El burnout llegó a las aulas para quedarse ¿Qué se puede hacer para hacerle frente? ¿Qué estrategias se pueden utilizar? ¿Cuáles son las acciones orientadas hacia el individuo? ¿Qué estrategias sociales se pueden aplicar? ¿Cuáles aplicar desde las instituciones?
Actualmente, las estrategias y técnicas de intervención se
basan en los diversos métodos y conocimientos desarrollados para afrontar y
manejar el estrés. La mayoría de los programas se centran en hacer ver a los
trabajadores la importancia de prevenir los factores de riesgo con el fin de
que conozcan el problema, así como en el entrenamiento en aspectos específicos
(afrontamiento, reestructuración cognitiva, organización del tiempo, estilos de
vida, etc.).
Entre los primeros que plantearon un modelo con los pasos a
seguir se encuentra Paine, que determinó los cuatro siguientes:
1) Identificar el Burnout.
2) Prevenirlo mediante información y afrontamiento.
3) Mediar para reducir o invertir el proceso que conduce al
desarrollo de síndrome.
4) Restablecer, es decir, aplicar un tratamiento a los
trabajadores diagnosticados.
En 1999, Ramos planteó diversas estrategias de intervención
en personas ya diagnosticadas, que en resumen son:
1) Modificar los procesos cognitivos de autoevaluación de
los profesionales (entrenamiento en técnicas de afrontamiento, principalmente a
las orientadas a la tarea/solución de problemas).
2) Desarrollar estrategias cognitivo-conductuales que
eliminen o neutralicen las consecuencias del Burnout.
3) Desarrollar habilidades de comunicación interpersonal,
habilidades sociales y asertividad.
4) Fortalecer las redes de apoyo social.
5) Disminuir y, si es posible, eliminar los estresores
organizacionales.
Ramos valoró también los distintos niveles de intervención,
distiguiendo:
A) Individual, fortalecimiento de la persona para el
afrontamiento al estrés laboral.
B) Interpersonal, relacionado con la formación en
habilidades sociales y desarrollo del apoyo social en el contexto laboral.
C) Organizacional, en referencia a la eliminación o
disminución de estresores en el trabajo.
Peiró, Ramos y Gonzales-Romá, clasifican los programas de
intervención en tres niveles: individual, organizacional e interfaz
individuo-organización, y también los clasifican por el objeto de cambio:
control de estresores (nivel organizacional), procesos de apreciación (nivel
social) o estrategias de afrontamiento (nivel organizacional). Las estrategias
de cada uno se desarrollarán en los siguientes apartados.
Estrategias
orientadas al individuo
Las estrategias individuales se centran en la adquisición y
mejora de las formas de afrontamiento. Estas estrategias se pueden dividir
formando dos tipos de programas de intervención orientados al individuo:
1. Programas dirigidos a las estrategias instrumentales,
centrados en la solución de problemas, por ejemplo, entrenamiento en la
adquisición de habilidades de solución de problemas, asertividad, organización
y manejo del tiempo, optimización de la comunicación, relaciones sociales,
estilo de vida.
2. Programas dirigidos a estrategias paliativas, que tienen
como objetivo la adquisición y desarrollo de habilidades para el manejo de las
emociones asociadas, por ejemplo, entrenamiento en relajación, expresión de la
ira, de la hostilidad, manejo de sentimientos de culpa.
Por lo tanto, las estrategias recomendadas desde esta
perspectiva son: el aumento de la competencia profesional (formación
continuada), rediseño de la ejecución, organización personal, planificación de
ocio y tiempo libre (distracción extralaboral: ejercicios, relajación,
deportes, hobby), tomar descansos-pausas en el trabajo, uso eficaz del tiempo,
plantear objetivos reales y alcanzables, habilidades de comunicación. Poter
también recomienda el manejo del humor como medio para adquirir el control de
los pensamientos y las emociones. Como último recurso se aconseja cambiar de
puesto de trabajo dentro o fuera de la institución para que el individuo no
llegue al abandono de la
profesión. También hay que tener presente la posibilidad de
tratamiento psicoterapéutico o farmacológico en caso necesario.
Ramos y Manassero & cols. complementan las técnicas de
intervención y programas de prevención y tratamiento individual del Burnout.
Entre ellas destacan:
1. Ejercicio Físico, por su efecto tranquilizante y por su
efecto ansiolítico.
2. Técnicas de Relajación, las más aplicadas y conocidas
para los clientes. La relajación muscular induce a la relajación mental.
3. Biofeedback, técnicas de entrenamiento para el
autocontrol voluntario de ciertas funciones corporales (ritmo cardiaco, ondas
cerebrales, presión sanguínea y tensión muscular), con el fin de reducir la
tensión y los síntomas somáticos relacionados con el estrés.
4. Técnicas Cognitivas, cuyo objetivo es que el sujeto
reevalúe y reestructure las situaciones estresantes o problemáticas de manera
que pueda afrontarlas con mayor eficacia, controlando su reacción frente a los
factores estresantes.
5. Inoculación del estrés, una técnica que prepara a la
persona, mediante un ejercicio simulado y progresivo, para soportar las
situaciones de estrés.
6. Desensibilización Sistemática, con el objetivo de que la
persona supere la ansiedad ante situaciones concretas por medio de una
aproximación gradual al estímulo estresante hasta que se elimine la ansiedad.
Estrategias sociales
Son muy pocos los estudios que se centran en el desarrollo
de habilidades sociales para la prevención y tratamiento del Burnout, pero hay
acuerdo generalizado en la importancia del apoyo social, de la comprensión del
entorno y de las estrategias relacionales del sujeto. Por lo tanto, una de las
primeras recomendaciones en la actuación es fomentar el apoyo social de los
grupos sociales con los que el sujeto tenga relación, de manera que sea
consciente de que hay en su entorno quien realiza esfuerzo para apoyarle y
comprenderle, aunque sea en su ámbito laboral, en que ha de constatar que se
valora su trabajo. En nuestro ámbito, se constata la importancia de la
integración en los grupos de familiares de Alzheimer, en los que aunque no
existen programas específicos contra el Burnout, es constante la atención para
descubrirlo en fases preliminares y así poder derivar la actuación.
Estrategias
organizacionales
Cada día más hay acuerdo en que muchas de las fuentes de
donde deriva el Burnout están fuera del sujeto, en la organización. Como
hemos visto, ésta ha sido la vertiente social, no individual, más estudiada,
pues interesa a las empresas; sin embargo, en nuestro caso, las asociaciones de
familiares son precisamente lo contrario –lo que siempre se refleja como
positivo en nuestro estudio empírico-; podrían denominarse asociaciones para
luchar contra el Burnout, pero también hay que tener en cuenta que al centrarse
sobre enfermos y familiares que actúan en el entorno de la enfermedad, es
difícil llegar a otros elementos fomentadores del Burnout, especialmente los
relacionados con el centro de trabajo y las condiciones laborales.
No obstante, cada vez más se reconoce la importancia de una
buena y exhaustiva información sobre familias y grupos en que puede apoyarse el
sujeto, con el fin de orientarle hacia ellos. Pero hay que tener mucho cuidado
para que la intervención no empeore la situación, ya que todo cambio es fuente
potencial de estrés. Los programas deben ser implantados con cuidado, precisión
y rigor.
Extraído de:
Martínez Pérez, Anabella (2010). El síndrome de Burnout.
Evolución conceptual y estado actual de la cuestión. Vivat Academia.
nº 112. Septiembre. 2010.
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