jueves, 30 de julio de 2020
jueves, 23 de julio de 2020
Los docentes se han visto muy tensionados, con el aprendizaje a distancia
En medio de la crisis
sanitaria que nos afecta a todos, la encuesta #EstamosConectados, que se
realizó a fines de marzo a 560 colegios, señala que la mayoría de los jóvenes
sufren de ansiedad y les cuesta mucho poder irse a dormir. Sin embargo, la
buena noticia es que sí es posible trabajar por la salud de nuestros alumnos.
De ello conversamos con la neuropsiquiatra Amanda Céspedes.
Como la mayoría de
los chilenos en nuestro país, Amanda Céspedes, neuropsiquiatra infantil,
conversó con revista Educar desde su casa. Asegura que la mayoría de los
jóvenes extraña su vida con antelación a la pandemia, en que tenían la
posibilidad y la libertad de salir de sus casas. Ahora, por el contrario, nos
hemos visto forzados a quedarnos en nuestros hogares y ello, por cierto, les
impacta en su salud emocional.
—¿Cómo ha afectado la
pandemia la salud emocional de nuestros alumnos?
—No es posible
definir un compromiso emocional predominante, por cuanto todo depende de
factores tales como la edad, el género, las condiciones en las que están
viviendo la pandemia y sus consecuencias. Diría que, en general, más que temor
al contagio (presente en chicos ansiosos, obsesivos), lo que hay es mucho enojo
por el encierro, mucha necesidad de salir, de ver a los amigos, de retomar la
vida como era hasta fines del 2019.
Y en los alumnos que
viven en condiciones de hacinamiento está la impotencia y la desesperación. El gatillo
más común de miedo es la convivencia forzada con adultos muy alterados
(cesantía, encierro, carencia de recursos para mantener a la familia).
—En los tiempos que
enfrentamos, ¿cómo se ha afectado la manera en que los alumnos abordan su
proceso de aprendizaje?
—Tampoco hay un
denominador común. Pero sí lo que hemos podido observar en los menores de 12
años, es la sensación de no lograr aprender a través de textos y guías, sin la
presencia del profesor. Y en los mayores de 12 años, el agobio por el exceso de
guías, trabajos, etc.
Por su parte, la
conexión a plataformas educativas y a clases online también es un factor de
descontento. Muchos se quejan de que están seis a ocho horas conectados a
clases online y luego deben seguir realizando trabajos con plazo de entrega. Y
un porcentaje significativo de alumnos de escuelas públicas no cuenta con
conexión a internet. Ellos van quedando muy rezagados en relación a los que
tienen clases online y acceso a plataformas educativas.
La tensión de los profesores
Si los alumnos y
jóvenes se han visto afectados y han cambiado la forma de aprender, lo mismo
hemos observado en los docentes.
—Desde el punto de
vista de los docentes, ¿qué desafíos les presenta esta etapa que como sociedad
estamos viviendo; por ejemplo, considerando la importancia de las emociones en
el proceso de aprendizaje de los alumnos?
—Los docentes se han
visto muy tensionados. Se les ha exigido mucho en términos de apurar el
aprendizaje de contenidos a distancia; se han sentido cuestionados por estar
recibiendo un sueldo estando en casa; se sienten constantemente evaluados y
muchos de ellos han exagerado la exigencia académica a distancia, como un modo
de mostrar que sí están cumpliendo su teletrabajo. Hay mucha tensión,
descontento y percepción de ser cuestionados.
—Desde su disciplina,
¿qué recomendaciones sugiere para incentivar la motivación y entusiasmo de los
alumnos?
—Es muy difícil dar
sugerencias generales; hay alumnos de territorios alejados de las grandes
ciudades que solo están recibiendo material impreso en sus casas, sin ninguna
posibilidad de interactuar con su profesor. Y hay estudiantes de colegios
privados que tienen una conexión óptima y están más de 6 horas con sus
profesores en clases online. Yo diría que, en general, no enviarles exceso de
material a estudiar. Seleccionar contenidos que les resulten interesantes, que
los desafíen a pensar, a investigar. Y, para los docentes que cuentan con
acceso a plataformas interactivas, mantener el vínculo con sus alumnos,
conversar con ellos algunos minutos de la clase, escucharlos.
La salud emocional como eje de los aprendizajes
Reunimos a tres
docentes del Colegio Don Enrique Alvear de Cerro Navia, establecimiento que
pertenece a la Red educativa de Fundación Irarrázaval y les preguntamos cómo
les han afectado a ellos y a sus alumnos, los tiempos de la crisis sanitaria.
Vanessa Adasme, jefa de UTP; Claudia Escalante, coordinadora del PIE y Luis
Martínez, encargado de Formación del establecimiento, señalan que “se han
adaptado a los requerimientos de aprendizaje y de evaluación que se requieren
en la etapa que estamos viviendo”.
—¿De qué manera han
trabajado con sus alumnos en esta etapa el tema de la salud emocional?
