El estrés docente y el burnout son males endémicos entre los docentes, ellos son causa de un muy importante porcentaje de las bajas laborales ¿Qué diferencias se reconocen entre “estrés” y “burnout” ¿Qué síntomas psicosomáticos acarrean?
La tarea docente evoluciona a la par de los cambios
sociales. Cada vez se torna una actividad más compleja y las consecuencias de estos
cambios afectan a todos los involucrados, particularmente a quienes viven
cotidianamente la educación: profesores y alumnos. Si bien los estudiantes
representan el foco de atención del proceso educativo, de los maestros depende
en buena parte el éxito de esta empresa, pues ellos planean, dirigen y evalúan
el desarrollo y desempeño de los estudiantes.
En esta perspectiva, la salud mental del maestro se
convierte en piedra angular de la educación. Cuando un docente sufre alguna
enfermedad física, un efecto regular es que se ponga en reposo, fuera de la
escuela, hasta que esté en condiciones deseables para regresar al aula; pero
cuando sufre un problema de salud mental, sobre todo del tipo del estrés,
permanece en clase, y muchas veces ni tiene conciencia de su enfermedad, pero
las consecuencias se acumulan para él y los alumnos sufren por ello. La
síntesis de este problema es expresada por Mouly desde 1978 en las siguientes
palabras:
Parece que algunos
maestros tienen las manos tan llenas de sus propios problemas que difícilmente puede
esperarse que trabajen bien en el desarrollo de sus alumnos. Solo se necesitan
uno o dos en cada escuela para echar a pique el programa de higiene mental en
ella. El daño hecho por unos pocos maestros que están mejor en el papel de
beneficiarios que de orientadores es a menudo tan irreparable como inexcusable.
En el aspecto conceptual el tema de estrés se aborda desde
el constructo denominado “burnout” o sensación de “estar quemado por el
trabajo”, desarrollado por Freudemberg en 1975. La evaluación se realiza por
medio de la encuesta
MBI-ES (Maslach Burnout Inventory- Educators Survey),
denominada en su versión al español Escala de Maslach, desarrollada por
Cristina Maslach y Susan Jackson en 1986.
Para Maslach y Jackson el burnout es “la experiencia de estrés individual que se incrusta en un contexto de
relaciones sociales. Por lo tanto envuelve las concepciones que una persona
tiene de sí misma y el concepto que los demás tienen de ella”. El modelo
multidimensional de Maslach y Jackson incluye tres componentes relacionados
entre sí, el estrés experimentado, la evaluación de los demás y la autoevaluación. Dicho
en otras palabras, estos autores establecen que la persona que padece este
síndrome, experimenta agotamiento emocional (estrés), despersonalización
(evaluación de los demás) y la baja realización personal en el trabajo (autoevaluación).
Es de suma importancia identificar la presencia de burnout
en los docentes, como un principio para emprender acciones que ayuden a
prevenir o corregir las consecuencias que este síndrome provoca tanto para la
escuela, para el mismo docente y para la sociedad, empezando con los alumnos y
los padres de familia.
El síndrome de burnout ha sido considerado como un mal
invisible. Tan solo en la
Unión Europea se asocia con el 50% de las bajas laborales. En
México, a pesar de que cada vez se presta más atención a la salud mental de los
trabajadores, el avance en este tipo de atenciones es casi nulo, en
consideración con las consecuencias que puede acarrear dicho mal. Esto es
porque el burnout toma fuerza de otras variables biológicas, psicológicas y sociales,
que lo disfrazan con algunos malestares físicos o momentos de mal humor.
Desde el punto de vista conceptual, aunque están íntimamente
relacionados, no se debe de confundir el término estrés con burnout. A
diferencia de un estrés puro, el burnout siempre está asociado a sentimientos
de desvalorización y fracaso. El síndrome del burnout se manifiesta bajo unos
síntomas específicos psicosomáticos (cansancio, fatiga crónica, frecuentes
dolores de cabeza, malestar general, problemas de sueño, contracturas y algias
óseo musculares, úlceras y otros desórdenes gastrointestinales, pérdida de
peso, taquicardia, hipertensión, etc.); conductuales (mala comunicación,
ausentismo laboral, abuso de drogas, incapacidad para vivir de forma relajada,
superficialidad en el contacto con los demás, aumento de conductas violentas,
trastornos en más o en menos del apetito y la ingesta, distanciamiento afectivo
de los clientes y compañeros; emocionales (distanciamiento afectivo como forma
de protección del yo, aburrimiento y actitud cínica, impaciencia e
irritabilidad, sentimiento de omnipotencia, desorientación, incapacidad de
concentración, disminución de la memoria inmediata, baja tolerancia a la
frustración, sentimientos depresivos, sentimientos de vacío, agotamiento, fracaso,
impotencia, baja autoestima y pobre realización personal); y laborales
(detrimento en la capacidad de trabajo, detrimento en la calidad de los
servicios que se presta a los clientes, aumento de interacciones hostiles,
comunicaciones deficientes, frecuentes conflictos interpersonales en el ámbito
del trabajo y dentro de la propia familia).
Para efectos operativos, en este estudio, el estrés es la
causa principal del burnout, y es evaluado por medio de la prueba de Maslach,
por lo que ambos términos identifican al estrés y se manejan indistintamente.
Consideraremos la combinación de los puntajes obtenidos en cada una de las
escalas de la encuesta de Maslach como indicadores del nivel de burnout, y éste
a su vez como un indicador del nivel de estrés del docente.
Los estudios más recientes han identificado que existen
algunas profesiones con más tendencia al síndrome de burnout que otras. Son
precisamente las profesiones que pretenden ayudar a las personas. No en vano
una de las profesiones en donde se identificó fuertemente por primera vez este
tipo de problema es en la médica y posteriormente en los docentes, en donde se
ha visto reflejado de manera contundente.
Maslach y Jackson, desde una perspectiva psicosocial,
subrayan la dimensión emocional del burnout como forma de respuesta al estrés.
Pero sin llegar al punto de condenar al estrés como algo totalmente negativo,
pues finalmente todo sujeto hace constantes esfuerzos cognitivos y conductuales
para manejar adecuadamente las situaciones complejas o difíciles que se le
presentan, por eso no todo el estrés tiene consecuencias negativas; en todo
caso, éstas se producen cuando la situación desborda la capacidad de control
del sujeto. Este resultado lo denominan distrés, a diferencia del estrés
positivo o eutrés, que puede ser un buen dinamizador de la actividad laboral.
Como se ha enunciado anteriormente, esta investigación se enfoca al estudio del
estrés negativo de los docentes.
Extraído de:
BURNOUT EN PROFESORES DE VILLAHERMOSA TABASCO: ANÁLISIS
CORRELACIONAL CON VARIABLES SOCIODEMOGRÁFICAS Y LABORALES
Flavio Mota Enciso Laura Mollinedo Riveros Alejandra Ordóñez
Méndez Iris Marlene Torres Ramírez
Universidad Autónoma de Guadalajara
Campus Tabasco
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