El síndrome de burnout no es considerado como un “estado final”, sino que se lo caracteriza como un “proceso” ¿Existe unanimidad respecto a las etapas en que transita? ¿Se manifiesta de igual manera en todas las personas? En los párrafos siguientes transcribo una breve explicación del proceso del síndrome, según las diferentes teorías.
En general, se admite que el Burnout es un proceso de
respuesta a la experiencia cotidiana de ciertos acontecimientos y se desarrolla
secuencialmente en cuanto a la aparición de rasgos y síntomas globales. El hecho
de que la sintomatología varíe mucho de una a otra persona ha influido en
ahondar las discrepancias entre algunos autores en el momento de definirlo,
pues depende a qué se le dé más importancia: al síntoma que se presenta en
primer lugar, a la secuencia completa del proceso, etc. Por lo tanto, hay una
variedad de modelos procesuales que tratan de explicar el desarrollo del
síndrome de Burnout, aunque ninguno de ellos ha sido absolutamente aceptable y
satisfactorio.
Para Edelwich y Brodsky, el desarrollo del síndrome de
Burnout tiene cuatro etapas en las profesiones de ayuda: la primera es el
entusiasmo ante el nuevo puesto de trabajo acompañado de altas expectativas;
luego aparece el estancamiento como consecuencia del incumplimiento de las
expectativas; la tercera etapa es la de frustración; y por último la cuarta
etapa es la apatía como consecuencias de la falta de recursos personales del
sujeto para afrontar la
frustración. La apatía implica sentimientos de
distanciamiento y desimplicación laboral, y conductas de evitación e inhibición
de la actividad profesional.
Cherniss postula que el Burnout se da en un proceso de
adaptación psicológica entre el sujeto estresado y un trabajo estresante, en el
cual el principal precursor es la pérdida de compromiso. El proceso lo describe
en cuatro fases: fase de estrés, fase de agotamiento y fase de afrontamiento
defensivo. La fase de estrés consiste en un desequilibrio entre las demandas
del trabajo y los recursos de los que dispone el individuo para hacer frente a
esos acontecimientos. La Fase de agotamiento se produce con la respuesta
emocional inmediata del sujeto ante dicho desequilibro, es decir que el
trabajador presentará sentimientos de preocupación, tensión, ansiedad, fatiga y
agotamiento. La Fase de afrontamiento implica cambios en la conducta y en la
actitud del trabajador, caracterizándose por un trato impersonal, frío y cínico
a los clientes.
El modelo de Farber describe seis estadios sucesivos:
1. Entusiasmo y dedicación.
2. Respuesta de ira y frustración del trabajador ante los
estresores laborales.
3. No hay una correspondencia entre el esfuerzo y los
resultados y recompensas.
4. Se abandona el compromiso e implicación en el trabajo.
5. Aumenta la vulnerabilidad del trabajador y
aparecen síntomas físicos,
cognitivos y emocionales.
6. Agotamiento y descuido.
El Modelo Procesual de Leiter surge a partir del modelo
secuencial de Leiter y Maslach y plantea que la aparición del Burnout se da a
través de un proceso que empieza por un desequilibrio entre las demandas
organizacionales y los recursos personales. Esto provocaría Cansancio Emocional
en el trabajador, para luego experimentar la Despersonalización como una
estrategia de afrontamiento. El proceso concluye con baja Realización Personal
como resultado de la ineficacia al afrontar los diferentes estresores
laborales, es decir que las estrategias de afrontamiento no son afines con el
compromiso exigible en el trabajo asistencial.
Como se puede observar, son tres las dimensiones que
explican la evolución del síndrome. De éstas, el agotamiento emocional es el
aspecto clave en este modelo y se refiere a la fatiga, pérdida progresiva de
energía, etc. La despersonalización experimentada por el trabajador se refiere
a una forma de afrontamiento que protege al trabajador de la desilusión y
agotamiento. Ésta implica actitudes y sentimientos cínicos, negativos sobre los
propios clientes, que se manifiestan por irritabilidad y respuestas
impersonales hacia las personas que prestan sus servicios. Y por último, la
dificultad para la realización personal en el trabajo son respuestas negativas
hacia sí mismo y el trabajo. Es el deterioro del autoconcepto acompañado de
sensaciones de inadecuación, de insuficiencia y de desconfianza en sus
habilidades.
A diferencia del modelo expuesto, Golembiewski et al.
plantean otro en el que destaca que el síndrome no es exclusivo de las
profesiones asistenciales, sino que puede darse en profesionales de otros
ámbitos, como vendedores, directivos, etc. También explican que el Burnout es
un proceso progresivo y secuencial en el que el trabajador pierde el compromiso
que tenía con sus funciones como reacción al estrés laboral. Este modelo acepta
la
secuencia Despersonalización, bajo Logro Personal y Cansancio
Emocional. A partir de ésta se plantea ocho fases que combinan las tres
dimensiones en categorías de bajo-alto, y que permite clasificar al trabajador
en relación con la virulencia del síndrome. Por ejemplo, la primera fase
incluye la combinación de baja despersonalización, baja dificultad en
realización personal y bajo cansancio emocional, y en la octava fase se combina
alta despersonalización, alta dificultad en realización personal y alto
cansancio emocional. Este diseño permite clasificar a cada caso particular y a
los grupos en función de la virulencia del síndrome, tomando en cuenta que las
fases varían de un sujeto a otro y que no todos pasan por todas las fases.
Otros modelos de carácter integrador a destacar son los de
Gil-Monte y cols. y Manzano. El primero postula que las cogniciones de los
sujetos influyen en sus percepciones y conductas, y a su vez estas cogniciones
se ven modificadas por los efectos de sus conductas y por la acumulación de
consecuencias observadas. Por lo tanto, el autoconcepto de las capacidades del
sujeto determinará el esfuerzo y empeño para conseguir sus objetivos y sus
reacciones emocionales. A partir de estos planteamientos, Gil-Monte y cols. apoyan
la tridimensionalidad del Burnout, pero sugieren otra relación entre los
mismos. Estos autores proponen que los profesionales experimentan una falta de
"realización personal" y el incremento del "cansancio
emocional". De ambos se deriva el manejo de estrategia denominada
"despersonalización". Concluyendo, este síndrome sería una respuesta,
como efecto de una valoración secundaria a la ineficacia del afrontamiento, al
estrés laboral.
Manzano también apoya la tridimensionalidad del Burnout,
pero plantea otra secuencia, donde primero aparece la baja realización personal
para evolucionar acompañada del cansancio emocional. Ante la cronicidad de
estas dos dimensiones, el sujeto desarrolla actitudes de despersonalización. Es
importante señalar que en este modelo, siguiendo un continuo temporal, la
segunda fase del proceso está muy cercana a la tercera y, por lo tanto, pueden
presentarse juntas o alternativamente, tal y como han observado otros autores.
Hatinen y cols, proponen, por el contrario, una secuenciación más rígida, en la
que los sentimientos de baja eficacia profesional representan las tempranas
fases del Burnout, mientras que el cansancio emocional y el cinismo
representarían las fases más avanzadas.
Extraído de:
Martínez Pérez, Anabella (2010). El síndrome de Burnout.
Evolución conceptual y estado actual de la cuestión. Vivat Academia. nº 112. Septiembre. 2010.
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