jueves, 25 de julio de 2013

Síntomas del síndrome de burnout en docentes

¿Qué síntomas trae el síndrome de burnout? ¿Cómo detectarlo? ¿Qué lleva al agotamiento de los docentes?  ¿Cuáles son las fases del desarrollo del síndrome? ¿Qué diferencias de síntomas hay, según el sexo del afectado? ¿En qué proporción afecta, según las investigaciones realizadas?



El estrés se hace evidente por medio de síntomas psicosomáticos (cansancio, fatiga crónica, cefalea, malestar general, problemas de sueño, desórdenes gastrointestinales, taquicardia e hipertensión), síntomas conductuales (mala comunicación, abuso de sustancias psicoactivas y distanciamiento con el alumnado, entre otros), síntomas emocionales (distanciamiento, aburrimiento, cinismo, impaciencia, irritabilidad, depresión y frustración) y síntomas laborales (detrimento en la capacidad de trabajo, conflictos laborales y ausentismo). Sin embargo, de acuerdo con Quiceno y Vinaccia, la literatura científica ha reportado más de cien síntomas asociados al síndrome de burnout. Sin embargo, en muchos casos, estos síntomas son concurrentes con otros desórdenes, por lo que es importante no confundir la sintomatología del síndrome de burnout con la depresión, la ansiedad, la insatisfacción laboral y el estrés; aunque estén íntimamente relacionados (Savio). Tampoco debe confundirse el síndrome de burnout con el mobbing (Gil-Monte).

A pesar de los múltiples síntomas que se reportan en la literatura, el síndrome de burnout ha reunido de forma tradicional tres síntomas, principalmente a partir de los trabajos de Cristina Maslach y Susan Jackson. Estos síntomas serían el agotamiento emocional, la despersonalización y la  baja realización profesional. Gil-Monte, Carretero, Roldán y Núñez agregan a estos tres, un profundo sentimiento de culpa. Sobre el agotamiento emocional, se ha dicho que este síntoma es el principal predictor del síndrome de burnout (Latorre) y que sería la dimensión que precede a las otras dos. Pero, además, el predictor del agotamiento emocional es la intensidad del estrés y el apoyo social de los alumnos.

Precisamente, en el contexto educativo el agotamiento se refiere a la pérdida de recursos emocionales debido a las demandas de los estudiantes, sus familias y el centro educativo. Al respecto, se han elaborado diversas explicaciones para comprender qué lleva al agotamiento en los docentes. En primer lugar, se considera la personalidad del profesor, ya que el optimismo es una característica que funciona, junto con el hardiness como un recurso resistente en el choque con los eventos estresantes. En otras palabras, los profesores con estas cualidades se enfrentan de forma activa y optimista con los estresores. En función de ello, se diferencia el burnout activo, asociado a la hostilidad y la irritabilidad, del burnout pasivo, que se relaciona con la evitación y la apatía. Asimismo, el autocontrol y la autoeficacia son factores protectores del síndrome, mientras que la baja autoestima se relaciona con el agotamiento (Moriana y Herruzo).

Dado que la profesión docente es una profesión que requiere de entrega, idealismo y servicio a los demás, se ha propuesto que los profesores que se comprometen más con su trabajo tienen mayor riesgo de padecer el síndrome, debido a la frustración que sienten por no conseguir los logros esperados en sus estudiantes, a pesar de sus esfuerzos (Aldrete, Pando, Aranda y Balcázar). De hecho, se distinguen cuatro fases en el desarrollo del síndrome de burnout: entusiasmo, estancamiento, frustración y burnout propiamente dicho.

En ese sentido, suele detectarse mayor agotamiento emocional en las mujeres y mayor sentimiento negativo hacia sus estudiantes en los varones. Esto sucede porque ellas son las primeras quienes se comprometen emocionalmente más con sus alumnos (Durán, Extremera, Montalbán y Rey), además de tener más carga en otros escenarios de la vida, como el familiar. Por ello, aunque, según el estudio de Barría et al. (2002), el 97,1% de las profesoras valora su trabajo y el 91,4% se siente motivado; el 42,8% no rinde con todo su potencial, el 37,4% se siente abrumada por el trabajo, el 54,2% siente que a veces no puede responder a las exigencias laborales y el 62,8% llega a casa para seguir trabajando.

