El “estrés malo” está en las escuelas, y se quedará ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo enfrentarlo? En el siguiente artículo, Joaquín Rocha, Psicólogo, Especialista en Educación para la Comunicación , nos aconseja sobre el tema.
El burn out es una patología de orden psicológico que afecta el equilibrio emocional, físico y cognitivo de un persona. Casi siempre se da en el área laboral por eso muchos autores lo consideran producto de exigencias y presiones de las empresas y organizaciones sobre los individuos. Aunque también se da en familiares o amigos que deben cuidar a una persona enferma o con deterioro.
Es también llamado síndrome de desgaste profesional, síndrome del trabajador degastado, síndrome del quemado entre muchas otras denominaciones. Todas denominan lo mismo: un padecimiento psicosomático como respuesta a un estrés prolongado con gran sobrecarga emocional.
Se manifiesta en aquellas situaciones donde los individuos son exigidos en forma excesiva y no encuentran solución a todo los que se les presentan. Muchas de las veces estas exigencias se han vuelto un hábito inconsciente y socialmente valorado.
Los más afectados son los profesionales de la salud y los de la educación.
El psiquiatra Herbert Freudenberger, el primero en describir este síndrome, lo define “como una sensación de fracaso y una existencia agotada o gastada, que resultaba de una sobrecarga por exigencia de energía, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador”. Este autor afirmaba que la “adicción al trabajo” era la principal causa.
La logoterapista Dides Lliana Hernández Silveria* sostiene que el común denominador, entre los pacientes que padecen este síndrome, “está referido a que fueron perdiendo lentamente la confianza en si mismos ante la falta de sentido en la vida más allá del ámbito laboral o hallaron hechos decepcionantes e insuficientes. Son personas que se les cuestiono y subestimó la tarea de su vida o cuyo objetivo en la vida fue maltratado.*
Frente a esto se hace necesario, aquel que padece o está a los comienzos del burn out, la búsqueda de estrategias que produzcan un andamiaje que le faciliten minimizar los efectos negativos del síndrome tales como la perdida de empatía, depresiones o enfermedades psicosomáticas.
Varios autores, entre los que se encuentran Viktor Frankl, coinciden en que lo que produce este deterioro no es lo que sucede sino como se toma o se enfrenta a lo que sucede.
En primer lugar es importante un manejo apropiado en la resolución de conflictos y en la asertividad. El respeto por uno y el hacerse respetar respetando al otro es vital.
De esta manera comienzan a diluirse los sentimientos de desamparo, fracaso e impotencia.
Tomarse un tiempo para la relajación y encontrar espacios para el encuentro con otros/as que estén en las mismas condiciones actúa como una excelente prevención y cura. Ayuda a la reconstrucción de la autoestima y a la desaparición del cansancio, dolores osteomusculares, cefalea y hasta insomnio que acompañan al proceso de degaste de este síndrome.
Se debe tener en cuenta el proponerse objetivos cuya consecución sea factible. Adoptar flexibilidad frente a los cambios y producir modificaciones en la rutina cotidiana para encontrar un equilibrio entre la vida personal y la profesional.
Darse cuenta y pedir ayuda a tiempo es condición para la apropiación de una sanidad.
“Avivar el descubrimiento y la búsqueda de sentido, como una oportunidad, un camino diferente de la vida, es siempre un desafío. Son pacientes agotados y desganados, llenos de insatisfacción y un gran sentimiento de inutilidad, requieren estimulo constante y poder objetivar logros. Por, sobre todo, necesitan orientación y valoración del sentido en la vida.”*
El autoconocimiento personal es base para resolver las dificultades y problemas que se presentan diariamente como así también la búsqueda de recursos para poder adaptarse a los tiempos que a cada uno le toca vivir.
Se debe tener siempre presente que una buena salud psíquica y física depende de cada uno y de lo que haga para conservarla.
* Dides Lliana Hernández Silveria – El común denominador. Estrategias de abordaje cognitivo en adultos con deterioro. 1° ed.- Buenos Aires: San Pablo, 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario