lunes, 15 de noviembre de 2010

EL BURNOUT DE LOS PROFESORES DE ENSEÑANZA SECUNDARIA UNA REALIDAD A EXAMEN

En las últimas décadas existe un notable consenso entre teóricos e investigadores acerca de que el "oficio de enseñar", fundamentalmente en los niveles de enseñanza secundaria, se convierte en un factor de riesgo del burnout. La evidencia documentada en distintos estudios acerca de la creciente incidencia y prevalencia de este fenómeno en este colectivo, los elevados costes que conlleva (laborales, sanitarios, sociales) y la urgente necesidad de diseñar propuestas preventivas y de intervención con garantías de eficacia, han sido los principales argumentos esgrimidos para reivindicar mayores esfuerzos desde la investigación.


Desde esa siempre obligada mirada retrospectiva que nos acerque al status quo de la cuestión cabe señalar que, si lo comparamos con épocas pretéritas, el mundo que rodea a los docentes de enseñanza secundaria ha sufrido una profunda transformación. La literatura previa se hace eco de algunas casuísticas que ejemplifican la dimensión menos amable del cambio: los ánimos están ahora más exaltados, existe mayor percepción del profesor de falta de apoyo desde distintos sectores (políticos, legisladores, padres…), han aumentado las críticas y el cuestionamiento de su labor, mayor dejación de las responsabilidades en la educación de los hijos por parte de algunas familias, mayor diversidad cultural de los alumnos, devaluación de la imagen del docente al que se responsabiliza (cual chivo expiatorio) de los males del sistema educativo, disminución de la motivación del alumno para estudiar, cambios en los contenidos curriculares, demanda de renovaciones metodológicas, reformas y más reformas, cambios en las relaciones profesor-alumno (aumento de la percepción de riesgo por parte del docente de agresiones verbales de los alumnos, por ejemplo), incremento de la conflictividad en las aulas y fuera de ellas, aumento de la edad de escolarización obligatoria (en ocasiones, los docentes se convierten en "vigilantes" de la permanencia en las aulas de algunos alumnos que se sienten retenidos contra su voluntad), sobrecarga laboral-múltiples tareas (docentes, administrativas, tutoriales, actividades extraescolares, claustros, reuniones, tareas de coordinación, vigilancia de recreos...), etc.


En suma, son muchos los profesores que apuntan que en la actualidad las demandas son excesivas: buen enseñante, pedagogo y psicólogo eficaz, capacidad para integrar la diversidad, eficaz solucionador de situaciones potencialmente conflictivas, habilidad para compaginar distintos roles contradictorios (compañero y evaluador del alumno). El resultado es que algunos profesores (afortunadamente no todos) han entrado en un camino de difícil retorno: su proyecto ilusionante al iniciar la carrera docente se ha visto cercenado por la realidad del día-a-día en las aulas, su sentido profesoral roza la sin-razón en un sistema aquejado (en ocasiones) por el menosprecio del saber, su tribulación cotidiana se encuentra desvalida ante las críticas de otros sectores (alumnos, padres, administración)… En fin, algunos profesores se han instalado en una fase de desencanto, de cansancio emocional, de acusada percepción de juicio social contra su labor, manifestando, a la postre, su malestar laboral.


Llegados a este punto, y conscientes de que no existen respuestas simples para problemas complejos, parecía oportuno realizar una investigación que contribuyera decididamente al conocimiento acumulativo en cuanto a la naturaleza y el alcance del burnout en este colectivo docente, sin descuidar la identificación de cuáles son las variables con mayor capacidad predictiva de este fenómeno. A este respecto, y siguiendo un diseño longitudinal de cohorte transversal, se evaluaron, a lo largo de tres años consecutivos, tres muestras representativas de profesores de enseñanza secundaria de la Comunidad Autónoma de Galicia -conformando la muestra agregada un total de 3.281 docentes-. Hemos explorado, transversal y longitudinalmente, múltiples aspectos en relación al burnout: datos de prevalencia en función de variables biográficas y ocupacionales, principales fuentes de estrés y agrupación, estrategias de afrontamiento más utilizadas, variables con mayor capacidad predictiva, etc. Así mismo, y en clara consonancia con la vocación integradora del estudio (interesaba lo cuantitativo, pero sin descuidar lo cualitativo), hemos realizado entrevistas en profundidad a 100 profesores interesándonos en sus experiencias, vidas y opiniones acerca del desempeño laboral en este ciclo educativo.