Este tipo de explicaciones pone énfasis en el intercambio social, que deviene en la inequidad entre el esfuerzo que realiza el docente en enseñar y el esfuerzo que realizan los alumnos al aprender. En otras palabras, como los alumnos no están motivados para recibir las enseñanzas, se produce una falta de reciprocidad, que se explica por la teoría de la equidad. Los resultados son, empero, contradictorios, ya que Van Horn y Schaufeli fracasaron en demostrar esta relación (Schaufeli). Dentro de esta perspectiva interaccional, el clima social en el contexto escolar cobra una importancia más que relevante. Haciendo referencia a la percepción que los individuos tienen de los distintos aspectos del ambiente en el que desarrollan sus actividades habituales, el clima social escolar se ha relacionado con la satisfacción escolar y la calidad educativa. De acuerdo con un estudio de Arón y Milicic, la capacidad que tienen los profesores de gestionar el clima social positivo se relaciona con la percepción de su propia autonomía y un factor crítico en la etiología del burnout es la autoestima del docente.

Así, la interacción docente-alumno implica, también, el estudio de las intersubjetividades que entran en el juego relacional, sin hacer a un lado las interacciones entre docentes. Por ello, como ya se dijo, dado que la práctica docente se desarrolla en escenarios interactivos entraña un alto riesgo psicosocial. Algunas causas de conflictos entre docentes serían la incompatibilidad de temperamentos, la incapacidad del trabajo en equipo, las distintas formas de hacer las cosas y la irascibilidad ante la crítica (Vásquez). De hecho, el apoyo social es un factor predictivo de la aparición del síndrome de burnout, de modo que los profesores que reciben más apoyo de sus colegas se encuentran más protegidos para hacer frente al síndrome (Gil-Monte y Peiró).

Asimismo, dentro de un enfoque organizacional, el agotamiento emocional se relaciona directamente con diversas variables organizacionales como la satisfacción laboral, la presión temporal, la ambigüedad y conflicto de rol y la inadecuada capacitación (Marqués, Lima y Lopes). Por ejemplo, en el estudio de Moreno et al. el agotamiento emocional actuó como mediador de las intenciones de abandono de los docentes. La sobrecarga laboral también se asocia reiteradamente con el agotamiento emocional (Gil-Monte y Peiró).

Lo más esencial del agotamiento emocional es que este se relaciona más fuertemente con la depresión, la baja autoestima, la culpa, los sentimientos de inferioridad, la falta de autorrealización, la irritabilidad, las somatizaciones y la pérdida de ideales de los profesores (Moriana y Herruzo).

En otras palabras, el agotamiento emocional vulnera la salud física y mental de los profesores. Esto no significa, empero, que la despersonalización y la baja realización personal sean menos nocivas para la salud física y mental. Sin embargo, se sabe más sobre el agotamiento emocional porque entre este y el síndrome de burnout se establecen relaciones más fuertes, así como con otras variables de riesgo psicosocial.

La despersonalización, como segundo componente del síndrome de burnout, se caracteriza por el cinismo y las actitudes distantes que tienen los profesores hacia los estudiantes. El clima organizacional y la mala conducta de los alumnos se relacionan con la despersonalización. Los profesores varones y los de mayor edad manifiestan más niveles de despersonalización, aunque también lo hacen los menores de 25 años, al igual que los solteros. Datos todos estos, que ha sido recurrentes en los estudios de Manassero et al. La baja realización personal se combina con el apoyo social y las variables de personalidad para explicar el síndrome de burnout. La ambigüedad de rol también se asocia significativamente con la baja realización personal.

Las variables demográficas y laborales que se asocian con el estrés docente son el género, la edad, el estado civil, el grado de instrucción, el tiempo de servicio, la sobrecarga laboral y el tipo de gestión; sin embargo, los datos son, muchas veces, contradictorios. Con respecto al género, las profesoras tienen más estrés que los profesores, por las razones que ya han sido explicadas. A mayor edad, se observa más riesgo de tener el síndrome de burnout, pero los profesores menos experimentados padecen de mayor estrés, lo que se asocia indirectamente con la edad. En el estudio de Pando, Castañeda, Gregoris, Aguila, Ocampo y Navarrete, los profesores de menor edad presentan mayores niveles de burnout. El grado de instrucción también es una variable predictiva, pero existen contradicciones. Para Noyola y Padilla, la falta de preparación es una causa de estrés; sin embargo, Aldrete et al. encontraron que, cuando es mayor el grado de instrucción, existe mayor incidencia del síndrome.

