La profesión docente
como la mayoría de las actividades sociales y humanas genera cierto grado de
estrés, el estrés es una reacción de diversos mecanismos de defensa para
afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda
incrementada, por lo que ser docente en secundaria mantiene un nivel
considerable de factor estresante mermando la salud física y mental.
El estrés al ser una respuesta natural y mecanismo de
defensa frente a altos índices de exigencias, por ejemplo laborales, puede
desencadenar patologías que trastornen la calidad de vida de los seres humanos,
tanto a nivel físico como psicológico.
Los informes de la Organización Mundial
de la Salud (OMS) en 2002 sobre la necesidad de calidad de vida en el trabajo
han puesto en evidencia la relevancia del estrés laboral como un problema de
salud pública, donde las profesiones con relación social (docencia y salud),
generan mayor nivel de estrés laboral debido a la interacción con individuos de
culturas y contextos diferentes.
“Sabemos que 50 por
ciento de las muestras tienen una relación directa con conductas humanas, y aun
así dedicamos poco tiempo a hacer investigación y a poner en práctica programas
relacionados con ellas,” afirma Satcher, quien es Secretario de Salud de
Estados Unidos. Los médicos y los psicólogos coinciden en que el manejo del
estrés es una parte esencial de los programas para prevenir la enfermedad y
promover la salud.
Para Extremera “la
docencia perjudica seriamente la salud, la enseñanza es una profesión que puede
llegar a padecer altos niveles de estrés, incluso por encima de otras
profesiones”. El exceso de demandas y exigencias no sólo académicas o
burocráticas sino también emocionales junto con limitados recursos personales o
materiales para afrontarlos puede producir este estado psicológico negativo en
el docente por lo que es un verdadero conflicto para las personas que
interactúan con el profesorado.
Se considera que la aparición del estrés laboral dentro del contexto
educativo se debe a factores múltiples, incluyéndose aspectos a nivel
organizacional como por ejemplo conflictos con compañeros, escasez de recursos
materiales, espaciales o personales, falta de reconocimiento social del
docente, ambigüedad y conflicto de rol, presiones de tiempo, atención a la
diversidad, entre otros. A nivel interpersonal, la falta de motivación de los
estudiantes, conductas destructivas, padres poco comprensivos o colaboradores.
De forma personal cuando hay expectativas laborales no cumplidas, autoestima
dañada o introversión, todos estos factores pueden aumentar el estrés laboral
en docentes de secundaria.
Oblitas sostiene lo siguiente: “A nivel mundial uno de cada cuatro individuos sufre de algún problema
grave de estrés, mientras se estima que en las ciudades 50% de las personas
tienen algún problema de salud mental de este tipo. El asunto es grave porque
el estrés es un importante generador de patologías”. Por lo anterior, la
actividad docente entra como candidata para presentar altos índices de estrés.
Por consiguiente, el problema del estrés está presente en
todos los medios y ambientes, uno de los ámbitos más afectados es el laboral.
Se presume que 70% de los trabajadores admiten sufrir algún tipo de estrés
excesivo Oblitas .
Argumentando el factor estrés en secundaria, Jiménez refiere
que “uno de cada cinco docentes sufre el
síndrome del “profesor quemado” y 39% de ellos muestra indicadores clínicos de
estrés grave”, “el informe Cisneros IX concluye que casi la mitad de los
docentes están expuestos a algún riesgo psicosocial, sobre todo estrés, al
síndrome del “profesor quemado” y mobbing, basándose en entrevistas con 2,200
profesores de Educación Infantil, Primaria y Secundaria de 237 centros de
enseñanza pública de la Comunidad de Madrid”.
Extremera ha encontrado un patrón bastante constante
hallándose una mayor prevalencia de síntomas de Burnout entre los docentes de
secundaria que los de primaria o infantil, los docentes de secundaria suelen
informar menores niveles percibidos de realización personal y mayor
distanciamiento emocional o despersonalización que sus colegas de primaria.
Se considera que el estrés psicológico influye en demasía en
la actividad del profesorado e influye en la enfermedad física cuando la persona
experimenta estrés en el organismo, por lo que los profesionales docentes
tienen niveles de sintomatología que los confirma como trabajadores de alto
riesgo no sólo para experimentar manifestaciones físicas, sino también
psicológicas y sociales.
De acuerdo con Extremera, los docentes informan con
frecuencia dolores físicos de espalda y cuello, problemas de voz, dolores de
cabeza, resfriados y gripes, pérdida o exceso de apetito y problemas de sueño;
entre los de tipo psicológico señalan síntomas tales como sensación de poco
tiempo para uno mismo, un estado de apresuramiento continuo, sentimiento de
cansancio mental, dificultades de memoria y concentración e irritabilidad
fácil, siendo informados en menor frecuencia los síntomas sociales.
Asimismo, Jiménez indica que el estrés reacciona en el
corazón, los pulmones, el sistema nervioso y otros sistemas fisiológicos son
obligados a trabajar más. El cuerpo humano no está diseñado para trabajar a
gran velocidad y por ende se presenta la patología biológica y psicológica en
el maestro de secundaria sin importar los años en servicio o contexto cultural
en que se desenvuelve.
Reyes en su investigación “¿Estrés en docentes de
secundaria?” con una muestra representativa de 1117 docentes, 104 directivos,
74 escuelas secundarias generales y técnicas del sistema federalizado, a través
de una muestra de la región centro, sur, norte y sierra del estado de
Chihuahua, México; aplicó un cuestionario con el objetivo de identificar el
grado de estrés de los directivos y docentes, dando los siguientes resultados:
Queda manifiesta la coexistencia de fuentes de presión en el
trabajo directivo, docente y del personal de apoyo, que por su efecto
acumulativo y permanente generan implicaciones en la salud; la sobrecarga del
trabajo y la falta de tiempo para solventar las múltiples responsabilidades que
se han ido acumulando sobre el profesorado, conlleva la razón fundamental del
agotamiento y malestar docente.
Por lo tanto, la existencia del estrés laboral en los
profesionales del nivel secundaria está aumentando y podría generar en un
futuro padecimientos físicos y psicológicos que afecten la calidad educativa de
nuestro país.
Mientras Oblitas indica: El estrés se vive y es manejado de
forma diferente por las mujeres y los hombres pero las primeras son quienes más
lo padecen. Por lo general, cuando las mujeres se encuentran en situaciones
estresantes, no comunican y se atribuyen la culpa de lo sucedido. En ellas, el
estrés suele manifestarse por medio de depresión y trastornos en los hábitos
alimenticios. Por su parte los hombres tienden a manifestar el estrés ya sea
mediante pláticas entre amigos o situaciones externas, con violencia y abuso
del alcohol y drogas, siendo uno de los indicadores importantes en el hombre la
impotencia sexual.
Por lo que el autor de la presente considera que existe una
variabilidad entre el género docente ya que sus efectos secundarios son
diferentes, afectando la calidad de vida profesional en medidas distintas.
Asimismo, Piñuel refiere que: Las mujeres, [son] más
afectadas que los hombres según el informe, los riesgos laborales de tipo
psicosocial afectan más a las mujeres que a los hombres, un 49,1 frente a un
44,8%, respectivamente, y son más frecuentes en los docentes de Bachillerato,
donde sufren estos riesgos 53,2 y 55,6% de los docentes, respectivamente. La
incidencia de los riesgos psicosociales aumenta con la antigüedad de los
profesores, ocasionan en los docentes dolores musculares, fatiga, trastornos
del sueño y dolor de cabeza.
Conclusiones
Se considera que el estrés en niveles altos al presentarse
tanto en hombres como en mujeres en actividad docente detona dificultades
físicas, mentales y sociales por lo que es verdaderamente importante regularlo
mediante una inteligencia emocional que permita fortalecer un estado de salud
sano para poder desempeñar la profesión adecuadamente.
Se concluye que, a mayor inteligencia emocional en docentes
de secundaria, menor estrés laboral y por ende mejor desenvolvimiento laboral y
calidad de vida física, psicológica y social.
Autor: Armando Rodríguez Muñiz.
Extraído de
Conexión Revista Académica