Las principales conclusiones del estudio son las siguientes:

El 25,7% de los docentes de la ESO de la Comunidad Autónoma de Galicia presentan altos niveles de burnout confirmándose, además, una tendencia ascendente de esta problemática en el periodo temporal analizado.

Existen diferencias significativas en función del sexo tanto en el burnout total, como en cada una de sus dimensiones. En concreto, las profesoras, cuando se las compara con sus compañeros varones, informan de mayores niveles de desgaste laboral, siendo especialmente elevadas sus puntuaciones en cansancio emocional. No obstante, cabe reseñar que en ambos sexos los niveles de burnout experimentan un incremento progresivo a lo largo del tiempo.

Se ha constatado la existencia de una relación curvilínea entre la edad y el burnout. Específicamente, los profesores que se encuentran en etapas intermedias de la vida (intervalo 40-49 años) informan de mayores niveles de burnout, diferenciándose a niveles estadísticamente significativos, de aquellos que están comenzando (menos de 30 años) o terminando su carrera profesional (60 años o más).

Por lo que respecta al ciclo de docencia, los profesores que imparten clase en el segundo ciclo de la ESO han manifestado, durante los distintos años evaluados, mayor burnout que los docentes de primer ciclo (estas diferencias alcanzaban, en todos los años evaluados, la significación estadística). Además, cabe reseñar que mientras los profesores de segundo ciclo informaban de mayor cansancio emocional y despersonalización, los docentes de primer ciclo presentaban mayor logro personal.

Los niveles de burnout se relacionan significativa y positivamente con la presencia de síntomas en los distintos momentos temporales analizados. En concreto, a mayor burnout laboral mayor era también la frecuencia de síntomas físicos (fatiga, dolor de cabeza, problemas de sueño), emocionales (irritabilidad, hostilidad, depresión, ansiedad) y cognitivos (dificultad para concentrarse, autoverbalizaciones negativas y excesiva preocupación).

Los estresores que mayor impacto psicológico percibido tienen en los docentes de secundaria se refieren, en general, a: falta de apoyo social, cuestiones disciplinarias y conflictos (alumnos, padres, compañeros, superiores…), pasividad del alumnado y cambios en el sistema educativo. No obstante, las tareas inherentes al "oficio de enseñar" (dar las clases, preparar y vigilar los exámenes) y la zona en que está situado el centro son, de todos los estresores evaluados, aquellos que menor tensión generan a los docentes.


Ahondando en la cuestión, cabría señalar que:

- La falta de apoyo de las familias en asuntos disciplinarios, las agresiones verbales por parte de los alumnos, las agresiones entre ellos y el tener que solventar sus problemas de conducta, constituyen los cuatro pilares fundamentales de la experiencia de burnout en las distintas "cohortes" de profesores de la Comunidad Autónoma Gallega. En definitiva, a juicio de los docentes, el no contar con las familias en cuestiones de disciplina unido a la conflictividad en las aulas (y fuera de ellas), son los principales "disparadores" de su malestar laboral; la actitud pasiva de los alumnos en las clases, la frustración percibida por el docente al no ver el fruto de su esfuerzo, el vandalismo en las instalaciones del centro, el que algunas sanciones que se aplican no sean eficaces y la falta de consenso entre los profesores en asuntos disciplinarios, se sitúan entre los diez principales estresores.

La "estructuración" de las temáticas que subyacen a esta problemática en la muestra de docentes, ha permitido identificar, mediante un análisis factorial, un total de 10 dimensiones que, en su conjunto, explican el 51% de la varianza. El factor que hemos denominado como "conductas problemáticas de los alumnos y cuestiones disciplinarias" se confirma como el "tema" más relevante para los profesores de enseñanza secundaria al explicar el 31,28% de la varianza total. Así, cuestiones tales como las referidas a problemas de conducta de los alumnos (ej., "El que los alumnos intenten "probarte" a cada instante"), la adopción de pautas de actuación agresivas y vandálicas por parte de los jóvenes (ej., "Las agresiones verbales de los alumnos", "El vandalismo en las instalaciones del centro") y las dificultades para mantener ciertos niveles de disciplina en el centro educativo (ej., "La falta de apoyo de algunos familiares en asuntos disciplinarios", "El que algunas sanciones que se aplican en el centro no sean eficaces") se confirman como los elementos definitorios de esta temática. La competencia/seguridad percibida del docente, los aspectos funcionales y relacionales en el centro, la labor docente, las motivaciones, actitudes y características de los alumnos, la sobrecarga laboral del docente, los cambios en la enseñanza, la promoción del docente, las condiciones de trabajo, y los aspectos estructurales del centro conforman, en este orden, los restantes factores.

