El actor de teatro clásico.
El profesor español José Manuel Esteve (1987) en su obra “El malestar
docente” empleo la imagen de un actor de teatro para explicar los
primeros síntomas de la crisis internacional de los sistemas educativos que se
había gestado a finales de la década de 1970. Describiendo una
escena en penumbra, donde el actor
“…vestido con ropajes de época, recita un monólogo en versos de rima
consonante, cuando, sin previo aviso, los encargados del decorado dejan caer a
su espalda un telón de fondo con la imagen del pato Donald y sus tres sobrinos,
los encargados de la iluminación encienden tres rayos láser que cruzan el
escenario, y los responsables de la tramoya sitúan en el escenario un maniquí
vestido con una minifalda de cuero y el pelo teñido de naranja y verde. Nuestro
actor, que aún no se ha dado cuenta de los cambios, continúa recitando en
verso, y lo único que advierte es que el público se ríe de él; su primera
reacción es de desconcierto: ¿por qué se ríen? La obra de teatro es buena, él
es un gran actor, hasta ayer había obtenido siempre éxitos clamorosos, el
público debería estar en silencio sobrecogido con la intensidad del drama; pero
mira hacia el patio de butacas y lo único que ve es un barullo de comentarios
diversos y grupos de espectadores que se ríen abiertamente”.
La metáfora advierte que el cambio social ha transformado profundamente
el trabajo de los profesores, su imagen social y la valoración que la sociedad
hace de los sistemas educativos. El autor señala la necesidad de la
formación de docentes para enfrentar el cambio, y convocar al análisis del
cambio social y educativo como la primera tarea que deben asumir para
desempeñar un trabajo educativo de calidad.
En el escenario actual, los medios de comunicación, no sólo compiten por
la atención del alumno, además introducen nuevas informaciones y escenarios que
los alumnos absorben indiscriminadamente si no cuentan con la guía y la
vigilancia adecuadas. Los medios de comunicación desde el inicio del sexenio
actual han contribuido a deteriorar la imagen social de los docentes con el
beneplácito del sector empresarial, de las autoridades de gobierno y
educativas, y la contemplación de quienes deberían defender los derechos
laborales (las organizaciones sindicales).
Es la “guerra del gobierno contra los docentes”, de la que nos han
alertado diversos estudiosos de la Reforma Laboral en Educación. Es decir, han
cambiado el escenario de trabajo para los maestros. Primero, desprofesionalizando
su tarea, convirtiéndola en una “ocupación”, reduciéndolos a sujetos de
evaluación y agentes operacionalizadores de lo que promocionan como nuevo
modelo educativo. Posteriormente, volviéndolos víctimas de su propia
actuación, ya que el reglamento de condiciones de trabajo los obliga a
“abstenerse de denigrar los actos del gobierno o fomentar por cualquier medio
la desobediencia a su autoridad”. Como lo ha referido el Dr. Manuel Gil Antón:
esta reforma asume al maestro como un infante (sin voz) y ha convertido al
magisterio en infantería (que sólo debe obedecer órdenes).
Nos enfrentamos a la configuración de un escenario que actúa como caldo
de cultivo para sobredeterminar el estrés laboral docente en las instituciones
escolares, para lograr más (aprendizajes) con menos (recursos), asumiendo la
rentabilidad de una labor donde los maestros producen más, si trabajan bajo
presión y la amenaza.
Por: Fidel Quiñones Marín
Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/estres-laboral-docente-metafora-2/
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