolaño, doctora en
Psicología, es Profesora Titular de Psicología de la Personalidad en el
Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología de la Universidad de
Santiago de Compostela. Su línea de investigación se enmarca en el campo de la
Psicología de la Salud. Ha
colaborado en tareas docentes y asistenciales en la Unidad de Dolor del
Hospital General de Galicia.
Lourdes Mirón Redondo,
doctora en Psicología, es Profesora Titular de Psicología Social en el
Departamento de Psicología Social, Básica y Metodología de la Universidad de
Santiago de Compostela. Su investigación se ha orientado hacia el campo de la
conducta desviada y otras problemáticas psicosociales.
Dolores Ponte Fernández,
doctora en Psicología, es Profesora Titular de Psicología en el Departamento de
Psicología Social y Básica de la Universidad de Santiago de Compostela. Su
trabajo de investigación se centra en el análisis de los procesos atencionales
y en el vínculo emociones-salud.
Estíbaliz Villardefrancos Pol,
licenciada en Psicología, es Becaria de Formación de Profesorado Universitario
(FPU). Está adscrita al Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología de
la Universidad de Santiago de Compostela. Sus intereses investigadores se
sitúan en el área de las adicciones comportamentales y del malestar laboral.
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