El “estrés malo” es una amenaza para los docentes ¿Cómo lograr un estado de bienestar? ¿Qué competencias desarrollar? En el marco del método de Inteligencia Emocional, en los siguientes párrafos el Dr. Hue se aboca a la capacidad de conocer a los demás.
El bienestar docente requiere poseer competencias referidas
a los demás. El conocimiento de los demás será la primera de ellas y se basa en
la denominada inteligencia social que se fundamenta en estudios como los que
describe Damasio. Morgado nos dice que “por
inteligencia social entendemos la capacidad de un individuo para relacionarse
satisfactoriamente con los demás, generando apego y cooperación y evitando
conflictos”. Goleman, por su parte, señala que existen dos circuitos o vías
que son responsables de la conducta interpersonal: la vía inferior que guarda
relación con los aspectos inconscientes, y, por ello, mucho más rápida en las
relaciones interpersonales y que tienen su sede en las llamadas neuronas
espejo; y la vía superior que tiene relación con los aspectos conscientes de
las relaciones interpersonales y que se rige especialmente por la corteza
orbitofrontal.
Partiendo de los planteamientos de la inteligencia social el
método de pensamiento emocional desarrolla un conjunto de ejercicios para
alcanzar el conocimiento de los demás. Para ello, nos propone conocer las
características de los alumnos, algo básico para conseguir hacernos con los
alumnos. Señalaba Mc. Court la necesidad que tenemos los docentes de aprender
las características de todos los alumnos, en especial de aquellos que pueden
ser más conflictivos en clase. También es importante el conocimiento de las
aptitudes diferenciales de cada uno de ellos, así como de sus diferentes
estilos de aprendizaje para lo que el método de pensamiento emocional nos
refiere al trabajo elaborado por Alonso que recoge cuatro estilos: activo,
reflexivo, pragmático y teórico, aunque su estudio se centra con los alumnos
universitarios. Del mismo modo, se hace imprescindible conocer sus intereses
centrados fundamentalmente en la relación con los compañeros (Cook), en
aprender aquellos aspectos relevantes para su vida personal o profesional
(Day), o el deseo de obtener calificaciones positivas, preservar e incrementar
su autoestima (Alonso Tapia). O, simplemente la aceptación, la atención y ayuda
del profesor.
Otro aspecto importante que el método de pensamiento
emocional presenta dentro de esta competencia es el desarrollo de la empatía. La empatía,
nos dicen (López y otros) es “la capacidad
de darse cuenta de lo que las otras personas están sintiendo y compartir estos
sentimientos en algún grado”. Nos dice Damasio que las investigaciones más
recientes en neurofisiología nos indican que la base de la empatía se
encuentra, en zonas concretas de nuestro cerebro. En este sentido, Morgado nos
habla de que cuando imitamos las emociones de otras personas se activan las
mismas regiones de la corteza cerebral que las procesan. Por tanto, la fuerza
de la empatía, veremos, es el motor fundamental del aula y la base una de las
bases más sólidas sobre las que se fundamenta el bienestar de los docentes.
Para conseguir esta empatía el método de pensamiento
emocional se basa en dos aspectos importantes. El primero de ellos, ya lo hemos
considerado, el conocimiento de las características de los alumnos; el segundo
será la comunicación total o dialogicidad (Freire).
El aula, el centro educativo son en suma un acto de
comunicación. Por este motivo, todos los métodos señalan la importancia de los
diferentes elementos que intervienen en la comunicación en el aula. Sin
embargo, el método de pensamiento emocional presenta además de los elementos
tradicionales el término de la modificación como elemento esencial en la
comunicación total que lleva a la empatía.
Se afirma con esta figura que sólo se establece comunicación
entre dos personas si como fruto del feedback existe algún tipo de modificación
en el emisor, en nuestro caso, en el docente. De no existir modificación
alguna, no habría comunicación.
Por otro lado, este método va a desarrollar todo tipo de
ejercicios que mejoren tanto la comunicación verbal, como la comunicación no
verbal. Respecto de la comunicación verbal este método desarrolla algunos
puntos que nos presentan Molinar y Velázquez como son: aprender a escuchar; dar
valor a nuestras palabras; utilizar un lenguaje claro y apropiado; usar
ejemplos; considerar los sentimientos y emociones; y preocuparse porque la otra
persona entienda. Respecto de la comunicación no verbal el método presenta un conjunto
de ejercicios destinados a valorar la importancia de cómo nos presentamos en
clase delante de los alumnos, a que utilicemos el espejo, la videocámara, la
evaluación de nuestros propios compañeros u otros ejercicios.
El método de pensamiento emocional hace una especial
incidencia en analizar y modificar nuestro estilo de comunicación haciéndolo
cada vez más asertivo. Por otra parte, la comunicación es en opinión de Esteve el
mejor vehículo para la autorrealización del profesor y, por ende, para alcanzar
el mejor bienestar docente.
Extraído de:
Hué, C. (2012).
Bienestar docente y pensamiento emocional. Revista Fuentes, 12, 47-68.
Sobre el autor:
Licenciado en
Psicología y Pedagogía por la Universidad Complutense
de Madrid en 1974 y 1975 respectivamente, y Doctor en Ciencias de la Educación
por la Universidad de Barcelona en 1994.
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