También conocido como burnout, se trata
de uno de los llamados “males de siglo” y afecta en nuestro país principalmente
a los docentes y enfermeros.
El mundo del trabajo también se ha
transformado modificando el rol de los sujetos: de simples ejecutores de tareas
se ha pasado a trabajadores que aspiran a desempeñarse en empleos que les
permitan tomar decisiones con cierta autonomía, realizar tareas significativas
y con impacto social.
Esos son los trabajadores más
proclives a ser víctimas del “síndrome de cabeza quemada”, una vez que sus
aspiraciones profesionales se ven frustradas por una realidad cada vez más
compleja. Otras causas pueden ser el “inmovilismo” laboral y el desempleo.
Es allí donde la psiquis, el cuerpo y
el comportamiento comienzan a verse afectados en distintos niveles,
experimentando agotamiento, falta de energía, malhumor, insensibilidad y hasta
cinismo. Todas estas conductas colaboran con una baja eficacia laboral.
Entre los síntomas de quienes padecen
este mal se cuentan palpitaciones, taquicardias, pinchazos en el pecho, aumento
de la tensión arterial, dolores musculares, contracturas, dolores de cabeza,
dificultades digestivas, inapetencia, disminución del deseo sexual y
dificultades en el sueño.
¿Cuál es la diferencia entonces entre burnout
y el clásico estrés laboral?
El psiquiatra y especialista de la
Universidad de Zaragoza Javier García Campayo, explicó que el estrés
laboral es solo la primera fase del burnout: el síndrome de “cabeza quemada”
aparece cuando el estrés laboral se vuelve crónico.
Las profesiones más afectadas por
este síndrome son las que tienen un costado claramente vocacional y de servicio
al otro, en las que existe una alta implicación entre el sujeto que presta el
trabajo y el sujeto receptor del mismo.
Aquí, el listado de las profesiones más
afectadas por el burnout:
-Docentes
-Enfermeros
-Médicos
-Psicólogos
-Asistentes geriátricos
-Comerciales
-Abogados
Aunque entre las primeras tres
profesiones hay un porcentaje de afectados por burnout de entre el 25 y el 40%,
García Campayo afirma que en todas las profesiones existe una prevalencia del
10% de este mal.
Estos perfiles son los que explican
que en España, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) vaya a
realizar un estudio sobre el tema en conjunto con el Departamento de psicología
de la Universidad de Extremadura, y esté en campaña exigiendo que el burnout
sea tipificado como enfermedad profesional.
Por Marcos Alitieri