Desde lo cualitativo, las narrativas de los profesores de la ESO complementarían las casuísticas que, a su juicio, contribuyen a la experiencia delburnout. Las más citadas se refieren a aspectos tales como:


- Los problemas disciplinarios del alumnado y la falta de consenso entre los distintos sectores implicados en la tarea educativa (familia, autoridades extra-académicas, colectivo de profesores), constituyen la principal comunalidad de los relatos.


- La sobrecarga laboral (acentuada por la necesidad de desempeñar múltiples y diversas tareas administrativas), unida a los continuos y, en ocasiones, poco afortunados, cambios en política educativa diseñados sin "escuchar" a los profesores son también elementos "nucleares" de las narrativas.

Con respecto a las estrategias de afrontamiento los profesores que informan de bajos niveles de burnout utilizan fundamentalmente estrategias de carácter activo centradas en el problema (resolución de problemas y reestructuración cognitiva); por el contrario, las estrategias pasivas (ej., evitación de problemas, autocrítica, retirada social) caracterizan el "estilo" de enfrentar los problemas de aquellos que declaran estar "quemados". Parece oportuno reseñar, además, que este patrón se mantiene a lo largo de los distintos años analizados.

Por último, y en cuanto a la vinculación y capacidad predictiva de "otras variables" (personales, sociales y extralaborales) en el burnout, cabría señalar que:

- La ausencia de apoyo social (de la familia y amigos), un bajo nivel de optimismo y personalidad resistente, la presencia de un patrón conductual Tipo A y la ocurrencia de contrariedades cotidianas y acontecimientos vitales, se asocian con elevados niveles de burnout en los docentes de secundaria

- El burnout es explicado satisfactoriamente por variables de tipo personal (optimismo, personalidad resistente y patrón de conducta Tipo A), relacional (apoyo de familia y amigos) y extralaboral (contrariedades cotidianas). En concreto, la ausencia de apoyo social por parte de los "colegas", la visión pesimista de la realidad docente y la presencia de un patrón de conducta Tipo A son, en este orden, los principales predictores del desgaste laboral de los profesores de secundaria.

Cabe reseñar que cuando se incluyen, además, las variables del ámbito laboral son las "conductas y/o actitudes problemáticas de los alumnos", "la tensión que genera en el docente el manejo de conflictos" y "la falta de apoyo/consenso en asuntos disciplinarios" los principales "argumentos" explicativos del burnout; se constata, así mismo, la existencia de una vinculación diferencial entre los determinantes laborales y cada una de las dimensiones. Específicamente, mientras que el estrés derivado de "las conductas y/o actitudes problemáticas de los alumnos" es el principal predictor del cansancio emocional del docente, "la falta de apoyo/consenso en asuntos disciplinarios" es la variable que mejor da cuenta de los sentimientos fríos y despersonalizados; "la dificultad percibida en el manejo de conflictos" supone también un importante menoscabo en la realización personal del profesor.


Así pues, y a tenor de estas conclusiones, se puede afirmar que si queremos prevenir o intervenir eficazmente en el burnout del colectivo de profesores de la ESO debemos, necesariamente, incidir en variables personales, psicosociales y extralaborales. Específicamente:

1. Potenciar las redes de apoyo social; los compañeros de trabajo deberán constituir un objetivo focal de cualquier actuación, aunque sin descuidar a otras fuentes fundamentales de apoyo (la familia y los amigos). En definitiva, concienciar y fomentar las relaciones afectivamente positivas con los "otros" constituye un buen comienzo de cara a frenar el impacto que el burnout tiene en este colectivo. Algunas propuestas concretas podrían orientarse tanto a mejorar las habilidades interpersonales (entrenamiento y manejo de conflictos), como a potenciar las habilidades de comunicación (entrenamiento en asertividad, por ejemplo).

