El Burnout o “docente quemado” es una amenaza para todos los enseñantes, debemos preocuparnos, de ser posible por prevenirlo. Algunas estrategias a usar están en el plano individual, como algunas conductuales, fisiológicas o cognitivas. En los siguientes párrafos tenemos una explicación de las mismas.
El estrés es el origen del 50% de las bajas laborales en la Unión Europea y la
segunda causa, alcanzando cifras epidémicas que afectan anualmente a cuarenta
millones de trabajadores, suponiendo un coste económico de 20,000 millones de
euros, sin contar los costes sociales en rendimiento y en salud.
En los últimos veinte años el término "burnout" ha
sido motivo de dudas, estudios e investigaciones de muy diversa índole. Burnout
es un término anglosajón cuya traducción más próxima es "estar quemado por
el trabajo" desgastado y exhausto. Es un concepto que introdujo
Freudenberger para describir el cansancio físico y emocional que afectaba a los
voluntarios de una clínica de desintoxicación. Más tarde, el término fue
difundido y consolidado por Maslach y Jackson quienes consideraron que el
burnout era un síndrome tridimensional derivado de un estrés emocional crónico
cuyos rasgos principales son cansancio físico y/o psicológico, junto con la
sensación de no poder dar más de sí mismo (agotamiento emocional), una actitud
fría y despersonalizada en relación con los demás (despersonalización) y un
sentimiento de inadecuación al puesto de trabajo y a las tareas que el afectado
desarrolla con bajo logro personal y profesional.
Desde la perspectiva psicosocial, el síndrome de
"quemazón" por el trabajo no debe identificarse con el estrés
psicológico, sino que ha de entenderse como una respuesta a las fuentes de
estrés crónico que surgen de las relaciones entre los usuarios de los servicios
asistenciales (pacientes, alumnos, clientes, etc.) y los profesionales que les
atienden (médicos, profesores, policías, abogados, etc.), es decir, como un
proceso de interacción entre el contexto laboral y las características de la persona. Hay acuerdo
generalizado en que las profesiones más predispuestas a desarrollar el burnout
son aquéllas relacionadas con las ocupaciones asistenciales o de ayuda, en las
que se tiene contacto frecuente y directo con personas a las que se atiende y
ofrece servicio asistencial.
El síndrome de "quemazón" por el trabajo comprende
una serie de alteraciones físicas, conductuales y emocionales que tienen su
origen en factores individuales, laborales y sociales y que se pueden agrupar
en cuatro áreas que abarcan síntomas psicosomáticos, conductuales, emocionales
y defensivos.
Han sido muchos los trabajos que se han gestado en torno al
fenómeno del burnout en los profesionales asistenciales; sin embargo,
centraremos nuestra revisión en la prevalencia del síndrome en los
profesionales de la
educación. Numerosos autores a lo largo de los últimos años
lo han analizado y han defendido la necesidad de investigarlo y todos han podido constatar que el síndrome
no es cuestionable en el caso de la docencia, ya que en estas profesiones se
producen problemas somáticos y psicológicos que dañan significativamente la
ejecución profesional y afectan las relaciones con los alumnos y la calidad de
la enseñanza.
El síndrome de "quemazón" por el trabajo ocupa un
lugar destacado y prioritario en la investigación básica; sin embargo, el
abordaje terapéutico tiene menos resonancia y faltan investigaciones aplicadas.
El objetivo que nos proponemos en este trabajo es revisar las estrategias que
han demostrado tener mayor eficacia en su prevención y en su tratamiento. Por
el momento, no existen medidas paliativas ni terapéuticas efectivas para hacer
frente al estrés y al burnout de los profesionales asistenciales y, en
particular, de los que se dedican a la enseñanza. Los
profesores con burnout no rinden adecuadamente y su presencia empeora la
calidad de la
enseñanza. Estas razones nos han movido a ofrecer, a través
de un proyecto de investigación, el diseño y la aplicación de un programa de
prevención e intervención en el estrés del docente, que al final de este
artículo vamos a describir.
Estrategias de prevención e intervención Generalmente, los
trabajos de investigación que han estudiado el burnout se han centrado en su
descripción, en la delimitación de las variables facilitadoras, en la
descripción de las consecuencias del síndrome o bien en el análisis estadístico
de los instrumentos de medida del mismo.
Alvarez y Fernández clasifican en dos categorías los
distintos estudios revisados en su trabajo sobre la prevención y el tratamiento
del burnout: la prevención primaria, que engloba aquellos estudios que aportan
propuestas sobre aspectos que han demostrado experimentalmente ser relevantes
para prevenir el síndrome, y la secundaria, que engloba estudios que comparan
técnicas de intervención.
Otros autores han concluido que la forma más eficaz de
enfocar la prevención y el tratamiento del burnout se orienta hacia la
intervención tanto a nivel individual o personal como social y organizacional.
Estrategias
individuales
Los profesores pueden afrontar la situación y sus
consecuencias poniendo en práctica ciertas habilidades y estrategias útiles. De
hecho, constituye un planteamiento preventivo y de tratamiento el fomentar y
promover la obtención de algunas estrategias que aumenten la capacidad de
adaptación del individuo a las fuentes de estrés laboral. La capacidad de
adaptación y el afrontamiento constituyen una función de múltiples factores
personales.
