domingo, 4 de agosto de 2019

Cuando trabajar es un castigo


El docente de la Facultad de Psicología de la UNR, Víctor Quiroga, evalúa el alcance del agotamiento en las escuelas públicas locales.
El síndrome de burnout (agotamiento, en inglés) fue reconocido este año por la Organización Mundial de la Salud como una enfermedad asociada al empleo. Los principales grupos de riesgo son los trabajadores de la educación, de la salud y los asistentes sociales quienes deben relacionarse con otras personas durante muchas horas.

Desde la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario, Víctor Quiroga está desarrollando un proyecto en escuelas públicas de la ciudad con el objetivo de medir y evaluar la prevalencia del síndrome y realizar una proyección de indicadores de burnout en docentes argentinos.
El Profesor de las cátedras "Psicología en el trabajo" y "Organizaciones e Instituciones" afirma que en un principio fue considerado como un estrés laboral crónico pero, según su visión, se trata de un opuesto al estrés. No genera fatiga física sino un desgaste que lleva a la persona a cuestionarse no sólo su trabajo sino también su vida.
"Quien padece burnout cuestiona su escala de valores y el mundo que se había armado. Tiene deseos de abandono y cambian sus prioridades".
"Si alguien se siente agotado, el médico le receta algún medicamento, descanso y luego puede volver a su trabajo pero en el caso de este síndrome, es peor porque continúa el propio proceso de ideaciones en su casa", explica. El burnout se expresa a través de tres dimensiones: una comportamental, visible, cuyos síntomas son el maltrato, la ironía, la falsedad. Otra es el cansancio emocional, con sensaciones negativas, imposibilidad de reconocer los afectos y expresar las emociones, tanto en el ambiente laboral como en el familiar y social. Y por último, en el área cognitiva, surgen planteos desde el abandono del trabajo hasta el suicidio.
"El que lo padece cuestiona su escala de valores y el mundo que se había armado. Lo que era prioridad deja de serlo y encuentra contraargumentos de todos los argumentos que tenía", dice Quiroga y aclara que esto no es de un día para otro pero sí empieza a manifestarse en algún momento. Considera que surge de una ecuación entre un tipo de personalidad y determinado ambiente de trabajo.
El burnout tiene etapas. Una de euforia, relacionada a la idealización de la profesión. Después, una de apatía y desencanto y alrededor de los nueve años, estancamiento, frustración y la posibilidad de abandonar el trabajo. Luego hay una etapa de sintomatología en la que puede diagnosticarse la enfermedad.
Para evaluarla se utiliza el cuestionario MBI-ES (Maslach Burnout Inventory - Educational Survey) compuesto de 22 preguntas y una escala donde no sólo se mide la frecuencia sino las intensidades de las acciones mencionadas. El trabajo de Quiroga está encuadrado en la psicología social y los diagnósticos que realizó son de tipo epidemiológico. Afirma que en los grupos testeados hay constantes como el cansancio emocional, la baja realización y la despersonalización, que oscilan entre un mínimo y un máximo de referencia. Su propuesta es crear un nomenclador a nivel nacional a partir de esos indicadores.
"A quien tiene esta patología parecería que el mundo le resbala, pero en realidad es un sufrimiento, esa persona no puede llegar al mundo".
 Cansancio emocional
Si bien el burnout es una patología antigua, su reciente reconocimiento tiene que ver con una nueva dinámica de sobrecarga laboral y una falta de elementos en la construcción subjetiva para afrontarla, según explica el Profesor. Justamente el cansancio emocional es ese bloqueo que genera la impotencia frente a determinadas situaciones. "A quien tiene esta patología parecería que el mundo le resbala, pero en realidad es un sufrimiento, no puede llegar al mundo".
La resignificación implícita del docente y el lugar de la escuela en la sociedad actual es una de las mayores problemáticas aún sin resolver por la que atraviesa el trabajador de la educación. La carga sobre el rol del docente abarca desde el deber de enseñar (en el sentido de transmitir conocimientos) hasta observar el comportamiento de los alumnos en las inmediaciones de la escuela.
Muchos maestros asisten a la higiene y el cuidado personal, controlan y vigilan las conductas de los alumnos en los recreos, prestan asistencia personalizada en las dificultades de aprendizaje, deben brindar una imagen de confianza y respeto para con los alumnos, pares y autoridades, así como también con los familiares y el resto de la comunidad. Y, por otra parte, están las tareas específicas del ámbito curricular que también se multiplicaron. Desde asistencia a seminarios de capacitación y formación, pasando por el cumplimiento de burocracia administrativa hasta el rol de consultor en gabinetes psicopedagógicos y psicológicos.
A esto se suma en los últimos años el tema de la violencia y la inseguridad de la que fueron víctimas las instituciones y los docentes dentro de la propia organización. Los hechos de vandalismo, robo y hurto así como la violencia y el maltrato entre compañeros ponen en vilo y alerta a la planta docente, produciendo cuestionamientos más allá de su rol específico.
"Que se puedan expresar los afectos dentro del lugar de trabajo ayuda a elaborar de otra manera esa violencia o lo que llega a la escuela".
La dinámica de grupos
Para el investigador de la UNR, el mejor tratamiento es el rearmado del grupo en el lugar de trabajo, tomar iniciativas para fortalecerlo y que se genere confianza. "Venimos de una tradición en la que los afectos quedan afuera de lo laboral pero es imposible contenerse durante 6 u 8 horas, eso se paga psicológicamente", afirma.
Y explica que hay estrategias de dinámica de grupos dentro de las organizaciones para que ellos mismos puedan dar una respuesta a las problemáticas que surgen: "Que se puedan expresar los afectos dentro del lugar de trabajo ayuda a elaborar de otra manera esa violencia o lo que burocráticamente llega a la escuela" Quiroga cree que debería haber un dispositivo grupal dentro de las instituciones, un espacio que permita hablar de los propios sentimientos, de las emociones, de las historias de vida. "Los problemas van a estar pero si hay confianza en el grupo, pueden afrontarse distinto".
El trabajo se encuadra dentro de una cantidad de estudios que viene realizando el docente de Psicología en los últimos años y tiene por objetivos validar el cuestionario Maslach utilizado en un sinnúmero de proyectos para evaluar el grupo de riesgo que conforma el colectivo docente. Asimismo, medir la prevalencia del síndrome de burnout en escuelas públicas de la ciudad de Rosario, analizar los datos recolectados por medio de entrevistas en profundidad y articularlos con los datos cuantitativos. Reconocer las posibles relaciones existentes y preexistentes a nivel social y organizacional que posibilitan la enfermedad así como también las estructuras individuales para explicar la aparición y desarrollo de este síndrome.


