Construyendo un diálogo interno negativo, automáticamente contribuimos a que nos sintamos mal y se compliquen las situaciones, siendo que además nos estamos distorsionando la realidad. No tiene sentido que acabemos convirtiéndonos en algunas ocasiones en nuestros mayores enemigos por cómo procesamos la información. Los prejuicios de los que nos rodeamos, los puntos de vista con los que analizamos las situaciones, las creencias que nos guían, los juicios de valor que emitimos, cómo interpretamos las situaciones que vivimos, los autodiálogos que nos hablamos interiorizadamente, en ocasiones son pautas de conducta perturbadoras.
Conviene identificar estas formas de pensamiento que son perturbadoras para ir modificándolas, lo que nos ayudará a cambiar nuestras emociones y nuestro comportamiento. A continuación se indican algunas de éstas formas de pensar que ocasionan problemas:
Dejarse llevar por impresiones, suposiciones, opiniones, creencias, valoraciones subjetivas, que van más allá de los hechos y que suelen distorsionarlos.
Ejemplo: "Los alumnos no están por aprender y vienen a pasárselo bien".
Anticipar riesgos, dificultades y conflictos que pudieran aparecer y que no es probable que aparezcan. Ni siquiera es probable que se den.
Ejemplo: "Ya verás como se dan cuenta los alumnos de que no domino bien está parte de la materia".
Confundir posible y probable. Lo posible muchas veces es muy poco probable.
Ejemplo: "Evito las reuniones con padres por que son una fuente de problemas"
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Dejar volar el pensamiento, permitiendo que se aleje de lo que estamos haciendo, lo que resta eficacia, es fuente de malestar y ocasiona nuevos problemas.
Ejemplo: "No puedo dejar de pensar en el disgusto que he tenido con mi hijo".
Caer en autodiálogos recurrentes que nos recrean en nuestro malestar o mala fortuna, alejándonos de la posibilidad de resolver y superar dicha situación.
Ejemplo: "No tolero a aquellos alumnos que no quieren hacer nada".
Hacer afirmaciones rotundas que siempre son exageraciones a partir de algún hecho. Son afirmaciones con "siempre", "nunca", "jamás", "nadie", "todo el mundo", "absolutamente", "la gente", etc...
Ejemplo: "Jamás podré controlar los problemas que tengo en el aula".
Hacer afirmaciones con "tendría" o "debería". Transmiten connotaciones de que se trata de una expectativa muy importante para uno, no sintiéndose capaz de alcanzarla, y que no perdonándoselo.
Ejemplo: "Tendría que tomarme las cosas de otra forma; tendría que resolver mejor los conflictos en el aula"
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Hacer afirmaciones con "y si...". Es una forma de abrir la puerta para que nuestros temores se hagan realidad. Cuando anticipamos alguna dificultad, organizamos nuestro comportamiento, sin querer, de forma que contribuimos a que ello ocurra.
Ejemplo: "Y si me toman el pelo".
Hacer afirmaciones con "pero...". Muchos autodiálogos de tipo positivo quedan condenados o anulados por una segunda afirmación introducida por "pero".
Ejemplo: "Parece que hoy han estado más trabajadores, pero será que la clase era a primera hora y, de todas formas, ya veremos lo que dura".
Fijar grandes metas y a largo plazo, que refuerzan su carácter de lejanas e inaccesibles.
Ejemplo: "He de conseguir que todos los alumnos/as se interesen por mi matera o área".
Atender especialmente a los conflictos, dificultades, preocupaciones, o cualquier otro aspecto desagradable de las situaciones o de las personas.
Ejemplo: "He tenido un enfrentamiento con otro profesor, un compañero, y no puedo desconectar fácilmente de lo que pasó. Ya verás como volvemos a chocar".
Dar más importancia, atender o cuidar más el posible resultado que el proceso, la ejecución o la tarea para lograrlo.
Estar excesivamente pendiente de uno mismo, con continuos autodiálogos sobre sí mismo. Practicar una atención "interna", en el que el centro de interés suele ser siempre uno mismo.
Evitar tomar decisiones o hacer frente a los problemas. Esperar a que sea el tiempo el que dicte las soluciones.
Insistir en solucionar un conflicto, dificultad o problema que no tiene solución o que su solución no está en las propias manos.
Explicar habitualmente el fracaso o el éxito tanto desde uno mismo como desde los demás.