Lazarus y Folkman han divulgado el uso de las estrategias de
coping y los esfuerzos tanto conductuales como cognitivos que realiza el
individuo para dominar, reducir o tolerar las exigencias creadas por las
transacciones estresantes. Afirman que las respuestas de afrontamiento pueden
ser adaptativas, al reducir el estrés y promover estados de salud a largo
plazo, o de inadaptación, en cuyo caso aunque pueden reducir el estrés a corto
plazo pueden tener consecuencias graves a largo plazo. En esta misma línea,
Labrador y Sandín han puesto de manifiesto que la tensión se puede controlar
bien sea modificando directamente la activación fisiológica inicial y su
mantenimiento, o modificando los efectos que los pensamientos, las situaciones
o las conductas tienen sobre ella.
En la bibliografía revisada hemos encontrado algunas
clasificaciones de estrategias individuales para la prevención y el tratamiento
del estrés laboral y el burnout, y algunas comparaciones entre los beneficios
de cada una de ellas. En este sentido, Ivancevich y Matteson hacen una clara distinción
entre los entrenamientos dirigidos a la adquisición de estrategias
instrumentales para afrontar el estrés y aquellos encaminados a la adquisición
de destrezas para el manejo de las emociones. Entre los primeros, destacan por
su efectividad el entrenamiento en solución de problemas y el entrenamiento en
asertividad y en manejo eficaz del tiempo.
Buendía y Ramos han diferenciado entre las actividades
dirigidas a la adquisición de estrategias de carácter paliativo y las dirigidas
a la adquisición de estrategias instrumentales, mientras que Gil-Monte y Peiró
han señalado que el empleo de estrategias centradas en el problema previene el
desarrollo del síndrome y que las estrategias de evitación-escape, centradas en
la emoción, facilitan su aparición. Nosotros hemos optado por clasificar las
estrategias individuales en técnicas fisiológicas, conductuales y cognitivas.
Técnicas Fisiológicas
Están orientadas a reducir la activación fisiológica y el
malestar emocional y físico provocado por las fuentes de estrés laboral. Entre
otras, destacan las técnicas para la relajación física, el control de la
respiración y el biofeeback.
En cuanto a las técnicas de control de respiración, Labrador
explica que las situaciones estresantes provocan respiración rápida y
superficial, lo que implica un aumento de la tensión general del organismo.
Estas técnicas consisten en facilitar al individuo el aprendizaje de una forma
apropiada de respirar para que en situaciones de estrés pueda controlar su
respiración de forma automática lo que le permitirá una adecuada oxigenación
del organismo.
Técnicas conductuales
El fin de estas técnicas es conseguir que la persona domine
un conjunto de habilidades y competencias que le faciliten el afrontamiento de
los problemas laborales. Entre ellas se encuentran el entrenamiento asertivo,
el entrenamiento en habilidades sociales, las técnicas de solución de problemas
y las técnicas de autocontrol.
Otros autores han destacado como medida general para
prevenir el burnout el evitar una excesiva ingerencia en el trabajo y con los
usuarios hacia los que se dirigen sus servicios. En esta línea, se ha
recomendado tomar pequeños descansos durante el trabajo, aumentar las
actividades reforzantes y buscar opciones de carácter positivo, como disfrutar
de las actividades preferidas en los ratos de ocio.
También se ha señalado que algunos recursos como el dinero,
el tener acceso a la información, a los servicios sociales y a los programas de
entrenamiento, van a facilitar el manejo y la resolución de una situación
laboral estresante.
Peiró opina que una dieta equilibrada, no fumar ni beber en
exceso y no consumir excitantes ni fármacos psicoactivos son factores que
mejoran el estado de salud y el sistema inmunológico, al mismo tiempo que
modulan la respuesta de estrés laboral. De la misma manera, propone que el
ejercicio físico aumenta la resistencia ante los efectos de dicho estrés.
Técnicas cognitivas
El abordaje cognitivo busca mejorar la percepción, la
interpretación y la evaluación de los problemas laborales y de los recursos
personales que realiza el individuo. Entre las técnicas cognitivas más
empleadas destacan la desensibilización sistemática, la detención del
pensamiento, la inoculación de estrés, la reestructuración cognitiva, el
control de pensamientos irracionales, la eliminación de actitudes
disfuncionales y la terapia racional emotiva.
Calvete y Villa investigaron la influencia de las creencias
irracionales en los síntomas de estrés y burnout en una muestra de profesores
de enseñanza secundaria. Los resultados revelaron que la asociación entre las
creencias irracionales y los síntomas de estrés y de burnout es
estadísticamente significativa.
Una investigación llevada a cabo por Rubio con orientadores
de institutos de enseñanza secundaria demostró que existen relaciones
significativas entre las actitudes disfuncionales y el burnout. En este trabajo
hemos constatado que los docentes más afectados por los máximos niveles de
burnout presentan más actitudes disfuncionales, manifiestan una desajustada
necesidad de aprobación de los demás, miedo al fracaso y afán de
perfeccionamiento. A partir de estos resultados, hemos propuesto que es
indispensable entrenar al sujeto para que identifique el papel que juegan sus
propias actitudes en el origen y persistencia de su estrés laboral.
Al revisar los factores causales del burnout, encontramos
que el más citado es la escasa formación recibida en técnicas de autocontrol y
en manejo del estrés.
Extraído de:
ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN DEL “BURNOUT”
EN EL ÁMBITO EDUCATIVO
Eloísa Guerrero Barona
Jesús Carlos Rubio Jiménez
Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe,
España y Portugal
Sistema de Información Científica
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