Con respecto al tipo de gestión, los profesores de instituciones educativas estatales suelen tener más estrés, pero esto no siempre es así. Según Villarroel y Wooding, en las escuelas municipalizadas los profesores disponen de menos tiempo personal y familiar. Además, existe mayor violencia por parte de los directores y empleadores hacia los profesores. Latorre indica, empero, en una investigación con 200 profesores de Murcia, que aquellos que provienen de centros privados padecen más nerviosismo (61%), mayor tensión (36%), mayor falta de apetito (14%) e inquietud (80%) que los profesores de gestión pública. Curiosamente, en este estudio, los profesores de centros privados reciben más apoyo de los alumnos y los directores del colegio que los que laboran en instituciones públicas (Latorre). Acerca del nivel de enseñanza, en secundaria, los principales obstáculos se relacionan con el alumnado, pero se ha reportado que los profesores de nivel inicial poseen más niveles de burnout debido al ruido y el menor nivel de autocontrol que tienen los niños de edad preescolar.

Dado que muchos profesores perciben sueldos insuficientes, se ven obligados a trabajar dos turnos, Noyola y Padilla indican que el síndrome de burnout se presenta, en mayor medida, en los trabajadores que tienen más turnos. Por ejemplo, el 43,2% de profesores que trabajan dos turnos presentan burnout, según el estudio de Aldrete et al.. El estado civil de casado se ha relacionado con el síndrome de burnout, y en proporciones menores el estado de soltero.

En general, podemos apreciar que la incidencia del síndrome de burnout en profesores es muy variable según el área geográfica, el contexto escolar y hasta las diferencias individuales. En consecuencia, la presente investigación tiene por objeto determinar la incidencia del síndrome de burnout en docentes de la ciudad de Arequipa, encontrar relaciones entre variables sociolaborales y las dimensiones de agotamiento emocional, realización profesional y despersonalización.



Extraído de:
Síndrome de burnout en docentes de Educación Básica Regular de Arequipa
Walter Lizandro Arias Gallegos
Noelia Araceli Jiménez Barrios
En: Educación Vol. XXII, N° 42, marzo 2013


miércoles, 17 de julio de 2013

¿En qué consiste el Burnout docente? Algunas características


¿Cómo se caracteriza el síndrome? ¿Cómo se desarrolla? ¿Qué teorías hay al respecto? ¿Qué perfil podemos hacer del docente afectado? ¿Qué relación mantiene con las variables sociolaborales? ¿Afecta en forma distinta a varones y mujeres?
 


El síndrome de burnout es una respuesta prolongada a una serie de estresores emocionales e interpersonales crónicos en el trabajo y se explica por medio de tres dimensiones: agotamiento emocional, despersonalización o cinismo y baja realización personal. La profesión docente es una de las más vulnerables a este síndrome debido a su carácter asistencial y de dependencia de los estudiantes para con el profesor. Por ejemplo, Heibert y Farber encontraron, tras la revisión de 71 artículos, evidencias para considerar a la profesión docente como una de las más estresantes.

Existen diversos modelos teóricos que explican el desarrollo de la sintomatología propia del síndrome de burnout. El modelo sociocognitivo se centra en las variables de personalidad como la autoeficacia, la competencia, el autocontrol, los estilos de afrontamiento, etcétera. El modelo del intercambio social lo hace en las interacciones que tienen lugar entre el profesor y los alumnos; mientras que el modelo organizacional enfatiza las condiciones laborales estresantes. En ese sentido, las principales fuentes de estrés docente son la falta de tiempo, el excesivo número de alumnos por clase, la mala conducta de los estudiantes, el desinterés de los padres respecto de sus hijos, la falta de motivación del estudiante y el papeleo burocrático.

Aunque se han realizado diversos estudios, la información es todavía contradictoria, ya que el perfil epidemiológico de mayor riesgo, según algunos estudios, es el de una mujer de 43 años, soltera, sin hijos y con una antigüedad de 19 años en el trabajo. Sin embargo, según Cordeiro, Guillén y Gala, el perfil de riesgo incide prioritariamente en varones divorciados con poca iniciativa, que declaran no haber tenido una buena formación, que trabajan más de 10 años en el mismo centro educativo y en colegios ubicados en zonas marginales, cuya edad oscila entre 31 y 50 años.

