En este
blog nos hemos preocupado por los efectos del estrés en los docentes, pero el
problema no se limita a ellos. En esta publicación, el autor se refiere a los
alumnos de una carrera docente, y su punto de vista sobre el estrés que la
escuela le ocasiona ¿Qué estrategias usan?
En
la investigación, se solicitó a los estudiantes que mencionaran las formas como
ellos afrontan las demandas. Ante el peligro de que los acontecimientos les
rebasen y creen problemas que pudieran resultarles muy difíciles de manejar,
los docentes en formación suelen utilizar mecanismos inconscientes, a los que
en la teoría psicoanalítica se les conoce como “mecanismos de defensa”, donde
existe la posibilidad de enfrentar directamente el problema, o preferir negarlo
o evitar.
Los
estudiantes de la escuela normal sufren un importante estrés desde el comienzo
de su formación y si bien es aceptable cierto grado de tensión, no todos los
estudiantes lo resuelven de manera adecuada. En muchos de ellos, los programas,
las sesiones y las exigencias generan miedo, incompetencia, enojo, y sensación
de inutilidad y culpa. Todas estas manifestaciones pueden producir respuestas
psicológicas y físicas mórbidas. Al respecto, veamos algunos casos:
“… lo que considero muy molesto en
la normal, desde mi ingreso, fue la búsqueda de las antologías ya que se
llegaba a conflictos grupales para poder conseguir las lecturas; la falta de
acceso a ellas provoca mal humor y un clima desfavorable”.
“… nos piden tareas que son para
entregar de un día para otro. Me estresa cuando los maestros solicitan alguna
cosa de manera rápida y dicen: “cuento tres para que me traigan su libreta, si
no, ya no la reviso”, “tres retardos hacen falta””.
Ante
el estrés que generan los fuertes cambios por los que atraviesa actualmente la
formación de docentes, se identifican características en los estudiantes
sometidos a las presiones derivadas del cambio, por lo cual han hecho andar a
varios mecanismos de defensa. Está presente la represión, que consiste en
mantener fuera de la conciencia eventos o pensamientos que les resultan
dolorosos, vergonzosos o amenazantes. El segundo es la negación, donde el
estudiante se resiste a aceptar una realidad o un acontecimiento amenazante
porque se considera incapaz de afrontarlo; construye un fuerte obstáculo cuando
se pretende emprender algún proceso de cambio, ya que éste no será posible
mientras no se admita su necesidad y a la vez esto se dará hasta que sea
aceptada la situación que se niega. La racionalización está presente; consiste
en darle una explicación, justificación o excusa “racional” a algún
acontecimiento o acción que resulta inaceptable, como pudiera ser: “yo fui el
que no cumplió con todas las exigencias del maestro, en tiempo, forma y
contenido”. Se presenta el desplazamiento para reducir su ansiedad. El
estudiante cambia el objetivo de un impulso porque el blanco elegido le resulta
amenazador; descarga su enojo y frustración en sus compañeros o en objetos
personales de los maestros.
Los
estudiantes consideran que han estado en estrés, pero no tan exagerado como
otros compañeros. Se consuelan con haber pasado etapas cortas y no constantes,
como han percibido en otras experiencias. Veamos algunos ejemplos:
“… la verdad, sí he tenido estrés,
pero ha sido en poco tiempo, y no he tenido tantos problemas”.
“… yo ya tengo hasta dolores de
cabeza y me siento un poco nerviosa por las presiones de trabajo de algunos
maestros y por su forma pedante de tratarnos”.
Con
el discurso de los estudiantes, analizamos que dado que se activan gran
cantidad de recursos, suponen un desgaste importante para el organismo. Si este
es episódico no habrá problemas, pero si se repite con excesiva frecuencia,
intensidad o duración, puede producir la aparición de trastornos psicológicos.
Sus reacciones, podemos afirmar, pretenden mitigar la depresión, el estrés y la
ansiedad. Este fragmento resulta ilustrativo:
“… en mi caso, tengo que ser
sumamente pasiva y tolerante a las presiones, las cuales existen en la escuela:
elaborar las tareas, realizar algunos trabajos en equipo o cuando se trata de
organizar algunas actividades”.
Características de la personalidad
para las tensiones del estrés
El
estrés es un fenómeno de cada estudiante donde tiene mucho que ver el propio
entendimiento de las cosas, qué circunstancias vive como amenazantes y la
respuesta individual a ellas. Muchos estudiantes manejan adecuadamente las
situaciones estresantes que hay en su formación. Muchos tienen una sensación de
autoeficiencia y de logro, pero si no los manejan adecuadamente y si se sienten
superados por ellos, entonces es cuando
empiezan a sentirse mal, a tener problemas o síntomas relacionados con el
estrés. Muchos perciben los riesgos, peligros y consecuencias de alta gravedad.
