A pesar de que el Síndrome de Burnout es un mal de la actualidad, ya tiene su historia ¿Cuáles fueron las primeras señales observadas? ¿Qué evidencias físicas se encontraron? ¿Qué dimensiones se estudian?
El concepto de Estrés encuentra los antecedentes de su
construcción hacia el siglo pasado en las inmediaciones de los años 30’s, cuando
un joven estudiante de segundo año de la carrera de medicina en la Universidad
de Praga, de 20 años de edad, Hans Selye, observó que muchos de los enfermos a
quienes estudiaba, presentaban síntomas comunes y generales: cansancio, pérdida
del apetito, baja de peso, entre otros. Esto llamó mucho la atención a Selye,
quien lo denominó el "Síndrome de estar Enfermo".
Una vez convertido en médico continuo realizando estudios
que le permitieron profundizar más en el tema. Con el paso del tiempo, surgió
la Psiconeuroinmunología, la cual es una disciplina que estudia la autorregulación
psicofisiológica del organismo; es decir, la interrelación entre los procesos
psicológicos y los tres sistemas que mantienen la homeostasis del organismo:
nervioso, endócrino e inmunológico.
Se ha descubierto que a un nivel biológico, el estrés tiene
que ver con mecanismos celulares y moleculares involucrados en estos procesos,
que son llamados interacciones neuroendocrino-inmunológicas. Estas
interacciones se caracterizan por la comunicación constante multidireccional y
concertada entre el sistema nervioso, el sistema endocrino y el sistema
inmunológico, mediada por una compleja red que incluye vías neurales y
mediadores solubles como citocinas, hormonas, neuropéptidos y sus receptores.
Ante los estímulos estresantes ya sean físicos o psicosociales
la red neuroendocrino-inmunológica se activa, provocando el estrés, que se
puede definir como la respuesta de alarma del organismo ante los eventos
productores de una “tensión” psicológica o biológica que rompa la homeostasis o
regulación.
Así, durante el estrés, las citocinas proinflamatorias
(moléculas características de la respuesta inmunológica) que se producen en
respuesta a un daño físico en el sitio de la lesión, o son liberadas por el
cerebro como consecuencia de un evento estresante de tipo emocional,
incrementan la actividad del sistema nervioso simpático, produciendo
noradrenalina (NA) y estimulando la médula de las glándulas suprarrenales para
liberar adrenalina (A) y activan al hipotálamo para que a través de la
hipófisis libere cortisol en la corteza de las glándulas suprarrenales.
Estos mediadores biológicos a su vez son capaces de
modificar otros parámetros físicos, incrementando la presión arterial, los
niveles de glucosa (azúcar) y colesterol en sangre, etc.
De esta manera, el trabajo pionero de Selye algunos años más
tarde lo llevó a definir el estrés ante la Organización Mundial
de la Salud como: "la respuesta no
específica del organismo a cualquier demanda del exterior".
A la vuelta de más de 50 años el concepto estrés ha cobrado
popularidad, particularmente en las sociedades occidentales, situación que ha
posibilitado su seguimiento y estudio en los contextos donde éste se presenta.
El fenómeno del estrés ha sido y es analizado desde
diferentes disciplinas, de tal forma que la Medicina y la Psicología, entre
otras ciencias al servicio del ser humano, han sido dos de las disciplinas
científicas que más han posado su mirada sobre el fenómeno y han estudiado sus
diferentes formas y contenidos, de manera particular en las organizaciones
humanas.
Como resultado de estas investigaciones, el contexto laboral
ha sido uno de los escenarios donde más se ha analizado el fenómeno del estrés,
dando como resultado el término estrés laboral o burnout, el cual fue
introducido en la literatura científica por Freudenberger como un término que
describía el desgaste laboral que experimentaban trabajadores de la salud
mental (psiquiátras, psicólogos, enfermeras) que laboraban en instituciones
donde se atendían adicciones. Este desgaste era atribuido principalmente al
constante contacto con los usuarios de estos servicios. Posteriormente, el
constructo fue investigado en otros contextos donde el trabajo implica
interactuar con personas. De manera por demás importante, se ha encontrado que
la docencia es la actividad que mayores posibilidades de estrés laboral puede
llegar a producir.
El burnout o estrés laboral está compuesto por tres
dimensiones. De acuerdo con Maslach se forma de cansancio emocional,
despersonalización e ineficacia (medida a través de la ausencia de logros
personales en el trabajo). La autora explica que el cansancio emocional es sin
duda el factor más característico del burnout, y se refiere a sensaciones de
agotamiento y de sentirse totalmente “quemado” por la carga de trabajo.
El segundo componente, la despersonalización, tiene que ver
con un distanciamiento entre la persona y las personas que reciben sus
servicios. En el caso de personas que tienen puestos directivos en
universidades, el distanciamiento se puede generar hacia los trabajadores que
coordinan o hacia los alumnos mismos, que son los usuarios finales. A menudo,
la despersonalización se convierte en actitudes cínicas hacia la actividad por
hacer, y en “cosificar” a las personas que atienden. Por último, la ineficacia
es la sensación de falta de logro laboral.
La relación entre los tres componentes ha sido motivo de
debate y aún no está del todo clara. La secuencia de cansancio emocional que
conduce a la despersonalización, es la relación que ha encontrado mayor respaldo
en las investigaciones realizadas (Maslach).
La relación con la ineficacia no es del todo evidente. Otros
autores como Taris han encontrado evidencia de que el estrés laboral sigue un
proceso evolutivo que hace que los tres factores estén conectados de manera
interrelacionada, de manera tal que altos niveles de cansancio emocional están
relacionados con altos niveles de despersonalización, y altos niveles de
despersonalización conducen a altos niveles de cansancio emocional y bajos
niveles de logro laboral.
En síntesis, los diversos estudios sobre el tema han
reconocido la existencia de una relación casi directa entre el estrés y
factores de incidencia laboral, tales como el establecimiento de relaciones
interpersonales en el trabajo, las presiones sobre resultados, la complicación
en la obtención y mantenimiento del empleo y la situación económica cada vez
más difícil, los cuales predisponen estados emocionales de estrés.
Evaluación de estrés laboral en directivos de una
Universidad privada del occidente de México: un estudio Exploratorio
Bernardo Enrique Roque Tovar,
Rodrigo González Araiza,
Raymundo Calderón Sánchez
Universidad del Valle de Atemajac
En ESTRÉS, BURNOUT Y BIENESTAR SUBJETIVO
Investigaciones sobre la salud mental de los agentes educativos
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