¿En qué medida la docencia es más riesgosa para desarrollar trastornos psiquiátricos? ¿A qué causas se atribuye esto? ¿Qué factores son considerados un obstáculo en el desarrollo profesional docente? ¿Y cuáles son los facilitadores? ¿Qué factores disponemos de protección contra el burnout?
Se ha constatado que el riesgo de los docentes a desarrollar
trastornos psiquiátricos es superior que el de otras profesiones: dos veces
mayor que los oficinistas, dos y media que los profesionales de la salud, y
tres que los obreros de los servicios públicos. Abraham, en un estudio
longitudinal realizado en París, encontró estados depresivos en 35% de docentes
y en 20% de no docentes, en consecuencia considera a ésta, como una población
psíquicamente en peligro. Es alarmante el número de suicidios en docentes
franceses, el incremento de los diagnósticos de alteraciones psíquicas en
docentes en Japón, y en Italia, se constata que la población docente, en su
mayoría femenina y de edad mediana, se encuentra en riesgo por el estrés. En
una muestra internacional de docentes de Uruguay, Chile, Ecuador, México,
Argentina y Perú, el 65.4% manifestó percibir el dolor de espaldas como
principal causa de malestar, el 45.7% relató sufrir angustia, el 44.4%
presentar dificultades para concentrarse y el 9.9% consumió fármacos para
dormir.
En las décadas de los 70s y 80s del pasado siglo, el interés
investigativo se centró en los estresores propios del ejercicio del magisterio
y posteriormente éstos se convirtieron en antecedentes del burnout. En la
literatura aparecen alternativas de sistematizar las condiciones de trabajo que
pueden ser potencialmente estresantes para esta labor, su exhaustividad es
relativa por la amplia variedad de las mismas. Al igual que en otras
profesiones de servicio, en los docentes, a las exigencias mentales y físicas,
se le añaden las emocionales y relacionales, con la inherente mediación del
contexto histórico y cultural.
Blase, en 1982, mencionó la incidencia combinada en docentes
de factores primarios (recursos materiales, condiciones de trabajo y la
violencia en las escuelas) y secundarios o contextuales (contradicciones y
transformación del papel del maestro y de los agentes tradicionales de la
integración social, los cambios en la actitud de la sociedad respecto a los
docentes, la incertidumbre frente a los objetivos del sistema educativo y el
deterioro de la imagen del profesorado).
Jarvis identificó tres áreas: los factores intrínsecos a la
enseñanza (sobrecarga de funciones y la disciplina de los estudiantes); los
factores cognoscitivos, que afectan la vulnerabilidad individual (eficiencia
personal) y los factores sistémicos, que operan en el nivel institucional y
político (clima organizacional y la ayuda entre colegas).
Más recientemente, se habla de obstáculos y facilitadores de
la labor del docente. Los obstáculos son factores del ambiente laboral, que
restringen el desempeño: sobrecarga mental y emocional, provocada por las
demandas cognitivas, la indisciplina de los estudiantes y las exigencias de
implicación emocional en relaciones interpersonales con los alumnos, familiares
y colegas, las cuales pueden ser fuentes de conflictos; los facilitadores son
condiciones organizacionales que contribuyen a disminuir los obstáculos: la
autonomía y el apoyo social que reciben de sus colegas. En Cataluña, Martorell
revela cuatro grupos de estresores laborales de un colectivo docente: el
entorno físico de trabajo, la biosomática o ambiente ergonómico, la dimensión institucional,
administrativa y organizativa, y la dimensión de la propia tarea.
La enseñanza es una actividad intelectual que compromete los
procesos cognitivos. Salanova identifica en esta actividad altos niveles de
concentración, precisión y atención diversificada, que supone estar pendientes
de muchas cosas a la vez y recordarlas. Conjuntamente, el desarrollo cultural y
tecnológico le impone exigencias crecientes, a un ritmo que no necesariamente
se corresponde con la preparación profesional y los recursos intelectuales que
poseen los docentes.
No obstante, la tarea docente trasciende la labor
instructiva. Al docente le corresponde el afrontamiento de múltiples realidades
complejas: la motivación del alumnado, los vínculos interpersonales con cada
estudiante y su familia, la disciplina en la clase, los problemas de los
estudiantes en medios familiares disfuncionales; los conflictos escolares, las
situaciones de violencia en las escuelas y los conflictos de autoridad, el
incremento del alumnado en el aula sin una infraestructura apropiada en
condiciones de hacinamiento, el clima organizacional tenso producto de un
proceso de irradiación de la tensión del equipo de dirección hacia los
subordinados y viceversa y la configuración estructural burocrática de la
escuela, que condiciona problemas de gestión y falta de apoyo. Es comprensible
que los conflictos, la sobrecarga y la ambigüedad de roles, sean reconocidos
como los estresores más frecuentes en esta labor, en especial la falta de
tiempo por exceso de trabajo, aunque actúan sinérgicamente con otros.
