martes, 26 de junio de 2012

Los padres creen más a sus hijos que al maestro

El problema del malestar docente es complejo, tiene diversas fuentes, la falta de consideración social de la labor tal vez sea la principal. Este fenómeno se manifiesta de muchas maneras ¿Tienen credibilidad los docentes? El siguiente reportaje aborda el tema, que es preocupante en todos los contextos.

 



La presidenta de ANPE asegura que la indefensión de los docentes va en aumento

María Gracia del Amo es la presidenta de ANPE en Málaga
Por primera vez los casos de violencia denunciados por maestros de Educación Infantil y Primaria superan a los denunciados por profesores de Secundaria. Es uno de los datos más llamativos del último informe del servicio del Defensor del Ciudadano, del sindicato independiente ANPE. Un total de 271 docentes andaluces llamaron a este teléfono para narrar situaciones de conflictividad en las que se han visto inmersos. De ellos, 31 eran de Málaga. María Gracia del Amo es la presidenta de ANPE en la provincia.

¿Qué análisis puede hacer del dato que aportan y que indica que los casos de violencia escolar en Primaria superan a los denunciados en la ESO?
Se trata de una situación que está íntimamente relacionada con el considerable aumento de la violencia ejercida por familiares y allegados de los alumnos, a través de acoso, insultos, amenazas, falsas acusaciones y denuncias. Y en los casos más extremos, por medio de agresiones físicas. No son episodios, por tanto, que protagonicen los escolares, sino sus padres. En la Secundaria son los propios alumnos los que ejercen esta presión.

¿Son eficaces los planes puestos en marcha en los colegios e institutos para mejorar el clima de convivencia?
A pesar del desarrollo por parte de la Consejería de Educación de una normativa específica sobre convivencia en los centros escolares y de los acuerdos con la Fiscalía para considerar delito de atentado las agresiones a docentes, la indefensión de los profesores andaluces es cada vez mayor. Mientras que en el resto de España el número de casos atendidos ha disminuido casi un 10%, en Andalucía han aumentado un 30%. En alguna provincia incluso se ha duplicado. El año pasado en España atendimos 3.998 llamadas y este año han sido 3.863.

¿Qué aspectos hay que mejorar para que los profesores sean respetados en el ejercicio de su actividad profesional?
En ANPE llevamos años reivindicando para Andalucía una Ley de Autoridad del Profesorado similar a las que se están implantando en otras comunidades autónomas. Los docentes andaluces merecen la máxima protección jurídica. Se ha comprobado que los planes de actuación puestos en marcha hasta el momento no son suficientes. A los datos nos remitimos. Con esta ley que proponemos bajarían los casos de violencia verbal y física.

¿Qué amparo legal tendrían los docentes con esta ley?
Cuando agredes a una autoridad, automáticamente es considero delito. Las penas serían mayores y, en principio, habría que pensárselo dos veces antes de actuar.

¿Por qué los profesores han perdido la autoridad que antes tenían?
Ahora se da mucha más credibilidad a la versión de los alumnos y los padres ni siquiera escuchan la que tiene que ofrecer el profesor. Los docentes somos profesionales muy responsables y trabajadores, que estamos en exceso sobrecargados con trabajos burocráticos, lo que hace mermar la calidad de la enseñanza. El 99% lo que hace es su trabajo, lo mejor que puede con los medios que tiene e intenta que ese grupo de alumnos que tenemos, y que ahora mismo es tan heterogéneo, logre sus objetivos académicos y educativos. Es imprescindible apoyar al profesorado y no siempre se hace, ni siquiera por los equipos directivos. Y si hay discrepancias, utilizar el diálogo como vía para resolver las diferencias.

¿Los directores no apoyan a sus compañeros profesores?
Desde que los directores tienen la autoridad disciplinaria y son los que sancionan, cuando antes lo hacía la Inspección Educativa, no sé si es por intentar que los padres no demanden, denuncien o por que haya menor repercusión mediática, últimamente tienden a no proteger al profesorado.

¿Qué consecuencias tiene esto para el profesorado?
Se producen casos de estrés, pero pese a ello, los profesores no se están dando de baja. El 67% de los docentes atendidos el pasado curso en Málaga presentaban cuadros de ansiedad; y el 11% tenían depresión. Pero siguieron en sus puestos de trabajo. Sólo dos tuvieron que darse de baja.



IGNACIO A. CASTILLO 
Fuente

lunes, 18 de junio de 2012

Factores asociados al malestar/bienestar docente

Factores asociados al malestar/bienestar docente
Una investigación actual
En un marco de cambios de roles, de pérdidas en la valoración social, aumento del nivel de violencia, resulta razonable pensar que el nivel de “malestar docente” haya aumentado, y amenace empeorar ¿Qué nos dicen las investigaciones actuales? ¿Cuáles son sus objetos de estudio?



