Muchas veces nos sentimos estresados, pero específicamente ¿Cuáles son los síntomas? Puede suceder que esas características se conviertan en estables, permanentes, y eventualmente podemos caer en el “burnout”, en este caso ¿Cuáles son sus evidencias? En los siguientes párrafos se describen esas situaciones.
Cuando se valoran las demandas del entorno como indiferentes, es decir, que no conllevan implicaciones para la persona y/o no tienen interés para ella, la reacción emocional que se produce es neutra, por lo tanto no sentiríamos estrés.
Si se valora una condición estimular como favorable para lograr o mantener el bienestar personal, y/o cuando consideramos que disponemos de los recursos necesarios para afrontar con éxito una amenaza o desafío, podríamos decir que sentimos estrés positivo. Selye habla asimismo de estrés positivo (eustress) cuando el desafío o estresor es controlable, predecible o incluso buscado por la persona. La persona se sentirá y aparecerá ante otros como:
- Eufórica, estimulada, emocionada, divertida.
- Amable, comprensiva, sociable, amistosa, cariñosa, feliz.
- Tranquila, controlada y confiada.
- Creativa, efectiva y eficiente.
- Con un razonamiento claro y racional, decidida.
- Ocupada, vivaz, productiva, alegre y siempre sonriente» [Loocker & Gregson].
Finalmente, cuando se valora las condiciones estimulares como desfavorables para lograr o mantener el bienestar personal, y/o consideramos que no somos capaces de afrontar satisfactoriamente la demanda, nos encontraríamos con el estrés negativo. Selye señala que sentimos estrés negativo cuando el estresor no es controlable o predecible por la persona. La persona mostrará los siguientes síntomas:
• Síntomas Físicos:
- Sensación de ahogo, de tener un nudo en la garganta, respiración poco profunda y rápida.
- Atención a los latidos del corazón, palpitaciones.
- Tener la boca seca, el estómago revuelto, indigestión, náuseas.
- Diarrea, estreñimiento, flatulencia.
- Tensión muscular, preferentemente en las mandíbulas, rechinar de dientes, puños cerrados, espalda encorvada, dolor y molestias musculares generales, calambres.
- Inquietud, hiperactividad, comerse las uñas, tamborilear con los dedos, dar golpecitos con el pie, temblor en las manos.
- Cansancio, fatiga, actitud letárgica, sentirse exhausto, dificultad para conciliar el sueño, mareos, dolores de cabeza, estar enfermo con frecuencia.
- Sudoración, especialmente en las palmas de la mano y en el labio superior, sofocos.
- Manos y pies fríos.
- Frecuentes deseos de orinar.
- Comer demasiado, pérdida de apetito, aumento de consumo de cigarrillos.
- Mayor ingestión de alcohol, pérdida de interés en el sexo.
• Síntomas Mentales:
- Angustia, preocupación, tristeza, lágrimas, desilusión, sentimientos de desamparo y desesperanza, histerismo, introversión, sensación de incapacidad para enfrentarse a las cosas, ansiedad, depresión.
- Impaciencia, irritación, enfado, hostilidad, agresividad.
- Frustración, aburrimiento, reacciones inapropiadas, culpabilidad, dejadez, inseguridad, vulnerabilidad.
- Pérdida de interés por la apariencia externa, por la salud, por la dieta y por el sexo, baja autoestima, pérdida de interés por los demás.
- Conducta polifásica (hacer muchas cosas a la vez), precipitación.
- Incapacidad para terminar una tarea antes de comenzar una nueva.
- Dificultad para pensar con claridad, para concentrarse y tomar decisiones, olvidos, falta de creatividad, irracionalidad, aplazamiento de una decisión, dificultad para empezar una cosa.
- Proclive a cometer fallos tontos y a tener accidentes.
- Tener mucho que hacer y no saber por donde comenzar, con lo cual se termina por no hacer nada o se va de tarea en tarea sin completar ninguna.
- Hipercrítico, inflexible, comportamiento no razonable, susceptibilidad, falta de productividad y baja eficacia» [Loocker & Gregson].
Siguiendo a Álvarez y Fernández los síntomas generales del estrés negativo se podrían complementar en el caso de los profesionales de la educación aquejados de «burnout», con los expuestos a continuación:
• «Psicosomáticos:
- Fatiga crónica, dolores de cabeza frecuente, problemas de sueño, úlceras u otros desórdenes gastrointestinales, pérdida de peso, hipertensión, asma, dolores musculares (espalda y cuello) y en las mujeres, pérdida de ciclos menstruales.
• Conductuales:
- Absentismo laboral, abuso de drogas, aumento de la conducta violenta, comportamientos de alto riesgo (conducción suicida, juegos de azar peligrosos).
• Emocionales:
- Distanciamiento afectivo, irritabilidad, recelos, incapacidad para concentrarse, baja autoestima y deseos de abandonar el trabajo, ideas suicidas.
• Defensivos:
- Negación de las emociones, atención selectiva, ironía, racionalización, desplazamiento de afectos» [Álvarez & Fernández].
Extraído de
para la Prevención del Síndrome de «Burnout» en el Currículo de Formación Inicial de los Maestros
Óscar Anadón Revuelta
Estudiante de la Licenciatura en Psicopedagogía en la Facultad de Educación de Zaragoza, bajo la dirección de los profesores José Emilio Palomero Pescador y María del Pilar Teruel Melero.
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