Este planteamiento es visible en un testimonio:
“… a mí no me afecta el cúmulo de
exigencias que nos piden, como a otros compañeros. Pero sí me preocupa que en
algún momento me pase a mí. Veo los casos y me inquieta que me pueda pasar a mí”.
Existe
una ambigüedad del papel del estudiante como síntoma de insuficiente
preparación propia. De esta forma, se percibe que cualquier cosa que provoque
un cambio en la rutina cotidiana es estrés. Los cambios imaginarios son tan
estresantes como los cambios reales.
En
los recuerdos, experiencias y vivencias se vislumbran los estresores
considerados como hitos únicos, los cuales han cambiado las condiciones del
entorno de vida de algunos estudiantes; entre los ejemplos está la reprobación,
no acreditación, seriación truncada de materias, expulsiones temporales o
definitivas, los cuales han afectado a algunos estudiantes o algunos
integrantes de los grupos, con cambios significativos y de trascendencia vital
para ellos. El estrés cotidiano es el menos perceptible porque se da por
periodos cortos y sin consistencia; es el cúmulo de molestias, imprevistos,
alteraciones en las pequeñas rutinas cotidianas del grupo o de los estudiantes
en particular. Algunos testimonios son:
“… cuando nos dejan reportes, nos
desvelamos por hacerlo y ni siquiera lo analizamos”.
“… no queda tiempo para realizar
algunas actividades o leer un libro que realmente te llame la atención”.
“… cuando tenemos exámenes sorpresa o no
sabemos algo”.
El
estrés es diferente para cada estudiante. Lo que resulta estresante para
alguien puede no serlo para otro. Para diferenciar las dos perspectivas se
puede analizar desde la relación optimismo-pesimismo, autoestima,
perfeccionismo y grado de control. Cada estudiante percibe de un modo
particular las cosas que le suceden, incluyendo los sucesos estresantes y
reacciona ante ellos de un modo diferente. Al respecto de la autoestima y las
emociones:
Es
una herramienta importantísima para salir de las crisis personales o de los
tiempos difíciles que podamos estar atravesando. Es la clave del éxito en la
vida, porque sin confianza y sin respeto por nuestra persona, que son los dos
pilares de la autoestima, será muy difícil cambiar la realidad que tanto nos
afecta (Dresel).
Varios
estudiantes buscan sus propias estrategias para evitar las presiones
académicas. Algunos buscan los extremos opuestos, y es el estar calmados,
relajados y centrados. La asertividad juega un papel importante para
presentarse o no síntomas del estrés y se refiere a la seguridad en uno mismo;
son aquellos estudiantes con tendencia a la inseguridad, dificultad de tomar
decisiones, los cuales están más dispuestos a sufrir estrés que aquellos cuyo
índice de asertividad es normal. Los estudiantes plantean:
“… me preocupa que yo no soy muy
creativa y mis trabajos no muestran mucha creatividad; la presentación se queda
muy atrás de las de mis compañeras y amigas y lo que más me preocupa es que por
más que intento no lo puedo realizar bien”.
“… pero no siempre todo me afecta
porque trato de mantenerme siempre positiva y si algo no me salió bien, trato
de mejorarlo; y lo que me dicen no me afecta porque sé que estoy realizando lo
correcto”.
Otros
estudiantes poseen características peculiares, identificadas por sus pares o
por ellos mismos. Son los estudiantes dinámicos, activos, competentes,
eficientes, y exitosos, los cuales se manejan bajo la premura del tiempo y
metas a corto plazo. Su forma de ser les predispone a evitar los síntomas del
estrés, porque son competitivos, dinámicos, perfeccionistas, fetiches de llegar
siempre a hora, viven en virtud del tiempo, alto nivel de actividades,
dificultad para descansar. Son el ejemplo para justificar la no presencia de
estrés en la escuela normal.
Extraído
de:
EL
ESTRÉS ACADÉMICO Y SUS TENSIONES EN LA ESCUELA NORMAL;
EQUILIBRIO
ENTRE DEMANDA Y RESISTENCIA
Francisco
Nájera Ruiz
Escuela
Normal de los Reyes Acaquilpan
Teodoro
Fernández Contreras
Escuela
Normal número 3 de Nezahualcoyotl
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