2. Rediseñar aquellas tareas que "exijan" un comportamiento Tipo A. Se trata de incidir en una adecuada planificación y racionalización de las distintas demandas laborales del docente (la percepción del docente de "que le requieren en varios sitios a la vez" es indicativa del estado de la cuestión). Específicamente, a la existencia de múltiples demandas laborales del docente (dar las clases, preparar las clases, tutorías...) se suman otras (reuniones, cuestiones administrativas-excesivo papeleo, guardias de recreo...) que acentúan la vulnerabilidad al malestar laboral.

3. Incidir en la "satisfacción-bienestar" en el trabajo con la seguridad de que se fortalecerá la creencia de que las cosas "irán bien" (optimismo) y de que se pueden controlar y tienen un "sentido" (personalidad resistente).

4. Entrenar a los docentes que experimentan malestar laboral en distintas técnicas (resolución de problemas, reestructuración cognitiva...) que le posibiliten afrontar con éxito las múltiples contrariedades derivadas de su ejercicio profesional.

En definitiva, pergeñados algunos derroteros por donde creemos que debiera discurrir la actuación sobre el burnout, sólo nos queda esperar que se cumpla nuestro deseo de que el "malestar docente" abandone las aulas.



 



 

Autores:

Universidad de Santiago de Compostela

José Manuel Otero-López, doctor en Psicología y diplomado en Criminología, es Profesor Titular de Psicología de la Personalidad en el Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología de la Universidad de Santiago de Compostela. Cuenta, además, con el Título de Especialista en Psicología Clínica. Sus líneas de investigación se enmarcan tanto en el ámbito de las conductas adictivas (consumo de drogas y adicciones comportamentales) y delincuencia, como en el campo del malestar laboral. Ha sido director de distintos proyectos de investigación sobre el tema del estrés y burnout en los colectivos de profesores y profesionales de la salud.

Mª Carmen Pardiñas Añón, doctora en Medicina, especialista en Medicina Interna y en Medicina del Trabajo. Es Directora del Servicio de Vigilancia de la Salud de la Universidad de Santiago de Compostela. Además de su dilatada experiencia asistencial, posee una amplia trayectoria investigadora en torno al área de la epidemiología y prevención del malestar laboral. Ha participado en numerosos proyectos de investigación dirigidos al estudio de distintas casuísticas relativas a la salud laboral.

Mª José Santiago Mariño, doctora en Psicología, es Profesora Ayudante Doctor en el Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología de la Universidad de Santiago de Compostela. Su línea de investigación se centra en el estudio del malestar laboral en los profesores de universidad y secundaria.

Cristina Castro Bolaño, doctora en Psicología, es Profesora Titular de Psicología de la Personalidad en el Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología de la Universidad de Santiago de Compostela. Su línea de investigación se enmarca en el campo de la Psicología de la Salud. Ha colaborado en tareas docentes y asistenciales en la Unidad de Dolor del Hospital General de Galicia.

Lourdes Mirón Redondo, doctora en Psicología, es Profesora Titular de Psicología Social en el Departamento de Psicología Social, Básica y Metodología de la Universidad de Santiago de Compostela. Su investigación se ha orientado hacia el campo de la conducta desviada y otras problemáticas psicosociales.

Dolores Ponte Fernández, doctora en Psicología, es Profesora Titular de Psicología en el Departamento de Psicología Social y Básica de la Universidad de Santiago de Compostela. Su trabajo de investigación se centra en el análisis de los procesos atencionales y en el vínculo emociones-salud.

Estíbaliz Villardefrancos Pol, licenciada en Psicología, es Becaria de Formación de Profesorado Universitario (FPU). Está adscrita al Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología de la Universidad de Santiago de Compostela. Sus intereses investigadores se sitúan en el área de las adicciones comportamentales y del malestar laboral.


 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy docente en Uruguay y me siento plenamente identificada con el informe. Tengo 38 años y estoy buscando desesperadamente otro trabajo que no tenga nada que ver con la docencia. Me apena haber invertido tiempo, y esfuerzo en hacer una carrera que me hace profundamente infeliz. Me angustia pensar que es muy difícil por la edad que tengo acceder a otro trabajo y tener que seguir en la docencia a costa de mi salud física y mental. Este año especialmente he envejecido fácil 10 años, en tan solo dos meses de clases tengo un cansancio muy, muy grande y mi cara se ha llenado de arrugas. Creo que cuando llegamos a éste estado ya no hay vuelta atrás.

Anónimo dijo...

Hay vuelta atrás y posibilidad de recuperación. Es necesaria rendición y confianza, que se aprende mayormente haciendo algún trabajo personal.

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