En nuestro estudio encontramos también un perfil del docente con estrés crónico: un varón casado de 38 años de edad, que labora en una institución al mínimo, con leve agotamiento emocional y severos grados de despersonalización y baja realización personal. De hecho, el índice de profesores que padece de síndrome de burnout es de 92,7%; de ellos, el 6,9% presenta síndrome de burnout en un grado severo. En el estudio de Marqués et al., de una muestra de 777 profesores, se encontró que el 36,6% percibe su profesión como moderadamente estresante; 42,7%, como muy estresante; mientras que el 11,3% la percibe como extremadamente estresante. En la investigación de Fernández, con una muestra de profesores limeños, 63,8% estarían expuestos a presentar síndrome de burnout a corto plazo, hecho que corresponde con sus declaraciones respecto de que los profesores de la capital presentan grados más elevados que los de provincias.

En cuanto a las dimensiones de síndrome de burnout, en nuestra investigación, 13,3% de docentes presenta agotamiento emocional, 51,5% presenta despersonalización, y 66,1% baja realización personal en grados severos. En el estudio de Restrepo et al., los niveles severos de agotamiento emocional y despersonalización alcanzan al 37% y 34% de su muestra (244 docentes), respectivamente; mientras los resultados de Arís señalan que el 46% de profesores presenta agotamiento emocional, 20% despersonalización y 48% baja realización profesional. En la investigación de Fernández, que es más próxima a las condiciones socioculturales de nuestra muestra, el 33,7% de los docentes evaluados presentan grados altos de agotamiento emocional, 33%, grados altos de despersonalización y 50% grados altos de baja realización personal. La realización profesional sería la dimensión más afectada en el caso de los profesores de estos estudios debido a la baja aceptación social que tiene y ha tenido la carrera docente en el Perú en estos decenios.

Además, hemos encontrado relaciones muy particulares entre las dimensiones del síndrome de burnout y las variables sociolaborales analizadas. De manera general, el tipo de gestión se relaciona con la despersonalización y la baja realización personal. De esta manera, los profesores de instituciones educativas de gestión nacional presentan mayor despersonalización y los profesores de instituciones educativas privadas presentan menos realización profesional. Este dato es congruente con un hecho percibido en las instituciones educativas nacionales y privadas, ya que, mientras en las primeras los docentes demuestran mayor distanciamiento con sus estudiantes, en las segundas, están expuestos a más trabajo dentro y fuera de la escuela. Este hecho deviene en su baja realización personal, más aún, si el sueldo que se recibe en las instituciones educativas privadas es en muchos casos inferior al que reciben los profesores que trabajan en colegios nacionales.

En ese sentido, hemos encontrado relaciones bajas y moderadas entre los ingresos económicos y la baja realización personal de docentes varones. Aunque la relación es baja y negativa, esto sugiere que en los docentes varones los ingresos económicos insuficientes les generan baja realización personal, debido quizá a la idea extendida en los países latinoamericanos, de que es el hombre quien lleva el dinero al hogar. En el caso de las mujeres, se hallaron relaciones similares entre los ingresos y el agotamiento emocional. Con respecto al estado civil, se han obtenido relaciones significativas con la baja realización personal de los profesores varones, ya que los profesores solteros presentan mayores grados de baja realización profesional, de manera similar a lo reportado por Fernández.

En cuanto al tiempo de servicio, hemos obtenido relaciones significativas entre el agotamiento emocional y esta variable para el caso de las mujeres, por lo que las profesoras que laboran más tiempo se encuentran menos agotadas, contrariamente a lo que se reporta en otros estudios. Sin embargo, en la literatura se han ofrecido algunas explicaciones para este hallazgo, ya que los docentes menos expertos suelen tener mayores sentimientos de ineficacia, lo que los conduce a desarrollar una sintomatología de desgaste por el trabajo.

No hemos encontrado relaciones significativas entre la edad y el número de hijos con las dimensiones del síndrome de burnout, como se ha hecho en otros estudios. Tampoco se ha valorado el nivel de enseñanza (primaria y secundaria) o la sobrecarga laboral, en función del número de instituciones educativas en que trabajan los profesores de nuestra muestra, como se ha investigado en el estudio de Fernández. Consideramos que estas limitaciones, si bien es cierto no nos permiten profundizar en las relaciones entre estas variables y el agotamiento emocional, la despersonalización y la baja realización personal; no restan relevancia a los resultados obtenidos. Sin embargo, una limitación que sí se debe superar en estudios posteriores es la representatividad de la muestra, ya que en esta oportunidad se realizó un muestreo no probabilístico.

