Muchas veces nos referimos al “estrés”, aunque tal vez no hacemos referencia al mismo objeto ¿Qué significa “estrés”? y siguiendo con la línea del tema ¿Qué significa el “afrontamiento del estrés”?
Diversas posturas psicológicas se han ocupado de definir el
concepto de estrés, mencionándolo como un proceso complejo de activación psicofisiológica,
que prepara al individuo para emitir reacciones que resultan adaptativas y
desadaptativas según sea su forma de afrontamiento ante un hecho establecido.
Lazarus y Folkman definen el estrés como una relación
particular entre el individuo y el entorno, el cual es evaluado por el primero como
amenazante o desbordante de sus recursos y por lo tanto peligroso para su
bienestar. Dentro de su definición enfatizan en dos procesos básicos
relacionados con las manifestaciones de estrés: La evaluación cognitiva y el
proceso de afrontamiento.
La evaluación cognitiva tiene dos momentos específicos: La evaluación
primaria y la evaluación secundaria. En la primera evaluación, el sujeto valora
la magnitud del evento que se le presenta. Para que se genere una reacción de
estrés, se debe percibir amenaza, daño/pérdida o riesgo, de tal modo que se
haga una valoración negativa del evento en términos de perjuicio.
En la percepción amenaza, hay una posibilidad (real o
imaginaria) de peligro, ante la cual el sujeto debe anticiparse para no sufrir el
eventual daño. En el daño/pérdida se halla la presencia de prejuicios causados,
que el sujeto debe reponer, para reestablecer su estado de bienestar. En el
riesgo, el sujeto se enfrenta a una situación que le genera una doble
posibilidad: éxito o peligro, lo que representa un desafío de superación para
el individuo.
En cualquiera de las situaciones, el sujeto debe generar acciones
de afrontamiento que le permitan anticipar, reponer o enfrentar la situación
percibida como peligrosa.
La valoración de las estrategias de afrontamiento con que cuenta
la persona para hacer frente a la situación, se relaciona con la evaluación secundaria.
En esta, el sujeto establece con qué herramientas cuenta para sortear la
situación y genera una acción determinada.
Cuando la percepción de la situación es de perjuicio o peligro
y se da una pobre valoración de las estrategias de afrontamiento del sujeto, se
genera una reacción de estrés, que conlleva a una sobre activación que puede resultar
desadaptativa si afecta el desempeño y bienestar de la persona ante el hecho
específico que afronta.
En este sentido, cobra importancia el concepto de
“vulnerabilidad psicológica”, tomada no solo como la insuficiencia de recursos de
afrontamiento, sino como una fragilidad determinada por la relación entre la
importancia que las consecuencias tengan para el individuo y los recursos con
que disponga para evitar la amenaza de tales consecuencias. De esta forma, la
susceptibilidad a reacciones con manifestaciones de estrés está asociada con un
conjunto de factores personales entre los que incluyen los intereses, las
creencias, los afectos y los recursos.
Los intereses se refieren al compromiso que tiene el sujeto con
la situación. Entre
más comprometida esté la persona con la situación, más significativa resultará la
valoración que haga de ésta, y más vulnerable será el individuo a generar
reacciones de estrés ante la eventualidad de posibles perjuicios.
Las creencias son configuraciones cognitivas o nociones preexistentes
de la realidad, formadas por el individuo de acuerdo con sus marcos referenciales,
y cuya función, en relación con los eventos estresantes, es determinar la
percepción y el sentido atribuido a las situaciones del entorno.
Los efectos están relacionados con el vínculo emocional que
tiene el sujeto con la situación que derivan en formas de vínculo con la misma. Los afectos tienen
su base en los intereses y las creencias, que interactúan de manera paralela
para generar estilos vinculares con el entorno.
Los recursos se remiten a las herramientas de afrontamiento percibidas
por el sujeto en su repertorio conductual. Se relacionan con la autoeficacia, y
definen en gran medida la reacción emocional, cognitiva, fisiológica y
conductual que se suscita.
Afrontamiento y
adaptación.
El afrontamiento como concepto está relacionado directamente
con el éxito o fracaso adaptativo del sujeto al enfrentar una situación particular.
El sujeto debe determinar sus posibilidades ante la situación y actuar de
acuerdo con sus recursos y las condiciones del evento. El afrontamiento eficaz
incluye todo aquello que permita al individuo tolerar, minimizar, modificar, aceptar
o incluso ignorar la situación en cuestión.
Lazarus y Folkman definen el afrontamiento como “aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales
constantemente cambiantes, que se desarrollan para manejar las demandas específicas
externas y/o internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los
recursos del individuo”. Las conductas de afrontamiento son de dos tipos:
• Acciones conductuales directas. Atacar, evitar, escapar o subyugarse
ante la amenaza, que buscan cambiar la relación estresante que el sujeto
establece con la situación.
• Formas intrapsíquicas de afrontamiento. Mecanismos de defensa,
cognitivos y afectivos, que buscan reducir la respuesta emocional y racional,
más que cambiar la situación.
En esta doble relación en la comprensión del fenómeno del
estrés, se entiende que éste debe comprenderse como una manifestación compleja
del sujeto ante situaciones diversas con una valoración negativa. La diferencia
con la ansiedad es que mientras el estrés se refiere a la activación global del
individuo, la ansiedad se relaciona con la anticipación cognitivo afectiva de
amenaza. Lo normal es que las reacciones de ansiedad estén correlacionadas con
manifestaciones de estrés.
Extraído de
Estrés y angustia social: base real o imaginaria
Revista Poiesis
NÚMERO 4 • JUNIO 2002
Rodrigo Mazo Zea
Psicólogo especialista en terapia cognitiva
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