Una competencia fundamental para conseguir el bienestar
docente según el método de pensamiento emocional se refiere a la motivación. Según
el Dr. Bisquerra la motivación es “un
constructo teórico-hipotético que designa un proceso complejo que causa la
conducta”.
En relación con la motivación docente Bazarra y otros nos
dicen que “los profesores que consiguen
mantener la ilusión y el valor hacia su trabajo, pese a las circunstancias en
las que lo desarrollan, se debe a su propio deseo de motivarse”.
Normalmente los maestros y profesores señalamos la poca motivación que tienen
nuestros alumnos. Sin embargo, un profesor desmotivado provoca en muchos casos
la desmotivación de sus alumnos. Por el contrario, un profesor muy motivado
genera motivación entre sus discípulos.
Quizá el enemigo más importante de la motivación sea la postergación. El
método de pensamiento emocional hace suyas las recomendaciones de Gaja que
propone cuatro acciones para contrarrestar esa tendencia postergatoria:
- establecer un horario;
- hacer aquellas cosas que para las que estemos menos motivados
- contrarrestar los pensamientos negativos;
- no buscar excusas.
Por otra parte, y referido a los profesores universitarios
este método asume las recomendaciones de Knight como son: las recompensas afectivas;
la retroafirmación positiva; la autonomía y sentimiento del control de la
propia conducta; la conciencia de poder alcanzar los propios objetivos; y las
autoteorías positivas sobre uno mismo.
El método de pensamiento emocional analiza un conjunto de acciones,
sentimientos y actos que podemos los docentes llevar a cabo con el fin de
incrementar nuestra motivación. La primera es tener un proyecto vital. La
motivación docente debe partir de una primera motivación vital, de un proyecto
vital. En tal sentido, el método de pensamiento emocional nos propone elaborar
un proyecto de vida (Rojas), que por encima de la enseñanza de sentido a
nuestra vida. Ahora bien, el proyecto vital del docente debe nacer de la
utopía, debe nacer de la crítica y de una concepción humanista y liberadora de
la educación como nos dice Paolo Freire, o como nos propone Ortega y Gasset
aspirar a ser no parte de la masa, sino pertenecer a lo que él denomina minoría
auténtica. Por todo ello, la segunda acción que tendríamos que hacer es
determinar nuestras metas. José Antonio Marina nos indica que muchas veces o no
sabemos qué hacer, o sabemos qué hacer y no sabemos cómo, o sabemos el qué y el
cómo, pero no nos atrevemos. Entonces, lo que tenemos que hacer es proponernos
metas alcanzables. La tercera acción será plantear una estrategia. Una vez
elegida la meta, será preciso conocer cuáles son las herramientas para
conseguirla y establecer acciones y plazos, y a este fin, tendremos que ser
buenos gestores de nuestro tiempo. En orden a conseguirlo será bueno que
conozcamos en qué se nos va el tiempo a través de unas gráficas que nos
presenta el método de pensamiento emocional o podremos, también, utilizar el
diario como nos recomiendan Cox y Heames. La cuarta, es la toma de decisiones.
Es importante que los docentes aprendamos a tomar decisiones una vez analizadas
las opciones que se nos presentan al alcance.
Finalmente, el método de pensamiento emocional nos propone
la elaboración de un DAFO emocional, esto es, valorar nuestras fortalezas, debilidades,
así como las oportunidades que tengamos junto al conocimiento de las amenazas
que puedan debilitarlas. Muchas veces los docentes conocemos nuestras
fortalezas y debilidades, pues somos personas críticas y autocríticas, pero,
muchas veces, también, desconocemos las oportunidades que para mejorar nuestra
situación vital se nos presentan y, son éstas, las oportunidades mediatizadas
por las amenazas las que pueden dar un giro total a nuestra vida. Estas
oportunidades pueden venir a veces de cursar un grado, un posgrado o completar
la tesis doctoral, pero también pueden llegar desde el mundo de los negocios,
de implicarnos en una ONG o simplemente, profundizar en nuestras relaciones
familiares y amistades.
Extraído de:
Hué, C. (2012).
Bienestar docente y pensamiento emocional. Revista Fuentes, 12, 47-68.
Sobre el autor:
Licenciado en
Psicología y Pedagogía por la Universidad Complutense
de Madrid en 1974 y 1975 respectivamente, y Doctor en Ciencias de la Educación
por la Universidad de Barcelona en 1994.