Por otra parte, mientras los docentes varones presentan un grado severo de agotamiento emocional en el 14,2% de ellos, el 13,3% de las mujeres alcanza este grado de severidad en la misma dimensión. En otras palabras, los varones presentan mayor agotamiento emocional. Sin embargo, en el estudio de Ayuso y Guillén, las mujeres presentan mayor agotamiento emocional (53,9% frente a 46,2%). Con respecto a la despersonalización, el 55,1% de los varones y el 47,2% de las mujeres presentan grados severos en esta dimensión, con una media de 10,5 de baja realización personal, el 72,4% de docentes varones y el 58,5% de docentes mujeres obtuvieron grados severos en esta dimensión.

Todo ello, nos conduce a la conclusión de que los varones se ven ligeramente más afectados por el síndrome de burnout en un nivel moderado, aunque estas diferencias no son significativas. De hecho, el 93,7% de profesores presenta un grado moderado de burnout y el 6,3% poseen un grado severo, mientras que el 91,5% de las docentes presenta un grado moderado y el 7,5% muestra un grado severo de síndrome de burnout; es decir, el estrés es más severo en las mujeres. Por un lado, posiblemente, esto se deba a que las profesoras, además de desempeñar su rol profesional, tienen también mayores responsabilidades en casa para con sus familias, en comparación con los varones. Por otro lado, pudiera ser que la severidad del estrés se deba a un mayor compromiso en el trabajo, ya que se ha señalado que las docentes idealizan más su trabajo y tienden a demostrar mayor entrega. Este factor puede ser causa de estrés, si a pesar de sus esfuerzos, sienten que no consiguen los logros esperados.

Sobre este aspecto, sería necesario indagar más empíricamente; sin embargo, podemos decir que, si bien la mayoría de docentes varones presenta grados de estrés moderado, las docentes tienen un grado de estrés más severo. Estos resultados son semejantes a lo que encontró Fernández en una muestra de 264 profesores de Lima, donde las mujeres obtienen puntuaciones más altas en la severidad del síndrome de burnout. El hecho de que los varones obtengan valores más ligeramente elevados de síndrome de burnout en el grado moderado, pero no severo y de agotamiento emocional o despersonalización, o baja realización personal también puede deberse a que las mujeres cuentan con mayores recursos interpersonales, dada su apertura a la comunicación, la socialización y las relaciones menos superficiales con otras personas en diversos escenarios de la vida.

Como comentario final, podemos decir que, a pesar de la creencia generalizada de que la docencia es un trabajo sencillo y cómodo, esto no es así, ya que los docentes están expuestos a diversas fuentes de riesgo psicosocial como el estrés laboral, producto del contacto prolongado con los estudiantes, dentro de un contexto económico, social y organizacional, que les es muchas veces adverso. Para revertir los diversos riesgos psicosociales, hace falta investigar en mayor medida otras variables como los estilos de afrontamiento, la sobrecarga laboral, etcétera; pero también se deben implementar medidas organizacionales para capacitar a los docentes y fomentar formas de trabajo y relaciones laborales más saludables.





Extraído de
Síndrome de burnout en docentes de
Educación Básica Regular de Arequipa
Educación Vol. XXII, N° 42, marzo 2013, pp. 53-76 / ISSN 1019-9403
Walter Lizandro Arias Gallegos
Noelia Araceli Jiménez Barrios

martes, 9 de julio de 2013

Prevenir el estrés laboral en los docentes

El estrés laboral se encuentra muy extendido entre los docentes, por lo que es muy importante tomar todas las medidas posibles para prevenirlo ¿Qué podemos hacer? ¿Qué técnicas tenemos a disposición? ¿Cómo evitar que el estrés tome la delantera?


Prevenir el estrés es muy importante porque Existen diferentes maneras para prevenir el estrés laboral tanto para el docente como para el ejecutivo, algunas de las recomendaciones son las siguientes: Una respiración profunda si te sientes de alguna manera que puedes llegar a estresarte trata de detener tus emociones mediante una relajación de tus músculos y respirando profundamente. Empieza el ejercicio inhalando durante cinco segundos antes de exhalar por completo el oxigeno. El ejercicio ayudara a tus pulmones a desechar el oxigeno añejo depositado en ellos sustituyéndolos por el oxigeno puro que hay en el entorno, contribuyendo al mejoramiento de la circulación.

Recurre a estos ejercicios cuantas veces sea necesario hasta que sientas ese estado de tranquilidad y te ayude a seguir con tus actividades diarias. Un alimento saludable es un elemento básico para estar sano por eso es importante llevar en tu vida diaria una dieta balanceada. El estado de estrés hace que muchas personas se adentren en alimentos con demasiado azucares por ejemplo las patas fritas, galletas entre otras, este tipo de alimento perjudica al cuerpo porque eleva los niveles de azúcar y de energía que trae como consecuencia el que la persona se encuentre más cansado de lo normal, irritable y una falta de concentración en sus actividades. El comer en tu horario ya establecido y no brincártelo puede hacer mucho la diferencia, porque el cuerpo libera un flujo constante de energía durante el día, lo que hace mejor a tu concentración y por supuesto tu estado de ánimo. Una dieta balanceada está compuesta por alimentos procedentes de los cinco principales grupos alimenticios: las proteínas como lo son la carne, el queso, el pescado, los carbohidratos como el pan, la pasta, productos lácteos como la leche o el yogurt, frutas, grasas o azucares como las nueces o los alimentos dulces. Trata de reducir la cantidad de cafeína que consumes y el alcohol que bebes esto trae como efecto un estado de estrés y ansiedad, el beber demasiada cafeína puede ocasionar que te sientas ansioso, irritable e inquieto.

Otra parte importante de nuestras actividades diarias es el hacer ejercicio esta actividad tiene muchos beneficios porque atreves de ella liberas serotonina que es una sustancia que te hace sentir más feliz y menos estresado; además de que mejora tu circulación y previene condiciones severas tales como una apoplejía (sangrado dentro de un órgano o perdida del flujo sanguíneo hacia un órgano) y ataques cardiacos, trata de que tu rutina de ejercicio se por lo menos de 30 minutos cinco veces a la semana incluye en tu lista de ejercicios el correr, nadar o hacer ciclismo.

Si de las actividades anteriores eliges correr, no hay que excederse con el ejercicio debes de empezar de poco a poco, y se empieza a aumentar en el transcurso de los meses puedes comenzar aumentando de 10 en 10 minutos hasta que tú cuerpo se adapte a el ejercicio. Asimismo debes tomar en cuenta en tipo de zapatos que vayas a utilizar para que al momento de correr no ocurra un accidente y si tu cuerpo no está acostumbrado al ejercicio o no has realizado últimamente debes de visitar a tu doctor que te haga una revisión médica para saber si estas en buenas condiciones para empezar con una rutina de entrenamientos. Otro factor podría ser el sueño porque es común que cuando estés bajo mucho estrés tengas dificultad para dormir o incluso a despertarte continuamente durante la noche o pesadillas y si esto continua constantemente será necesario que acuda a su médico ya que este le puede recomendar medicamentos para que le ayuden a conciliar el sueño o algún tratamiento para que pueda cambiar su forma de pensar y se dé su utilidad para que le auxilie a combatir el insomnio.

Otra técnica para ayudar a combatir el estrés es la relajación cuando tu cuerpo o sus músculos se sientan tensos puedes encoger tus hombros varias veces y comenzar a mover tus brazos y piernas para que la tensión de los músculos no traiga con el paso del tiempo dolores musculares, al igual que puede ayudar el escuchar música para tranquilizarse o imaginarse en un lugar despejado, la brisa del mar o recordar algún momento feliz que haigas pasado eso ayuda a despejar tu mente y bajar la tensión del estrés . Pero no olvide que además es primordial tomar un tiempo libre dedicarte tiempo a ti para realizar actividades que te gustes y te distraigan de tus cargas ya sea leer un buen libro, mirar algún programa que sea de tu agrado o salir de compras en fin cualquier cosa que desees hacer para que puedas prevenir el estrés. El fumar no ayuda a reducir el estado de estrés, esto lo empeora porque causa daños irreversibles en tu cuerpo.