Por Victoria Arrabal
Fuente; https://www.pagina12.com.ar/209965-cuando-trabajar-es-un-castigo

martes, 28 de mayo de 2019

Para la OMS, hay riesgos en jugar mucho y trabajar demasiado



La adicción al videojuego es considerada "trastorno de dependencia". 
La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó en su lista de trastornos mentales al desgaste laboral, conocido popularmente como síndrome de burnout, y la adicción a los videojuegos, luego de que los Estados miembros acordaran su inclusión en la nueva versión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE).

La nueva CIE entrará en vigencia el 1º de enero de 2022, y fue aprobada por los Estados durante la 72º Asamblea Mundial de la Salud, que se realiza en Ginebra, Suiza. "Es la primera vez que el desgaste profesional entra en la clasificación" de la entidad, subrayó el vocero de la OMS, Tarik Jasarvic
En la nueva CIE, el desgaste por exceso de trabajo será incluido en la sección de “problemas asociados al empleo y desempleo”, y quedará definido como “agotamiento físico y mental debido al estrés crónico asociado con el trabajo y el desempleo”. Será reconocido en tanto como "un síndrome resultante de un estrés crónico en el trabajo que no fue gestionado con éxito" y “se refiere específicamente a fenómenos relativos al contexto profesional”, advirtió la entidad. Por ello, la categoría “no debe utilizarse para describir experiencias en otros ámbitos de la vida”.
De acuerdo con la OMS, el burnout se caracteriza por combinar "sensación de agotamiento", "cinismo o sentimientos negativos relacionados con su trabajo" y "eficacia profesional reducida".
Por otra parte, la adicción a los videojuegos, incluida en “trastornos de dependencia”, es definida como “un nuevo tipo de trastorno mental” que puede reconocerse en alguien “con entusiasmo excesivo para los juegos de computadora y video". Debe ser observable durante un año, a lo largo del cual "debe haber signos de un trastorno del juego que afecte negativamente a la familia, a la sociedad, a la educación, al profesional y a otras áreas de la vida”.

La OMS señaló que, en ambos casos, los trastornos identificados fueron incluidos en la CIE para que los profesionales de la salud y los Estados refuercen medidas de prevención y tratamientos. El burnout y la adicción a los videos juegos conforman cuadros de una gravedad tal que puede dar “lugar a un deterioro significativo a nivel personal, familiar, social, educativo, ocupacional o en otras áreas importantes de funcionamiento”. La lista fue elaborada a partir de conclusiones de expertas y expertos de la salud de todo el mundo.