Preocuparse de forma recurrente, obsesivamente, de los problemas. Darles excesivas "vueltas", olvidándose de que dicha situación conflictiva se puede resolver.
Focalizar la atención sobre las preocupaciones, temores, dudas, llegando a retirarla de la tarea, la ejecución, etc…
Analizar continuamente el comportamiento de uno mismo con la intención de detectar posibles errores. Ser autocrítico por sistema.
Atender excesivamente y tener muy presentes aquellas cualidades personales de las que uno no se siente satisfecho, es decir a lo que a uno no le gusta de sí mismo.
Ser excesivamente perfeccionista. Tener unas expectativas muy elevadas, lo que muy probablemente provoca decepción. Tratar de hacerlo todo de forma casi perfecta.
Ponerse a la defensiva o no aceptar las críticas y discrepancias.
Atender a lo que aún queda por superar más que a lo que ya se ha conseguido, logrado o superado. Ello desanima, invita al desánimo y al abandono, no favoreciendo para nada la autoestima.
Valorar todo de forma bipolar, es decir bueno o malo, bonito o feo, afín u opuesto. Incluso, tener que valorar todo con agrado o desagrado. Las cosas son como son, sin ser necesariamente buenas o malas. Este aspecto es una forma de percibirlas que lo añadimos las personas.
Realizar atribuciones erróneas. Explicar los acontecimientos que se dan en torno a nosotros de forma sesgada, poco objetiva.
Identificarse con los pensamientos o autodiálogos de tipo irracional. Son expectativas de tipo irracional aquéllas que van contra la lógica o la razón, cuyas probabilidades de darse son mínimas. En realidad, identificarse con este tipo de expectativas es apuntarse a vivir decepcionado. Los autodiálogos irracionales más comunes son los siguientes:
Todos me deben apreciar
Es terrible cometer errores
Es terrible que las cosas salgan mal.
No puedo controlar mis emociones.
Debería estar más atento a las situaciones de conflicto o peligro.
Es demasiado difícil lograr autodisciplina.
No soporto cómo actúan los demás.
No puedo cambiar mi forma de ser.
Situaciones que he vivido anteriormente siempre me van a afectar.
Existe una solución ideal para cada problema.
Debería hacerlo mejor que los demás.
Si los demás me critican es que he cometido un error.
No puedo cambiar mis pensamientos o la forma de tomarme las cosas.
Debería ayudar siempre en aquello que requiere ayuda.
Nunca debo mostrarme débil.
Es mejor no esperar nada ya que así te puedes encontrar sorpresas agradables y no decepciones.
Los demás no se alteran tanto como yo.
Nunca debería herir a nadie.
Las personas fuertes no piden ayuda.
Debo disimular mi ignorancia cuando desconozco algo.
Sólo puedo hacer las cosas cuando estoy de ánimo.
No es bueno pedir favores.
Posible es lo mismo que probable.
Soy inferior a los demás.
Siempre soy el centro de atención
No entiendo por qué otras personas actúan o son de esa manera
Renunciar es la mejor estrategia para no sufrir
Debo estar totalmente seguro antes de tomar una decisión
Uno debe tener garantías antes de actuar
Es deseable estar a bien con todo el mundo
El cambio no es algo normal o natural.
Es esencial saber el por qué de todo.
Siempre hay algo detrás del comportamiento de los demás.
Las personas deberían confiar en mí.
Debería estar siempre animado o contento.
Soy "gafe", no tengo "suerte", está escrito en "mi destino"
Enfrentarme a los problemas es muy duro y me hace mucho mal.
Aspiro a vivir sin problemas.
Debería haber más justicia, "no es justo".
Siempre es mejor ser totalmente sincero.
No tengo problemas.
Aspiro a vivir sin problemas.
La ansiedad es muy peligrosa.
Con fuerza de voluntad se resuelve cualquier problema.
Autor
José Carrascosa Oltra
Fuente http://www.edu.gva.es/per/docs/rlestres_2.pdf
Edita:
GENERALITAT VALENCIANA CONSELLERIA DE CULTURA Y EDUCACIÓN.
Dirección General de Ordenación, Innovación Educativa y Política Lingüístiuca. Servicio de Formación del Profesorado.
2 comentarios:
Muchas de las cosas que creemos ver en nuestros alumnos están únicamente en nuestra mente... y lo mismo pasa en todos los aspectos de la vida... con los vecinos, los conocidos o no... simples prejuicios.
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