El estrés docente es una disfunción entre las exigencias derivadas por las tareas de los magistrados y la capacidad del profesor para dar solución a las situaciones más complicadas, dinámicas y problemáticas que se dan en el ambiente escolar que terminan en situaciones de frustración y estrés altamente elevado para el docente, cabe la posibilidad de llevar esta situación a dos ámbitos diferenciados pero preventivos. El primero podría llamarse generalista que consiste el incrementar en las escuelas la asunción por parte de los profesores elementos básicos de la nueva personalidad docente y que se ha identificado en la acción, la colegiación del trabajo docente. El incremento de las actividades reflexivas de los profesores pasa a impulsar y ayudar a grupos de trabajo fundamentados en los centros en torno a problemáticas o interés profesional común, el cual consiste en que el profesor logre una comprensión más interna en la naturaleza y los resultados de determinadas situaciones educativos de esta manera responde mucho mejor a las presiones que han de pasar mientras laboran. El trabajo en equipo entre los docentes es el segundo elemento que se debe potenciar si se quiere tener un buen aprovechamiento de la adecuación de las actividades docentes, la dificultad de los escenarios laborales que precisa una coordinación y una cooperación entre los integrantes del equipo. Johnson y Johnson afirma que una estructura cooperativa clara es el primer requisito de una escuela y educación eficiente, pues esto le permite al profesor realizar actividades influenciadas positivamente. La formación duradera del profesorado, entendida como metas y al mismo tiempo un factor principal para la nueva personalidad docente debe a ponerse en camino sin perder de vista los elementos colaborativos de la enseñanza a la que se hacía referencia y posibilitando la reflexión en los enseñantes.

Si lo que se desea como resultado es crear del docente un profesional reflexivo de su propia habilidad que practica al lado de otros profesores y que se representa y renueva con los centros escolares como el elemento básico de cambio y mejoramiento los elementos de mediación en la ayuda de la procesión del docente deben examinar forzosamente que se les dé un asesoramiento, o cursos para que pueda desempeñar adecuadamente su lugar de labores al igual que se le otorguen sus materiales necesarios que ocupe para realizar su trabajo también una ayuda en la preparación de materiales curriculares, que se realice una invitación funciones pedagógicas pactadas con las demandas formativas en las instituciones, el apoyo en instituciones de grupos de trabajo para formar proyectos de formación y todo esto para la ayuda de la formación de todas las funciones para preparación del profesorado y para que así puedan intercambiar ideas entre maestros y la creación de ellas en instrumentos de trabajo así mismo que se hagan sociedades y distribución de perfiles de trabajo. Otra forma de afrontar el estrés en los docentes es la formación de programas específicos para la ayuda contra el estrés estos programas están fundamentados en las causas en que se concentra el estrés, lo que los expertos piensan y si no todas estas causas se pueden evitar si se pueden prevenir con el fin de aportarle al profesor habilidades, maneras y artes para asi ayudar a impedir la angustia, desesperación, baja autoestima etc. Con este fin en el año de 1998 la Dirección General de Ordenación e Innovación Educativa y Política Lingüística de la Conselleria de Cultura, Educación y Ciencia de la Generalitat Valenciana creó un curso llamado “Prevención del Estrés Profesional Docente” encaminado a los profesores de primaria y secundaria del que se realizaron tres publicaciones con los objetivos siguientes promover la autoestima de los profesores y a sobresalir ante situaciones de estrés que se presenten, aprender habilidades para controlar sus emociones realizar trabajos para resolver conflictos tratar de evitar problema tratar de estar motivado por medio de prácticas personales o profesionales y otro punto importante que puede ayudar es a autoevaluarse para crear nuevas estrategias en la experiencia docente.

Podemos concluir con la conclusión de que no dejes pasar el tiempo y que el estrés te tome la delantera existen técnicas y formas de prevenirlo solo es cuestión de que las apliques en tu vida cotidiana, busca tiempo para realizar estas actividades hazlo por el bienestar propio y el de los demás, recuerda que una persona no estresada vive su vida con tranquilidad y emoción. Aplica las actividades para ganarle tiempo al tiempo y sentirte mejor. Lucha por lo que quieres y deseas pero hazlo sanamente, en tus mejores momentos, piensa dos veces antes de reaccionar de una manera equivocada, tomate unos minutos para ti conviértete en el dueño de tu vida y no dejes que el estrés te aprisione por completo.



Extraído de
ESTRÉS LABORAL EN EL MAGISTERIO
Autoras
Suleiry Martínez Cruz
Alma Nelly Vazquez Garza
Universidad Autónoma de Tamaulipas
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