Existe abundante evidencia que respalda la relación entre condiciones de trabajo y salud laboral, productividad y permanencia en el empleo por parte de los trabajadores. Históricamente, los primeros enfoques mecanicistas que buscaban una relación directa y lineal entre condiciones de trabajo, fatiga y trastornos de salud o bajas en la productividad, fueron desechados a mediados del siglo XX, con los desarrollos posteriores a la introducción del concepto de estrés laboral, mediador entre las condiciones objetivas” de trabajo y las consecuencias para el trabajador.

El estrés, o síndrome general de adaptación, fue definido como una reacción involuntaria y generalizada del organismo humano para enfrentar situaciones vitales amenazantes. Esta reacción se basa en la actividad del sistema nervioso autónomo simpático y se manifiesta, por tanto, en una serie de cambios fisiológicos, hormonales, circulatorios, cardíacos y musculares, los cuales desencadenan procesos cognitivos y afectivos perjudiciales para la persona. Se ha documentado la incidencia del estrés laboral sobre enfermedades cardiovasculares, accidentes en el trabajo, trastornos psicológicos y trastornos musculoesqueléticos. Según Seyle, la reacción adaptativa natural del estrés, se presenta de manera involuntaria en el mundo del trabajo, con una intensidad y frecuencia no justificada frente a estímulos que, al menos en rminos inmediatos, no implican una amenaza vital para las personas.

Algunos autores sugieren utilizar el concepto de distrés para identificar esta reacción en ausencia de estímulos vitales amenazantes. La investigación abocada a identificar circunstancias o procesos del trabajo que operan como fuentes del distrés, destaca aspectos organizacionales del empleo, variables de apoyo social y actitudes individuales. Asimismo se destaca una relación dinámica entre los puestos de trabajo y las características y circunstancias emocionales de los trabajadores en la generación de estrés laboral.

En la década del 70, Freudenberger propone el concepto de burnout, como un síndrome de carácter psicológico, descrito para profesionales que trabajan en relaciones de ayuda hacia otras personas. Su traducción más cercana al español es “estar quemado”, pero son varios los autores que sugieren, dado el carácter metafórico del concepto y ante la falta de un término similar en español, utilizar el término original. Las relaciones entre estrés y burnout son complejas y no siempre generan un total consenso. Al respecto, Maslach, autora de las definiciones sobre burnout y de los instrumentos de evaluación del mismo, más difundidos entre los investigadores, sugiere diferenciar claramente ambos conceptos, pues el burnout es más bien un patrón psicológico de respuesta, una vivencia subjetiva de malestar, que tiene a los factores laborales y organizacionales como condicionantes y antecedentes, y que tiene implicaciones nocivas para la organización y/o para la persona, pero que no implica necesariamente un trastorno de salud mental.

El burnout ha sido definido como un síndrome psicológico, que ocurre en profesionales que trabajan en relaciones de ayuda hacia otras personas. El modelo de burnout más utilizado en los estudios sobre profesores, es el modelo trifactorial de Maslach, que describe tres tipos de síntomas: el agotamiento emocional, la “despersonalización” y la sensación de bajo logro profesional. El agotamiento emocional está altamente asociado a la respuesta de estrés, sin embargo la despersonalización, también llamada “cinismo” o distanciamiento emocional no está descrita en la literatura sobre estrés y, si bien es muy perjudicial para los procesos de enseñanza, puede operar como un mecanismo de defensa y “protección” frente a la frustración en el trabajo. La sensación de falta de logro es cuestionada en algunas investigaciones sobre burnout docente y parece estar relacionada con la falta de recursos para realizar el trabajo. En Europa y Estados Unidos son varias las investigaciones que reportan la validez del modelo trifactorial propuesto por Maslach, sin embargo, la evidencia en América Latina no es concluyente al respecto.

El trastorno de salud mental con mayor presencia relativa entre profesores es la depresión, la cual reporta una cierta asociación con puntuaciones altas en burnout. Sin embargo, los investigadores conciben la depresión y el burnout como entidades separadas.

Por otra parte, la relación inversa entre satisfacción laboral y burnout ha sido ampliamente reportada por la investigación. Asimismo los investigadores plantean que, pese a esta relación inversa, no cabe afirmar que ambos conceptos sean uno solo. Otra variable de bienestar estudiada recientemente ha sido el compromiso con el trabajo, reportándose que algunos aspectos del compromiso, especialmente la dedicación, se relacionan de manera inversa con el burnout.

