Estrategias de
intervención sobre el burnout.
Son escasos los estudios centrados en qué estrategias de
intervención son las mejores para solucionar el burnout en las personas
afectadas, ya que a pesar de ser más de veinte años los que se llevan
investigando acerca del síndrome, todavía hoy los trabajos se orientan a la
descripción del síndrome, o bien a la consecución de un instrumento de medida
del mismo. En cualquier caso, describimos a continuación brevemente algunas de
las intervenciones que se han planteado, si bien esto no significa que siempre
se hayan puesto en práctica, así en algunos casos se ha teorizado al respecto
planteando los autores aquellas que creen más eficaces para reducir los niveles
de burnout:
Adecuada
comunicación.
Freudenberger planteaba que una forma de disminuir el
impacto del burnout sería establecer una adecuada comunicación, entendida como
la mejora de los canales de comunicación existentes en la organización, tanto
en sentido vertical (supervisores) como horizontal (compañeros), lo que
permitiría mayor claridad en el desempeño del trabajo, un establecimiento de
recompensas adecuado, una igualación de las expectativas potenciales y reales
y, como consecuencia de lo anterior, una mayor satisfacción en el trabajo. En
definitiva, el autor parte de la hipótesis de que el establecimiento de una
adecuada comunicación va a permitir un mejoramiento general de las condiciones
del trabajo. En esta misma línea se sitúan Sarros y Densten al plantear el
feedback positivo como una de las mejores estrategias para la disminución del
síndrome.
Abordar los procesos
inconscientes relacionados con el burnout.
Garden señala que una vez que se conozca la naturaleza
precisa de los procesos no conscientes que subyacen al burnout la intervención
habrá que dirigirla a estos procesos con un programa terapéutico similar al que
se efectuaría ante cualquier otro problema psicológico. Recordemos que la
autora, si bien acepta la influencia negativa del contexto organizacional en la
génesis del síndrome, otorga a las características de personalidad de una
importancia fundamental en el desarrollo del mismo, de ah í que su
planteamiento de intervención sea con un enfoque clínico de carácter más
clásico.
Inoculación de
estrés.
Recientemente, Freedy y Hobfoll han planteado como técnica
terapéutica para la solución del burnout la inoculación del estrés, ya que
parten del supuesto de que burnout y estrés laboral son un mismo síndrome y, en
tanto que estrés laboral es un tipo de estrés y la técnica se ha mostrado
efectiva para su tratamiento; sugieren que la aplicación de la misma y la
mejora del estado psicológico del individuo es una consecuencia lógica. En este
planteamiento subyace el concepto de que burnout, como cualquier otro problema
psicológico, debe ser afrontado desde la perspectiva clínica habitual, obviando
la complejidad del síndrome que otros autores plantean, como hemos visto a lo
largo del capítulo, y que harían del burnout "algo" más complejo que
un simple "problema psicológico". Los autores lo aplican a un grupo
de sujetos que sufrían burnout, obteniendo unos resultados esperanzadores.
Rotación.
Hiscott y Connop, desde una perspectiva organizacional,
mantienen que una forma de solucionar el burnout es establecer rotaciones
regulares entre los trabajadores afectados de burnout, que permitan reducir los
efectos acumulativos de los estresores laborales. Lógicamente, si conseguimos
que un trabajador disponga de una movilidad efectiva cuando las variables predictoras
del burnout (inadecuados canales de comunicación, falta de recompensas,
inadecuación de las expectativas, entre otras) están afectando al trabajador,
éste podrá "escapar" del síndrome en otro puesto de trabajo. Esta
estrategia, en principio es adecuada cuando son las variables organizacionales,
básicamente, las que están incidiendo en la aparición y mantenimiento del
burnout, y cuando estas variables se concentran en un puesto de trabajo
determinado. Desconocemos los efectos beneficiosos que puede tener este
planteamiento cuando las variables que afectan al individuo son,
fundamentalmente, personales o cuando, a pesar de ser las de tipo
organizacional las que predominan, afectan a toda la estructura laboral y,
consecuentemente, a todos los puestos que el individuo puede desempeñar.
Terapia racional
emotiva.
Ursprung señala que puesto que en el burnout están mediando
pensamientos irracionales provocados por los diferentes eventos estresantes, se
hace necesario hacer frente al síndrome mediante reestructuración cognitiva que
permita combatir los pensamientos generadores de la situación aversiva en la
que se encuentra, y que ayude a dotar al individuo de estrategias de
afrontamiento efectivas para superar su situación.
Programa de
intervención amplio.
Varios investigadores sugieren, a partir de amplias
revisiones sobre el tema, que para hacerle frente al burnout no es suficiente
con técnicas terapéuticas clásicas, sino que, puesto que se trata de un
síndrome complejo y amplio en cuanto a sus causas y consecuencias, también la
intervención que se ponga en marcha debe ser planificada con este carácter
amplio. Comprenden que desde el punto de vista más clínico, cuando la
incidencia de las variables personales son muy claras, un programa de este tipo
deber á reunir un conjunto de estrategias terapéuticas ya conocidas en cuanto a
su efectividad (inoculación de estrés, modificación de conducta, técnicas
racionales, entre otras), pero ya que las variables organizacionales son muy
relevantes cuando el burnout se conceptualiza en el contexto organizacional,
los programas de intervención tendrán que enfocarse desde esta perspectiva:
mejorar los canales de comunicación horizontales y verticales, establecer un
adecuado sistema de recompensas, promover profesionalmente a los trabajadores
intentando igualar las expectativas personales con las organizacionales, buscar
la satisfacción en el trabajo, etc.
A nuestro juicio, probablemente, esta última línea de
intervención sea la más adecuada a la hora de manejar el problema del burnout
dada la compleja caracterización del síndrome, aunque las investigaciones en
esta línea no han sido muy abundantes, quedando pendiente comprobar la
efectividad de este planteamiento, as í como de cualquier otro que se describa
en relación a la búsqueda de soluciones para el burnout padecido por los
individuos.
Para terminar este apartado podemos citar el reciente
trabajo de Richardsen y Burke, en el cual los autores marcan una serie de
objetivos de intervención según el marco teórico desde donde situemos el
estudio del síndrome, como es la propuesta de Sánchez Caro que plantea ante el
fenómeno burnout, una combinación de terapia psicológica (psicoterapia dirigida
a corregir disfunciones cognitivo-emocionales) y terapia farmacológica
(ansiolíticos y antidepresivos), y que considera la estrategia de intervención
óptima.
Tomado sobre investigación de:
Enrique J. Garcés de Los Fayos Ruiz
- Profesor de la Universidad de Murcia (Facultad de Psicología),
desde 1994
- Doctor en Psicología por la Universidad de Murcia en 1999
- Autor de diferentes libros, artículos y participaciones en
Congresos nacionales e internacionales.
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