En un estudio en docentes de Guanajuato, se ubica como causa
de estrés el ambiente físico y ergonómico en las aulas. En tal sentido, los
profesores están expuestos a un nivel de ruido muy superior al que requieren
para sus tareas, donde al de los estudiantes se suma el del exterior. El
espacio disponible y la conservación de los edificios, la calidad constructiva
y el ambiente cromático, se han identificado también como estresores. En un
estudio de 1460 docentes chinos, el Departamento de Salud Pública precisa como
causa de estrés el ambiente físico de trabajo y la sobrecarga de roles. Suelen
incluirse otros aspectos relacionados con la conformación del ambiente
ergonómico como: la calidad del mobiliario del docente, su disposición
espacial, hacinamiento, calidad de las luminarias, su distribución, y la
ausencia de confort climático.
En 885 docentes de 53 centros escolares venezolanos, de los
niveles de enseñanza básica y nivel medio, se encuentra que los factores
laborales que provocan mayor estrés son: el volumen de trabajo, los factores
relacionados con los alumnos, el salario inadecuado y el déficit de recursos
materiales y escasez de equipos y facilidades para el trabajo. Con otro método,
en 295 docentes de aula, del área metropolitana de Caracas, se reporta altos
niveles de estrés por diversos factores, entre los que se destaca el
reconocimiento por el salario y beneficios, y la inseguridad en el entorno de
la escuela.
El estudio del estrés laboral carece de una tipología única
y la metodología utilizada para su evaluación no es homogénea. En los docentes
no es una excepción, esto limita comparar los resultados, aunque pueden
identificarse algunas regularidades, sin embargo, resulta singular que en esta
ocupación también se explican fenómenos disfuncionales relacionados con el
estrés y no reconocidos como burnout.
Blase enuncia un ciclo degenerativo de la eficacia docente,
proceso en el cual por el resultado de la acción combinada de factores
primarios y secundarios aparece una discrepancia entre el esfuerzo realizado y
los logros obtenidos, lo que condiciona una actuación ineficaz con los
estudiantes, disminuye la satisfacción, la implicación personal en el trabajo y
la motivación, reforzando la ineficacia y retroalimentando el ciclo.
Actualmente la autoeficacia emerge como un protector del burnout para este
sector.
Polaino explica la génesis de la conducta ansiosa de los
profesores, causa de la disminución de la egoimplicación en la tarea, por la
acción de los factores del contexto social sobre los específicos del ejercicio
de la docencia, y para Esteve, la relación entre el alumno y el profesor es el
núcleo del llamado malestar docente, resultado de insuficientes recursos
pedagógicos para afrontar los factores primarios y secundarios en el ejercicio
del magisterio. Asimismo plantea que cuando los resultados no satisfacen las
expectativas, el docente comienza a agotarse, a disminuir su implicación,
motivación y esfuerzos. Identificó además, el burnout con el agotamiento,
resultante del malestar docente que acaba “quemando a los docentes”. La causa,
se la atribuye a la falta de tiempo para atender a las múltiples
responsabilidades que se acumulan, aunque reconoce las diferencias individuales
en este proceso por el mecanismo de egoimplicación - inhibición que desarrollan
los docentes. Sobre esta base existen estrategias de intervención.
Coincidentemente, el conflicto entre las expectativas del docente y la realidad
se ha identificado como la razón principal para el estrés laboral y el burnout.
Para Fariñas uno de los mecanismos responsables del burnout
en los maestros es el llamado didactismo: simplificación por parte de los
docentes de las soluciones a los problemas complejos de la educación actual con
actitudes rígidas, que devienen en hábitos y rituales profesionales. El
didactismo es un fenómeno condicionado histórica y culturalmente ante las
demandas compulsivas de la escuela, la solución para disminuir la ansiedad que
esto genera son las conductas simples y estereotipadas, pero los enajena de la
esencia de su actividad y limita, incluso deforma, el proceso de autoeducación
del propio docente.
Extraído de:
“Estrés laboral y síndrome de burnout en docentes cubanos de
enseñanza primaria”
Tesis presentada en opción al Grado Científico de
Doctor en Ciencias de la Salud
Autora: M. Sc. Arlene Oramas Viera
Tutor: Dr. C. Nino del Castillo Martín
Asesor: Dr. C. Jesús Eladio Sánchez García
La Habana, Cuba 2013
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