—La salud emocional
de los estudiantes en tiempos de pandemia ha sido un tema central. Para abordar
este ámbito se han entregado criterios de acompañamiento a los educadores
online: horarios, focos, modos, por parte de Convivencia escolar.
Además, hemos enviado cápsulas de video motivacionales, ejercicios diarios de mindfulness, frases motivacionales, dinámicas y orientaciones para el uso del tiempo libre en estos tiempos.
Además, hemos enviado cápsulas de video motivacionales, ejercicios diarios de mindfulness, frases motivacionales, dinámicas y orientaciones para el uso del tiempo libre en estos tiempos.
—¿Cuál ha sido el
papel de los docentes en esta etapa?
—Los profesores jefe
han sido el vínculo primordial de relación del colegio con la familia y sus
estudiantes, a través de correos, WhatsApp, llamados telefónicos, encuestas o
entrevistas virtuales para detectar situaciones complejas en el ámbito
socioemocional, y que el colegio puede abordar a través de los distintos
dispositivos de ayuda: PIE, Convivencia escolar y redes comunales, de ser
necesario.
—¿Cómo han priorizado
el aprendizaje significativo de los alumnos?
—La priorización de
los aprendizajes se ha discutido con los docentes, tanto en los consejos de
profesores como en las reuniones de área que se realizan de forma sistemática
de manera virtual, en las que se han seguido los lineamientos emanados del
Ministerio de Educación.
Considerando lo anterior, las decisiones curriculares se han manejado en
tres ámbitos:
A. En un nivel macro, la revisión de las
Bases Curriculares como instrumento general, que sirve para determinar los
énfasis en los perfiles que se esperan para los alumnos de educación media, y a
partir de esos elementos esperados, decidir cuáles son los aspectos más relevantes
para la realidad actual, con especial énfasis en habilidades transversales.
B. En un nivel intermedio, con un análisis
exhaustivo de los programas de estudios de cada asignatura, para decidir cuáles
son los aprendizajes que son pilares del aprendizaje para este año, teniendo
presente el impacto que esas decisiones podrían tener en la trayectoria escolar
de nuestros estudiantes. En ese sentido, las decisiones implican elegir
aprendizajes que sean núcleos en habilidades y contenidos relevantes, y se orientan
a aquellos que puedan ser abordados en un trabajo más interdisciplinario en el
futuro.
C. Finalmente, en un plano más operativo,
cada docente entrega un cronograma mensual con la selección específica
(aprendizajes, habilidades, contenidos, estrategias de enseñanza virtual,
etc.).
Además, se han
tratado de modificar los formatos en los cuales los estudiantes reciben la
información, con un material que, siendo breve, apunta hacia una lógica de
autoaprendizaje, con explicaciones, glosarios, modelamiento de habilidades y
ejemplos de desarrollo de las actividades. También, los profesionales del
Equipo PIE han aportado sugerencias para que sean modificados y se adapten a
sus necesidades.
—¿De qué manera van a
trabajar la evaluación?
—La evaluación se
asocia a las modificaciones al Reglamento de Evaluación que se realizó el 2019
y que se enmarca en el decreto 67. En este sentido, se privilegiaron los
aspectos formativos; por ejemplo, fijar para las calificaciones parámetros de
aprobación por la entrega de materiales y estar en permanente contacto con los
estudiantes para monitorizar la evolución de los trabajos.
Destacan los docentes
del establecimiento dos claves en esa línea. En primer lugar, la importancia de
la retroalimentación a los estudiantes como práctica estratégica a distancia.
“La idea es evitar que las dudas permanezcan en el tiempo o se agudicen; para
ello, los docentes realizan videos explicativos de las dudas o realizan clases
con aquellos que pueden acceder a la tecnología de classroom; con aquellos que
no pueden, vía telefónica o WhatsApp de los profesores jefe”.
En segundo lugar,
explican, también asociado al decreto 67, se han realizado en las reuniones de
área, análisis de los resultados obtenidos por los estudiantes, a nivel
cualitativo; por ejemplo, habilidades más descendidas, acceso a la comprensión
de las instrucciones, calidad de los materiales que se envían, etc. El
resultado de ese proceso ha significado incorporar en esos temas mejoras que
favorezcan el aprendizaje a distancia. Por ejemplo, agregar recomendaciones
para precisar instrucciones, incorporar apoyos a las instrucciones, modelar
ejemplos que sean más explicativos, contextualizar los materiales a temas
atingentes, etc.
“En definitiva, tanto
la priorización curricular como la evaluación, se han adecuado tanto a las
sugerencias institucionales del Mineduc, como a la realidad que estamos
viviendo con los estudiantes. En la medida en que hemos analizado en conjunto
con todos los educadores las problemáticas del aprendizaje a distancia, hemos
tomado decisiones que promuevan tanto lo cognitivo como lo psicosocial, en un
trabajo integrador que nos permita acompañar las trayectorias escolares de la
mejor manera posible”.
Por: Marcela Paz Muñoz I.
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