El "burn-out" es una enfermedad y es más común de lo que se piensa


Así se denomina al desgaste profesional, que fue incluido en el catálogo de enfermedades por la Organización Mundial de la Salud. FOTO: CEDOC MÁS NOTICIAS DE SALUD Todas las actividades por el Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer Un poco de limpieza y minimalismo Apuntan a recomponer salarios ‘cien días antes’ de los comicios El desgaste profesional, conocido como "burn-out", fue incorporado en la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se utiliza para establecer tendencias y estadísticas sanitarias. Esta lista, confeccionada por la OMS, se basa en las conclusiones de expertos médicos de todo el mundo y fue adoptada por los Estados miembros de la OMS, reunidos desde el 20 de mayo en Ginebra en el marco de la Asamblea Mundial de la organización. 
Es la primera vez que el desgaste profesional entra en la clasificación, anunció un portavoz de la OMS, Tarik Jasarevic. El desgaste profesional, que fue incorporado a la sección de "problemas asociados" al empleo o al desempleo, y fue descrito como "un síndrome [...] resultante de un estrés crónico en el trabajo que no fue gestionado con éxito" y que se caracteriza por tres elementos: "una sensación de agotamiento", "cinismo o sentimientos negativos relacionados con su trabajo" y una "eficacia profesional reducida".

 Según un estudio, uno de cada cinco empleados altamente dedicados está en riesgo de sufrir agotamiento. El "burn-out" se está volviendo tan común en la sociedad actual que compañías de todo el mundo comenzaron a reducir su semana laboral y llegaron a descubrir que aquello conduce a una mayor productividad, a un personal más motivado y menos agotamiento. "Es mucho más saludable y hacemos un mejor trabajo si no estamos trabajando horas locas", dijo Jan Schulz-Hofen, fundador de la compañía de software Planio, que tiene una semana laboral de cuatro días. En Nueva Zelanda, la compañía de seguros Perpetual Guardian reportó una caída en el estrés y un salto en el compromiso del personal luego de que realizó una prueba de 32 horas a la semana este año.
Incluso en Japón, donde sus ciudadanos son "adictos" al trabajo, el gobierno está alentando a las empresas a dejar libres los lunes por la mañana, aunque otras iniciativas en el país para persuadir a los empleados de que lo tomen con calma tuvieron poco efecto. El Congreso de Sindicatos de Gran Bretaña (TUC) está presionando para que todo el país pase a tener una semana laboral de cuatro días para fines de siglo, una iniciativa apoyada por el opositor Partido Laborista. El TUC argumenta que una semana más corta es una forma en que los trabajadores pueden compartir la riqueza generada por las nuevas tecnologías como el aprendizaje automático y la robótica, al igual que ganaron el derecho al fin de semana libre durante la revolución industrial. “Reduciría el estrés de hacer malabarismos con la vida laboral y familiar y podría mejorar la igualdad de género. Las compañías que ya lo han probado dicen que es mejor para la productividad y el bienestar del personal ", dijo la jefa de economía de TUC, Kate Bell.

En tanto, Lucie Greene, de la consultora J. Walter Thompson, cree que el mundo está mostrando "una reacción violenta cada vez mayor contra el exceso de trabajo, subrayada por una ola de críticas luego de que el jefe de Tesla, Elon Musk, dijera que "nadie cambió el mundo trabajando 40 horas a la semana". La posibilidad de no llegar a cumplir sus metas de fabricación de autos eléctricos colocaron a Musk, fundador de Tesla –y de empresas como SpaceX y SolarCity– al borde del colapso. Con 120 horas de trabajo a la semana (esto es, más de 17 diarias), pasó de tener un estrés que lo mantenía alerta y motivado a otro que lo desgasta a él y a su empresa. En agosto del año pasado, en una entrevista con The New York Times, reconoció era víctima del "burn nout": "Este último año fue el más difícil y doloroso de mi carrera”. Cinco señales de que podrías estar sufriendo de agotamiento laboral: El registro de la OMS precisa que el desgaste profesional "se refiere específicamente a fenómenos relativos al contexto profesional y no debe utilizarse para describir experiencias en otros ámbitos de la vida". Las personas que sufren "burn-out" o que se dirigen hacia el agotamiento pueden experimentar los siguientes síntomas:
• Te sentís cansado, sin energía para hacer nada. Es posible que experimentes sueño perturbado y algunos síntomas parecidos a la gripe.
Tenés dificultades para concentrarte y sentís que tu mente se está alejando, quedándose aturdida durante horas y horas.
• Sentis irritación, frustración y con frecuencia sos muy autocrítico.
• Los supermercados, bancos y lugares similares comienzan a sentirse abrumadores: las luces son demasiado brillantes y hay demasiado ruido.
• Te sentís lejos de las cosas que solías amar.



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