La investigación sobre trabajo y malestar docente, requiere de un análisis detallado respecto de los cambios en el contexto y en la organización del trabajo, así como de una mayor profundidad en el análisis teórico/empírico que permita avanzar hacia la contrastación de modelos y una mayor depuración metodológica. En esa línea avanzan los estudios sobre fuentes laborales del estrés y burnout, sobre profesionalización en el marco de las nuevas formas de organización del trabajo y sobre modelos explicativos del malestar en el trabajo docente.

Respecto de las fuentes laborales del burnout, Salanova concluye que los obstáculos organizaciones en la escuela tienden a vincularse con los niveles de agotamiento y despersonalización de los docentes. También plantea la existencia de facilitadores organizacionales que median las repercusiones de los obstáculos sobre el burnout. Otras investigaciones recientes plantean como fuentes del malestar docente aspectos relacionados con la ambigüedad y conflictos del rol, el mantenimiento de la disciplina, la desmotivación en los alumnos, la falta de materiales de apoyo para el trabajo, las presiones de tiempo, el exceso de trabajo administrativo, el descenso en la valoración social de la profesión docente, la pérdida de control y autonomía sobre el trabajo y la falta de apoyo entre los colegas.

Los estudios sobre las transformaciones en la organización del trabajo docente en América Latina tienen como referente ineludible las reformas educativas implementadas, en prácticamente todos los países de la región, en la década de los años 90. En ellos se reportan nuevas demandas hacia los docentes, básicamente el cambio en los enfoques pedagógicos deseados, la presión por los rendimientos estandarizados, el aumento en las brechas de desigualdad socioeducativa, la incorporación de nuevos sectores populares a la escolarización, la introducción de la lógica gerencial en la escuela, la sobrecarga de trabajo, la falta de apoyo desde instituciones externas a la escuela, la desvalorización social de la profesión y la construcción de nuevos imaginarios desde los que los profesores definen opciones y compromisos.

En los últimos años, una de las líneas de investigación más promisorias sobre trabajo y salud mental en docentes, ha sido la búsqueda de modelos explicativos del bienestar/malestar docente, basados en aspectos psicosociales del trabajo. El modelo de Karasek, es el que cuenta con mayor evidencia confirmatoria y el que se ha utilizado en los estudios transculturales europeos sobre bienestar docente y condiciones de trabajo, en el marco del llamado proyecto EUROTEACH. Este modelo plantea, en su primera versión que, a mayor nivel de demanda laboral y menor grado de control sobre el propio trabajo, se elevarían los niveles de malestar y disminuirían los niveles de satisfacción laboral. Posteriormente, se incorporó al modelo la variable “apoyo social” en el trabajo, como una variable buffer que modularía el efecto de la díada demanda/control sobre el malestar/bienestar del profesor.

En los múltiples estudios realizados en el marco del proyecto EUROTEACH, el modelo JDC-S fue comprobado en su primera versión. Sin embargo, la evidencia sobre la variable moduladora “apoyo social” no resulta concluyente. Otras variables organizacionales que se han probado en los estudios de EUROTEACH, han sido la “gestión del tiempo”, que en principio operaría como una variable moduladora del efecto de la demanda y el control sobre el desgaste emocional y la variable “significatividad” del trabajo percibida por el docente, la cual opera como predictora de la realización personal y de la despersonalización. Desde el punto de vista teórico, este modelo tiene puntos de coincidencia con aportes clásicos de la sociología y psicopatología del trabajo, que plantean relaciones entre el grado de poder que tiene el trabajador sobre su actividad y los niveles de satisfacción laboral, productividad y malestar/bienestar psicológico.

El modelo JDC-S, así como otros modelos explicativos del malestar docente han sido criticados por no incorporar variables de tipo individual. En ese sentido, se está explorando el peso y la función que cumplirían variables como “autoeficacia percibida” y “estrategias de afrontamiento de situaciones estresantes”. La primera muestra una relación inversa con el malestar docente. Respecto de las estrategias de afrontamiento, los estudios indican que docentes que utilizan estrategias de tipo evitativo muestran mayores niveles de burnout.

Finalmente, respecto de variables de identificación de los profesores, diversas investigaciones reportan que el género condicionaría distintas perspectivas para valorar la satisfacción y el malestar docente. Se sugiere que las mujeres presentarían una mayor tendencia hacia el agotamiento emocional a diferencia de los hombres, cuya tendencia sería hacia la despersonalización. Sin embargo, la evidencia no es concluyente. Parece necesario ampliar la mirada respecto al género, superando la visión biologicista, para centrarse en aspectos como los roles familiares y el uso del tiempo en el hogar. Por otra parte, se sugiere que los profesores más jóvenes, los más viejos y los que se desempeñan en los niveles educativos superiores de la educación obligatoria vivenciarían mayores niveles de estrés y burnout.




Autores
Rodrigo Cornejo Chávez y Marcela Quiñónez
REICE - Revista Electnica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación

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